INTRODUCCION
Hace ya unos años asistí a una paciente que me hizo pensar en el concepto
de Espacio Mental. En concreto lo que observé como núcleo principal en esta
joven con sintomatología fóbica e intensas ansiedades de separación: fue una
disociación del Espacio mental. Había dividido su mundo interno en un espacio
al que llamé de exclusividad y otro de lo excluido.
En el primero la relación con el Objeto es ideal, no hay separación o sólo
hasta cierto punto.
En dicho Espacio todo es perfecto, ya que
el Objeto es sentido como omnipotente y el Tiempo está parado o es eterno.
Mientras que en el segundo imperan las ansiedades persecutorias, ya que lo
forman todos aquellos sentimientos y relaciones excluidas para poder mantener
la relación fusional o de dependencia; es decir, los celos, la envidia, el
pensamiento, el Tercero… Es el mundo del Tercero desinvestido, que se puebla de
ansiedades sumamente persecutorias.
En dicho Espacio el Tiempo es también
persecutorio. El éxito del tratamiento así como aquellos aspectos que quedaron
incomprendidos despertaron mi interés por profundizar en este Concepto.
Posteriormente, al analizar el material onírico de la paciente advertí que el
Tiempo -mental- hasta entonces tratado de forma implícita, ocupaba un papel destacado.
Así fue como empecé a pensar en el Espacio y Tiempo mentales como Dos
Dimensiones inseparables, igual que en la Teoría física de la
Relatividad.
En Experiencias clínicas posteriores pude
comprobar que siempre resulta importante analizar la clínica desde esta
perspectiva. Toda relación, por definición, sea física o psíquica, interna y/o
externa, se da en el Espacio-Tiempo. En la Bibliografía psicoanalítica, al
menos hasta hace poco, se ha tendido a explicar la psicopatología y el aparato
mental en términos primordialmente espaciales.
Sin embargo la dimensión temporal ya
desde Freud, ha
impregnado toda la Teoría -Fijación, Regresión, Compulsión a la repetición, Fases, après-coup, Timing, etc- así como la Técnica -construcción del setting: duración de las Sesiones, frecuencia,
limitación o no del Tiempo de Tratamiento, interrupciones por vacaciones; y las
vicisitudes correspondientes: retrasos, confusiones de hora o día, etc.
Probablemente por la propia dificultad de
aprehensión del concepto temporal ha sido difícil de teorizar. También creo que
puede haber influido la tendencia que tenemos, al menos en el mundo occidental,
a parcializar y clasificar los Objetos de Conocimiento. No obstante en los
últimos veinte años la Literatura psicoanalítica en relación a la temporalidad
ha experimentado un aumento considerable.
ESPACIO-TIEMPO FÍSICO Y MENTAL
El Siglo XX, dentro del Campo de la Física, fue una época de
cambio de concepción del mundo y del Universo extraordinaria. La Teoría de la Relatividad de Einstein y el descubrimiento de la Física Cuántica provocaron
una conmoción que se extendió también a otras Disciplinas, como la Filosofía y
la Psicología. Dentro del Psicoanálisis se está llevando a cabo una
intensa revisión del setting, sobre todo referida a la pretendida neutralidad
del Analista, que creo se deriva en parte de los descubrimientos de la Física Cuántica.
El hecho de haber podido comprobar que inevitablemente, sólo por observar ya estamos provocando cambios en las relaciones entre las partículas subatómicas, ha sido, como diría Bion, un cambio catastrófico. También el cambio de Concepción respecto al Espacio y el Tiempo, que en la Física newtoniana eran conceptos absolutos y que a partir de Einstein pasan a ser relativos, ha sido determinante.
El hecho de haber podido comprobar que inevitablemente, sólo por observar ya estamos provocando cambios en las relaciones entre las partículas subatómicas, ha sido, como diría Bion, un cambio catastrófico. También el cambio de Concepción respecto al Espacio y el Tiempo, que en la Física newtoniana eran conceptos absolutos y que a partir de Einstein pasan a ser relativos, ha sido determinante.
Que Espacio y Tiempo sean absolutos quiere
decir que diferentes Observadores en situaciones distintas, medirán siempre
igual Espacio e igual Tiempo de un mismo hecho. Un ejemplo hipotético puede
ilustrar dicha Relativida:
El Señor A sube a un avión A con un reloj perfecto y el Señor B sube a un avión B con otro reloj perfecto; ambos vehículos salen desde el mismo Punto y al mismo instante, pero en direcciones opuestas, el A hacia el Este y el B hacia el Oeste, y a la misma velocidad. El Señor A llegará antes al Punto de Partida ya que habrá estado volando siguiendo el mismo sentido que el de la Rotación terrestre.
A Nivel mental todo esto ya lo sabíamos; resulta evidente que no tenemos la
misma sensación de la duración de una conferencia, por ejemplo, si nos está
interesando o divirtiendo que si nos aburre. Sin embargo se trata de un
fenómeno algo más complejo ya que el Espacio-Tiempo es distinto según el tipo
de Relación de Objeto que mantengamos; y no sólo eso, el Espacio-Tiempo físico y el psíquico se influyen
mutuamente.
Con el ejemplo de la conferencia
interesante o aburrida queda claro cómo un mismo hecho físico puede ser vivido
respecto al Espacio-Tiempo de diferente manera, pero también la
Concepción espacio-temporal y el tipo de Relación de Objeto predominante en una
Cultura, por ejemplo, condicionan las relaciones físicas. En la Sociedad
Occidental predomina una Concepción del Tiempo lineal.
Esto, entre otras causas como la Economía,
evidentemente, provoca en general una sensación de prisa, de que el Tiempo se
acaba y desemboca en un determinismo reduccionista y al fin, bastante
destructivo. De hecho hay Técnicas psicofísicas como el bio-feedback que
están teniendo éxito en la prevención de ciertas cardiopatías derivadas del
estrés, a base de intentar cambiar este tipo de mentalidad [Dossey, L., 1982].
ESPACIO-TIEMPO
MENTAL: DOS DIMENSIONES
En cuanto al Tiempo mental, como ya he comentado
al principio, aunque la Bibliografía en los últimos años ha aumentado
considerablemente, no he encontrado una definición clara y satisfactoria, a mi
entender, de dicho concepto. Como explica J.L. López-Peñalver en
su Introducción a un Monográfico sobre la Temporalidad, no existe una
conceptualización de dicho término en la Obra de Freud. Sin
embargo, desde sus Orígenes está inmersa en ella. Desde sus primeras Obras
asume una teorización de la Memoria que se aleja de una cronología puramente
lineal.
En la primera Teoría del Trauma, como
núcleo patógeno, ya se observa una direccionalidad compleja de la Temporalidad.
En el Proyecto de Psicología introduce la concepción del après-coup,
básica para entender no sólo la Temporalidad en la Obra de Freud, sino
también la Cura psicoanalítica. Es así como el Análisis o la Terapia
psicoanalítica por après-coup resignifican la Historia del
paciente. Con el abandono de su neurosis, pasa al primer plano el Fantasma.
Aparecen los Recuerdos encubridores y el deseo inconsciente pasa a ser el motor
del Funcionamiento psíquico y por tanto de la Memoria.
Será en la Interpretación de los Sueños cuando Freud describa el Funcionamiento del Inconsciente e
introduzca la atemporalidad de los deseos inconscientes. Otro Punto primordial
para entender la crucial importancia del aquí y ahora en la Terapéutica
psicoanalítica. Finalmente con el Segundo tópico, Freud pasa de hablar
únicamente de una repetición del Pasado infantil en el Presente basada en el
Principio de Placer, a contraponerla con una repetición compulsiva basada en la
Pulsión de Muerte.
La Primera, dominada por la libido, tendería a unir Unidades cada vez más
Complejas. El Presente recuperaría el Pasado transformándolo; de manera que
hablaríamos de una reconstrucción permanente de la Historia.
La Segunda, dominada por la Pulsión de Muerte, se basaría en la repetición
de lo idéntico, de lo irrepresentable; repetición traumática que, como nos
recuerda López-Peñalver, ha sido descrita por algunos Autores en relación
a la Temporalidad como un tiempo congelado, paradójico, petrificado —tiempo
estallado o fragmentado—. Traumas inelaborables, en los que la repetición ocupa
el lugar de la Rememoración y de la Transformación.
Es muy importante distinguir Tiempo físico y Tiempo psíquico. Pero no sólo
esto, también habría que diferenciar dentro del Tiempo psíquico dos conceptos:
Tiempo subjetivo y Tiempo mental. El Tiempo subjetivo sería la vivencia
respecto al Tiempo físico, mientras que el Tiempo mental sería un concepto
mucho más amplio y abstracto, que en realidad incluye al primero.
Un ejemplo puede ayudar a entender mejor este Punto: si una conferencia de
una hora nos ha parecido más larga, la vivencia subjetiva de la duración
corresponderá al Tiempo subjetivo.
Pero lo que intento explicar es que realmente a Nivel mental, para ese
Sujeto, la duración de la conferencia ha sido más larga. A esto me refiero
cuando hablo de Tiempo mental. Con el Espacio ocurre algo parecido: El tamaño
de una habitación puede ser captado subjetivamente más ajustado o menos a la
realidad física dependiendo del tipo de vivencia que tengamos en ese momento.
Por ejemplo, algo muy típico en nuestra profesión es la vivencia subjetiva de
las dimensiones físicas del despacho y de la sala de espera.
Si, por ejemplo, un paciente viene un día muy ambivalente respecto a su
deseo de continuar en Terapia, puede sentir que la sala de espera le resulta
agobiante debido a una ansiedad claustrofóbica, y entonces verla más pequeña o
con menor volumen y por tanto menor capacidad para albergar el aire suficiente
para respirar bien, por eso necesita abrir la puerta. Este ejemplo muestra el
Espacio subjetivo, pero es la realidad interna la que está
verdaderamente desarrollándose en ese momento en un Espacio muy reducido.
Entiendo por Tiempo mental la dimensión del cambio psíquico. Esto quiere
decir que el Cambio sólo es posible dentro del Tiempo; no hay Cambio si no pasa
el Tiempo, y esto es cierto tanto para las Relaciones físicas como para las
psíquicas. El Tiempo psíquico es pues, el transcurrir de la Dialéctica dentro y
entre los distintos Tipos de Relación de Objeto. El Espacio-Tiempo mental sería el marco del Elemento psicoanalítico Ps<>Pd introducido por Bion.
El tiempo mental cobra importancia en la clínica, sobre todo, en los
momentos de cambio de tipo de relación de objeto.
John Weeler, físico americano, define el Tiempo físico como aquello que impide que
todo pase a la vez. Creo que esta definición puede ayudar a entender mejor
algunas de las vicisitudes por la falta de Tiempo mental. Por ejemplo, podemos
observar con cierta frecuencia en la clínica actual la vivencia angustiante de
algunos pacientes expresada, explícita o implícitamente, como que todo se les
echa encima.
Muchas veces se interpreta, sobre todo desde determinados Modelos Teóricos
—se acabe diciendo o no— que lo que le pasa al paciente es debido a vivencias
persecutorias por un supuesto ataque previo al Objeto. Según mi punto de
vista es preferible interpretarlo como la falta de un Espacio-Tiempo mental que
permita el Pensamiento. Se puede observar, por ejemplo, en pacientes que
siempre van con prisas y que sufren mucho por el paso del Tiempo
cronológico.
En este caso el paciente confunde la falta de Tiempo mental y de un Espacio
de reflexión con la prisa por un Tiempo físico que se le escapa. Es así como
acaba sintiendo, al no poder pensar y actuar en consecuencia, que no es
protagonista de su vida y que no la gobierna, sino que son los acontecimientos
los que se le echan encima. Este Espacio-Tiempo mental que permitiría el
Pensamiento, se desarrolla, principalmente, a través de la relación con los
Objetos primordiales, como explicaré más adelante.
ANSIEDADES BASICAS EN EL ESPACIO-TIEMPO
MENTAL
Debido al predominio en la Literatura psicoanalítica del Pensamiento basado en
conceptos espaciales, suelen interpretarse tanto la ansiedad claustrofóbica
como la agorafóbica únicamente en estos términos: en el Primer Caso el paciente
teme los Espacios cerrados como representación de un Espacio mental de Fusión
con el Objeto, que implica que el Sujeto quedará atrapado dentro de aquél,
destacando el tipo de Espacio mental como causa del malestar. En el Segundo
Caso se interpreta el temor a los Espacios abiertos como representación del Espacio
de pérdida del Objeto.
No obstante, sólo con considerar el Tiempo
físico, resulta evidente la importancia del factor temporal. Por ejemplo: si
consideramos un paciente dominado por cualquiera de ambas ansiedades y le
pedimos que se exponga durante un minuto a la situación aversiva, resulta
evidente que estará más dispuesto a aceptarlo que si el Tiempo de exposición es
de dos horas; probablemente si no especificamos ese Tiempo, la disposición será
aún menor.
El ejemplo anterior nos ilustra acerca de
la íntima e indisociable relación entre el Espacio-Tiempo externo e interno.
Así como no se puede entender ni concebir la realidad externa sin la realidad
interna y viceversa, lo mismo ocurre con el Espacio-Tiempo externo e
interno.
Si consideramos que los estados de Fusión con el Objeto, de cierta falta de
diferenciación, como, por ejemplo, durante la relación sexual así como los
estados de separación son propios del funcionamiento mental normal, entonces a
mi entender, es el Factor temporal el que determina si la ansiedad será
traumática o no.
Lo realmente angustiante no es sentirse
atrapado en un Espacio de relación oprimente, ni tener miedo a lo desconocido
en un Espacio de relación demasiado abierto, sino que lo verdaderamente
traumático es sentir que ya nunca podremos separarnos o que nunca más
recuperaremos la Relación con el Objeto. En la Agorafobia se
podría decir que es la vivencia de un Tiempo que se expande, lo que crea la
ilusión de un Espacio sin límites.
En la Claustrofobia es la vivencia de un
Tiempo detenido, lo que crea la ilusión de un Espacio oprimente. Desde mi punto
de vista estas son las dos ansiedades básicas para la creación del
Espacio-Tiempo mental.
TIEMPO
RECOBRADO
Por Tiempo recobrado quiero dar a entender, no la recuperación del Tiempo
perdido a través de su negación, o el esfuerzo titánico por mantener vivo el
Pasado, sino la posibilidad de adquirir una noción de Tiempo más bien
integrada.
Para ello es necesaria la elaboración del duelo de la omnipotencia. Es importante no
confundir la concepción y vivencia de un Tiempo lineal con lo que entiendo por
tiempo recobrado, que es una Temporalidad integradora.
El Tiempo lineal es el que impera en la Cultura Occidental, gobernada por
la prisa, el consumismo, la idealización de la juventud, el odio y
desesperación por el proceso natural de envejecimiento, etc.
En el Tiempo recobrado no hay una idea fija de salud mental, entendida como
libre de compulsiones repetitivas, resentimientos, reproches y autorreproches,
ansiedades catastróficas, revivencias de traumas, etc., sino como la
posibilidad de revivir todo esto, pero a través de un proceso multidireccional
en el que a cambio se conserva la esperanza y la ilusión de acceder a un
Espacio-Tiempo de creatividad. Creo que dicha Función es más amplia y compleja
que el Espacio Tetradimensional que propone Grinberg.
No se trata únicamente de la identificación con la Función
auto-observadora, sino que también incluye el atrevimiento y la capacidad de
perderse dentro de los distintos Espacio-Tiempos mentales con la esperanza de
contactar la cuestión seleccionada con ternura y con la firmeza para volver a
salir.
El Tiempo recobrado no es un Espacio al que se pueda acceder siempre que se
desee, no es una Posición, no es una Fase; es más bien un baile, una aventura,
un no deseo y no memoria, un salto al Vacío con la
esperanza de encontrar aquello que nos rescate y rescate también al
paciente.
Funcionar con un Tiempo recobrado quiere decir aceptar la posibilidad de no
entender, de no saber qué decir, de no poder acceder al hecho seleccionado,
pero con la esperanza de hacerlo en algún momento, si no es durante la Sesión
quizás en la siguiente, o mantener dicha esperanza depositada en el mismo
paciente, fuera de la Sesión, a partir de alguna cosa que le hayamos
aportado.
El siguiente ejemplo puede ilustrar este concepto:
—Una mujer joven consulta por haber sufrido diversas crisis de angustia
después de haber intentado estudiar la carrera de Derecho. Existía una gran
presión familiar debido a que el padre, catedrático de dicha Disciplina, tenía
estos estudios sumamente idealizados. En la descripción que hacía la paciente
de su padre éste aparecía como un personaje despótico, controlador y sumamente
obsesivo.
La madre, también Abogada, parecía, según la paciente, vivir la vida a la
sombra de su marido. Aunque la paciente pudo, a través de la Terapia, iniciar
unos estudios alternativos que le interesaban más, cuando llegaron los primeros
exámenes sufrió un bloqueo que le impidió estudiar y una gran desesperación con
ideas autolíticas.
El bloqueo que aparece en esta viñeta clínica podría explicarse desde
algunos Modelos teóricos como la consecuencia de la fantasía inconsciente de
deseo de triunfo sobre el padre, ya que aprobar significaría triunfar sobre él,
luego temer su venganza. Desde mi punto de vista creo que la paciente no
aceptaba la posibilidad de suspender.
¿Qué es lo que me hizo pensar en ello?:
Primero me di cuenta que la paciente estaba muy desesperada -sin espera en el
Presente-; todo su discurso estaba lleno de términos tajantes y se notaba que
había perdido la esperanza -desesperanzada, sin Futuro-.
Contra-transferencialmente me fui
sintiendo cada vez más atrapado en este Espacio-Tiempo de relación. Mi
propia vivencia era la de no poder salir adelante, pero al poder observarlo
pensé que seguramente esto era lo que ella estaba sintiendo respecto a los
exámenes.
Yo había entrado en el Espacio
transicional de la relación terapéutica que en aquel momento era Bidimensional sin
perder la esperanza de poder salir y pude observar el tipo de relación que
estábamos manteniendo, donde yo también sentía una angustia similar a la de la
paciente. Pero el haber podido acercarme con ternura y Escucha permitió a la
paciente poner límites a su propia angustia; ahora ya sentía que podía
esperar.
Al poder esperar ya no estaba desesperada.
Me pareció que lo que la paciente no podía aceptar era la posibilidad de
suspender ya que sin la Función del Tiempo recobrado no tenía la esperanza de
que si suspendía no fuera catastrófico. Creo que toda acción involuntaria, es
decir, que está fuera del control consciente, o que toda situación cuyo
Resultado no depende sólo de uno mismo, precisan para su adecuada ejecución de
un Espacio-Tiempo mental que permita al Sujeto reconocerse con éxito o sin
él.
Considero que hay problemas de impotencia
en el hombre, por ejemplo, que se podrían entender mejor desde esta
perspectiva; nadie puede forzarse a tener una erección siempre que quiera. Si
el hombre no contempla la posibilidad de no tener una erección en un momento en
que está a punto de tener relaciones sexuales, el Espacio-Tiempo se disocia, de
manera que en el Espacio de lo exclusivo todo es positivo, el Sujeto sabe que
aprobará el examen, o que tendrá una erección siempre que lo desee, que se
dormirá siempre que quiera, etc.
Pero de esta manera en el Espacio-Tiempo
de lo excluido queda todo lo que el Sujeto no quiere, o no puede reconocer.
Esta configuración del Espacio-Tiempo mental entra en contradicción con la
realidad externa y además resulta sumamente persecutoria, ya que la posibilidad
de suspender el examen, de no tener erección, de no dormirse, etc. es vivida
como el pánico y el riesgo de no existir.
Quizás la siguiente escena inquietante,
esta vez hipotética, ayude a pensar y aliente la discusión sobre el Tema:
—Una madre está con su bebé. Este empieza
a llorar. La madre se pregunta si tendrá hambre, prueba y ve que no. Piensa que
igual está angustiado y abraza al niño. Pero el niño sigue llorando y la madre
siente que no sabe qué más puede hacer. Tal vez piense entonces que es normal
que un bebé de esta edad necesite llorar y no se alarme, permaneciendo junto a
él.
Finalmente el bebé deja de llorar.
—Otra madre que está con su bebé que también empieza a llorar intenta averiguar
si tiene hambre. El niño sigue llorando y ella intenta ahora abrazarlo con
cierta angustia. El bebé sigue llorando, cada vez con mayor desesperación. La
madre se siente cada vez más irritada y se enfada con su bebé y lo zarandea con
rabia.
Finalmente la madre da un portazo dejando
al bebé llorando solo.
En esta situación podríamos hablar de la
falta de contención de la madre, de su baja tolerancia a la frustración, de que
el bebé se ha convertido en un Objeto malo en su mente porque la hace sentir
mala madre. También, desde el modelo del apego, diríamos que si este modelo
relacional se repite con frecuencia, el bebé internalizará o aprenderá un
patrón de regulación mutua inadecuado.
Pero hay un hecho que es vital explicar:
¿Por qué durante los primeros minutos la madre es suficientemente buena y
después ya no? Creo que la clave está en la pérdida de la esperanza por parte
de la madre de poder tranquilizar a su bebé. Si el Espacio-Tiempo mental de la
madre es tridimensional y funciona con un Tiempo recobrado,
podrá aceptar ser cuestionada, ya que el Tercero en dicha Dimensión no es
necesariamente malo.
En ambos ejemplos el Tercero sería aquello
que no sabe de lo que le pasa a su bebé. Por lo tanto se dará un tiempo para
pensar, podrá practicar el ensayo-error y pedir ayuda en caso necesario.
En la Segunda situación nos encontramos
una madre que se relaciona inicialmente en un Espacio-Tiempo mental tridimensional, que
le permite acercarse a su bebé cuando llora. Hace un intento adecuado de
reestablecer la buena relación con el bebé a través de la Fusión, en este caso
abrazándolo; no obstante, ante la persistencia del malestar del pequeño, se
queda atrapada en el Espacio-Tiempo bidimensional donde el Tiempo está parado y
por lo tanto siempre será una mala madre y el malestar será eterno, por esto se
separa de manera brutal. Si la madre pudiera desarrollar una Función de Tiempo
recobrado, entraría en un Espacio-Tiempo mental de relación fusional
conservando la esperanza de poder salir tanto ella como su bebé.
ESPACIO-TIEMPO
MENTAL Y APEGO
El Espacio-Tiempo mental se va creando a través de la relación con el
Objeto. Depende de la constancia de éste, pero no sólo de eso; depende también
de que la presencia y la Relación con el Objeto sean suficientemente
satisfactorias. También que la separación dure lo suficiente para permitir
echar en falta al Objeto, aunque no tanto como para que se rompa el vínculo de
confianza que se está creando.
Dicho vínculo es el que permite que el
Sujeto sea cada vez más capaz de tolerar la frustración, y vaya realizando el
Proceso de Diferenciación, Separatividad e Identificación, imprescindibles para
adquirir un self cohesionado en el Espacio y el Tiempo. Todo
lo anterior está sumamente simplificado ya que también intervienen otros
Factores como: las ansiedades por la presencia del Objeto, las ansiedades del
Objeto, el Patrón de Regulación mutua, los Ritmos biológicos y el ajuste a los
Ciclos externos, etc.
TIPOS
DE INTERVENCIONES TERAPEUTICAS
DESDE
EL MODELO ESPACIO-TEMPORAL
Es importante distinguir cuándo mostramos implícitamente el Espacio-Tiempo
mental en el que transcurren las relaciones intra e intersubjetivas del
paciente —a través de una actitud terapéutica de Tiempo recobrado— de cuándo
interpretamos las vivencias que pueda tener respecto al Espacio-Tiempo físico.
Además es importante saber captar cómo son las relaciones en cada tipo de
Espacio-Tiempo mental y el tipo de intervención que pueda ayudar al paciente a
ampliar las Dimensiones Espacio-temporales.
Para saber encontrar en el aquí y ahora de
la Terapia, el tipo de intervención que puede favorecer tanto el acceso a un
Espacio-Tiempo Tridimensional como la identificación
introyectiva de la Función de Tiempo recobrado por parte del paciente, es vital
primero saber identificar el tipo de discurso y vivencia emocional, enmarcada
en un Espacio-Tiempo mental determinado, de los padres -del progenitor más
influyente en el desarrollo del niño, también de los hermanos y del grupo
familiar-.
Por ejemplo, un discurso parental
pesimista, los enfados inacabables, el resentimiento, el discurso parental
determinista y de après-coup -"ya te lo había
dicho", "esto te pasa por no hacerme caso en lo que te digo",
etc-. El sentimiento de impotencia invasivo en cierto tipo de pacientes, el
abandono, la falta de previsión y de cuidado personal puede provenir, entre
otras causas, a veces de un tipo de discurso parental como el interiormente
descrito, que acaba creando un Espacio-Tiempo mental en el que todo está ya
predeterminado, y por lo tanto no vale la pena hacer nada porque no se puede
cambiar.
No obstante, sólo será verdaderamente
catastrófico para el Sujeto, si el discurso se da dentro de un Espacio-Tiempo Bidimensional del que no se puede salir, es decir, totalitario -"o estás
siempre conmigo o estás en mi contra"-. Un bello ejemplo de transmisión de
esperanza y que por tanto implica un Tiempo recobrado, lo explica Hugo Bleichmar en
alguno de sus trabajos.
Nos habla de un paciente judío que
sobrevivió al Holocausto, que recordaba con agradecimiento como su padre les
infundió esperanza a él y al resto de su familia, cuando al tener que huir por
separado de la Alemania nazi
les dijo que se reunirían en Nueva
York un día concreto, a una hora concreta
y en una determinada esquina de la ciudad.
En este caso Espacio-Tiempo físico
y Espacio-Tiempo mental casan a la perfección, son una promesa y una
apuesta por la Vida. En el ámbito de la Técnica, quizás, la idea principal de
la perspectiva Espacio-Temporal sería que todo aquello que le interpretamos al
paciente debe ser hecho teniendo en cuenta que no se trata de coordenadas
fijas, por mucho que lo pueda parecer a veces.
Por ejemplo, si aparece mucho la envidia
en un determinado paciente, creo que es más adecuado verlo como un problema de
no progresión en el Espacio-Tiempo mental. Hay pacientes que se han
quedado con la idea de ser personas envidiosas; esta idea puede llegar a estar
tan arraigada y extendida en su manera de observarse, que interpretan
sentimientos distintos también como envidia. El siguiente ejemplo es de una
paciente que tiene este tipo de mirada autocrítica:
—Se trata de una mujer con tendencia a
establecer relaciones simbióticas, con grandes dificultades en el sistema de
apego. Me explica un día que ha sentido mucha envidia al cruzarse por la calle
con una chica que llevaba una carpeta, porque entonces ha deducido que está
estudiando, cosa que ella no pudo acabar de hacer. Me dice que siente mucha
rabia y envidia. En otras ocasiones similares le había valorado que fuera capaz de admitir
dichos sentimientos dolorosos.
Pero poco a poco fui viendo que esto, lejos de ayudarla lo que hacía
era confirmarle su mala autoimagen. De esta forma fui entendiendo que en
realidad no se trataba de un verdadero insight. Así pues le
dije a la paciente que yo no creía que ella fuera una persona envidiosa, ni
rabiosa, sino que lo que me parecía que le había pasado con la chica de la
carpeta era que había sido capaz de diferenciarse, de valorar algo que ella no
tiene y de sentir el dolor de dicho reconocimiento.
Lo que faltaría —y por esto creo que me lo
trae a la Sesión— es sentirse valiosa por ser capaz de apreciar algo que siente
bueno del otro, que le hubiera gustado poder desarrollar y que no pudo hacerlo.
Pero —y aquí interviene decisivamente la configuración Espacio-Temporal— como
la paciente no ha podido desarrollar suficientemente
un Espacio-Tiempo mental Tridimensional, donde verse a sí
misma reconociendo lo bueno del otro, le resulta imposible sentirse valiosa,
porque en el Espacio-Tiempo Bidimensional si otro tiene
una cosa buena, o te quedas fusionado al Objeto o sino tú tienes lo malo.
Creo que esta manera de entender la
Psicología y la Psicopatología humanas es más útil y más ajustada al
transcurrir de la vida física y psíquica, ya que siempre hay movimiento; la
quietud absoluta sólo se da en la muerte. No pretendo afirmar con ello que
tengo una idea de desarrollo natural espontáneo, que no debe ser coartado -Winnicott-,
sino que lo que expongo es que las relaciones nunca son estáticas.
Toda interpretación que se haga partiendo
de un Espacio-Tiempo absoluto es una interpretación que fuerza al
Sujeto a identificarse con ella, o a sentirse excluido y criticado por
resistirse; por esta razón considero especialmente peligrosos el Modelo kleiniano si
desde él se recurre continuamente a la interpretación de los aspectos negativos
del paciente, ya que si las relaciones intra e intersubjetivas se desarrollan
en el citado Espacio-Tiempo mental, crearán iatrogenia y el paciente
confirmará sus peores temores.
Es decir, pensará que lo que le pasa es
debido a que él es una persona rabiosa, envidiosa, etc. Por el contrario, desde
el enfoque relativista del Espacio-Tiempo mental, siempre tendremos
en cuenta que cuando interpretamos algo que sentimos adecuado y esperamos sea
de utilidad para el paciente, si no responde cómo esperábamos no tenderemos a
interpretarlo como un ataque a nuestra creatividad, sino que la actitud que nos
guiará —haya o no envidia— será la de intentar entender por qué el paciente nos
siente tan lejanos y preguntarnos qué otra cosa esperaba.
Esto no quiere decir que estemos
equivocados, a veces se tratará de un fallo en el timing y
otras será simplemente inevitable, forma parte del proceso. En mi opinión, es
un error convertirlo en un ataque envidioso y esperar a que esto ponga en
marcha la reparación ya que, según mi experiencia, esta dinámica acaba creando
—sobre todo en los pacientes más frágiles— una mala autoimagen y una
confirmación de cómo se sienten ya de inadecuados, malos e inferiores, quizás
repitiendo lo que otros ya les han hecho sentir.
CONSIDERACIONES
TECNICAS
DESDE
LA PERSPECTIVA ESPACIO-TEMPORAL
1. Evitar
todas aquellas intervenciones que hagan una definición estancada del self del
paciente, sobre todo, está claro, si son negativas. Ejemplos: "usted es
una persona rabiosa", "eres hipersensible", "no tolera bien
las frustraciones", "es pesimista", "ve siempre aquello que
le falta". A pesar de que este tipo de intervenciones son bastante
frecuentes, si lo pensamos detenidamente muchas veces está más en relación con
un afecto contra-transferencial negativo.
Muchas veces resulta inevitable ya que
forma parte del proceso de entrar en el Espacio-Tiempo Bidimensional de
relación y de la búsqueda de una salida. En este sentido hay que procurar
situar aquello que le decimos al paciente en el Espacio-Tiempo Mental de
la relación: "ahora que yo le he dicho… se ha sentido herido y ha
reaccionado con rabia".
2. Ayudar
al paciente a comprender que el hecho de experimentar un sentimiento negativo
no es el problema, sino el no poder evitar quedarse atrapado, y que esto debe
provenir, en parte, de situaciones importantes de su vida, en las que al
expresar dichos sentimientos no se sintió aceptado o ayudado a superarlos,
provocándole una disminución de su autoestima.
Un sentimiento natural de enfado ante una
actitud del Objeto de incomprensión se puede convertir en odio si la
incomprensión es permanente en el Tiempo. En este caso lo psicopatológico no es
el odio, que puede ser una respuesta natural al ser tal vez la única posible en
ese momento, sino que lo patógeno sería el estancamiento en un tipo de relación
colusiva. Por ejemplo si el Objeto reacciona como si el odio fuera
absolutamente destructivo y el Sujeto se contra-identifica proyectivamente.
3. Es
importante considerar la expresión de sentimientos por parte del paciente como
una oportunidad que nos ofrece para entenderle y ayudarlo. Incluso puede ser
una oportunidad para que vea nuestras limitaciones al no entenderle,
reconociéndoselo en lugar de hacerlo sentir mal, dándole la oportunidad de que
nos ayude a entenderle mejor -Winnicott-. De esta manera nos otorgamos
un Espacio-Tiempo mental de pensamiento y duda que permite
crecer.
4. Resulta
interesante estar atentos en el discurso del paciente a lugares físicos,
referencias explícitas al Tiempo físico, Tiempos verbales que nos puedan dar
una idea del tipo de Espacio-Tiempo en el que se mueve o está
atrapado, etc. Por esto es importante la Asociación Libre del terapeuta ya que
nos movemos dentro del ámbito de Lo Simbólico.
5. Referencias
implícitas al Espacio y al Tiempo: se notan sobre todo en la reacción
contra-transferencial. Por ejemplo nos podemos sentir encerrados, oprimidos,
restringidos en nuestra posibilidad de pensamiento -Espacio-Tiempo Bidimensional que
despierta una respuesta contra-transferencial claustrofóbica-; también nos
podemos sentir controlados en lo que sentimos, cómo lo decimos, los gestos que
hacemos, etc. -Espacio-Tiempo Bidimensional-.
También debemos estar atentos a la
cadencia en el habla del paciente, el ritmo del Discurso, el tono de voz, etc.
Por ejemplo si el tono de voz se va apagando o desencantando estará mostrando
cambios en el Tiempo mental, como en el caso de un paciente que empezara a elaborar
un duelo.
6. Estar
muy atentos a los momentos de cambio de Espacio-Tiempo mental. El siguiente Ejemplo puede servir para
ilustrar un momento de cambio de Espacio-Tiempo:
—Se trata de una paciente de unos 36 años,
con un trastorno bipolar, que sigue viviendo con sus padres, y que sufrió un
serio bloqueo del Aprendizaje por un cúmulo de razones -traumatizada por burlas
continuas de compañeros de clase y humillaciones por parte de un Profesor en
los primeros Cursos de la antigua EGB, ante bloqueos que
venían motivados por los celos a un hermano menor muy admirado, mientras ella
era comparada negativamente por parte de su madre con el padre, hombre con
serias dificultades emocionales, muy dependiente de su mujer-.
Durante los primeros años de la Terapia
dominaba en el Discurso de la paciente la rabia contra una madre de la que, a
la vez, no podía separarse. En un momento avanzado de la Terapia, cuando ya no
se siente tan atada a su madre, ni tan sometida a un superyó muy
cruel, me habla de un viaje que hará con sus padres las próximas vacaciones.
Sus padres le pagan el viaje y esto a sus 36 años y con un
trabajo precario la hace sentir muy dependiente.
Hasta hace muy poco se sentía abrumada por
sentimientos de vergüenza y humillación por su situación personal. Lo que noto
distinto en este momento de la Terapia es que además de dichos sentimientos
también transmite cierta ilusión. Se pueden ver sus dificultades para
tener un Tiempo recobrado que le permita acceder a un Espacio-Tiempo Tridimensional, en el hecho de no darse cuenta que está situándose como si aún fuera la confirmación de este Pasado-Presente.
Es decir, cuando ella dice:
"…¿Qué haré?, la gente me verá con mis padres y a mí me dará vergüenza… y no puedo hacer cosas sola…"
Lo que no ve es que esto ya está pasando en su cabeza. La oportunidad de
ayudarla a hacer el paso del Espacio-Tiempo Bidimensional al Tridimensional viene dada por la ambivalencia que siente respecto al
crucero. Mi intervención consistió en mostrarle que el problema no era que
ella temiese sentirse, en el futuro viaje, sin recursos y despertando la burla
de los demás, sino que lo verdaderamente importante era que esto estaba pasando
ya en ese preciso momento en su mente.
En consecuencia lo que la paciente no vive es que es una mujer adulta que
va con sus padres porque le apetece y le hace ilusión. Le dije también que
cuando ella dice que los demás se preguntarán con desprecio o burla: ¿Qué hace
esta chica con sus padres?, no deja lugar a la oportunidad que piensen con
interés: ¿Quién debe ser esta mujer?
En la Sesión siguiente la paciente viene contenta -hecho excepcional hasta
el momento-. Me explica que le ha ido muy bien esto de entender que se coloca
únicamente como hija de sus padres, como hermana de su hermano, etc. Está
contenta porque pudo llamar a una amiga y explicarle con auténtica ilusión que
se iría de viaje con sus padres: "[…] no lo decía obligada o
haciendo ver que estaba contenta como hacía antes […]".
7. Es importante
diferenciar cuándo el paciente está convirtiendo la situación futura del viaje
en atrapado en un Pasado traumático, como era el caso de la
paciente anterior, de cuándo el paciente habla de un Pasado y se nota una evolución
o elaboración, o un reconocimiento de unas limitaciones que realmente no puede
superar.
8. Se puede percibir
fallos para acceder al Espacio-Tiempo tridimensional cuando
el paciente, ante las angustias de un vínculo más maduro, retorna al Espacio-Tiempo Bidimensional. Esto puede
captarse, a veces, a través de comentarios banales sobre el Tiempo físico,
hasta el punto de convertir las angustias respecto al Tiempo mental en
comentarios sobre el Tiempo meteorológico -de hecho las angustias claustro-agorafóbicas
que se dan en los ascensores generan frecuentes alusiones al Tiempo
metereológico-.
También se puede ver la dificultad para acceder al Espacio-Tiempo Tridimensional, cuando el
paciente entra en un Discurso de un pesimismo catastrófico, es decir un
Discurso en el que el Tiempo lleva irremisiblemente a la muerte psíquica,
enmarcado por una lógica determinista.
Diseño|Arte|Diagramación: Pachakamakin
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