Por Eliseo Verón
Ya lo dije en otras oportunidades: hay momentos privilegiados en los que la máquina de los medios de comunicación y sus relaciones con las sociedades que los consumen constituyen un paquete de eventos y discursos cuyo análisis no tiene desperdicio. En los casos más sabrosos, el paquete en cuestión es una combinación de contradicciones, idas y vueltas discursivas, acciones microscópicas de la vida privada que se discuten junto a decisiones institucionales de nivel e importancia globales, y mucho humor telenovelesco. Eso ha ocurrido, desde hace unos días, con la reaparición de la figura de Julian Assange, el fundador de WikiLeaks. La noticia que recorrió el mundo fue el breve discurso que pronunció el pasado Sábado 18, desde una pequeña ventana de la embajada ecuatoriana en Londres.
La importancia de WikiLeaks está para mí fuera de discusión, y aplaudí, desde más de una columna en este diario, la publicación de miles de documentos secretos de distintos gobiernos. Este último lunes, nada menos que Michael Moore y Oliver Stone firmaron juntos una columna en The New York Times en la que subrayan esa importancia, recordando algunas de las revelaciones hechas por WikiLeaks: el asesinato indiscriminado de civiles de Bagdad por un helicóptero Apache de los Estados Unidos; detalles acerca de “la verdadera cara de las guerras en Irak y en Afganistán”; la complicidad con la dictadura de Yemen, ocultando la responsabilidad de los bombardeos de los Estados Unidos; las presiones de la administración Obama para evitar que oficiales de la era Bush sean juzgados por tortura, entre muchas otras cosas.
Ahora bien, Assange es acusado en Suecia de violación y de coerción sexual por dos ex colaboradoras voluntarias de WikiLeaks, y ahí comienza otra historia. Suecia reclama su extradición para poder interrogarlo. Bueno, la presunción de inocencia siempre se debe aplicar y Assange sostiene que esas acusaciones son falsas y puramente “políticas”. En el discurso desde la ventana de la embajada de Ecuador en Londres, no dijo absolutamente nada sobre ese tema. Moore y Stone señalan, sin embargo, que Assange le hizo saber al gobierno sueco que estaba dispuesto a viajar a Suecia si las autoridades se comprometían a no extraditarlo a los Estados Unidos (donde se arriesgaría incluso a la pena de muerte); recuerdan también que Assange se ofreció a ser interrogado en Londres y después en la embajada de Ecuador, y que el gobierno sueco rechazó todas estas propuestas. Moore y Stone afirman que los funcionarios suecos, en otras ocasiones, se han desplazado a diversos países para realizar interrogatorios. Piensan además que el gobierno sueco es incapaz de resistir a la presión de los Estados Unidos si Assange pisa su territorio.
“Mr. Assange –dicen Moore y Stone– no es un ciudadano norteamericano, y ninguna de sus acciones ha tenido lugar en territorio norteamericano. Si los Estados Unidos pueden procesar a un periodista en esas circunstancias, los gobiernos de Rusia y de China podrían, con la misma lógica, solicitar que periodistas extranjeros de cualquier lugar del mundo sean extraditados por violar sus leyes.”
Hasta aquí, todo bien. Pero resulta que el país cuya embajada Julian Assange eligió para refugiarse es Ecuador. Veamos un poco más de cerca lo que dijo desde la ventana de la embajada.
“No tiene que haber más discurso loco (foolish talk) de persecución de cualquier organización mediática. Los Estados Unidos, ¿Van a seguir titubeando en el borde del precipicio, arrastrándonos a todos hacia un mundo peligroso y opresivo en el que los periodistas se llaman a silencio por el miedo a la persecución y donde los ciudadanos deben murmurar en la oscuridad?”Encuentro el tono excesivamente ampuloso, pero eso no tiene mayor importancia. Es en este contexto, en todo caso, que Assange le pide a Obama que termine con la “caza de brujas” contra WikiLeaks, y reclama la liberación de Bradley Manning, el militar que está preso sin proceso desde hace 800 días (la ley fija 120 días como máximo) por haber transmitido a WikiLeaks buena parte de los datos confidenciales sobre Afganistán. Juan Méndez, informante especial de las Naciones Unidas sobre torturas, ha afirmado que Manning fue sometido a un “tratamiento cruel e inhumano”.
En ese mismo breve discurso desde la ventana de la embajada, Assange le agradece a Ecuador y califica de “significativa victoria” el haber sido acogido por “una nación valiente e independiente”. Es aquí donde uno se pregunta a qué juego está jugando Assange, porque estúpido sin duda no es. Fundamedios, una organización no gubernamental de seguimiento de los medios (watchdog), con sede en Quito, tiene registrados, desde 2008, 533 ataques a periodistas por parte del gobierno de Rafael Correa. En Ecuador han sido clausuradas no menos de veinte estaciones de radio y de televisión desfavorables al gobierno.
Y así llegamos a la telenovela. Assange ha sido acusado en Suecia de violación y coerción por dos mujeres (conocidas en los medios, por el momento, como la señora A y la señora B). Según la información disponible sobre las denuncias, cuando Assange estuvo en Estocolmo para dictar una conferencia, fue al departamento de la señora A, con la cual al parecer cenó y tuvo después sexo consensuado. Según la señora A, estaba dormida junto a él y se despertó comprobando que Assange estaba de nuevo teniendo sexo con ella y sin preservativo. A un señor llamado George Galloway, que tiene en Inglaterra un programa semanal de televisión online, no se le ocurrió nada mejor que decir que ese hecho no puede ser considerado una violación. Enorme polémica: abogados y asociaciones contra la violencia sexual aclararon que, según la ley, “el consenso es requerido cada vez que se tiene una relación sexual”. O sea que Assange tendría que haber despertado a la señora A y haberle preguntado si quería tener de nuevo sexo con él, y sin protección. Sandy Brindley, coordinadora nacional de la asociación Rape Crisis de Escocia, dijo que:
“Puede ser tan devastador ser violada dormida por alguien que una conoce [habría que precisar, en este caso: alguien con el cual una está durmiendo después de haber tenido sexo consensuado] como ser violada por un extraño en la calle”.Lo cual me parece un poco exagerado. ¡Claro que Assange no buscó calmar la discusión cuando, según Le Monde, declaró que:
“Suecia es la Arabia Saudita del feminismo”!
Hay momentos en los que una estrategia individual opaca, incoherente, produce en los medios mucho ruido: una enorme discusión en Twitter sobre si tener sexo con una mujer dormida es o no una violación se mezcla con especulaciones sobre si Ecuador va a apelar a las Naciones Unidas, con el anuncio de una reunión de la OEA el Viernes 24 para discutir el tema del asilo de Assange, y con declaraciones formales de la Unasur. A propósito: la declaración de la Unasur expresa su solidaridad con Ecuador, repudiando la amenaza británica de anular la inmunidad diplomática de la embajada ecuatoriana en Londres, pero no aprueba explícitamente la decisión de Correa de dar asilo a Assange. ¿Por qué? Porque no hubo acuerdo: Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Argentina apoyaron explícitamente esa decisión, pero Brasil, Colombia, México y Chile no quisieron hacerlo. ¡¡¡Ufff!!! Algo de coherencia política queda todavía en este mundo.
Lo mejor, estimado lector, para el final. The Guardian del 20 de Agosto recuerda que el presidente de Ecuador, quien recibió los elogios de Assange por haberle concedido asilo, logró condenar a tres años de prisión por libelo contra la autoridad (más una elevadísima multa), al periodista Emilio Palacio del diario El Universo, y a tres de sus directores. Palacio pidió asilo en Miami; dos de los tres directores también se fueron del país. El tercero, Carlos Pérez, recibió asilo… en la embajada de Panamá en Quito.