“Un editor tenía dos autores y uno de ellos, el que menos libros vendía, le dijo un día: ‘Editor, quiero conocer más mundo y que el mundo entero conozca mis escritos, no hagamos debate de esto, dame pues la parte de los derechos de autor que me corresponde por dos libros de cuentos’. Y el editor, con dolorido sentir, comprendió lo justo de sus deseos. Fue así que aquel autor se marchó a un sello editorial bien afamado donde invirtió sus talentos, acrecentó renombre, mereció entrevistas y obtuvo premios, alcanzando condición y prestigio. Cuando hubo gozado de todo ello, le sobrevino nostalgia por aquellos primeros tiempos y libros en que todo era promesa de futuro y sintió deseos de liberarse, aunque fuera por un día, de las pompas con que la púrpura atosiga a sus hijos.”
“Y, entrando en sí mismo, se dijo: ‘¡Cuántos nuevos narradores de mi viejo editor tienen horizontes en abundancia, mientras yo aquí me muevo apacentando tesinas, famas, interrogatorios, congresos y presentaciones predecibles. Me levantaré, iré donde mi viejo editor y le diré: ‘Pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado autor tuyo, trátame como a uno de tus rechazados’. Y levantándose, partió en busca de su antiguo editor. Estando todavía lejos, le vio el editor y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le firmó un nuevo contrato, por cinco años y sin incluir sus derechos digitales. Contento, dijo a sus colaboradores: ‘Traed aprisa al mejor diseñador gráfico y maquetad de nuevo sus libros, ponedle una cubierta a color y demos un gran recibimiento a este retorno impredecible. Desprogramemos el presunto best seller, y celebremos una fiesta, porque este autor mío estaba lejos y ha vuelto; estaba ajeno y ha sido hallado’. Y comenzaron la fiesta.”
“El otro escritor, el que más vendía, estaba en la Feria del Libro de Guadalajara y, al volver, cuando se acercó a casa, oyó la música y las danzas; y, llamando a la Jefa de Prensa, le preguntó qué era todo aquello. Ella le dijo: ‘Ha vuelto el otro autor y vuestro editor ha encargado un marketing completo, porque lo ha recobrado sano’. El escritor que más vendía (aunque tampoco era para tanto) se irritó y no quería entrar. Salió el editor y le suplicaba. Pero él replicó: ‘Hace años que publico contigo y jamás me has hecho una promoción como es debido, ¡Y ahora que ha venido ese escritor, quien en su día se marchó hacia editoriales con más glamour y ventas, has encargado un marketing completo para él!’. Y el editor le dijo: ‘Hijo, tu siempre estarás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse porque este hermano tuyo estaba en extravío y ha vuelto; estaba perdido y ha sido hallado’. ‘Me voy con otro –respondió ofendido el escritor que más vendía aunque no era para tanto–, a una editorial independiente si hace falta. Con tus devoluciones te lo comas’. Y dirigió sus pasos hacia la lista de libros más vendidos, donde fue tragado y digerido y comprado y hasta leído, gozoso y bienvenido, el autor pródigo entró en el vientre del Caballo de Troya y fue lo nunca visto y lo nunca oído y por una vez Casandra amó el presagio y se llenó de júbilo”.
Ilustración: Virgo Paraíso
Diseño Gráfico: Andrés Gustavo Fernández