Por Sergio Rocchieti
En la Introducción del narcisismo, 1914, Freud escribe acerca de ciertas mujeres:
"Su necesidad no se sacia amando, sino siendo amadas, y se prendan del hombre que les colma esa necesidad. La importancia de este tipo de mujer para la vida amorosa de los seres humanos ha de tasarse en mucho. Tales mujeres poseen el máximo atractivo, y no sólo por razones estéticas (pues suelen ser las más hermosas); también a consecuencia de interesantes constelaciones psicológicas. En efecto, con particular nitidez se evidencia que el narcisismo de una persona despliega gran atracción sobre otras que han desistido de la dimensión plena de su narcisismo propio y andan en requerimiento del amor de objeto; el atractivo del niño reside en buena parte en su narcisismo, en su complacencia consigo mismo y en su inaccesibilidad, lo mismo que el de ciertos animales que no parecen hacer caso de nosotros, como los gatos y algunos grandes carniceros; y aún el criminal célebre y el humorista subyugan nuestro interés, en la figuración literaria, por la congruencia narcisista con que saben alejar de sí todo cuanto pueda empequeñecer su yo".Vamos a dejar la interesante serie que se podría establecer entre ciertas mujeres, los niños, los gatos, los grandes carniceros, los criminales célebres y los humoristas, para detenernos en los gatos, en especial la gata que parece haber inspirado a Freud su inclusión en este texto.
En el libro Aprendiendo con Freud, de Lou Andreas-Salomé, un pequeño diario de notas que ella escribió de su estancia en Viena, encontramos lo siguiente:
"La tarde del domingo (2 de febrero de 1913), hasta el anochecer, en casa de Freud. Esta vez con una conversación mucho más personal, en que me ha hablado de su vida... Lo que personalmente más me ha encantado ha sido la historia de la 'gata narcisista'. Cuando todavía tenía Freud su despacho en la planta baja, se introdujo a través de la ventana abierta y despertó en él, que no poseía un especial amor por los perros, gatos u otros animales, enconados sentimientos, especialmente al descender del sofá, donde se había acomodado, y ponerse a examinar las antigüedades que provisionalmente habían quedado en el suelo; no se atrevió a ahuyentarla por no provocar en ella movimientos bruscos entre tesoros tan estimados. Pero al proseguir la gata su satisfactoria y ronroneante excursión arqueológica, sin causar el más mínimo daño gracias a sus ágiles modos, se reblandeció su corazón hasta el punto de hacerle traer leche. A pesar del amor y de la admiración crecientes de que él daba muestras, no pareció apercibirse de ello, limitándose a clavar en él las más frías y oblicuas pupilas de sus verdes ojos como sobre un objeto cualquiera, y si quería obtener de ella algo más que su ronroneo egoísta y narcisista, debía bajar el pie que tenía cómodamente apoyado sobre el diván y atraer su atención mediante los más mágicos y ocurrentes movimientos de la punta de su bota. Estas desiguales relaciones duraban ya mucho tiempo sin haberse modificado lo más mínimo, cuando un día descubrió a la gata enfebrecida y jadeante sobre el sofá; y aunque recibió los mayores cuidados arropándola y demás, sucumbió a una neumonía, sin dejar tras de sí más que el símbolo, plácido y juguetón, del más auténtico egoísmo".Como estamos en un bazar el regateo es ley y no vamos a abundar en interpretaciones, es más las reduciremos al mínimo, sólo queremos destacar que es una historia contada por Freud, lo cual nos hace inferir que el título de "gata narcisista" fue otorgado por el mismo Freud, elegimos conservarlo para este Bazar uno. Otra indicación es que Freud estaba frente a Lou Andreas-Salomé, una mujer de extraordinaria belleza e inteligencia, que había viajado a Viena en el año 1912 para estudiar psicoanálisis con su creador y el grupo (¡¿de fascinerosos?!, era ¡1912!) que lo acompañaba. Esta mujer había enamorado a Nietzsche y a Rilke, y posteriormente escribirá numerosas contribuciones a la teoría psicoanalítica, algunas especialmente en el terreno del narcisismo.
Dos preguntas con algunas pistas: ¿Qué hizo la gata para seducir a Freud? La respuesta puede surgir de una atenta lectura del diario citado anteriormente o relacionando ese fragmento de relato con alguna foto del gabinete de trabajo de Freud.
Segunda pregunta, ésta es un poco más teórica y atrevida en su posible respuesta, ¿Por qué murió la gata? Aunque también Lou nos da alguna indicación, especialmente en el párrafo final, la clave que consideramos está en la parte dos del texto de Freud, Introducción del narcisismo en los versos de H. Heine.
“Enfermo estaba; y ese fue
de la creación el motivo:
creando convalecí
y en ese esfuerzo sané”
Diagramación & DG: Andrés Gustavo Fernández