Páginas

7.01.2012

EL ARTE ZEN Y LA DISTANCIA OCCIDENTAL [2]


Por Esteban Ierardo
Sus Artículos en ADN CreadoreS



El arte pictórico japonés no sólo reveló lo trascendente. También creó un arte popular en la época Momoyama, que luego prosigue en la era Tokugawa. Es el estilo Ukiyo-e, fuertemente relacionado con la estampa. El "mundo flotante" es la vivacidad que dimana la cultura cotidiana con sus imágenes procedentes desde los ámbitos teatrales, cortesanos, prostibularios. La clase chonin atravesaba esta efervescencia de la vida diaria. Chonin era la clase integrada por los comerciantes, los fabricantes, artistas y artesanos que superaban ahora en importancia social a los samurais. El arte del Ukiyo-e exaltaba el valor estético de las escenas cotidianas que flotan en un tiempo efímero que sólo dura una exhalación. El universo de las imágenes flotantes no repiten una escena mítica, eterna, no expresan una fuerza sacra constante. Por el contrario, el arte eterniza aquí lo efímero, dignifica lo humano y trivial, colorea con bellos colores y hábiles trazos las situaciones que brotan de la costumbre social. En esta estética de lo cotidiano sobresalían las imágenes de las cortesanas de Utamaro. Y también emergió con toda su efervescente potencia el artista esencial del Japón luego de Sesshu: Hokusai.

La identidad misma de Hokusai era flotante, un incontenible cambiar entre los remolinos espumeantes del tiempo. Primero se llamó Katsukawa Shunro, pero después adquirió más de cincuenta nombres [30]. Pero Hokusai es el único nombre que se aferró a la roca de una fama permanente.

Hokusai vivió sin disciplinas sofocantes. No era suya la senda del monje de la conducta regulada por una tradición irrecusable. Sus caminos eran los del placer por la expresión, el nomadismo, y la burla de las costumbres apropiadas según los cánones sociales en boga. Hokusai cambió noventa y tres veces de vivienda porque éstas ya eran inhabitables a causa del descuido en la limpieza; o a causa de una obligada huida forzada por el no pago de la renta.

La miseria fue fiel y constante compañera de Hokusai. Nunca la desdeñó u oculto. Su pobreza destilaba dignidad. Su creatividad fue prodigiosa: más de mil pinturas, quinientos volúmenes ilustrados por su mano. Cerca de treinta mil grabados.

Hokusai fue longevo. Pero, a pesar de lo cuantioso de sus obras y de sus años, nunca creyó haber nacido plenamente como artista. En su famoso prólogo a Las cien visitas del Fuyi, manifestó luego de superar las siete décadas. "A los setenta y tres años, creo haber adquirido algún conocimiento de las estructuras verdaderas de los seres naturales, animales, plantas, árboles, peces, insectos. Opino que cuando haya cumplido los ochenta habré progresado notablemente. A los noventa penetraré el misterio de las cosas; a los cien hare una obra asombrosa, y a los ciento diez cuanto dibuje, aunque solo sea un punto o una línea, poseerá el soplo de la vida" [31]. Al llegar a los noventa años, su corazón de sol se oscureció bajo la sombra cercana del rey Ema, el dios de los infiernos. El vasto creador entrevía ya su futura morada en alguna calle del subsuelo infernal. Pero en su lecho de agonía reclamó diez años más; al menos cinco, para llegar a ser un artista. El hombre que tenía detrás de sí una cascada tronante de miles de obras, aún no se sentía un acabado hacedor de belleza; una lección para los que, en el afiebrado mundo contemporáneo, demandan rápidos resultados y alto reconocimiento. Hay muchos que, luego de una primera obra, se autoproclaman escritores, pintores o poetas. Hokusai creó un universo dentro del universo y, aun así, nunca se pensó dueño de ninguna cima donde agitar presuntuosamente la bandera de un ego envanecido.

La contribución más prominente de Hokusai al Ukiyo-e fue la manga (término viable de ser traducido como "bocetos", "diseños", "esbozos rápidos", "esbozos para la vida", "dibujos de las cosas tal como aparecen", "caricaturas". En el mundo flotante la estampa brilló con fuerza. Y Hokusai alimentó esta fascinación mediante la estampa de imágenes en negro, rosa tenue, o un gris anémico. Los croquis o bocetos de estampas de la manga se distribuyen en quince volúmenes cuyo primer ejemplar apareció en 1814, y se distribuyó inicialmente en Tokyo y Nagoya. En la manga chispean cascadas de diversos seres y cosas: desde palacios, nubes, luchadores y olas, hasta mendigos, montañas, puentes, rocas, barrios, insectos, monjes y calígrafos. La variedad calidoscópica de lo vivo. Un monumento visual de las ricas formas de la vida. Una comedia humana japonesa que coexiste con piedras, crustáceos, árboles o flores; por lo que, en la manga , lo humano se manifiesta en su imbricación indisoluble con la naturaleza y con diversas especies de seres deformados por la sátira o el ridículo. Pero lo satírico aquí no testimonia una visión amarga de la existencia sino su engrandecimiento mediante el júbilo fresco de la risa y la ocurrencia.

El amor por la naturaleza es un atributo del Japón tradicional. Es parte de su identidad colectiva. Por eso, Hokusai caminó también, como otros tantos pintores de la China y el Japón, dentro de la bella brisa del espacio natural. Allí encontró La ola, su célebre imagen de la materia como plástico y rítmico desplazamiento, como movimiento ebrio de gracia. Pero una forma quieta y silenciosa también puede bailar como ocurre en El Fuji visto desde Kanagawa, o Las treinta seis vistas del Fuji. Para un ojo no despierto al asombro estético, una forma estática es devorada por la lánguida repetición en el tiempo. Más, para la mirada siempre emocionada del artista, lo quieto nunca es monótona repetición. Siempre es un acantilado de nueva vida. Así, ocurre con el Fuyi, montaña sagrada por excelencia del Japón. Para Hokusai, la aparente serenidad inmóvil de la montaña tapiza o disfraza su renacer continuo mediante las transformaciones que trae el paso del tiempo o los cambios de la luz.

Las alas del pintor japonés vuelan a través de una naturaleza acalorada por los dioses. El arte japonés desciende a lo flotante y cambiante de lo cotidiano, pero sin nunca dejar de percibir la música extraña e inefable del mundo natural. Este estado se relaciona con el myo (en chino mioyu). Myo es lo abismal impenetrable para la mente; o también lo maravilloso e inefable que emanan las cosas. Puede ser el encanto sutil (yugen) de un maestro, o el brillo de un sable en manos de un samurai. Myo es una vitalidad original y espontánea que dimana cada cosa. Lo maravilloso puede manifestarse asimismo en el asombro que despierta la instintiva inteligencia constructora de los animales (el nido del castor, las telarañas, las construcciones de hormigas y avispas). Por extensión, el maravilloso poder constructivo animal puede extenderse a la naturaleza, pues la propia naturaleza es efecto de una misteriosa mente creadora que no agota nunca sus creaciones; frente a esta inagotable y cotidiana fecundidad de la naturaleza se experimenta una intensa maravilla (myoyu).

La cotidiana creación natural coexiste con las cambiantes imágenes de la vida diaria de los hombres. Lo inefable y maravilloso también nace de los hechos cotidianos, aparentemente insignificantes. El aura de encanto maravilloso de un instante de lo cotidiano es quizá lo que consigue expresar La lluvia repentina sobre el puente de Ohashi, de Hiroshige. Unos hombres atraviesan un puente. La lluvia se descuelga desde las alturas con una serena firmeza. Las aguas, abajo, reciben las gotas ligeras. Los humanos que caminan, el agua que fluye, el espacio empapado por la danza descendente de la lluvia, expresan una escena cotidiana repetida, efímera, evanescente, flotante. Pero la fina y vigorosa compenetración entre el agua, el cielo, la horizontalidad del agua y la tierra, dimanan un soplo de bella e indefinible rareza. Lo cotidiano, destinado a desaparecer en su fugacidad, renace en una imagen de vivo hechizo. Aun lo efímero trivial resurge con el aura permanente que le brinda la imagen artística.

Una escena cotidiana es transformada por la mirada artística. Y así ocurre también con la presencia de los objetos sencillos en el chanoyu, en la ceremonia del té. En otro lugar desarrollamos con cierta amplitud este ritual [32]. Aquí sólo diremos que la sencillez de una tetera, de los pocillos, y otros utensilios, relacionados con la bebida del té, son una forma de manifestación del vacío trascendente que persigue el Zen. Dentro de la sukiya, la casa del té, el espacio ya no es el ámbito donde las cosas se dispersan en lo extenso y en la multiplicidad de las formas. Dentro de la sukiya, el espacio adquiere gravedad, espesor, magnetismo, presencia. La extensión del espacio es saturada y atravesada por los efluvios inasibles de lo vacío y cada objeto, dentro de ese espacio intensificado, manifiesta un resplandor poderoso.

Antes expresamos que, en la pintura de estilo sumiye, el pincel es guiado por lo inconsciente creador. El pintor no pinta, la pintura acontece. La pintura es creada desde la espontaneidad de la inconsciencia. Esta emergencia de lo otro inconsciente es Zen. Así ocurre también en la práctica con el tiro al arco [33]. Y en el combate con espada, el kendo. En este arte marcial, el espadachín no lucha evaluando las técnicas de sus adversarios o sopesando concientemente sus movimientos. Debe combatir entregándose a una espada guiada por lo inconsciente. La espada además de arma de guerra, es presencia numinosa, u obra de arte  [34].

Y la otredad que revela la experiencia zen dentro del mundo humano, a través del arte, alcanza asimismo a la escena del teatro Noh. En esta tradicional forma teatral, una divinidad o antepasado se manifiesta mediante las máscaras, el atuendo, y la propia presencia del actor. La corporalidad del actor pierde su condición estrictamente humana. El cuerpo, normalmente expuesto al envejecimiento, la muerte o la posibilidad de la enfermedad en el mundo profano, es ahora irradiación de potencias sagradas. El actor y el espacio escénicos derraman dentro del tiempo algo de la espuma divina del ser vacío, siempre huidizo  [35].

El arte Zen: la acción creadora desde la espontaneidad inconsciente. La imagen o el espacio artístico como indirecta expresión de un trasfondo infinito. La expresión estética mediante la reducción de las formas y la sugerencia desde un espacio envolvente, cercano, misterioso y vacío. El arte que estimula una revelación instantánea del todo, no puede ser forzado sino sólo inducido, convocado. Estos atributos del arte japonés, imbuidos de zen, animan los nubes más hechiceras del cielo oriental. Algunas de esas nubes llegaron hasta el arte occidental. Pero, a pesar de un flujo de coincidencias e influencias, el Occidente siempre respirará lejos de la percepción oriental de la tierra de la diosa solar Amateratsu.


VI. LA DISTANCIA OCCIDENTAL

El arte se adormece en el gran museo, en las galerías de exquisita preparación. Las obras son respetadas, protegidas. Cualquier visitante puede observarlas con serenidad y comodidad. Pero los brazos ansiosos de las obras quieren propagarse con fragancias y pigmentos nuevos, para recrear al hombre, y soplar un nuevo aire en el pulmón de las cosas. Mas los brazos del arte se estrellan en las paredes. El arte languidece encerrado en un jardín de belleza pulcra. No puede salir afuera. Hacia la vida.

Algún martillo decidido deberá entonces demoler las paredes, los muros rectangulares. Para que el arte y la vida se reencuentren es necesaria alguna voluntad osada que avance al frente, en la vanguardia, para golpear el muro, el límite, la muralla fría que encierra al arte en la ilusión de un pequeño orden bello. El que avanza sin dudas, con el martillo descargándose sobre el muro, es Breton.


Breton destruyó el museo, la galería, el límite; pero, a diferencia de los dadaístas, también construyó, desde la teoría, un nuevo camino para el arte. El pensador francés le dio existencia al surrealismo mediante un manifiesto fundacional de 1924.

El surrealismo, antes que una práctica artística, era primero una ambiciosa cosmovisión, no sólo un lenguaje estético. El surrealismo era pretensión de regreso al origen, a una escena paradisíaca, donde un espíritu, aún inocente, puede escuchar y ver, y expresar la realidad que es más allá incluso de nuestra conciencia [36].  En el origen, la realidad es directa creación de una fuente inconsciente, acaso divina. El hombre también es invención de esa fuente. En el origen, en el principio, lo real es plena actividad creadora. La única manera de experimentar y conocer esa realidad primaria es mediante el acto creativo. Una realidad viva y creadora sólo puede ser expresada por un arte creador. Pero la realidad, luego, es absorbida por el tiempo histórico y humano, y se enfría, se aquieta. Lo real como fuente creadora es sustituido entonces por una cultura que, luego de una inicial creatividad, se repite y agota.

Frente a la pérdida que una cultura (y específicamente la cultura moderna occidental) experimenta respecto a lo real como fuente creadora, lo revolucionario es la rebeldía surrealista. Actitud rebelde que impulsó a Octavio Paz, compañero de ruta de Breton y los surrealistas, a decir: "el surrealismo es revolucionario porque es una vuelta al principio del principio" [37].  En el arte surrealista se regresa a la fuente, el origen, a la vida creadora que sólo perdura como inconciencia. Se regresa allí por la poesía, la pintura o el cine. La palabra poética, en especial, es la que restablece la comunidad entre el hombre y la misteriosa y primaria realidad creadora.

Lo inconsciente es fuente, principio, manantial. Su expresión se plasmó en el surrealismo mediante la escritura automática. Lo surreal se autodefine como "automatismo psíquico puro", como un directo expresar el profundo mundo inconsciente del psiquismo. Una mano que escribe con rapidez sobre una hoja en blanco, sin corregir, sin pensar ni dominar lo escrito, será el medio ya no de un escribir, sino de un escribirse de lo inconsciente creador  [38].  Aquí, se vislumbra una primera coincidencia entre la práctica artística occidental y el arte japonés Zen: 
"Más allá de su dudoso valor como método de creación, la escritura automática puede compararse a los ejercicios espirituales de los místicos y, sobre todo, a las prácticas del budismo zen. Se trata de llegar a un estado paradójico de pasividad activa, en el que 'yo pienso' es sustituido por un misterioso 'se piensa' " [39].  
Para el Occidente surreal y el Oriente Zen, la eficaz expresión de lo inconsciente exige la anulación del yo. El ego es pequeño, es lo finito; es una hoja dentro de la profusión vegetal del bosque. Ser solo yo, es ser solo pequeñez, que inhibe la experiencia de la totalidad. Lo pequeño debe disolverse en lo grande para que el todo poderoso aflore.

El hombre proyecta sus propias representaciones en el telón de fondo de lo real. Su cerebro genera imágenes particulares con las que pretende aprehender el todo [40]. Frente a esto, la experiencia que recupera lo inconsciente es un despertar que Enrich Fromm llamaba "desrepresión"  [41].  Durante la entrega al inconciente se suspenden el enfrentamiento entre el sujeto y el objeto, entre el yo y el mundo.

La totalidad inconsciente habla mediante la poesía. En el cielo surrealista no se renuncia a la palabra. El surrealista deja que el lenguaje diga. La escritura, que se escribe desde la ebullición inconsciente en el surrealismo, sería tal vez una "de las últimas consecuencias del principio romántico de la inspiración"  [42].  Aquí emerge una diferencia sustantiva con el Oriente búdico que destruye la ilusión del yo "no en beneficio del lenguaje sino del silencio" [42].

La expresividad automática del inconsciente en el surrealismo abrió la senda a otras formas de una expresividad espontaneísta. El action paiting (en expresión de Harold Rosenberg) de Jackson Pollock fue un ejemplo emblemático. La pintura de la acción aspiraba a un "simplemente pintar", a la espontánea expresión de una potencialidad creadora. El cuerpo, sus gestos, sus movimientos, era el instrumento para aquella manifestación. Pollock desplegaba sus lienzos al aire libre, sobre la tierra, para luego caminar en su entorno, y devenir con el pincel y el color sin ningún plan o idea de representación preestablecida. El viento soplaba libre y espontáneo. La luz solar simplemente descendía en trenzas de resplandor dorado. Y Pollock simplemente arrojaba su pintura. Y en el lienzo, antes desnudo en su blancura, ahora habitaban tormentas de puntos coloreados, o selvas de irregulares líneas entrecruzadas. Una obra informal, sin forma reconocible, abstracta. En el coloreado espontáneo el artista participaba de un proceso que no comprendía plenamente.

La obra abstracta nace a través del libre movimiento corporal, de los gestos y movimientos del pintor. El expresionismo abstracto en Pollock no era un rechazo puro de la figuración. Era la condición para el libre acto de pintar. La atención estaba esencialmente en el proceso de la creación, no en la generación de una obra pulcra y acabada. Lo esencial en el proceso de la pintura es que se hace a sí misma: o más exactamente: se hace desde una potencialidad inconsciente que reclama una libertad sin obstáculos para la expresión de sus posibilidades. Pero, antes de Pollock, mediante Mark Tobey, y también en cierta medida por medio de Willen de Kooning  [44] el informalismo trazó sus primeros balbuceos.

Tobey fue también un primer vaso comunicante con la influencia pictórica Zen. En 1934 viajó al Oriente. Comenzó entonces a desarrollar "una pintura caligráfica inspirada en el arte japonés"  [45].  Se adhirió luego a una rama del budismo Zen y plasmó su Radiación ciudadana, en 1944, en la que la superficie pictórica se colma con un irregular tejido de líneas entrecruzadas.

La influencia del vigoroso trazo caligráfico de cuño oriental afloró también en la pintura de Franz Kline, como en su Horizontal Rust (1960). En California, el emigrado ruso Mark Rothko acusó también el impacto del Extremo Oriente. Rothko se liberó de todo condicionamiento intelectual. Y, en grandes telas, pintó nubes suspendidas sobre colores homogéneos despojados de toda figuración. Estas imágenes exigen un acto de activa contemplación por parte del espectador, como por ejemplo Marrón y negro sobre plomo.

En el fauve Raoul Dufy, en sus pinturas de botes en las costas del sur de Francia, se sugiere la presencia de personas y objetos mediante delicados y libres trazos que recuerdan la espontaneidad de la pintura Zen. En el alemán Hans Hartung, en su famoso H-30, una figura estilizada y sutil es rodeada por un espacio vacío y oscuro. El objeto, como forma gráfica, vive suspendido dentro de un vacío del que parece emanar como signo visible de un trasfondo invisible. Los pintores de acción, o en un artista de la graficación en lo vacío como Hartung, delatan explícita o subrepticiamente la influencia del arte zen ya que "Gillo Dorfles se ha referido a algunos temas característicos de la nueva pintura como los de vacuidad, indeterminación, simplicidad, asimetría, o velocidad de expresión, como algo demasiado lejos del pensamiento occidental mientras presiden buena parte del arte influido por el zen"  [46]. Y Dorfles también destaca la proximidad de la pintura sumiye con las nuevas formas de creación, del arte informal y la abstracción pictórica. Estas analogías explican también la influencia ejercida desde dentro por algunos artistas japoneses que se trasladaron a Occidente. Tal es el caso de Jiri Yoshihara y su grupo Gutai, fundado en 1950 [47].


VII. ROMANTICISMO, ZEN Y LAS FORMAS DE FUSION

Es 1842. El Ariel, un barco de muchas batallas entre las olas, abandona el puerto de Harwich. En alta mar, túnicas borrascosas cubren el cielo. El viento golpea amenazantes tambores. El océano se quiebra en un caos de espumas. El Ariel tiembla dentro de la tempestad. Los marinos creen que la muerte se acerca.

Y, en la cubierta, un pintor contempla la orquesta rabiosa de los elementos. Se asombra. Y ve algo que se mueve dentro de las olas. Lo que se mueve en el movimiento visible es algo procedente del espíritu mismo de la naturaleza. Eso es lo que el artista quiere experimentar. Le pide entonces a los marinos que lo aten al mástil para experimentar, para absorber una imagen que recoja el movimiento que hierve en el mar y la tormenta. Pero es mucha la ira. El pintor cree que no tendrá oportunidad de plasmar la imagen del movimiento invisible en alguna tela. Cree que morirá. Pero el barco sobrevive. La tempestad calla. El mar recobra su rostro amable. La pintura será...

Turner luego pintó su imagen en su cuadro Tormenta de nieve, un vapor antes de entrar al puerto da señales en un paraje vadoso y avanza con sonda. El artista inglés no pintó el recuerdo de la tormenta, sino la tormenta que fue. El pintor encadenado al mástil se convirtió en lo observado. Se fundió con la tempestad marina. La fusión de Turner con el motivo a pintar puede recordarnos al pintor japonés obsesionado por el deseo de pintar con excelencia un dragón. El artista del Oriente aprendió a convertirse en lo otro, en la criatura de fuego; y sólo así pintó un convincente dragón.

Pero la fusión de Turner con la tempestad en alta mar es una situación aislada. El pintor romántico pintará una naturaleza perdida, trágicamente distante; aunque siempre sueñe nostálgicamente con refundirse con el mundo natural. El monje contemplando el mar, de Caspar David Friedrich, expresa de manera arquetípica, la lejanía y no la fusión con la naturaleza. Un cielo de brumosas y opresivas tonalidades se suspende sobre un mar oscuro y una angosta playa. Allí, una diminuta figura se desplaza. Es un monje. Que contempla la vastedad. Quizá contempla el paisaje fascinado, pero, a su vez, siente en su piel las mordeduras de un angustiante espasmo ante la inconmensurable e inquietante grandeza de la naturaleza. El hombre es pequeño. Y lo pequeño no puede expandirse hacia lo grande e infinito. El hombre puede contemplar lo inmenso. Pero su visión no es un fundirse con el paisaje sino un contemplar el lugar escindido desde el cual el sujeto moderno observa la naturaleza. El artista, así, contempla y pinta su desposesión, no su integración con el movimiento natural; al decir de Rafael Argullol: "tras la gran aventura del Renacimiento y de las luces, vencido Dios por la razón, ahora el hombre percibe una nueva angustia más desmesurada y más titánica que la medieval, pues él mismo, con su audacia y su temeridad, se la ha procurado" [48].

Para el hombre ilustrado del siglo XIX, la naturaleza es el espacio físico sólo ordenable y cognoscible desde una razón analítica y una mathesis universalis. La naturaleza se convirtió en objeto-máquina, en una exterioridad material, distinta e inferior al pensamiento racional. El sujeto se concibió como distinto y superior a la naturaleza muda, material e inferior. La conciencia romántica adviertió el costo de este proceso. El sujeto podrá dominar (o pretender dominar) al objeto, a la naturaleza, pero ya no podrá sentirse como en casa en ella. Será siempre un invasor, un usurpador. La naturaleza será así lo otro y distante donde el hombre avanza. Como un extraño con sus aires de conquista. 

La pintura romántica del paisaje pintó este trágico alejamiento entre el hombre y el universo natural. Pero en el romántico latió una desgarradora nostalgia por la unidad perdida, un respeto poético por la alteridad y la superioridad de la naturaleza  [49]. Este proceso del hombre escindido, despojado de la feliz integración con un mundo abierto, se prefiguraba en Giovanni Batista Piranesi  [50].  en sus Cárceles imaginarias (1750) o en El artista conmovido por la grandeza de los Fragmentos antiguos de Henry Fussli, Fuseli   [51].  Estamos ante la pérdida de la unión con la naturaleza. Que se plasmó también en el pincel romántico obsesionado por las ruinas de las antiguas civilizaciones mediterráneas, de las iglesias góticas, o castillos medievales  [52].  Lo ruinoso era otro medio para insinuar la intervención trágica de la temporalidad en el desvanecimiento de la naturaleza paradisíaca de la edad de oro. En el inicio del tiempo, en el esplendor paradisíaco, el hombre vivía con la naturaleza y gozaba con su belleza. Pero el error humano y la avalancha incontenible del tiempo arrebata los paraísos, oculta en la distancia las entradas a cuevas con los viejos tesoros, despedaza la juventud y el cetro radiante de las civilizaciones.

Esta radicalizada conciencia de la pérdida de la naturaleza, y el látigo inapelable del tiempo, se diferencia de la filosofía que subyace a la pintura oriental de paisajes. En las pinturas de numerosos pintores chinos o japoneses, el hombre siempre celebra su vivir dentro de la inmensidad natural. El sujeto oriental no contempla la vastedad con la angustia de estar ante una grandiosidad extraña e inalcanzable. El pintor oriental se une emocionalmente con el paisaje que emana del pincel; y, en el caso de la pintura de estirpe Zen, el pintor, como observamos, es guiado por la espontaneidad natural del inconsciente.

El artista, y el hombre oriental en general, viven dentro del espacio de la naturaleza. Y cuando el hombre luce pequeño en el paisaje no será porque una naturaleza mancillada regresa para socavar y aplastar la soberbia humana. El contraste entre la inmensidad natural y la pequeñez del hombre es una forma de subrayar la fascinación de vivir dentro de los superiores poderes naturales. Algo de este tenor podemos encontrar en un grabado de Hokusai donde un gran árbol se yergue seguro y majestuoso. Su grueso tronco insinúa fortaleza, el vigor de la vida vegetal y también la riqueza de su historia, sus largos años, de lento y silencioso crecimiento. Un cielo azul brilla detrás. En el horizonte, se erizan lejanos picos nevados. Y, a los pies del árbol, se alzan unos campesinos que miran absortos y respetuosos al gran ser de ramas, raíces y madera. Y los hombres alzan sus brazos, como si desearan abrazar al árbol, en un gesto de calidez que habla de veneración y hermandad entre el hombre y la naturaleza. En la pintura del estilo ch'an, Pescador y leñador, de Sesshu, las figuras humanas son apenas esbozadas con un delgado trazo de tinta sobre papel. Fiel a la pintura Zen arquetípica, lo que prevalece es el vacío circundante. Aquí, se manifiesta otro ejemplo de desigualdad espacial entre la amplitud natural y la presencia humana. Pero la desproporción, como en la obra antes mencionada de Hokusai, no busca apabullar o subrayar la inferioridad y el extravío humano en una realidad no comprendida ni dominada. Por el contrario, aquí, la pequeñez del pescador y el leñador es expresión del aflorar del ser humano, como todo lo demás, desde la vacuidad, desde un vacío primario del ser que ya no es un trasfondo de abrumador pathos trágico, sino un inefable y no representable manantial creador.

Entre la pintura romántica de paisaje y el arte pictórico oriental existe otra coincidencia formal que es, a la vez, una diferencia sustantiva: la apelación a estados brumosos y a figuras veladas. En ambas tradiciones, las brumas sugieren, insinúan, denotan. Pero es distinto lo insinuado.

Lo semioscuro, brumoso y confuso posee mayor poder expresivo que lo lineal y transparente. El gran teórico inglés de la estética del siglo XVIII, Edmund Burke, en su conocido tratado sobre lo bello y lo sublime, manifiesta que "en la naturaleza las imágenes sombrías, confusas e inciertas tiene un mayor poder para suscitar en la imaginación las grandes pasiones que aquellas que son claras y límpidas"  [53].  Lo confuso y velado nutre una recepción imaginativa de la naturaleza, lo que coincide con la práctica romántica deimaginar para revelar lo real, y eludir así toda mera imitación de lo visible. Revelar es trascender la apariencia dada de las cosas por lo que la forma inmediata debe ser alterada y superada por la desfiguración propia de lo brumoso. Así, Caspar David Friedrich aseguraba que: "un paisaje desarrollado en la bruma parece más vasto, más sublime... El ojo y la imaginación se siente generalmente más atraído por lo vaporoso y lo lejano que por lo que se ofrece próximo y claro a la mirada" [54].

En Niebla matinal en la montaña, obra de 1807 de Friedrich, las brumas se expanden sobre el cuerpo de la naturaleza. En su clásica obra Viajero sobre el mar de nubes, un hombre vestido de negro, se muestra en el centro de la imagen, de espaldas. Sobre un oscuro peñasco, contempla la blanca extensión brumosa que oculta la visión directa de la naturaleza. Lo real sólo emerge en lo que se desvanece, en lo que se difumina. Turner será el maestro de la difuminación o desvanecimiento. Turner difuminaba en alto grado las formas naturales. Turner "tiende a crear un mundo imaginario, es decir, más real desde un punto de vista romántico, en el que se refleje la verdadera relación entre el hombre y la naturaleza"  [55]. El mundo pintado ya no es el de la impresión inmediata. Lo real aparente es una corteza encantadora y superficial. El ojo romántico penetra en la forma mediante la desfiguración, la difuminación. Numerosos son los ejemplos del paisaje difuminado turneriano: Yate aproximándose sobre la costa (1835-1849); el ya mencionado Tormenta de nieve... (1842); también, a pesar de sus trazos algo más nítidos, su conocido El barco de guerra Teneraire es transportado a su último ancladero para ser desmantelado (1838); Procesión de botes con humo en la lejanía (1845); y sin duda el célebre lienzo Lluvia, vapor, velocidad, donde Turner consiguió magistralmente su efecto de difuminación.

Los estudios cromáticos de Turner son numerosas acuarelas donde el color parece independizarse de la forma. El color ya no es un atributo de las cosas sino la expresión del espacio mismo y de lo que existe en él. En su Trama de colores (1819), un ejemplo de este tipo de pintura, Turner pintó varias franjas horizontales de diversos colores que tanto se pueden interpretar como una playa (franja rosada y amarilla) a la que luego le sigue el mar (franja azulada), y el cielo (expresado como una franja celeste claro rematada con tonos oscuros); o bien, por el contrario, puede interpretarse que se está sobre una lomada desde la que se contempla un valle coronado por unas montañas en el horizonte. La obra se torna indeterminada, indefinida. Lo indefinido es una noción afín a lo asimétrico, lo que recuerda el conocido carácter asimétrico de las pinturas o la arquitectura japonesas. La indefinición e imprecisión adquieren preeminencia en el pintor inglés, pero en esto "no hay que ver ningún defecto, sino que se trata de la expresión adecuada de la insondabilidad del mundo" [56] La evaporación del trazo definido y nítido en Turner se expresó también enBote en el mar (1835). Aquí, el artista británico pintó un mar y un cielo homogéneos, que sólo se diferencian por una pequeña variación de una tonalidad ocre. Cielo y mar están vacíos, salvo por dos pequeñas imágenes en el centro, dos botes, uno rojo y otro negro, que proyectan sus sombras en el agua. Sus formas nacen de un trazo que evita precisiones o detalles. Las embarcaciones se sugieren por una mínima figuración. Ambos botes indefinidos parecen emanar del vasto espacio de cielo y mar vacíos que lo rodean. Los pequeños botes que brotan de la vacuidad circundante parecen vivos, animados, preñados de una vitalidad intensa. Es una imagen que hace recordar a Pescador y leñador de Sesshu; allí, dos hombres en el centro palpitan animados por mínimos y vivos trazos negros y son rodeados por un paisaje velado, difuminado, que insinúa la desmaterialización del espacio o, quizá, la sutil emergencia de las formas desde un velo vacío que todo lo envuelve.

Sin embargo, la pintura romántica en Turner es la sugerencia del enigma extraño y distante de lo real. Los paisajes brumosos y con mínimos trazos del arte oriental son también la sugerencia del misterio. Pero lo misterioso aquí no es el enigma impenetrable de un ser absoluto, distante y no visible. Por el contrario, en la pintura oriental lo velado oculta pero sin aniquilar la posibilidad del encuentro entre lo humano y la fuerza vacía y creadora desde la que todo emerge.

En el indefinido paisaje romántico el centro de la naturaleza es ausencia que se aleja. En Oriente, lo velado es vida absoluta. Que se acerca.

Y está a punto de revelarse.



VIII. CAGE, EL SONIDO Y LA ATENCION AL PEQUEÑO RUMOR

En la sala de conciertos saltan las notas desde los instrumentos hacia el público. Los oídos, con respeto y deleite, escuchan lo que su educación les ha enseñado que es la música en su expresión más excelsa: la sinfonía, los pentagramas de pulcras notaciones, el escenario animado por la orquesta compuesta por eximios músicos profesionales.

Y resuena la gran música, que no percibe una lluvia que, afuera, se precipita intensamente sobre las calles; y que entrega su sonido.

Y un hombre habla con otro. Y también entrega su sonido. Y un pájaro bate sus alas; los automóviles se deslizan sobre las superficies mojadas, y cruje el pedal de una humilde bicicleta que se desplaza sobre una vereda.

Y todo entrega su sonido.

Y ningún sonido se desperdicia. Ninguna sonoridad pasa sin antes resonar dentro de una sinfonía general, que rompe las paredes de la música del concierto.

Y en todos los sitios brota como lava de un activo volcán los sonidos. Los sonidos audibles, y otros que son silencio. Pero que también pueden ser escuchados.

Los sonidos emanan de todas las cosas que se chocan o encuentran.

Y todos los sonidos por igual son música. Que es digna de ser escuchada, percibida, atendida. Así lo afirmó John Cage, el máximo agitador cultural de la escena norteamericana, el pregonero de la música indeterminada, una apertura a la sonoridad completa del mundo. Cage abandonó el mundo de unos pocos sonidos relevantes para luego habitar el universo de los infinitas sonoridades. En esta ampliación de la percepción sonora fue fundamental la influencia del Zen. El vínculo de Cage con el Zen nació de sus encuentros con Suzuki en la Universidad de Columbia. "Una de las postulaciones del Zen que Cage encuentra totalmente acorde con sus propias ideas es que debemos aceptar la totalidad de nuestra realidad perceptual; la música que nos rodea todo el tiempo" [57].  La totalidad involucra también lo azaroso, lo aleatorio, lo casual. Cage apeló a métodos que provocaban la manifestación de lo azaroso y su poder creativo. En ocasiones, marcaba las diversas imperfecciones que pueden hallarse en una hoja de papel, como agujeros, manchas, decoloraciones. Luego yuxtaponía una hoja trasparente sobre la hoja marcada. Las marcas eran así recogidas y trasladadas después a un pentagrama donde se transformaban en notas de composición.

Cage también componía mediante el método de tirar dados y revolear monedas que obtuvo del I ching, o Libro de los cambios, uno de los textos más antiguos y fundamentales de la filosofía china. Asimismo, su obra Winter music (1957) fue el resultado de una partitura consistente en cúmulos de notas distribuidas de manera irregular en veinte páginas de papel pentagramado. Esta partitura no exigía una lectura única; por el contrario, los músicos podían leerla de manera discontinua, combinando diversas agrupaciones de notas. También la duración de las ejecuciones era indeterminada. La ejecución implicaba así un azar inducido.

En los últimos años de la década del treinta Cage inventó su famoso "piano preparado" que consistía en agregar al encordado del instrumento bulones, tuercas, tornillos, pedazos de goma. Este piano transformado podía así entregar una nueva e inesperada gama de combinaciones sonoras.

En muchos conciertos de Cage, los ejecutantes alternaban la producción de sonidos con largos periodos de silencio, y la obtención de sonidos concretos mediante el pellizcar las cuerdas del piano y sus costados. A lo que se le agregaba la sintonización en una radio de alguna onda al azar. La música ya no es sonoridad intencional, sino un torrente azaroso de sonidos. Todo sonido es así música. Y el silencio es alta musicalidad como lo testimonia 4' 33'', la pieza quizá más célebre de Cage. En su primera ejecución, el pianista David Tudor se dispuso frente al piano. En silencio. La única acción consistió en mover las manos en tres ocasiones. Todos los sonidos, incluso el silencio, son componentes válidos de una experiencia ampliada de una música, que ya no reproduce la vida, sino que la expresa en su libre fluir.

El aprendizaje musical no es ya la formación académica del Conservatorio sino la desnudez desprejuiciada del oído que percibe todos los sonidos que borbotean en el tejido completo de lo real. El punto culminante de esta apertura a la audición de la música completa del mundo es el callar. Un no hacer que es una activa receptividad. El atento callar de la música preconcebida ante la musicalidad del todo. De ahí que Cage manifestaba: "la música que prefiero aún más que la mía, o que la de cualquiera otra compuesta por alguien, es la que escuchamos cuando nos callamos" [58].

En su práctica de la vanguardia, en su condición de "profeta de la desorganización musical", y "gran sacerdote de lo casual", Cage exhibió una "dialéctica Zen perfectamente ortodoxa" [59]

Cage expuso la acción que quiebra el letargo de la percepción e instaura la atención ante la riqueza sonora de la existencia. Pero...

IX. ES UN LARGO RESPIRO A LA DISTANCIA...

... es un largo respiro la distancia entre Occidente y lo percibido en Oriente.

La filosofía y el arte occidentales pueden pregonar la realidad superior de lo irracional, lo silencioso, lo vacío, lo no pensable y ausente. Pero la mente occidental no supera la paradoja de convertir lo indefinible en un nuevo nivel de la definición. El Zen, y sus manifestaciones artísticas, restituyen el espontáneo frescor de una realidad indefinible. El Zen descubre el manantial de aguas no traducibles en palabras. Todo su anhelo es no interrumpir la corriente de la existencia mediante ninguna definición. En varias oportunidades, la cultura occidental arribó a una aprehensión de lo real como dinámica indefinible. Lo sublime en la estética de Burke o Kant, el paisaje deformado turneriano, lo dionisíaco nietzscheano o el objeto ausente mallarmeniano, denotan la intuición de un nivel primario del mundo ajeno a toda forma ordenada. La ciencia contemporánea también, mediante Heisenberg y los caminos cuánticos, descubrió lo indeterminado imprevisible como raíz del movimiento en el plano microscópico de la materia. Wittgenstein suspendía la palabra ante aquello sobre lo que no se puede hablar [60];  Heidegger reservaba para el ser un carácter siempre oculto, por lo que el ser nunca se congela o cristaliza en un sentido último. Foucault postulaba siempre una esfera de lo otro, del afuera [61]  Diversos senderos en la cultura moderna, como ya señalamos antes, por los que lo indefinible resplandece como la arteria más subterránea de lo real.

El carácter abierto, indeterminado y no concluido de las creaciones de Pollock, o del arte cinético, son una forma de sugerir el movimiento de lo real y lo indefinible y dinámico del mundo.

Sin embargo, los saltos occidentales desde la filosofía, la ciencia o el arte, hacia el ser indeterminado e indefinible no disuelven la necesidad más desesperada de la mente occidental: el imperativo de ordenar aun no lo ordenable. Las presuntuosas cumbres de nuestro saber no renuncian a definir una realidad indefinible. Umberto Eco suscribe la necesidad occidental de vivir en un paradójico mundo de lo indefinible definido, dado que, aunque se celebre lo mudable e inexpresable, no se renuncia a definir la realidad "nuevamente a través de las leyes provisionales de la probabilidad, estadística, porque el orden y la inteligencia que distingue constituye su vocación" [62]

Los estallidos Zen de Cage o del arte informal chocan así con la rígida vocación definidora Occidental. El camino oriental para la salida de lo definible se convierte en Occidente en la elección de un nuevo método de explicación filosófica o de salvación espiritual. Kerouak, en El camino del dharma, creyó que la salida de lo real limitado y definido hacia una realidad libre y vivaz puede encontrarse al deambular por el bosque y al sentir que "todo es bueno para siempre, y para siempre y para siempre", y que "si pudiera comprender, si pudiera olvidarme de mí mismo y dedicar mis meditaciones a la liberación, a la conciencia y a la beatitud de todas las criaturas vivas, comprendería que todo lo que es es éxtasis" [63]  Es el deseo del éxtasis antes que la real apertura a una realidad no definible ni comprensible por la lógica. Pero este deseo de lo extático no asegura, porque nada puede hacerlo, la posibilidad efectiva y espontánea del éxtasis. El anhelo de éxtasis es nueva manera definir la realidad buena, querida, ideal. El deseo de lo extático es otra expresión de la vocación definidora occidental.

Además, a pesar de sus condiciones de moda cultural en ciertos momentos, el Zen en Occidente es alimento para una minoría. Situación distinta a una tradición nacional, como es el caso del zenismo en Japón.

Entre la bendición del satori en Oriente, y la avidez trascendente en Occidente, late la fría distancia. En Oriente, el absoluto sin nombres es, en su misterio, una brisa cercana. En Occidente, ya sea alguna cima del arte romántico, o un arte que gozosamente acepta su estirpe Zen, la realidad como río ajeno a las definiciones se desvanece en una orilla perdida. 

Y los pájaros del Oeste vuelan. 
Pero sin encontrar las ramas del gran árbol. 
Mientras tanto, llueve. 
Los pájaros del Este vuelan dentro de la lluvia. 




Diagramación & DG: Pachakamakin


CITAS:

[30] Entre los más de cincuenta nombres de Hokusai se encuentran: Katsu Shunro Gwa, Shunro Gwa, Katsushika Taito hitsu, Zen Hokusai litsu hitsu, Hokusai aratame litsu hitsu, Gwakyojin Hokusai hitsu, Sori Hokusai gwa, Zen Hokusai Manji, Shinsei Hokusai, y muchos otros.
[31] O. Svanascini, La pintura zen..., op.cit., p.63.
[32] Nos referimos al ensayo El sencillo resplandor de los objetos. La ceremonia del té y el arte occidental. Una obra clásica sobre la ceremonia del té o chanoyu fue escrita por O. Kakuzo. Ver Okakuro Kakuzo, El libro del té, ed. Leviatán.
[33] Eugen Herrigel, El tiro del arco en el zen, Buenos Aires, ed. Kier.
[34] Sobre el arte de la espada en el zen, ver D. Suzuki, Budismo zen, op.cit., pp 30-32. y Carmelo G. Ríos, Ronin. El guerrero errante, Barcelona, ediciones Obelisco.
[35] Sobre el teatro Noh, y sobre su comunicación con lo sagrado, Gabriel Sarando, investigador argentino de esta ancestral expresión teatral japonesa, afirma: "Ezra Pound acertó a definir al Noh como un teatro "no-mimético". Aquí no se busca imitar alguna acción humana - al estilo de la mímesis praxeos del drama griego tardío y de la tragedia isabelina- más bien se trata de evocar, a través de una sutil coreografía que recuerda el movimiento de los títeres, la acción de espíritus sobrenaturales. Dioses, Fantasmas, Héroes o Demonios que, aun habitados por pasiones humanas, no guardan con lo humano más que una lejana similitud -indescifrable a veces entre el vasto sistema de gestos simbólicos-; una mano que se levanta sobre la frente, mientras el cuerpo se contrae; una rápida caminata, algunas pisadas rítmicas acompañadas por el canto gutural y profundo de un instrumento viviente. Estos son los recursos de un teatro nacido de las danzas de máscaras y la manipulación de marionetas que, por partes en Asia- desde la India hasta Java e Indonesia, China y Japón- ha sabido coexistir con la magia y la música perpetuando experiencias del más lejano pasado.", en Gabriel Sarando, Dioses, magos y marionetas, Buenos Aires, Editorial Vinciguerra, 1996, p.15-16.
[36] Sobre la relación entre surrealismo y el regreso al paraíso adánico y edénico puede consultarse: Julio Cortázar, La teoría del túnel, en Teoría crítica, v. 1, ed. Alfaguara.
[37] Octavio Paz, La búsqueda del comienzo (escritos sobre el surrealismo), Madrid, editorial Fundamentos, p.59.
[38] Respecto a la escritura automática, Breton expresa sus condiciones en El primer manifiesto surrealista: "Ordenad que os traigan recado de escribir, después de haberos situado en un lugar que sea lo más propicio posible a la concentración de vuestro espíritu, al repliegue de vuestro espíritu sobre sí mismo. Entrad en el estado mas pasivo, receptivo, de que seáis capaces. Prescindid de vuestro genio, de vuestro talento, y del genio y del talento de los demás. Decíos hasta empaparos de ello que la literatura es uno de los más tristes caminos que llevan a todas partes. Escribid deprisa, sin temor preconcebido, escribid lo suficientemente deprisa para no poder refrenaros, y para no tener la tentación de leer lo escrito..", en El primer manifiesto surrealista, en Las vanguardias artísticas del siglo XX, Alianza, p. 337.
[39] Octavio Paz, op.cit., p.37.
[40] Enrich Fromm vincula este proceso con la "cerebración": "...queda por mencionar otro aspecto que no conduce a una deformación, sino a hacer que la experiencia sea irreal por cerebración. Me refiero al hecho de que creo que veo- pero sólo veo palabras; creo que siento, pero sólo pienso sentimientos. La persona que está en la caverna y que, como en la alegoría de Platón, sólo ve sombras y las confunde con la realidad inmediata. Este proceso de cerebración se relaciona con la ambigüedad del lenguaje. Tan pronto como he expresado algo en una palabra, se produce una enajenación, y la experiencia plena ya ha sido sustituida por la palabra. La experiencia plena existe sólo, en realidad, hasta el momento en que es expresada por el lenguaje. Este proceso general de cerebración está probablemente más difundido y es más intenso en la cultura moderna que en ningún otro momento de la historia" (en S. Suzuki y E. Fromm, Budismo zen y psicoanálisis, op.cit., pp.118-119.
[41] La desrepresión surge cuando se comprende que "el descubrimiento del propio inconsciente no es...un acto intelectual, sino una experiencia afectiva, que sólo difícilmente puede traducirse en palabras, si acaso puede hacerse" (en D. Suzuki y E. Fromm, op. cit., p.120).
[42] Mario de Michelis, Las vanguardias artísticas del siglo XX, Madrid, Alianza, p. 181.
[43] Octavio Paz, op. cit., p.57.
[44] Willem de Kooning (1904-1997), pintor holandés, se inició como decorador y se integró luego a la Academia de Artes Plásticas Wetenschappen. Siendo muy joven, a los 22 años, se trasladó a Estados Unidos y se estableció en Nueva York. Fue uno de los iniciadores de la abstracción, aunque aún su pintura observaba incrustaciones figurativas. Luego de la Segunda Guerra Mundial se transformó en una de las máximas personalidades de la action painting norteamericana, junto a Jackson Pollock. Dentro de su universo abstracto, la figura femenina es imaginada en tonos desgarradores y es sometida a una salvaje violencia. Ejerció la docencia en la Universidad de Yale y, en 1960, fue nombrado miembro del Instituto Nacional de Artes y Letras de Washington.
[45] Alfredo Aracil y Delfín Rodríguez, El siglo XX. Entre la muerte del arte y el arte moderno, Madrid, Ediciones Istmo, Colección Fundamentos 80, p.349.
[46] Ibid., p.365.
[47] El movimiento artístico Gutai, liderado por Jiro Yoshihara y Shozo Shimamoto, comenzó en 1955 a publicar Magazine Gutai, órgano de difusión de sus ideas fuera de Japón. Shimamoto escribiría: "queríamos decir con Gutai que debíamos mostrarnos directa y concretamente. No queríamos mostrar nuestros sentimientos indirecta o abstractamente." Las "presentaciones directas" de Gutai consistieron en diversoshappenings. Shimamoto creó un proyectil de óleo de colores dentro de un tubo de acero y lo hizo estallar contra un lienzo. Kazuo Shiraga, suspendido desde un techo, esparcía pintura a los lienzos con sus pies. Saburo Murakami, en 1955, corrió a través de 17 hojas de papel coloreadas hasta caer exhausto.
[48] Rafael Argullol, La atracción del abismo. Un itinerario por el paisaje romántico., p.14.
[49] Esta nostalgia de fusión con la naturaleza perdida se relaciona también con la experiencia con una divinidad que muchos románticos estimaban como creadora del universo material. Turner dejó muchos escritos con anotaciones sobre su obra o su vida interior. Muchos se han perdido, pero algunos breves pensamientos aforísticos se han rescatado; en uno de ellos el pintor inglés manifiesta: "Viajaré sujeto a la misma tempestad que azota mi alma. Nada detendrá mi anhelo de respirar el aliento de Dios" (citado en Javier Cófreces, Alberto Muñoz, El cuaderno rescatado, en Venecia negra, Buenos Aires, Ediciones en danza, p. 190). Se cree que este pensamiento turneriano se vinculaba con su experiencia a bordo del Ariel durante la famosa tormenta. El anhelo de respirar lo divino no significa la posibilidad de senitr a un absoluto creador como realidad cercana y efectivamente experimentada.
[50] El arquitecto y grabador italiano Giovanni Battista Piranesi nació el 4 de octubre de 1720 en Mogliano, próximo a Mestre. Sus primeros veinte años transcurrieron en Venecia. Parte esencial de su creación se relacionó con las veduta, una serie de grabados que consistía en la fiel representación de lo urbano cotidiano. En estos grabados, vinculado con el arte del aguafuerte, Piranesi plasmó su emoción ante la Roma imperial. La serie Vedute di Roma llegó a constar de 135 estampas realizadas durante 30 años, hasta la muerte de Piranesi, en 1778, en Roma, ciudad en la cual se había instalado. Con la difusión de las Vistas de Roma, Piranesi transformó un género de imágenes descriptivas en un poderoso medio evocador de una Roma antigua definitivamente perdida y reducida a un cúmulos de ruinas.
[51] Respecto a Fuseli, Argullol destaca: "El pintor suizo Fuseli -italianización de Fussli-, escasamente conocido en la actualidad, tuvo gran importancia en el desarrollo de la sensibilidad romántica en el terreno de la pintura y, sobre todo, del dibujo. Sus ilustraciones de Shakespeare, Milton y Wieland marcan el camino de la posterior tradición romántica en este camino, desde William Blake y Eugene Delacroix hasta Joseph Anton Koch y Gustav Doré. El mismo Edgar Allan Poe se ha referido al "terror intenso, indescriptible que Fussli pinta en las telas". (En R. Argullol, La atracción.., op.cit., p.29.
[52] Algunas de las obras románticas de una realidad en ruinas son Giovanni Paolo Pannini, Capricho de ruinas romanas; Johann Christian Klengel, Ruinas del Templo de MInerva; Templo de Minerva en Agrigento e Invierno de Caspar David Friedrich; Karl Blechen, Iglesia gótica en ruinas; Ernst Ferdinad Ochme, Ruinas de una iglesia gótica; John Constable, Hadleigh castle.
[53] Edmund Burke, "A philosophical enquiry into the origin of our ideas of the sublime and beatiful", J. Dods-ley, Londres, 1764, II, cap. IV, citado en R. Argullol,op.cit., p.110.
[54] R. Argullol, op. cit., p.110.
[55] Ibid., p.114.
[56] H. Burke, Turner, Taschen ediciones, p.74.
[57] Richard Kostenetz, Usa: revolución cultural?, Buenos Aires, Rodolfo Alonso editor, 1972, p.187.
[58] Ibid., p.177.
[59] Umberto Eco, Obra abierta, Planeta-Agostini, 1992, p.261.
[60] L. Wittgenstein, Tractus logicos-Philosophicus, ed. Alianza.
[61] Michel Foucault, El pensamiento del Afuera, ed. Pre-textos.
[62] Citado en Umberto Eco, op.cit., p.274.
[63] Ibid. p.256-57.

6.21.2012

DICTAME QUE ME GUSTA...


Por Roberto Daniel León


Escandalizada, joven profesora cuelga los libros...

Siempre me gustó eso de los títulos y los epígrafes, quizá por aquello de la síntesis. Debo confesar, no obstante, que no confío del todo en la completud de las mismas, por lo que procederé de inmediato a victimizar ocasionales lectores con el siguiente desarrollo: Ella comenzó hace muy poco a dictar clases en la escuela secundaria (o como se llame la semana próxima). No tanto por ser joven, sino por habérselo tomado en serio, pretende que los alumnos adquieran los conocimientos impartidos y utiliza recursos que faciliten el proceso, como es el caso de la analogía.


La cosa parece simple: se refiere a imágenes y-o situaciones concretas –por todos conocidas- para trasladarse desde allí, mediante la comparación, al nuevo concepto que se pretende transmitir. Jesús usaba ese método –las parábolas- según se relata en los Evangelios (especie de biografías del maestro de las cuales se “popularizaron” cuatro). A él le fue bastante bien en general –exceptuando el final- pero a nuestra joven amiga no.


Aunque cualquiera podría jurar lo contrario, el elemento “conocido” utilizado en la analogía, resultó no serlo tanto. Parece que el funcionamiento de una ciudad es algo bastante misterioso para muchos y la recolección de residuos (por nombrar un detalle), es una actividad que se registraría en el terreno de la generación espontánea, o algo así. Intentando sostener una presencia de ánimo que tambalea entre el estupor y la frustración, nuestra protagonista procura explicar lo que suponía obvio.

Como la cosa se ponía difícil para todos, los educandos proponen una salida: 

-Profe, por qué mejor usted nos dicta y nosotros escribimos?

Nada qué entender, a quién se le ocurre? 
El dictado, aparte de ser un recurso, tiene en sí mismo un alto contenido simbólico y, en este caso, representativo de la sociedad que los formó. Son muchos los que prefieren que les “dicten”. La asociación es libre.

Por otra parte, cualquiera con dos dedos (horizontales) de frente, sabe que en el contexto actual la práctica del dictado es para que parezca. En general, la mayoría no solo escribe mal lo que le dictan, sino que además no tiene comprensión alguna de lo que está oyendo y escribiendo.

Cómo se llegó hasta ahí?

Hay causantes y muchísimos cómplices, encontrándose en los primeros puestos los docentes-estafadores. Un docente estafador es aquel que, acomodándose al deterioro o los intereses del poder de turno, se pliega a la decadencia propuesta para generar consumidores pasivos, lo cual termina por producir un caos de tal magnitud que amenaza no solo a la sociedad, sino a la civilización toda. Así como pueden organizarse para resistir la decadencia de los salarios, bien pudieron hacerlo con la decadencia de los conocimientos. Aprobar a un alumno que no sabe, es estafarlo. Ocurre a menudo que algunos de los estafados quieren ser docentes, y lo logran…

Sigo pensando que tiene razón mi amigo, el que dice que la escuela reproduce inexorablemente a la sociedad.

Quizá deba desterrar definitivamente la fantasía con la que crecí, un mundo donde los maestros eran diferentes y lo sabían todo. En fin…




EL LENGUAJE DE LOS DIOSES [1/5]

Por Alexis Astúa








UN FENOMENO ANTIGUO

Estas Extrañas Manifestaciones se remontan a 1948, cuando en los Campos de Wiltshire en Inglaterra comenzaron a aparecer Extrañas Formas Circulares en los Campos de Cultivo de Trigo, con diferentes Diámetros. Estas Primeras Figuras (de la Era Moderna del Fenómeno) eran perfectas y no mostraban rastros de actividad humana cerca. Nadie se explicaba como aparecían allí. Aunque si bien es cierto que muchos Investigadores datan los Registros Históricos desde la Edad Media, como las Primeras Apariciones de las misteriosas Figuras conocidas en aquel entonces como los Los Anillos de Hadas. 


La Era Moderna de estas Apariciones se establece después de la Segunda Guerra Mundial, al igual que el caso de las Apariciones de Objetos Voladores No Identificados (OVNIs) reportados por los pilotos de la esa época. Podríamos decir que acá interviene el Factor Cultural -haciendo que cada pueblo interprete lo observado a su manera- por ende, realmente se han encontrado Registros de estas misteriosas Figuras desde hace miles de años.

Echemos un vistazo al Pasado: así por ejemplo, pinturas rupestres encontradas en cuevas en la zona de Stonehenge, en Inglaterra (famoso Monumento Arqueológico y Astronómico), muestran hombres cazando Animales en el Campo y en una parte de ese supuesto “trigal” se puede vislumbrar lo que parece ser una figura aparentemente hecha con una especie espirógrafo. En el Museo Nacional de Viena en Austria se encuentran unas Tablillas de madera talladas y con Escritura inca, encontradas a inicios de Siglo XX en las Ruinas de Machu Picchu donde se escribe una Leyenda: 

“Los Dioses vienen de Más Allá de las Estrellas y vuelan en Círculos de Fuego sobre los Campos de Cultivo de Maíz”. 
En el interesantísimo libro del Prof. Agustín Alatorre M., titulado Escritos antiguos y tradiciones de America y de antes de la conquista Española, se narra un Documento que fue escrito por los Olmecas y que se encuentra en el National Museum of Antropology de Arkansas. El texto reza lo siguiente:
“Los Olmecas sabían de la existencia de unos extraños círculos aparecidos en los campos de Maíz, ellos decían que eran producidos por unos “huevos luminosos” que venían de muy lejos en la negrura de la noche, los cuales giraban y producían un movimiento que trazaba los círculos y absorbían los restos de hojas y cañas que iban arrancándole al terreno hasta dejar un círculo limpio y perfecto en el terreno”. 
En el Kharahatinka hindú (de la literatura Védica) que data del siglo III DC. reza textualmente: 
“La diosa Shiva con sus seis brazos baja a la tierra posada en una oblea luminosa. Los mueve vertiginosamente desatando todos los elementos que componen el universo. Con el remolino que forma por el poder de sus seis brazos, los campos de cultivo se mecen, la cebada rueda por los aires y las ruedas aparecen dibujadas en el campo”. 
Entre los relatos y leyendas de la Isla de Hawaii, existen Documentos muy importantes que hablan de extraños Trompos Luminosos, que llegan del espacio exterior; los cuales vuelan a baja altura casi a dos metros del nivel de las Aguas y giran vertiginosamente y hacen Círculos en el Agua delicadamente perfectos. Cuando estos Trompos se van, las figuras se desvanecen por la acción de las olas. En el siglo VII DC. en el Japón, un tal Huzhiro Okama escribió varios Documentos sobre papiros hechos de Arroz. En uno de los Documentos se habla de los:
“Extraños Círculos hechos en la vegetación junto al estanque de los Lotos”. 
Estos Círculos según narra Okama:
“Son perfectos y tienen perfectas lineas simétricas y estéticas en su interior”. 
Huzhiro comenta también de los Lotos Luminosos que giran en el Aire y que vienen de un lugar muy alto en el Cielo. Estos “Lotos” al girar producen los Círculos y se llevan a su vez toda hierba y basura que el remolino desprende. En la ciudad de Lasha en el milenario Tibet, se encuentra el Potala con sus techos dorados. Ese lugar es la residencia del Dalai Lama y en ella se encuentra una de las Bibliotecas más importantes del Mundo Budista. 

Entre cientos de Documentos Religiosos existe un Libro escrito en el Siglo XIII DC. y hecho con piel de Yak curtida. Dicho Volumen se titula el Lomphan Chuen, que quiere decir Los asuntos ocultos. Lo poco que se sabe de su Contenido es gracias al Profesor inglés Ubirajara Malton quien en su Libro Tibet’s People are contact for Space Civilization nos narra lo siguiente: 
“Supuestamente, desde Tiempos Inmemoriales han llegado Naves Foráneas, procedentes de lugares alejados del Universo a la tierra, específicamente al Tibet, y muchas de las Enseñanzas y la Filosofía de ese pueblo se debe gracias a los Tripulantes de estas Naves. El Dalai Lama y los grandes budistas son Producto de Reencarnaciones Sucesivas y sus almas serían las de extraterrestres milenarios. Los Alienígenas –continua- se han manifestado viajando en objetos en forma romboidal que giran vertiginosamente y que trazan extraños Círculos en los Campos de Cultivo; Círculos que son adorados por los Tibetanos como «Manifestaciones del Buda». Al pie de estos Círculos Creados por estos Objetos colocan rosarios, incienso, idolos y ofrendas varias además de velas hechas de cebo de Yak y cantos lúgubres y apagados.” 
En Inglaterra, en 1647, se muestra un Grabado en el que se ve a un Diablo con una hoz (o guadaña) cortando el Cultivo. El Dibujo representa la Teoría (típica de la época) que se intentaba utilizar como explicación en aquel momento. La noticia fue publicada el 22 de Agosto de 1678 en Hartfordshire y cuenta la Historia de un granjero que, luego de despedir a un segador que le pedía un precio excesivo para levantar su cosecha, recibió una maldición verbal de este hombre, algo así como: 
"Bien, entonces que se lo corte el Diablo". 
A la mañana siguiente, tal como ocurre hoy en día, encontró con horror una zona circular de sus Cultivos con el aspecto que muestra el Grabado. (La historia puede traducirse sin problemas del inglés que aparece en la hoja de noticias; el Diablo es un agregado acorde con la imaginación popular de la época, por supuesto) Si bien el personaje del Grabado está usando una guadaña y el título que le pusieron a la historia implica que las plantas fueron segadas, el Dibujo parece mostrar con bastante claridad las espigas "acostadas" y muy prolijamente ordenadas, algo típico en los Círculos que siguen apareciendo hoy en los Cultivos. 

En la Era Moderna de este fenómeno, como decíamos al Inicio, con cada Verano, las Apariciones se hacían más constantes y complejas, donde en las décadas de los 1940 y 1950 se llegan a presentar casos bastante contundentes de Figuras en Secuencia y con un aparente Orden Lógico; es a finales de los 70s y principios de los 80s cuando entre los vecinos de estas Localidades en Inglaterra comienzan a correr rumores de avistamientos de intensas oleadas de Luces Extrañas sobrevolando los Campos de Cultivo, asociadas éstas a la Manifestación de las Figuras Circulares. Es en este Punto cuando se comienza a relacionar el llamado Fenómeno OVNI con estas Luces y por ende con los Crop Circles. 

La reciente Desclasificación de Informes Militares de la Inteligencia Británica elaborados durante la Segunda Guerra Mundial, demuestra que hace sesenta años este Fenómeno ya se conocía bien, aunque no se le diese publicidad. Se dice que la Factura y Diseño de estas configuraciones resultaba evidentemente inteligente, hasta el punto de que el Servicio Secreto Británico pensó que eran obra de los nazis y que su objetivo consistía en marcar puntos de aterrizaje para sus Comandos paracaidistas, o emitir mensajes visuales desde tierra a los aviones alemanes. 

En agosto de 1982, cuatro personas observaron luces sobrevolando los campos aledaños a Warminster (Inglaterra) donde días después aparecieron varios círculos. En 1985 en Goodworth Clatford y 1987 en Westbury, diversos testigos observaron brillantes objetos voladores. La tarde del 6 de Julio de 1985, Jack Collins y su esposa conducían por Stockbridge, cuando observaron un enorme objeto circular suspendido sobre unas colinas cercanas; aterrados le informaron a la policia de Hampshire, quienes acudieron de inmediato al lugar sin encontrar nada extraño, al día siguiente aparecieron dos Formaciones de Cinco Círculos cada una, en Goodworth Clatford y en Alresford. 

Desde mediados de los 90´s y principios del presente Siglo las figuras continuaron apareciendo con una Complejidad Exponencial y un grado de Perfección prácticamente fantástico. Tanto es así que, las figuras aparecidas del año 1999 en adelante presentan ya Patrones Tridimensionales, Fractales Matemáticos Complejos, Informaciones Astronómicas u Astrológicas y dejan a entender que sus Autores son seres inteligentes y poseen un nivel de Conocimiento igual o superior al nuestro en cuanto al Conocimiento de la conformación de la Materia y la Estructura de la Creación, como veremos adelante. Para 1996, se habían descubierto más de 8.000 Formaciones en todo el mundo, cada año aumentando en complejidad y desconcertando las expectativas. 

Entonces tuvo lugar un salto adicional del Fenómeno que causó eco en todo el mundo. A las 5:15 de una tarde de verano de Julio de 1996, un piloto de la RAF voló sobre los campos del sitio histórico de Stonehenge, cerca de la concurrida carretera de WiltshireUtilizando Stonehenge como punto de referencia para un circuito aéreo, volvió a sobrevolarlo a las seis de la tarde y oficialmente registró el Patrón más asombroso que de alguna manera había aparecido de ninguna parte en el campo de debajo, cientos de metros de longitud y asombroso en su Complejidad. Luego denominado el Conjunto Julia (debido a su similitud con las formas fractales conocidas como Conjuntos Julia, nombre derivado del Matemático francés Gaston Julia), rompió todos los récords: el Diseño más Largo y Complejo visto hasta ese momento y el primero que se creó durante las horas de luz diurna –en el espacio, según un guarda de Stonehenge, de unos 15 minutos. 


El Conjunto Julia: revolución en 1996 

Para los Matemáticos y Geómetras representaba una imagen fractal generada por computador, un motivo que se repite a sí mismo indefinidamente mientras que cada vez se hace más pequeño. Se comentó que el agricultor había negado el acceso a los visitantes y había insultado en voz alta a los “borrachos bromistas” que lo habían hecho, hasta que alguien le mostró una foto aérea, a la cual reaccionó diciendo: 
“¡Las personas no pueden hacer eso!” 
Hasta la fecha se considera por muchos como la Formación más hermosa de todos los tiempos, incluso a pesar de que un poco después se descubriera un Conjunto Julia Triple, y luego la extraordinaria Espiral Abierta, que consta de una amalgama de los anteriores con más de 400 Círculos Perfectos, y una longitud aún mayor de más de 328 metros. Estas figuras aparecen usualmente en Campos sembrados con Cebada o Trigo, aunque también fueron halladas en Cultivos de Maíz, Avena, Caña, Pastos y Arboles. También se las ha reportado en Campos Nevados. En otras palabras, en cualquier material orgánico o suficientemente blando donde se pueda hacer una impresión distinguible. Aparece una correlación con la existencia en los alrededores de Antiguos Lugares habitados. Se los ha reportado en todos los Continentes y en más de setenta países, como Inglaterra, Estados Unidos, Canadá, Australia, Brasil, Argentina (cultivos de Girasol), Rusia, India, Alemania, Sudáfrica... 




LA INVESTIGACION 

Es en 1981 cuando el misterio de los Crop Crcles lleva a Pat Delgado, un Ingeniero Electromecánico jubilado y el Más Grande Investigador de este Fenómeno, a tomar la batuta de la recopilación de Datos y Evidencias, con un entusiasmo al que se sumaría Collin Andrews, Ingeniero británico y una Autoridad en cuanto a Agrogramas se refiere. El talento y la entereza de ambos logra demostrar con el paso del tiempo que estas Formaciones no se deben al Azar ni a la manipulación humana, sino más bien son creados por una Inteligencia y Tecnología superiores a la nuestra. Una anécdota interesante la narra Collin Andrews a continuación: 

“En 1991 un grupo de investigadores y yo decidimos efectuar vigilancias nocturnas en un campo de Westbury, donde aparecen círculos desde hace varios años, con la esperanza de poder observar el modo en que estos aparecen. Me tocó relevar a uno de mis compañeros poco antes de la medianoche, el cielo estaba nublado y hacía bastante frío y con la ayuda de visores nocturnos infrarrojos observamos los campos. Hasta esa hora nada había ocurrido. Además, nos repartimos a lo largo del área para que nada ni nadie pudiera escapar a nuestra atención.
Poco después de la 1 AM comenzó a caer un fuerte aguacero pero no entorpeció nuestro trabajo. Más o menos a las 3 AM el frío se hizo más intenso y descendió una fina capa de niebla sobre los campos. Eran las 4:30 AM cuando el cielo comenzó a clarear con las primeras luces; una joven fotógrafa que nos acompañaba preparó su cámara y telefoto para captar el espectáculo del amanecer y llamó nuestra atención con un grito de sorpresa y júbilo.
Justo en el campo que teníamos enfrente a nosotros, a no más de media milla de distancia se notaba una gran mancha oscura que contrastaba. De inmediato tomamos nuestros binoculares y visores y ahí estaba... Un enorme conjunto de tres círculos que formaban un triángulo perfecto en medio de un campo de cebada limpio y sin huellas. «Anoche no estaba allí», gritó la joven. No observamos nada extraño y nunca nos dimos cuenta de nada”. 
Entre los investigadores de este Fenómeno, se tiene la certeza de que el Servicio Secreto Británico está involucrado en la divulgación de figuras falsas, en un intento por crear confusión y desviar la atención publica. ¿Cuál será la razón de querer desprestigiar algo que ya de por sí se cree un fraude, algo que oficialmente no es verdad y que se tiene como un capricho de la Naturaleza?

En 1985 se realizó una importante reunión entre Pat Delgado, el ovnílogo Chris Wood, y el Teniente Coronel Edgecombe, del Grupo de Investigación y Reconocimiento de Fenómenos Aéreos, con el fin de analizar los datos recolectados hasta el momento. Así pudieron determinar que los Círculos presentaban características semejantes entre sí. Estas marcas solían aparecer en Campos Cultivados con Trigo y Cebada, generalmente en verano y durante la noche. Los redondeles se agrupaban en conjuntos de cinco; las plantas presentaban una inclinación con forma rotatoria en la mayoría de las veces con orientación de agujas de reloj aunque algunos tenían sentido contrario. 

En el suelo no se detectaban rastros o residuos, y las plantas de los alrededores no eran afectadas bajo ningún concepto. Las marcas, año a año seguían apareciendo unas semanas antes de cada cosecha, pero cuando alguna teoría sobre su origen parecía resolver el problema, el Enigma se profundizaba, cosecha tras cosecha, y lo que había empezado como Grupos de Círculos se tornaron en Complejas Figuras Geométricas, impactantes dibujos de tamaños colosales que descartaban cualquier solución hasta entonces esgrimida. 



Pat Delgado tuvo la idea de utilizar una Varita Zahorí en el estudio de los Círculos, si la energía que creó las marcas aún estaba presente, quizá la Varita podría ayudar a detectarla. En anteriores ocasiones Delgado ya había utilizado sin éxito la famosa vara en forma de horquilla. Para los Círculos utilizó las Varas rotativas horizontales, pero estas se movían con tal desorden de izquierda a derecha que decidió cambiar de estrategia. Luego elaboró un sencillo Péndulo, con el que consiguió buenos resultados. 

Y lo intentó por primera vez en un Conjunto de Círculos que aparecieron en Punch Bowl, el 25 de Julio de 1987, a media distancia del centro y el extremo norte del Círculo principal. Durante unos segundos el Péndulo se mantuvo sin movimiento, pero luego comenzó a girar en el sentido de las manecillas del reloj, hasta trazar un Círculo de unos cuarenta centímetros de diámetro. Delgado hizo girar el Péndulo en dirección opuesta, pero este no tardó en detenerse para reanudar su balance de izquierda a derecha y tan solo en uno de los círculos el Péndulo giró en sentido contrario.

Algunos, como Jon Erik Bekjord, se lanzaron a la tarea de "descifrar" los Círculos, empleando Alfabetos Antiguos como el Tifinagh de los beréberes y el Ogham de los Antiguos Celtas, obteniendo mensajes que decían "huyan de este sitio" y afines. Algunos estudiosos del nuevo fenómeno lo denominaron UGM o Unidentified Ground Markings (Marcas Terrestres no Identificadas), ya que los Círculos, si bien manifestaron una preferencia por los Trigales de Wiltshire, se producían sobre Césped, Nieve y otras superficies en otras partes del mundo. 

La comunión de voluntades y búsquedas de Respuesta originó la Formación del Centre for Crop Circle Studies, que trabaja hace años recopilando materiales, realizando investigaciones y promoviendo actividades tendientes a buscar Soluciones y Experiencias similares en todo el mundo. Debemos recordar que hoy en día los Círculos ya no son un patrimonio de Inglaterra sino que existen muchos otros territorios donde marcas de similar naturaleza han aparecido.

El CCCS coordina la comunicación con esos países y publica el conocido Boletín The Circular, que periódicamente refleja la evolución de las marcas a nivel internacional y las actividades desarrolladas en su entorno investigativo. El CCCS está formado bajo la Dirección de la Baronesa Edmee di Pauli, Presidente; Michael Green, Secretario; Joyce Galley y el Consultante Científico James Lyons. 

The Research Team BLT, de Michigan, es un Grupo de Biofísicos de USA, que desde hace ya bastantes años se dedica al estudio de tales Enigmas. Según estos Licenciados y la estudiosa mencionada, sería totalmente descartable cualquier acción metereológica y mecánicas en la Creación de los Crop Circles. 




[Continuará...]

6.20.2012

A.F.I.P.




Cuando llega la hora del juicio humano el tribunal lanza el tributo que interpreta el hacete cargo y es en el momento menos pensado, aunque propicio para comprender el bardo de  pensamientos que delinea actitudes humanas de manera frecuente aunque no conscientes. Esta vez elijo ver lo que al parecer existe desde el enfoque humano para ponernos unos contra otros en un lugar de superioridad o inferioridad: la Caridad. Y preguntarse qué sentido tienen estas  situaciones me lleva a encontrar un lugar en común entre todas ellas, la rueda de las actitudes dormidas que da lugar a que esa cadena continúe vigente.

En este caso, el peso de la moneda inconsciente para el que recibe la caridad como para el que da. Y cuando hablo de caridad, no me refiero a una limosna en una iglesia precisamente, aunque si a la idea que genera la palabra caridad fomentada desde este lugar, ya que se cuela en nuestras relaciones de manera muy sutil, haciéndonos creer una cosa por otra. De la misma manera que se hizo creer a esta humanidad durante tanto tiempo que dar limosna es puntaje favorable a la hora del Juicio Final. La ingenua confianza con la que nos movemos en situaciones en donde por haber tantas denominaciones en nuestro entorno las tomamos como propia. 

Un papel en una relación para un momento, si un momento que representamos en etapas que vivimos, cortas o largas, eso no es lo importante. Si lo que tomamos como real, el papel, y debo reconocer que cuando esto sucede el papel nos toma de rehén.  Y solemos creer que eso es lo que somos, un amigo, una pareja, un socio, un cónyugue, un hijo, un padre, un empleado, un empresario, un estudiante, un hippie, un artesano, un pintor, un escritor, un actor, o un buen pastor o la oveja  negra que se le escapó al pastor. Aunque podría ser blanca y las gafas del pastor lo que la pinta de otro color. En fin, un sin fin de cosas con un punto en común, la expresión de la ingenuidad de creernos ser eso, que no es lo  mismo que estar en eso.  Y aunque ya lo sabemos, la rueda ingenua de la creencia es muy sutil.  La caridad atrae carenciados, el  rico atrae el pobre, el poderoso atrae al sometido, la competencia atrae el incapaz. Y esto no es competente. Al parecer, somos normales, respetuosos, perfectos e ingenuos creyéndonos esto en todo momento. Y esto suele generar el enojo por la impotencia que en cierta manera esta ingenuidad genera cuando nos lleva a estar corriendo como hámster detrás del juicio de las actitudes del otro.



Y aquí hago un stop para aclarar a qué se debe esto que decidì profundizar. Un búmeran con poco envión vino hacia mí con el sonido del reclamo, pude reconocer en ese momento situaciones en las que me coloqué de manera poco consciente, en una postura errada como la de idealizar actitudes, de forma tal que se transformaron en  sometimiento. Y digerir estas actitudes implica trascenderlas y lo primero es conocer su sabor. Y así como uno aprende a cocinar y va mejorando el sabor del plato para el paladar, de la misma manera se aprende a condimentar las actitudes con el sabor que más enriquece. Entonces un trago amargo tiene la posibilidad de la profundidad si se lo saborea desde ese lugar.

Una vez más lo humanamente inconsciente se deja ver. No siento la necesidad de detallar el lugar de la experiencia, si, el momento en donde sucedió. Y ese momento que representa para mí el salto al vacío, trajo consigo situaciones que honestamente veo como inevitables. Ya que ese salto representó el paso por la puerta de salida de la rueda. Sin embargo el tránsito de pasar de un lugar a otro requirió mover en una jugada varias piezas del tablero de la realidad que dejaba, y es sabido que lo más sutil no se ve a simple vista.

Y si bien la experiencia de este salto da para compartirla en un escrito especial para esa vivencia, sí considero ahora necesario nombrar el momento, ya que esa etapa la relaciono al paso de una dimensión  a otra. Y  si bien uno podría relacionar una dimensión diferente con ver caras raras o seres de otro planeta, en este caso, la relaciono a un nivel de consciencia diferente, y esta diferencia es lo  que da la posibilidad de ordenar lo sutil. Ya que  cuando uno está en pleno salto, lo prioritario es el salto, y a esto me refiero con situaciones inevitables. Lo primero es dar el salto, luego, cuando uno llega a otra estación es cuando se presenta la posibilidad de tomar el momento profundo para reordenar y liberar lo que pertenece a otra realidad.


Y por ventaja, cada estación es diferente, y en cada una se accede a diferentes entornos que hacen posible esa experiencia. Todas son válidas, y ver la diferencia entre el lugar donde hoy estoy y el lugar que ocupé en esta misma época el año anterior. Es lo que distingue a cada estación que en sí representa el paso que uno dio. Y gracias a esto, es que ahora puedo reconocer que hay estaciones dentro de la rueda de actitudes ingenuas, hay transiciones, y hay estaciones en mundos paralelos a esta rueda. Y ojo todas están disponible en cierta manera, hay quienes deciden quedarse en una sola estación, otros en medio de ellas y otros decidimos continuar explorando. Y esta decisión trajo consigo la ventaja de profundizar las actitudes humanas predecibles que parecieran estar gravadas en un chip que relaciona la Causa y el Efecto de cada una de ellas, un chip que está incrustado en el motor de esa rueda ingenua.

Muchas veces escuché hablar de esta Ley de Causa y Efecto. El tema es que en cierta manera pareciera estar incompleta la información ya que nos quedamos jugando durante mucho tiempo en la misma coordenada. Personalmente no me interesa en absoluto encontrar un culpable que pueda haber introducido este chip, ya que esa actitud es un juego más dentro de esa rueda. Lo que si decidí observar es cada una de las actitudes que se presentan como consecuencia de haber tomado decisiones, en su momento, sin ver con claridad el panorama y hoy estando fuera de esa rueda puedo observar esa dimensión donde sucedieron las cosas con mayor amplitud. Y con esto no me arrepiento de haber hecho lo que hice, más bien, doy lugar a cuestionarme los hechos para reconocer como  funciona esta cadena de actitudes ingenuamente repetidas.



Y mas allá de que hubo un tiempo, en donde personas allegadas supieron decirme que profundizar en las actitudes humanas es pérdida de tiempo y solo genera desgaste y complicación. Sin embargo, y lo digo con certeza, es todo lo contrario, ya que el poder decodificar una actitud deja el camino libre para transformarla. El mágico mundo de colores es la paleta vacía de colores para poder llenarla como se nos antoje.

Sin embargo claro, antes de esto, hay que reconocer cual es el alimento preferido de las actitudes ingenuas. Y globalmente hablando, lo que las mantiene girando es la importancia personal de los jugadores y uno de los dulces favoritos es el someterse siendo víctima del tirano. Todos conviven en la misma obra, donde hay un tirano esta la víctima aguardando la escena y el desenlace. Entonces aquí no se necesitan confesionarios, no hay pecadores, ni culpables, ni buenos, ni malos. Lo que hay es desconocimiento de lo que hacemos con cada actitud y este escenario es la obra que clandestinamente se coló en la realidad que vivimos, y digo clandestina, porque en sí cuando comenzamos a reconocer estos personajes nos damos cuenta de que no fuimos conscientes de hacerlo, más bien nos engolosinamos con alguna idea. Y es en este momento cuando tenemos la opción de elegir mejor la función que vamos a presenciar. Y más aun, dejar de darles vida a esos personajes si es que ya no queremos jugar más ese juego.

Entonces cuando comenzamos a reconocer las actitudes, el juicio humano pierde su valor. Ya que el hacerse cargo por ejemplo no es lo mismo que ser responsable. Y aunque pareciera lo mismo pronunciar una u otra, sé y voy aprendiendo que las palabras tienen una resonancia diferente y hay muchas de ellas que están cargadas por la historia humana, quiérase o no, la gran mayoría. Y una es ésta, el cargo, hacerse cargo de las cuentas, hacerse cargo de lo dicho, hacerse cargo de lo no dicho, hacerse cargo de lo hecho o no hecho, hacerse cargo es lo que determina el poder del cargo de un juez cuando cierra una sentencia a otra persona. Y esa sentencia lleva un tono subjetivo que en la mayoría de los casos imprime el tinte de las ideas generadas y repetidas en las relaciones humanas, y esto es lo que muchas veces hace difícil comprender una situación desde un lugar neutro de observación. La constitución de las creencias. Y esta constitución lleva varios registros de realidades humanas, que en la mayoría de los casos da lugar a la enferma conducta que limita al hombre a sentirse menos o más poderoso que. Y esta enfermedad no tiene fármacos a su favor, aunque sí existe lo posible de ordenarla. Y esa posibilidad se traduce en cada actitud que observamos y tomamos sabiendo lo que hacemos.

Afortunadamente el lugar en donde hoy estoy me permite ver con mayor claridad cada momento y en cierta manera comprender que cada vez que tomamos la decisión de cambiar la frecuencia con la que estamos resonando, es necesario mover la energía de manera tal que se vacíe la interpretación de la vivencia y quede lo real del momento, es decir, saber lo que se genera con cada decisión. Y esto nos guste o no, requiere ver lo que es necesario ver aunque la mirada humana este o no de acuerdo. Y de la misma manera que quitamos un traje después de una función, así desprendí cada botón de ese atuendo que ya era tiempo de soltar, y merece el disfrute el poder ver momento a momento lo que dejó esa experiencia, ya que esto trae consigo el bonus track de la consciencia.

Y este bonus track además de permitir dejar de repetir ese patrón de conducta, da la posibilidad de elegir desde otro lugar, ya que ahora no necesito más ser juez, ni tirano, ni víctima. Sino más bien conocerme de manera tal que esto me dé la posibilidad de vivir realidades diferentes acordes a lo que voy transformando. Y en mi manera de ver hoy la realidad en que estoy, dejo fluir esos patrones ingenuos de conducta para verlos desde afuera, pero con ojos certeros y cada vez más profunda y aguda es la visión. Y esto me permite además reconocer hoy que las actitudes son humanas aunque no nos pertenecen, más bien, nos identifican una y otra vez con la idea de lo que se cree ser, hasta que nos damos cuenta que solo estamos viviendo etapas diferentes acordes a nuestro alcance. Sin embargo, esto no implicaría ser ese momento, más bien, implica estar viviendo ese momento.

Y si tomamos como posible estar, nuestros ojos dejan de ser el martillo de un juez que condena un lado o el otro. Y se coloca en la silla del observador que permite ser el alquimista de las actitudes, generando cada realidad acorde a lo que elije experimentar pero ahora con genialidad.

Desde Jardín de LilMachi en Chile.


Ilustración: Michel Cheval
Diagramación & DG: Andrés Gustavo Fernández