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1.22.2013

LA OBSESION DE SALVADOR DALI POR LA CIENCIA

Por Mónica López Ferrado




Fin de año de 1965. James D. Watson, uno de los descubridores de la estructura del ADN, pasea por las calles de Nueva York. Cuando pasa por delante del hotel St. Regis no puede resistir entrar. En el hall, escribe una nota: 
“La segunda persona más brillante del mundo quiere conocer a la más brillante”. 
Va dirigida a Salvador Dalí, que vive en el hotel la mitad del año. Mientras el recepcionista sube a la suite del artista, Watson recuerda un cuadro del pintor, Galadesoxyrribonucleicacid, la primera tela dedicada al descubrimiento que le dio el Premio Nobel. En menos de 10 minutos el mensaje de Watson ha hecho efecto y Dalí está ante él. Este es tan sólo uno de los muchos episodios que muestran el interés de Dalí por la ciencia, que fue eclipsado por la figura excéntrica del artista. Detrás del tópico se encuentra otro Dalí que intenta fusionar arte y ciencia. Dos años de investigación para documentar cuándo y cómo Dalí se relacionó con el Psicoanálisis, las Matemáticas, la Teoría de la Relatividad, la Física Cuántica y la Ciencia del ADN han dado como resultado el documental Dimensión Dalí, producido por Media 3.14 (Mediapro). 

El documental recoge el testimonio de muchos de los científicos que lo conocieron, así como la documentación que muestra cómo incorporó la ciencia a su obra. En los archivos personales del pintor se encuentran más de cien títulos de disciplinas científicas diversas, algunos anotados y con comentarios en los márgenes, y parte de la correspondencia que mantuvo con algunos científicos. 

Entre sus amistades se encuentran los matemáticos Matila Ghyka, Thomas Banchoff y René Thom; los Nobel Dennis Gabor, Severo Ochoa, Ilya Prigogine y James Watson; los científicos españoles Juan Oró y Jorge Wagensberg, y muchos otros a quienes consultó puntualmente sobre temas que quería desarrollar en su obra.

La Ciencia fue una constante en su vida y su rastro se encuentra incluso en su firma, que esconde una figura científica: la corona daliniana, que utilizó por primera vez en 1938, es la imagen estroboscópica de la gota de leche cayendo que el científico Harold Edgerton consiguió captar. Lo cierto es que dos obsesiones guiaron la vida de Dalí: su mujer Gala y la Ciencia.
Física y Psicoanálisis. 
“Todo pintor pinta la cosmogonía de sí mismo: Rafael pinta la cosmogonía del Renacimiento y Dalí pinta la era atómica y la era freudiana”
Afirma Dalí en una entrevista en los años ´50. La Física y el Psicoanálisis son, sin dudas, las dos Ciencias que cambiaron la visión del mundo a principios del Siglo XX. Desde su juventud, Dalí muestra interés por ambas. Su primer contacto con Freud y las Teorías de la Relatividad de Einstein se dio en los años ´20, cuando siendo un estudiante de pintura en Madrid, se alojó en la Residencia de Estudiantes, un lugar repleto de jóvenes intelectuales de la época, tanto del campo de las ciencias como de las letras. Encontramos una foto del joven Dalí, junto a García-Lorca, en la que aparece con una revista científica de la época, Science & Invention, bajo el brazo. Parece ser que en la Residencia le gustaba visitar, junto al poeta, los laboratorios de ciencias. 

El interés más profundo por estas disciplinas llegó años más tarde, cuando se marchó a Francia y entró en el movimiento surrealista. No paró hasta que el escritor Stefan Zweig consiguió que Freud lo recibiese en 1938 en su casa de Londres. En el documental, el mismo Dalí explica el encuentro en el que acabó enfadado porque Freud no quiso leer su Tesis sobre el método paranoico- crítico, en el que desarrolla un método de creación basado en los conocimientos que había adquirido sobre el funcionamiento de la mente. En una carta que el padre del Psicoanálisis escribió a Zweig, describe a Dalí como un prototipo de español fanático.
Los surrealistas son quienes sumergieron a Dalí dentro del mundo de la Física. La nueva realidad que proponía la nueva Teoría de la Relatividad, seguida por las Teorías de la Física Cuántica, eran algo extraordinario para los surrealistas. 

Dalí estaba fascinado por la Teoría de la Relatividad porque ofrecía al surrealismo la idea que la realidad no podía reducirse a un único flujo”, explica Gavin Parkinson, historiador del arte de la Universidad de Oxford.
La nueva Física Cuántica proponía un mundo donde no existía el determinismo, donde las partículas podían encontrar-se en dos lugares al mismo tiempo, donde la identidad de los objetos se creaba con el mismo acto de observación. Eran conceptos difíciles de entender pero que abrían camino a la imaginación. Eran ideas tan estimulantes que se convirtieron en un tema recurrente en el laboratorio de creación surrealista y, por lo tanto, de sus publicaciones experimentales.

En los artículos que Dalí publicó en los años treinta, se encuentran muchas referencias al nuevo mundo que propone la Física. Un ejemplo es su texto La cabra sanitaria, donde dice que:


“La Física debe formar la Nueva Geometría del Pensamiento, y será precisamente el delirio de la interpretación paranoica”. 

MI PADRE YA NO ES FREUD, SINO HEISEMBERG 

En los años ´40, llega la ruptura de Dalí y el movimiento surrealista. Dalí se traslada a Nueva York. En aquellos años, cae la bomba atómica, hecho que pone en evidencia las grandes implicaciones de los avances de la Física Nuclear. Este hecho abre un nuevo camino en la obra de Dalí. En sus cuadros empieza a pintar objetos en suspensión, que se descomponen en partículas que flotan en el espacio. Es la época que se denomina Mística Nuclear. 

“Mi padre ya no es Freud, es Heisenberg”, afirma Dalí en su manifiesto místico. Empieza a devorar libros de estas disciplinas. Broglie, Heisenberg, Schrödinger son sus autores preferidos. Además se suscribe a la revista americana de divulgación científica Scientific American.
Dalí era una persona bien informada sobre Ciencia, tal y como afirman los testimonios recogidos en el documental. Tanto sus libros como las revistas contienen anotaciones que se corresponden con elementos aparecidos en sus cuadros y en sus escritos. Un ejemplo es el libro La Geometría del Arte y la vida del matemático rumano Matila Ghyka, con quien colaboró en uno de sus cuadros más conocidos: Leda atómica.

A Dalí también le interesaba la aplicación de las Matemáticas en el Arte, a la manera de los grandes clásicos, y así lo hizo incorporando el Número de Oro a algunos de sus cuadros más memorables. 




LA CUARTA DIMENSION 
“Los pensadores y literatos no me aportan absolutamente nada. Los científicos, todo, incluso la inmortalidad del alma”
Afirma Dalí en otra de las entrevistas de archivo incluidas en el documental. Una de las almas científicas que conectó más con Dalí es Thomas Banchoff, matemático y profesor en la Brown University, en Providence (USA). El destino quiso que entrasen en contacto en 1975, cuando el Washington Post publicó un artículo sobre la tesis del joven Banchoff sobre la visualización tridimensional de objetos de Dimensiones Superiores. El artículo, ilustrado con una reproducción del Corpus hipercubicus, que Dalí pintó en 1951, captó la atención del pintor. El joven científico recibió una llamada: 
“El señor Dalí quiere verle en el St. Regis”. 
Banchoff se quedó petrificado y lo primero que le pasó por la cabeza es que Dalí quería ponerle algún tipo de denuncia por haber utilizado el cuadro para su Tesis. Nada más lejos de la realidad. Dalí sentía simple curiosidad por conocer a aquel matemático que había sabido interpretar lo que quería decir con sus cuadros. 

Con aquella primera conversación surge una amistad que duró muchos años. Banchoff explica que descubrió que Dalí podría hablar muy seriamente sobre ciencia. Por su lado, Dalí descubrió que Banchoff conocía a fondo la obra de uno de sus autores preferidos, el filósofo, matemático y teólogo medieval Ramon Llull. Juntos harán proyectos, la escultura de un caballo gigante basado en fórmulas matemáticas que nunca se hará realidad.

El óleo que les unió, el Corpus hypercúbicus, presenta la figura de un Cristo crucificado que flota en el espacio delante de una cruz formada por ocho cubos. En realidad, esta peculiar cruz es un hipercubo desplegado. El hipercubo, un objeto matemático muy
estudiado a principios del siglo ´20, es un Cubo de Cuatro Dimensiones, una figura imaginaria porque nosotros vivimos en un mundo de Tres Dimensiones. Utiliza esta representación como marco para la Crucifixión de Cristo, por lo que superpone mística religiosa y conocimiento matemático. Justamente, la conexión entre Matemática y mística religiosa es uno de los aspectos principales de la obra de Ramon Llull que intentó demostrar la existencia de Dios a través de la percepción matemática de las figuras geométricas.




LA INVESTIGACION SOBRE EL ADN, 
NECESARIA PARA CURAR EL CANCER 

El ADN también fascinó a Dalí. En los años ´70 habla de la importancia de la investigación sobre el ADN para poder avanzar en la cura del cáncer. Además de tratar con Watson, hizo pósteres sobre el tema para científicos españoles, como Severo Ochoa –que formaría parte del patronato del Teatro-Museo Dalí porque Dalí quería la presencia de científicos–, Juan Oró y Santiago Grisolía. A muchos de ellos les pidió modelos moleculares que después utilizaba como base de estas pinturas.

Aunque no aparece en el documental, pero sí en los extras del DVD que se ha editado, Juan Oró (también fallecido durante el año de rodaje) explica sus experiencias con Dalí. Juan Oró recuerda un curioso episodio ocurrido en 1975. Este bioquímico, que por aquel entonces vivía a caballo entre Barcelona y Estados Unidos, porque trabajaba en la NASA, había encargado a Dalí que pintase un póster para el Simposio Internacional que conmemoraba el 70 Aniversario del investigador español Severo Ochoa. Oró va a visitar a Dalí en Barcelona, al hotel donde se encuentra alojado, el Ritz. Oró quiere pedirle una dedicatoria para el libro de este simposium. Dalí aparece ante él con su habitual traje de rallas y con un bastón en la mano. Tiene prisa, pero responde a la petición de Oró: 
“Vaya apuntando lo que le digo”. Oró saca papel y bolígrafo, y Dalí empieza a dictar directamente, sin leer de ningún lugar. Habla muy rápido y el científico tiene que pedirle que vaya más despacio. Cuando acaba, Oró levanta el bolígrafo boquiabierto: “En cuestión de minutos, Dalí había creado una maravillosa reflexión en torno al avance científico de las ciencias del ADN que tan sólo podría pensar un genio, con un conocimiento científico y un sentimiento artístico muy profundo”, explica el bioquímico. 
Este es el texto que tanto le impresionó: 
Dios no juega a los dados, escribió Albert Einstein mucho antes del descubrimiento de la escala del ADN en los escalones de la cual viajan los ángeles en el sueño de Jacob que tuve la noche antes de pintar aquella escalera para Severo Ochoa, y que simbolizan los mensajeros genéticos de moléculas de nucleótidos sintetizados por primera vez en el laboratorio de Severo Ochoa.
Aunque no sea científico debo confesar que los acontecimientos científicos son los únicos que guían mi imaginación, al mismo tiempo que ilustran las intuiciones poéticas de los filósofos tradicionales hasta el punto de conseguir una belleza deslumbrante de determinadas estructuras matemáticas y de aquellos momentos sublimes de abstracción que vistos a través de un microscopio electrónico aparecen como virus de forma poliédrica, confirmando lo que Platón dijo: “Dios siempre hace geometría”.
Dalí expresa en el texto su admiración por la belleza matemática de la naturaleza, que entronca con su interés por la obra del matemático rumano Matila Ghyka, que asesoró a Dalí en el planteamiento compositivo de Leda atómica. De hecho, durante los años ´50 Dalí se obsesiona por la presencia de estructuras matemáticas en la naturaleza. En 1954 lo encontramos en el Museo del Louvre, inspeccionando con detalle el cuadro La encajera, de Vermeer. Dalí admira profundamente al pintor holandés y quiere confirmar empíricamente una hipótesis (en cierto modo, también en su trabajo artístico aplicaba el método científico): según Dalí, el cuadro de Vermeer es una composición a base de cuernos de rinoceronte, formados por espirales logarítmicas que, para el pintor, era la estructura más perfecta de la naturaleza. Después de este examen ocular, Dalí da por confirmada su Teoría y pinta una versión de La encajera descompuesta en cuernos de rinoceronte. 



EL ULTIMO GESTO DEL ARTISTA 

La persistencia de la memoria (1931) es el cuadro daliniano que se ha convertido en icono de la Teoría de la Relatividad. Uno de los grandes admiradores de esta obra es el Premio Nobel de Química, Ilya Prigogine (fallecido meses después de la entrevista que concedió para el documental). Siempre había admirado la obra de Dalí, pero no lo conoció hasta 1985, durante el congreso científico Proceso al azar, que Jorge Wagensberg, director del Museo de la Ciencia de Barcelona, organizó en Figueras, en el mismo Teatro-Museo. Dalí, ya enfermo, lo siguió por un circuito cerrado de televisión desde la Torre Galatea.

Además de Prigogine, la conferencia que aloja Dalí en su museo reúne a otros grandes nombres de la ciencia del momento, como el matemático francés René Thom, o Peter Landsberg. Entre el público, unas doscientas personas, muchos científicos pero también filósofos, escritores y artistas. Un circuito cerrado de televisión conecta la sala de actos con una habitación del museo. Delante de la pantalla, História, Ciencias, Saúde– Manguinhos, Rio de Janeiro un solo espectador: Dalí. Es tan sólo una sombra del personaje que, años atrás, utilizaba los medios de comunicación a voluntad para proyectar al mundo una imagen de provocador excéntrico. 

Ha envejecido y está enfermo. Va en silla de ruedas y no soporta la sonda de plástico que lleva en la nariz. Hace tiempo que no pinta. Sin embargo, sigue ávidamente el congreso con la vista clavada en el monitor. Jorge Wagensberg lee en la inauguración un texto escrito para la ocasión por Dalí: 

“El fenómeno estético va estrechamente ligado a la Historia de la Ciencia, aunque tan sólo sea por el hecho de que en ambos se da la elección experimental”.
Prigogine recuerda en el documental varios momentos del congreso. Uno, cuando en medio del evento se desató una discusión entre él mismo y René Thom ya que estaban en desacuerdo respecto a ciertas teorías. Dalí los llamó a su habitación y les pidió que “en el nombre de Schrödinger hiciesen las paces. Ninguno de los dos supo interpretar esta afirmación, pero le hicieron caso. Otro de los momentos que recuerda es cuando todos los científicos ponentes visitaron a Dalí en su habitación. Él no pudo resistirse a preguntarle sobre el cuadro que tanto admiraba y su relación con la teoría de la relatividad. Aunque el pintor no le había dado una respuesta inmediata, el encuentro dio lugar a una interesante correspondencia entre el pintor y el científico. 

El que fue uno de sus secretarios, Antoni Pitxot, le leía estas cartas y los libros de Stephen Hawking, Matila Ghyka y Erwin Schrödinger. Eran las únicas lecturas que, en los últimos días de su vida, tranquilizaban su alma.


Arte: Francesc Català Roca
Diseño & Diagramación: Pachakamakin


1.21.2013

LA ATRACCION DEL VACIO: LA RE-FLEXION DE GEORGES BATAILLE

Por Christopher Gibrán Larrauri Olguín
Sus Artículos en ADN Omni
E-Mail: larrauriol@yahoo.com.mx




El inacabamiento, la herida, el dolor
necesario para la comunicación.
El acabamiento es su contrario. [1]
El erotismo abre a la muerte. La muerte
lleva a negar la duración individual. [2]

Para el Psicoanálisis, la obra del pensador francés Georges Bataille (1897-1962) no sólo indica la posibilidad de retomar algunas nociones interesantes a propósito de la subjetividad, o la ocasión para ratificar algunos de sus fundamentos teóricos, sino que indica la existencia de un pensamiento -muchas veces incomprendido en su esencia- que se dedicó enteramente a dar testimonio de una idea neurálgica de la cual emana gran parte de la experiencia psicoanalítica, a saber, la vida humana como posible sólo en base a la presencia de un vacío de saber, y la atadura de los sujetos a ese punto a-histórico denominado la Cosa, lugar del goce total.


En otros términos, en muy pocas obras de la literatura se encuentra plasmada tan frontalmente la división del sujeto, su dolor concomitante y la estrecha relación que ambos fenómenos guardan con el deseo y la pulsión, como en la obra de Georges Bataille, de allí su especial importancia para todo aquél que la encuentra en su formación como psicoanalista, o de manera más general, para quien la halla en su afán por responder a las preguntas más incesantes que habitan en su corazón siempre a partir de una imperiosa disquisición referente al mundo parlante.

Dicha afinidad entre Bataille y el Psicoanálisis freudo-lacaniano no es del todo casual, pues se sabe del acercamiento de Bataille a la obra de Freud y de su análisis con Adrien Borel en los años veinte, y sobre todo, se conoce que Bataille mantenía una cercanía notable con Jacques Lacan, al lado de quien asistió a los Seminarios de Alexander Kojève en torno a Hegel, y quien además contribuyó a la confección de su célebre libro El erotismo; por otro lado, en los años treinta el mismo Lacan se casaría con la actriz Sylvia Bataille, quien evidentemente antes había sido esposa del mismo Georges Bataille.

Sin embargo, más allá de las concordancias históricas con carácter de anécdota entre Bataille y el Psicoanálisis, insisto en poner énfasis en otra concordancia, ésta más bien de tipo existencial, que ya he introducido y a propósito de la cual el presente artículo versará; nexo que se traduce en una apreciación de la vida humana como la única desgarrada por el anhelo de consistencia, bordeada por la noción de ausencia que el orden simbólico imprime, noción de la que tanto Bataille como el Psicoanálisis beben, al extremo de apreciar algunos de los temas más apremiantes del quehacer humano como lo son la Ciencia, la Filosofía, el Erotismo y el Arte (en especial la Poesía), en base precisamente a ese agujero que constituye la respuesta a la pregunta por lo fundamental del hombre y su entorno que, Bataille, en algún momento, y Lacan, de manera constante, han denominado lo real.




BATAILLE Y EL BINOMIO CIENCIA-FILOSOFIA

A Bataille se le reconoce en los círculos de lectores ante todo como filósofo y/o como escritor ejemplar de lo erótico más que como un artista trascendental que se aventuró en lo ominoso de la totalidad de la existencia. Al mismo tiempo, se afirma –con derecho- que Bataille era un hombre muy interesado en las llamadas “ciencias humanas”, en especial en la Antropología y la Sociología –baste con recordar la influencia de Callois en su pensamiento- a las cuales recurrió sobre todo durante su trabajo como bibliotecario. Empero, lo que no se reconoce ni se menciona con igual énfasis es que ambas inclinaciones por la Filosofía y la Ciencia, ciertamente presentes en Bataille, desembocan en una oposición a la pretensión a la que ambos saberes están orientados, soslayando en ese movimiento tal vez lo más trascendente de la obra de Bataille.

Si bien existen diferencias de peso entre la actividad de la ciencia, la cual basa sus expectativas en demostrar “objetivamente” sus hallazgos a través de la forclusión de la verdad, y la Filosofía que, por su parte, no puede más que optar por proposiciones que sólo se pueden sustentar subjetivamente y que intentan rellenar el hoyo producido por el Significante, ambas disciplinas se intersectan en el punto de intentar ante todo establecer una Cosmovisión del Universo; siempre con la intención de llegar a aprehender la totalidad, o sea, la armonía del hombre, es que ambas posturas se lanzan a la cogitación.

Es decir, el objetivo máximo de Ciencia y Filosofía no es otro que el de apropiarse de lo real mediante el Símbolo, poder decir la última palabra o producir el cálculo final que significarían el cese de la falta de concordancia del hombre consigo mismo y con su mundo, por lo tanto, su objetivo es lo imposible por excelencia, tal y como lo afirma Bataille, pues lo imposible se emparienta con lo Real y lo Real es el saldo de la entrada del cuerpo a la Cultura, es lo inefable a secas, la expulsión del reino de la omnipotencia, de ese punto no marcado por la historia y que constituye su mítico inicio.

He aquí, a mi entender, el precepto más importante en el que Bataille se apoya en su aproximación a la Ciencia y a la Filosofía: a partir de la extracción de sustancia que el Lenguaje ejerce sobre el organismo humano y que se materializa en una falta estructural, -condición necesaria para formar parte de la sociedad-, la imposibilidad de un Otro con el significante que dé consistencia definiendo al Sujeto. Como lo menciona Safouan: 

“Se puede decir que el Significante es el significante de la castración. Si tenemos el nombre, no tenemos la cosa.”. [3] 
En otras palabras: 
“El yo que aparece en el enunciado designa a aquel quien efectúa el acto de enunciar; hasta aquí es lo que dicen todos los lingüistas, pero eso que callan, helo aquí: ese yo designa el Sujeto de la enunciación, pero no lo significa”. [4]
Es decir, la función primordial del Lenguaje es la castración, entiéndase la fundación del Orden Simbólico en el devenir del cuerpo para así humanizarlo. Esto produce una pérdida de satisfacción (goce) como pago por el derecho de formar parte de la civilización, representa el peso de las leyes del significante sobre el ser del hombre, representa, en fin, la constancia de un “algo” no presente. 
“La pérdida de goce es el resto irreductible de la operación simbólica de advenimiento del sujeto en el campo del lenguaje y la cultura, en el lugar del Otro. La operación del lenguaje deja caer un resto de goce porque la hegemonía del orden simbólico que el padre tiene como función asegurar no es absoluta. Este resto, elemento extraño a la naturaleza misma de lo simbólico, constituye a la vez el núcleo de su estructura: es el punto real, refractario a toda captura significante, el ombligo en torno del cual la palabra entreteje sus redes”. [5]
Siendo el Lenguaje un invento del hombre, sin duda el más trascendente, se encuentra incapacitado para definir a su inventor, es una cuestión de lógica radical. Esto es la castración, el interdicto de completud que rige a la Cultura y que ésta instaura en sus miembros con su edificio simbólico, de aquí la imposibilidad de poder dar una explicación final sobre lo que representa el cese de lo que Bataille llama la “discontinuidad” del hombre.

Se colige entonces la impostura tanto de la Ciencia como de la Filosofía, que como he dicho, pretenden decirlo Todo en torno al hombre mediante la utilización del lenguaje, impostura que el mismo Bataille denuncia así: 

“La máxima inteligencia es en el fondo la mejor engañada: pensar que se aprehende la verdad cuando sólo se huye de ella, y vanamente, es la evidente necedad de todos. Nadie tiene verdaderamente lo que se piensa: algo de más” [6].
Nadie tiene el significado de la vida que pudiera orientarla a la estabilidad, que pudiera orientarla a una aprehensión del goce del cual todo hablante es carente precisamente por ser hablante, pues, como se ha mencionado, la palabra mata la Cosa y hace que ésta se convierta en “la emperatriz intangible de la vida anímica, objeto absoluto” [7] que, precisamente por ser intangible es que se vuelve lo imposible, un más allá del sentido que el mismo sentido postula instaurando la pérdida de sustancia en el cuerpo humano, la razón por la cual “de ordinario subsiste una intención oculta de felicidad inaccesible”. [8]

A partir de este razonamiento es que yo dudo en llamar a Bataille “filósofo”, en todo caso, habría que llamarlo denunciante de la imposibilidad de una filosofía absoluta, como él mismo lo dijera: 

“La Filosofía no sale de sí misma, no puede salir del Lenguaje. Utiliza el Lenguaje de tal modo que jamás le sucede al silencio. De modo que el momento supremo excede necesariamente a la interrogación filosófica. La excede al menos en la medida en la que la Filosofía pretende responder a su propia pregunta. Así es como debemos situar la dificultad”. [9]
En este mismo sentido, Bataille puede ser apreciado como contestatario del sueño de la Ciencia que, en última instancia, consiste en la forclusión de la subjetividad al pretender pasar por alto la falta inherente al uso del Lenguaje que siempre abre un más allá del logos.
“Si la Ciencia discierne lo posible: debe discernirlo exactamente. Se calla en el instante en que la reflexión se pierde en lo imposible. La Ciencia enfrenta a la muerte, pero si habla de ella se refiere a sus consecuencias reales”. [10] 
En otras palabras, la Ciencia niega que de la muerte nada sabemos y que por eso mismo es indomable. En efecto, aquello que tanto Ciencia como Filosofía pretenden domar o al menos captar, es el origen y el fin de la vida.

La muerte es de esta forma sinónimo de goce, pues viene a poner término al deseo y apaciguamiento a la pulsión, a esa instancia que incita a los hombres a la recuperación de la Cosa tachada por la Ley. 

“Hay en la naturaleza, y subsiste en el hombre, un impulso que siempre excede los límites y que sólo en parte puede ser reducido. Por regla general, no podemos dar cuenta de ese impulso”. [11]
Tenemos que ese Vacío que se alberga en la subjetividad es vacío de goce, ausencia de continuidad que en el fondo es la razón que incita a los sujetos a un más allá de la realidad. La castración deja un resto de “animalidad” que se materializa en lo pulsional, en esa fuerza violenta cuya máxima sería el regreso a lo inorgánico, al núcleo originario que posibilita la historización, el grado primario de ésta última.

El goce es, de esta forma, aquella sustancia generadora de un arredramiento y de un ímpetu simultáneo en el discurso humano, es decir, el deseo humano está motivado a su consumación pero esa consumación representaría el cese de la vida misma conforme al lazo social. 

“En el plano definido por lo que vengo desarrollando, la continuidad divina está vinculada a la transgresión de la ley que funda el orden de los seres discontinuos. Los seres discontinuos que son los hombres se esfuerzan en perseverar en la discontinuidad. Pero la muerte, al menos la contemplación de la muerte, los devuelve a la experiencia de la continuidad”. [12]
La nada entendida no como la ausencia sino como la presencia abrumadora de la satisfacción es el objeto máximo de la pulsión, la generadora de violencia, y es del corte del fallecimiento del sentido, esa es la Verdad, y por ser fuera del sentido, es inalcanzable a través de los mecanismos de Lo Simbólico, lo que Filosofía y Ciencia niegan férreamente. Bataille y el Psicoanálisis optan por el camino inverso, por el reconocimiento de una nada de la que brota el sentido y a la cual éste último está encaminado sin augurio deseable de alcanzarlo:
“Finalmente, la pregunta se plantea de nuevo: -el miedo. . .; sí, el miedo, al cual sólo alcanza lo ilimitado del pensamiento. . .; el miedo, sí; pero ¿El miedo de qué?... La respuesta llena el universo, llena el universo en mí: -...evidentemente, el miedo de NADA …”. [13]
La Teoría Psicoanalítica reconoce pues que es precisamente esa NADA la que moviliza la existencia del deseo humano y la energía vital de la pulsión sin la que “nada” de lo existente en la Cultura sería posible, debido a que, si el hombre no fuese subsidiario de la falta creada por el Lenguaje, la Civilización simplemente nunca hubiera sido pues su néctar se encuentra en el Símbolo, en el establecimiento de la prohibición del goce.

Este es el dolor de existir incurable de la humanidad: estar del lado de la ex-sistencia y no del de la omnipotencia. En su insatisfacción es que radica el sufrimiento humano, pero también ahí se genera la semilla de su creación, el material para la construcción, para la sublimación que no es otra cosa que “la elevación de un objeto a la dignidad de la Cosa”. [14]

El deseo oculto de la Ciencia y el de la Filosofía es el de determinar cuantitativamente y cualitativamente al Sujeto, es decir, pretenden acabar con el dolor que brota de la falta perenne de Sentido olvidando que mientras se hable, eso será como dice Bataille, lo imposible, y desconociendo que el día que lo sea, ya no se hablará más de lo humano sino de lo mecánico, ya que: 

“Pensar un mundo en el que una organización artificial garantizase la prolongación de la vida, es algo de pesadilla. No podemos entrever nada que vaya más allá de un ligero aplazamiento”. [15] 
Sí, llegar a un estado de sapiencia absoluta sería el triunfo total de la muerte sobre la vida y no viceversa como en un principio se pretendería.

En síntesis, para Bataille, ambos quehaceres, científico y filosófico, se establecen como paradigmas destinados a la última palabra a lo que constituye el universo por lo que están destinados al fracaso, pues se desinflan en cuanto se topan con el marco de incomprensión que yace en las profundidades del psiquismo humano, en cuanto se topan con la pulsión que es “Inadaptable y resistente a todo influjo simbólico”. [16] 

“De esta manera veo cómo traiciona la reflexión filosófica: no puede responder a lo que de ella se espera puesto que sólo tiene un objeto definido –que se define de otro definido de antemano- y puesto que se opone al objeto del deseo, sólo puede ser indiferente”. [17] 
Y en cuanto a la Ciencia, ésta se aferra a desconocer que “La máquina humana es capaz de incoherencias”. [18] Incoherencias emanadas de la falta de objeto que colme a la pulsión y de un deseo que es primordial y llanamente deseo de deseo.

Otra temática predilecta por Bataille para puntuar el afán de regreso a la continuidad a la que se orienta la pulsión humana es el erotismo, tópico cumbre de la cogitación del galo.




BATAILLE Y EL EROTISMO

Es a través de la prohibición del goce por parte de la Ley Simbólica que hace de la carne humana, cuerpo humano, que Bataille desarrolla su concepción del erotismo, el cual se sirve de la transgresión de ese interdicto para tomar su valor específico.

Hemos visto que la Ley (el Lenguaje) tiene como premisa la constitución de subjetividades encaminadas al deseo, en esta vertiente, es que el erotismo se nos presenta como una posibilidad de gozar sólo en base al rompimiento de lo que la cultura prohíbe. Bataille escribe: 

“Lo que está en juego en el erotismo es siempre una disolución de las formas constituidas. Repito: una disolución de esas formas de vida social, regular, que fundamentan el orden discontinuo de las individualidades que somos”. [19]
De acuerdo a Bataille, y hay que decirlo, de acuerdo a Freud, la humanidad se constituyó como tal gracias a un abandono de su animalidad avasallante mediante el edicto de leyes en pro del trabajo, lo cual implicaba una prohibición de eso que rompe con el lazo social por situarse del lado de la individualidad, es decir, el goce. No obstante, esa prohibición nunca ha sido del todo eficaz pues su instauración, deja un resto, lo real como indicativo de una carencia que anima a los sujetos a la continuidad que es así la razón de ser de la Pulsión de Muerte. Siendo el cuerpo sobre lo que fundamentalmente recae la prohibición, la carne como tal y sus recovecos se convierten en espacio de especial predilección para la búsqueda del acabamiento, el espacio para el relleno bordeado de un anuncio de goce que se visualiza como la recuperación de la mítica satisfacción. 
“Somos seres discontinuos, individuos que mueren aisladamente en una aventura ininteligible; pero nos queda la nostalgia de la continuidad perdida”. [20] 
Continuidad que se emparenta de lleno con la muerte siendo ésta el cese de la división subjetiva, el regreso al Uno, intención incansable de acabar con la distancia que impone el lenguaje con la indiferencia, es, repito yo a mi vez, goce. 
“El goce se sitúa allí donde la palabra tropieza, falla, falta. Es el momento en que la palabra se confronta con lo inarticulable. Su proximidad supone el peligro de ruptura de toda referencia simbólica, confina con el horror. De ahí su lazo esencial con la Pulsión de Muerte introducida por Freud”. [21]
La Pulsión de Muerte se nos presenta entonces como esa fuerza que el mismo Freud calificara de “indomeñable” que atenta siempre contra el interdicto de goce, es lo resultante de la violación del orden natural o del asesinato del Padre, y muestra así, que el fundamento de la sociedad reposa precisamente en la violencia que el Símbolo impone a lo natural con la intención de preservar a los sujetos alejados de la experiencia de muerte, es decir, la violencia del sexo es sólo posibilitada por la violencia que la prohíbe. La contra creada por las intenciones siempre renovadas por impedir llevar el cuerpo de nuevo al estado de la carne sin tachar por el Significante, eso es la pasión de la pulsión.

Ese afán de restituir la pérdida indudablemente se correlaciona con lo que el Psicoanálisis llama el superyó, esa instancia del aparato psíquico cuyo mandamiento extremo es el goce. El superyó tiene más como función el seguimiento de la Ley del Goce que el de las leyes que lo prohíben, es por esta razón que Lacan menciona que el superyó es una voz feroz ya que incita a lo imposible, a borrar la falta que el Otro impone.

En este sentido, es que se entiende la afinidad de Bataille por la obra del Marqués de Sade en la que impera una apatía o desensibilización por los sufrimientos de las subjetividades que participan de la sevicia. En la obra de Sade, Bataille encuentra esa voluntad por la búsqueda de goce de la que en el fondo todo sujeto es propenso a ser partícipe, para demostrar que la violencia siempre está presente como antesala y estancia del goce, una violencia que atenta contra la estabilidad y la empatía del hombre en sociedad. 

“La violencia entraña esta negación descabellada, que pone fin a toda posibilidad de discurso”. [22]
Esa constatación de la transgresión a partir de lo vedado evidentemente la encontramos en las novelas de Bataille. Esa figura obscena y feroz que encarna el rencuentro con la Cosa, Bataille la retrata en el personaje central de Mi madre- plasmado por Isabelle Huppert bajo la dirección de Christophe Honoré de manera magistral y terrorífica en Ma mère (2004)-, esa madre que se ofrece sexualmente al hijo quien transcurre la mayor parte del tiempo angustiado ante la posibilidad real de lo real para finalmente encontrarlo –y a sus locas consecuencias-; y la retrata en la persona de Madame Edwarda a quien con acierto Bataille le da dotes de Dios, pues si Dios se define como el Todo pudiente, el goce por su parte se define como éxtasis, como lo que nos lleva a un estado de eternidad, ese estado ante el cual Madame Edwarda desfallece.

En Historia del ojo, para muchos la obra maestra del erotismo, también encontramos esa violencia proveniente del superyó encaminada a la muerte que desborda a los personajes a un desgaste de energías que ´se roza con el horror de ver satisfecha la pulsión.

En suma, encontramos en esas novelas de Bataille el extremo al que el hombre es capaz al volverse reo incondicional de la orden de goce. Lo importante de esta idea es la ratificación del hombre como nunca totalmente adaptado a la paz que ordena Lo Simbólico, así como el des-cubrimiento de afán utópico que es capaz de movilizar radicalmente a los sujetos, siendo ese afán creer que se puede gozar y a la vez mantener el deseo.

Sin lugar a dudas, la violencia que se inscribe en la voluntad de ir más allá de lo constituido en los confines con el horror, se inscribe de lleno con el proyecto de la estructura perversa, el cual es: 

“Eliminar la radical incompatibilidad entre el goce, ‘interdicto a quien habla como tal’, y el cuerpo, que puede definirse como incorporación de Lo Simbólico”. [23] 
Con lo cual no quiero decir que Bataille era perverso ni que no lo era, simplemente recalco el hecho de que en la actividad erótica lo que se busca es un más allá del placer en los confines con el horror que supone el desvanecimiento de la subjetividad, nación del goce, Bien Supremo o de acuerdo a Bataille: exceso.

Por otro lado, cabe señalar que el sujeto recula ante la falta de a falta (exceso), demasiada satisfacción supondría la salida del circuito discursivo, es por esta razón que el mismo Bataille se refiere constantemente a la angustia producida por el quebrantamiento de los límites. En este sentido, descubrimos en su obra no sólo la constatación de una dimensión humana que atenta contra la estabilidad sino el simultáneo rechazo a su consumación absoluta, o sea, descubrimos en Bataille la división del sujeto de la que el psicoanálisis puede decirse descubridor y que uno de sus representantes así expresa: 

“La tragedia de la condición humana radica tal vez en el hecho de que por una parte estamos condenados a la repetición, dado que el deseo sólo es deseo al quedar suspendido de un objeto intrínsecamente perdido, mientras que por otra se nos exige romper esa repetición, vale decir, reconocer que el objeto perdido no es una ilusión”. [24] 
El goce o el deseo, los dos no, ya que no son compatibles, se repelen… en medio está el sujeto.

Ante esa tragedia (La Tragedia) no sólo se posibilita la irrupción violenta destinada a la detonación del orden legal con tintes de barbarismo y la no menos usual parálisis pulsional, existe una posibilidad de metabolizarla evitando caer en extremismos, esa posibilidad es la de la creación. En el terreno artístico es que se puede entretener una opción de estilizar esa hiancia florecida en el centro de la subjetividad y darle un estatuto sublime, pues, en la creación artística si bien se evoca la inexistencia de la relación sexual, el radical sin-sentido de la vida y se ejerce la ruptura de los ideales que oprimen la Verdad, es decir, si bien en el Arte también existe la violencia, a su vez es capaz de aportar un producto que hace más soportable la convivencia. A ese terreno artístico Bataille hace también notable referencia, en particular al de la poesía, en el que encontramos una vez más la alusión a lo imposible.




BATAILLE Y LA POESIA

Como es de esperarse, la noción de Poesía de Bataille no se cuenta en aquellas corrientes que la definen como equivalente de belleza cursi y como posibilidad de endurecer un narcisismo muchas veces necesario para encubrir el dolor. Bataille señala que en la poesía germina de lleno la improbable posibilidad de arribar a un estado de Sentido, para señalar que lo que determina a la poesía, y obviamente, a todo acto creador que toma dotes de obra transcultural, es que precisamente se dedica a dar paso al silencio como meta, a con-mover al espectador-lector, puntuando el núcleo inefable del ser-en-el-mundo del homo sapiens en oposición a toda bonhomía y cordialidad que “calme”.

“La poesía que no se eleva al no-sentido de la Poesía no es más que el Vacío de la Poesía, es sólo una bella Poesía”. [25] 
Con lo que podemos colegir que para Bataille la Poesía además de ser bella debe de ser ominosa, con un alto grado de alusión a la herida. 
“La Poesía no es un conocimiento de sí mismo, aún menos la experiencia de un lejano posible (de lo que antes no era), sino la simple evocación, mediante las palabras, de posibilidades inaccesibles”. [26] 
Es, de nuevo, hacer lugar a lo imposible, siendo esto: 
“La muerte a la que en rigor el hombre está condenado”. [27]
El mismo Lacan señala que para interpretar es necesario servirse de la Poesía, pues su estructura apunta a un algo difícil de asumir, que no es más que el Vacío de Saber, el lugar del Goce Mítico y resignado. [28]

Amén del matiz fatalista de estas afirmaciones, se pecaría de pesimista sino se reconociese que es gracias a lo imposible que el mundo humano existe, que es a partir de la falta que la motivación por hacer se edifica. Como lo indica Bataille mismo: 

“Hablar de lo imposible es la única manera de describir lo posible pues el hombre posible debe enfrentar a lo imposible”. [29] 
Aventurarse en un decir en torno a lo real es la opción que el Psicoanálisis a su vez también postula como la única vía de acceder a una libertad posible, apartada de las pretensiones del amo en curso. 
“La Poesía lleva al mismo punto que todas las formas del erotismo: a la indistinción, a la confusión de objetos distintos. Nos conduce hacia la eternidad, nos conduce hacia la muerte y, por medio de la muerte, a la continuidad: la Poesía es la eternidad”. [30]
Decido terminar aquí esta aventura por el pensamiento de alguien a quien considero un peculiar mentor, tan inmortal y vigente como consta en su obra, y le dejo la palabra: 




PONGO MI PITO…



Pongo mi pito en tu mejilla

la punta roza tu oreja
lame mis huevos lentamente
tu lengua es dulce como el agua
tu lengua está cruda como una carnicera
roja como pierna de cordero
su punta es un cucú que grita
mi pito solloza salvaje
tu trasero es mi diosa
se abre como tu boca
lo adoro como al cielo
lo venero como a un fuego
bebo en tu desgarramiento
extiendo tus piernas desnudas
las abro como a un libro
donde leo lo que me mata. [31]



CITAS:

[1] Georges Bataille: El culpable, Taurus, Madrid, 1986, p.39.
[2] Georges Bataille: El erotismo, Tusquets, México, 2005, p.29.
[3] Moustapha Safouan: De los fundamentos del psicoanálisis. Seminario en los Estados Unidos, Nueva Visión, Buenos Aires, 2004, p.18.
[4] Juan David Nasio: L’inconscient à venir, Christian Bourgeois, Paris, 1980, p.34 (Traducción mía).
[5] Daniel Gerber: El psicoanálisis en el malestar en la cultura, Lazos, Buenos Aires, 2005, p.48.

[6] Georges Bataille: Lo imposible, Ediciones Coyoacán, México, 2000, p. 83.
[7] Néstor Braunstein: Goce, Siglo XXI, México, 1999, p. 31.
[8] Georges Bataille: Lo imposible, op. cit., p.31.
[9] Georges Bataille: El erotismo, op. cit., p.279.
[10] Georges Bataille: Lo imposible, op. cit., p.171.

[11] Georges Bataille: El erotismo, op. cit., p.44.
[12] Ibíd., p.88.
[13] Georges Bataille: El culpable, op. cit., p.14.
[14] Jacques Lacan: L’éthique de la psychanalyse, Seuil, Paris, 1986, p.133.
[15] Georges Bataille: El erotismo, op. cit., p.107.

[16] Daniel Gerber: El psicoanálisis en el malestar en la cultura, op. cit., p.41.
[17] Georges Bataille: Lo imposible, op. cit., pp. 46-47.
[18] Ibíd., p.176.
[19] Georges Bataille: El erotismo, op. cit., p.23.
[20] Ibíd., p.19.

[21] Daniel Gerber: El psicoanálisis en el malestar en la cultura, op. cit., p.58.
[22] Georges Bataille: El erotismo, op. cit., p.195.
[23] Daniel Gerber: La perversión y el goce de Dios, en Contexto en psicoanálisis 8, Lazos, Buenos Aires, 2004, p.47.
[24] Moustapha Safouan: De los fundamentos del psicoanálisis, op. cit., p.104.

[25] Georges Bataille: Lo imposible, op. cit., p.163.
[26] Ibíd., p.164.
[27] Ibíd., p.169.

[28] Ver Rosario Herrera: Poética de la interpretación En: http://www.cartapsi.org/revista/no4/herrera.htm.

[29] Georges Bataille: Lo imposible, op. cit., p.182.
[30] Georges Bataille: El erotismo, op. cit., p.30.
[31] Georges Bataille: Poèmes, El tucán de Virginia, México, 1995, p.23 (Edición bilingüe).




Diseño & Diagramación: Pachakamakin



9.26.2012

VISION DEL MUNDO DE FREUD Y MAHLER

Por Guillermo Delahanty



METODO

El propósito del ensayo psicohistórico sobre Freud y Mahler es revelar la visión del mundo de su comunidad a través del análisis de autor y su obra. El método con fundamento en el estructuralismo genético de Lucien Goldmann [1913-1970] consiste en revisar las conexiones de la producción de un autor con otro. La hipótesis supone la existencia de un sujeto colectivo que ha estructurado categorías mentales con raíces en la obra compartida por una comunidad. La obra como estructura significativa sé fundamenta en la estructura mental coherente elaborada por el sujeto colectivo, Goldmann reflexionó que: 

"1) Hay un sujeto, en la dimensión histórica y cultural; 2) Es un sujeto colectivo; 3) Toda actividad psíquica y todo comportamiento del sujeto son siempre estructurados y significativos, es decir funcionales" [1].
Como autor colectivo de la obra nos remitimos a la comunidad judía de centro Europa en la mitad del siglo XIX. La estructura de la obra de Mahler corresponde a la comunidad judía, y a su vez, esta comunidad nutre la obra de Freud. Con la comprensión de la visión del mundo de la comunidad se explica la estructura de la música de Mahler y del psicoanálisis de Freud.

Sin embargo, es preciso advertir que las categorías de ambas obras pertenecen exclusivamente a su propia dimensión, es decir, la especialidad de la teoría psicoanalítica es entendida desde su estructura interna, su explicación de lo inconsciente, los sueños, las pulsiones sexuales. Lo concreto de todo análisis musical comprende su modo de composición, las relaciones armónicas, los acordes, el estilo y género, y su circunstancia histórica del movimiento musical. En su dominio propio de las obras cuentan con su significado particular y complementario.
"a) Una significación histórica esencial en la medida en que ella constituye precisamente su valor científico, filosófico, estético, etc.b) Una significación puramente individual que se revela al análisis psicoanalítico y queda hoy subordinada a la primera, en la medida en que representa lo que en la obra no es mas que síntoma individual, y muy frecuentemente síntoma de una estructura psíquica particular y no típica " (Goldmann, 1957, p. 64)


LA CONSULTA

El músico-pintor buscó la alegría en el sufrimiento. Un juego de palabras. Mahler sufriendo su crisis envió un telegrama solicitando una consulta a Freud, quien disfrutaba de sus vacaciones de verano en Leyden, Holanda. Mahler significa pintor, Freud es alegría y Leid, sufrimiento.

Mahler recibió un sobre con su nombre, pero la carta era para Alma, su esposa, remitida por un arquitecto que la conoció en un pueblo donde ella reposaba. Allí le arrebató el corazón. Alma había anhelado año tras año el amor de su esposo, concentrado en sí mismo y en su creación y recreación, abandonando interiormente a su joven y hermosa esposa de ojos azules. Mahler con la misiva en la mano le preguntó su significado y tomó conciencia de su alejamiento. Su tristeza se transformó en sentimiento de culpa y se llenó de dolor. Ambos anduvieron todo el día llorando y con pesar. En él surgió el éxtasis y el martirio de los celos. Alma recuperó su autoestima y le reveló lo indiferente que fue con ella. Mahler con lamentos, tumbado en el suelo, para estar más cerca de la tierra. Sufría entonces el pánico de perderla.

Nepallek, psicoanalista vienés, pariente de Alma, le recomendó a Freud. Groenveldt, psicoanalista holandés, arregló el encuentro. Las dudas de Mahler lo indujeron a enviar telegramas sucesivos acordando y negando la cita hasta que Freud puso un límite. La sesión del 26 de Agosto de 1910 duró 4 horas, ambos caminando por la ciudad.
"Decidió consultar a Sigmund Freud entre guiones -escribió Alma- Le relaté sus extraños estados de ánimo y sus angustias, y Freud aparentemente le calmó. Después de oír su confesión, le hizo vehementes reproches: ‘¿Cómo un hombre en su estado puede pedir a una mujer joven que permanezca atada a él?’, le preguntó. En conclusión, le dijo: ‘conozco a su mujer’. Ella amaba a su padre, y sólo puede elegir y amar a un hombre como él. Su edad, de la que tiene usted tanto miedo, es precisamente lo que la atrae. No se angustie usted. Usted amaba a su madre y la buscaba en toda mujer. Ella estaba agobiada por la inquietud y las enfermedades, e inconscientemente usted desea que su mujer sea igual" (Mahler, 1947, p. 147).
Mahler le envió un telegrama a su esposa el 26 ó 27 de Agosto de 1910: "Aún resisto bien, realmente normal. He pasado tristemente a lo largo del Rhin". Según Reik, después de la "cura" desaparecieron sus dudas e inhibiciones, fortificando su capacidad de amar.

En los documentos y cartas de Mahler encontré una referencia sobre Freud: "Freud tiene mucha razón: tú fuiste siempre para mí la luz y el punto central" le escribió el 7 de Septiembre de 1910 a Alma. Por su parte Freud cuenta de Mahler en diversas ocasiones. Un día antes de la muerte de Mahler, el 17 de Mayo de 1911, en la reunión de los miércoles en la Sociedad Psicoanalítica de Viena, Max Graf comentó que la ambición de Mahler fue un rasgo de su genialidad, en función de su enuresis de los 9 años de edad. Paul Federn replicó que no hay motivos para argumentar la creatividad sobre la base de un síntoma, es más, su fanatismo en la natación le provocó el ataque cardíaco. Freud concluyó en esta sesión que la disertación es más o menos correcta, pero que su discreción le impedía añadir algo sobre Mahler. En la semana siguiente Steiner opinó que los impactos psíquicos pueden causar la muerte. Heller atribuyó que la muerte temprana de Mahler es igual a la de los genios que fallecen jóvenes. Freud dijo que para Mahler fue un punto esencial de su vida en el cual se le presentó la alternativa de cambiar y ofrecer su experiencia en función de su potencial artístico, o bien, evadir el conflicto.

Freud le escribió a Reik el 4 de Enero de 1935 en respuesta a la pregunta de su discípulo: 
"Psicoanalicé a Mahler una tarde en el año 1912 (¿ó 1913?) en Leiden. Si puedo creer en los informes, obtuve muy buenos resultados con él en ese momento. La consulta me pareció necesaria para él, porque en esa época su mujer se revelaba contra el hecho de que él había apartado su libido de ella. A través de interesantísimas incursiones por la historia de su vida, descubrimos sus condiciones personales para el amor, especialmente su complejo con la Virgen María (fijación materna). Tuve gran oportunidad de admirar la capacidad para la comprensión psicológica de ese hombre de genio. En esa ocasión no se dio ninguna luz en la fachada sintomática de su neurosis obsesiva. Fue como si uno cavara un único boquete a través de un misterioso edificio". (Reik, 1956, p. 237).

AFLICCIÓN

Gustav Mahler nació el 17 de Julio de 1860 en Kalist, Moravia. Su padre Bernhard Mahler dedicado a la destilería del alcohol y su madre María Hermann, ama de casa, renqueaba, padecía del corazón. Vivía desdichada porque se casó sin amor por un arreglo matrimonial. La brutalidad del marido que la hostigaba y maltrataba con golpes a sus hijos. Freud le había dicho a Mahler que "Usted busca en cada mujer a su madre a pesar de que fue una pobre mujer enferma y atormentada" (Mahler Werfel, 1960, p. 52).

Mahler durante su infancia padeció la muerte de seis hermanos y hermanas, con el último, moribundo, de 12 años, permaneció a su lado contando cuentos. En su vida adulta soportó las muertes de una hermana con tumor cerebral y de otro hermano que se suicidó. La muerte en la atmósfera familiar. El mundo de la melancolía provocó su apartamiento cuando falleció su hija mayor Maria Anne el 5 de Julio de 1907. 
"Tenía escarlatina y difteria... Luego la vi, estaba asfixiándose con sus grandes ojos abiertos. Nuestra agonía se prolongó todo un día más. Luego llegó el fin... Mahler llorando y sollozando, iba una y otra vez a la puerta de mi habitación, donde estaba la niña: luego huyó lejos de todo ruido"
No soportó una pérdida más. Su corazón herido de pesar. Su depresión fue permanente, subyacía la melancolía, incluso sus pensamientos sobre el significado de la vida lo inundaban de zozobra. Después de cada composición se deprimía. Su tristeza producto de su relación con una madre afligida. Margaret S. Mahler describe la aflicción del niño que sufre de tristeza por la carencia del afecto de su vínculo primario con la madre. La aflicción es una reacción del yo, es un efecto subjetivo. "...parece consistir en los niños en un vago darse cuenta de su impotencia en la aprensión que experimenta el yo ante la posibilidad de que el objetivo libidinal no acuda en su socorro en momentos de creciente tensión interna" (Mahler, 1961, p.215).

Es un sentimiento de desamparo. La aflicción aparece durante la segunda mitad del primer año de vida. La pérdida de objeto sufrida en la fantasía culmina con el desamparo, la tristeza. Es posible que la madre de Gustav, absorta en su desdicha, se ausentó internamente de sus hijos, y marcó con tristeza la hipersensibilidad de Mahler.

Freud también sufrió pérdidas, su hermano Julius murió cuando Sigmund cumplió 3 años; la familia se cambió de Freiberg, Moravia a Viena, porque el comercio textil del padre quebró. De esta manera se esfumaron de su escenario la niñera, presa en la cárcel, sus compañeros de juego, sus sobrinos, John y Pauline, sus hermanastros Emmanuel y su esposa Marie, y Phillip; Rebeka la segunda esposa del padre. Sin embargo, la atmósfera familiar era cálida y ofrecía un marco de seguridad al niño, un hijo preferido de Amalia, su madre, y protegido de Jakob, su padre. Freud perdió a su hija de 27 años el 25 de Enero de 1920. 
"Siendo como soy, un consumado descreído, no tengo a quien acusar, ni tampoco donde presentar una queja... En lo más profundo, siento una amarga e irreparable herida narcisista" (Schur, 1969, p. 493).
Freud y Mahler procedieron de familias judías instaladas en pequeños pueblos de Moravia. Mahler de niño soñando todo el día. Freud juega con su imaginación todos los días.


DESPRENDIMIENTO

Alma escribió: 
"cuando le conocí, exceptuando un par de veces en los que había sido seducido por mujeres experimentadas, era prácticamente virgen … y tenía 40 años" (Mahler Werfel, 1960, 52). 
Mahler temía lo femenino, al amor y cuando se casó con Alma surgieron problemas sexuales. Durante los últimos años de su matrimonio la mujer sentía desolación, no deseada, vacía, marchita. 
"Las pulsiones del compositor y sus deseos sexual entraron en conflicto, y ganaron la ambición y el ardor de producir" (Reik, 1960, p.147).
Después de la crisis, Mahler le escribió a Alma entre el 27 de Agosto al 4 de Septiembre de 1910: 
"Ven y exorciza los espíritus de las tinieblas; ellos se han apoderado de mí, me arrojan al suelo. No me abandones, mi báculo. Ven pronto hoy, para que pueda levantarme. Yazgo y espero, y me pregunto en el silencio de mi corazón si aún puedo ser salvado o si estoy condenado".
Sigmund Freud, profundamente enamorado de Martha Bernays le escribió tres días después de su declaración de amor el 19 de Junio de 1882: 
"No he logrado aún hacerme del todo a la idea de lo nuestro, si no estuviera frente a mí esa elegante cajita y dulce retrato, imaginaría que todo habría sido un mero sueño, encantador y temería despertar... incluso me siento capaz de recordar por mí mismo detalles más deleitosos y misteriosamente hechiceros que los que podrían ser fruto de cualquier fantasía onírica". 
Freud se casó sin haber experimentado antes ninguna relación sexual. Procrearon seis hijos. Se cree que alrededor de sus 40 años se alejó de la vivencia sexual. Escribió a Fliess el 31 de Octubre de 1897: 
"Tampoco la excitación sexual le sirve ya de nada a una persona como yo. Con todo, sigo lleno de entusiasmo, aunque por el momento los resultados brillen por su ausencia". 
Dubcovsky considera que Freud mantuvo regularmente sus relaciones sexuales con Martha.

Alma, la novia del viento, fue una bella mujer, compositora, inteligente, entregada al amor, hija del pintor Schindler. Cuando Alma era adolescente vivenció su primer enamoramiento y su primer beso a Gustav Klimt, quien evocó los labios de ella en la pintura Danae. De Mahler dijo: 
"La belleza de sus brillantes ojos negros, su rostro pálido, su negro cabello y su boca rojo sangre llenaba de terror mi corazón". 
Mahler le dedicó la Octava Sinfonía. Cuando murió, ella se apartó del mundo por su duelo por mucho tiempo. De repente vino Oskar Kokoschka, pintor expresionista, hizo retratos de ella. Vivieron una apasionada vida sexual, el goce y el deseo, la embriaguez, la entrega a las profundidades de la función chispeante despertó su sensualidad, dos cuerpos modelos de la pintura Die Windsbraut. Kokoschka escribió a Alma el 15 de Noviembre de 1912: 
"Eres para mí como un cristal de manos que me atrae hacia ti, me capturas y me sujetas... intercambiamos nuestros cuerpos, uno dentro del otro" (Kokoschka, 1915-1919, p. 48).
Luego llegó Walter Gropius, arquitecto, sereno, formaron un matrimonio; Gropius, de ideas socialistas mantenía una conciencia de la belleza urbana, proyectó varias construcciones. [2].

Gropius ofreció apoyo y seguridad, Alma se le declaró, llorando juntos. Ella necesitaba a los dos, y después Franz Werfel, escritor, apareció a través de un poema, cuando el matrimonio de los Gropius se desvanecía. Werfel era tímido, deprimido en quien flotaba el deleite del poema.
"Infinitas gracias a ti, Alma, por las innumerables alegrías, pereceré sí tu verano ya no me envuelve, tienes que perdurar eternamente." [3]
Werfel simbolizó su relación histórica con Alma en el drama La diosa del mediodía. Asesorado por ella, escribió una novela sobre Verdi, transcribió una ópera de Verdi. Alma rodeada de hombres que la admiraron. Alban Berg le dedicó su ópera Wozzeck. Berg también dedicó su concierto para violín y orquesta (a la memoria de un ángel), a la hija Manon Gropius, una hermosa joven de 19 años, fallecida. Werfel le dedicó su novela La canción de Bernadette. Y la representó en la obra de teatro, Zema: 
"Un personaje adornado de sus gestos y palabras y de toda su belleza" (Mahler-Werfel, 1960, p. 241). 
Anna Gucki la segunda hija de Mahler y Alma estuvo casada por breve temporada con Ernst Krenek, compositor.

Thomas Mann puso características faciales y el nombre de Mahler a Gustav Aschenbach, escritor, el personaje de su novela La muerte en Venecia. Sin embargo, la vivencia del escritor con Tardzio y su familia, el paseante del cementerio, el siniestro navío y la cólera son tomadas de la realidad, Mann compone los detalles, no son experiencias de Mahler. Thomas Mann le escribió felicitando a Mahler su dirección de ópera en Septiembre de 1910.


PENURIAS ECONOMICAS Y ESTILOS DE TRABAJO

Freud y Mahler en Viena. Freud cursa medicina en la Universidad y Mahler estudia en el Conservatorio de Música.

La actitud de Freud hacia el dinero aunque considerado como básico, es para gastar. Para casarse hubo de abandonar su laboratorio y abrir su consultorio: 
"En un ambiente académico... que parecía restringir sus oportunidades porque era judío, a una edad en que creía notar con alarma los primeros signos del envejecimiento y, en realidad, de enfermedad; encontrándose abrumado por la responsabilidad que crecía rápidamente" (Erikson, 1980, p. 162).
La actitud de Mahler hacia el dinero fue con base en la penuria económica de su infancia y a la manutención de sus hermanos cuando quedaron huérfanos. Ya con Alma, ella administró con responsabilidad no compartida los ingresos de su esposo, pagó las deudas, luego él vistió con ropa y zapatos finos y ella con el mismo atuendo por cinco años. Una economía estrecha. Mahler de joven, fue rechazado por un teatro, por su nariz judía. Con el tiempo transcurrido y la fama adquirida, ese teatro le ofreció un puesto de director de ópera y el famoso músico declinó la oferta en un telegrama: "nariz sin cambio". 

Cuando fue nombrado director de la Opera de Viena y de la Orquesta Sinfónica, combinó el talento del teatro con la música, transmitió su energía tonal a la escena dramática. Sus ensayos eran frecuentes previo a la presentación de la obra, sondeaba nuevas posibilidades, estudiaba la notación, los tiempos, la estructura, dirigía a los músicos y cantores. Conducía con el significado interior del pasaje desde la mirada del compositor. Su postura y gestos en el podium eran sobrios. Los músicos inspirados de su poder, atentos a sus demandas de perfección. Canetti describe con su hermosa prosa la relación de un director de orquesta sinfónica y el poder para ilustrar de qué manera un sujeto individual es representado en la visión del mundo del sujeto colectivo.
"De pie, solo, elevado, poder sobre la vida y muerte de las voces, es visto, los oyentes inmóviles en silencio, es una guía para la muchedumbre de la sala, toda la orquesta es mirada por él, omnisciente con la partitura completa en su cabeza o sobre el pupitre, omnipotencia, su oído explora el aire en busca de lo vedado" (Canettj, 1960, p. 394).
El primer debut de Mahler en Viena fue la puesta del Lohengrin de Wagner el 11 de Mayo de 1897. Freud admiró la alegría personal, espiritual y la grandeza de Mahler como director de ópera. Es posible que lo haya visto dirigir en alguna ocasión. Por lo menos conocemos su testimonio de que escuchó Los Maestros Cantores de Wagner y le produjo un espléndido placer, La canción del sueño le conmovió, escribiendo a Fliess el 12 de Diciembre de 1897. Sin embargo, parece que Richter (protegido de Wagner quien copió la partitura de la obra) fue el otro director que puso la obra una tarde de mayo del mismo año. Natalie Bauer Lechner escribió que la tarde del 11 de Mayo Mahler le mostró de una caja la partitura de la obra de Wagner. Mahler dirigió esta ópera el 27 de Noviembre de 1899.

Para Erikson, el sueño ocupa un sitio en el estudio de vida. Freud relató el sueño de una amiga que asistió a la ópera. En el sueño deseó ver a Hugo Wolf. 
"Sabía que ella había sentido gran simpatía por un músico cuya carrera malogró prematuramente una enfermedad mental" (Freud, 1900, p. 348). 
Wolf sufrió una psicosis maníaco depresiva. Mahler y Wolf fueron compañeros de estudio en el conservatorio. Mahler estrenó El corregidor de Wolf en Febrero de 1904.

José Perrés analizó con detalle la relación de Freud con la ópera, sobre su hipótesis de que la melodía de Los Cantos de Hoffman, de Offenbach fue la fuente de Freud para escribir Lo Ominoso. Yo describo una anécdota. Reik asistió a esta ópera dirigida por Mahler. Los ensayos fueron el 9, 10 y el 11 de Noviembre de 1901.
"...ahora se apagan las luces; sólo el escenario y la orquesta están iluminados. Se divisa a un hombre de estatura pequeña con los rasgos ascéticos de un monje medieval, apresurarse hacia el estrado del director. Sus ojos centellan detrás de sus anteojos. Echa una mirada casi llena de furia al público que aplaude su ingreso. Levanta la batuta y se zambulle con los brazos en alto, casi extáticamente, en el vértigo de la melodía" (Reik, 1956, p. 175).
Bruno Walter escribió que la puesta en escena fue un perfecto ejemplo de una recreación desbordante de imaginación, tanto escénica como musical, la obra fue puesta 11 veces ese año y 30 veces en 1902. Quizá Freud asistió a una representación; Bruno Walter, cuyo nombre verdadero era... recibió asistencia analítica breve por Freud durante seis sesiones. (Pollock, 1975).

Freud y Mahler compartieron la ética del trabajo de la comunidad judía. En su producción comprometieron sus energías. Para Mahler lo primero era el trabajo, después el juego; para Freud su vida sin trabajo era desagradable; Mahler componía durante sus vacaciones de verano y corregía sus partituras en el período de descanso de invierno. En Freud el ocio de verano le producía la germinación de nuevas ideas aunque escribía todo el año, después de su consulta con los pacientes. Mientras Mahler todo el año dedicado a la dirección de ópera y conciertos.

Graf le preguntó a Mahler: "¿Por qué, aparte de sus canciones que son pre-estudios de sus sinfonías, sólo escribió sinfonías, y no, como otros compositores, música de cámara y música coral independiente? Me contestó: -Durante mis cortas vacaciones tengo que escribir obras extensas si deseo pasar a la posteridad" (Graf, p. 194).

A Mahler le sorprendieron los extraños eventos relacionados con su composición, creía que le dictaban su música. "Freud había comenzado a sentir, con un orgullo a menudo eclipsado por la desesperación, que estaba destinado a hacer un descubrimiento revolucionario con medios «no soñados»" (Erikson, 1965, p.162).


FREUD Y LA MUSICA

El testimonio de que a Freud no le fascinó la música, de que era a-musical ha prevalecido. Es evidente que le gustó la ópera, el texto literario del drama. En base a documentos se descubre el sentido musical de Freud.

Freud prestó poca atención a las impresiones musicales porque de acuerdo a Reik respondía a su historia de vida. En los primeros años en Freiberg escuchó escasa música. Tampoco la buscó activamente como Mahler que a los cuatro años desapareció de la sala de su casa de los abuelos para descubrir en un desván un piano arrumbado y tocarlo.

La madre de Freud era aficionada a la música. Sin embargo, la música perturbó al hijo, un día de estudiante insistió sobre el retiro del piano tocado por su hermana. Perturbar no significa no atraer. Tal vez era en extremo sensible a ella. La música provocaba una profunda emoción suspendida, oscura, sin atadura. Freud permitió lo atractivo del lenguaje musical, luchó contra su propia sensibilidad. Escuchó el ritmo interno de la literatura y de los relatos de sus pacientes. En el discurso hay tonalidad. Kohut supuso que Freud evitó la sensación musical para que predominase la racionalidad. 

Para Kohut y Lavarie el goce de escuchar la música proviene de su fuente afectiva del Ello; el Yo percibe como peligroso lo caótico pulsional, o sea, los sonidos. La voz de la madre se asocia con la gratificación oral. El mimetismo kinestésico anticipa el goce de la danza, el exhibicionismo del despliegue corporal con el instrumento, y por último, la identificación con el solista de tipo fálica. El silencio precede al sonido musical y además es imposible traducirlo a la palabra. El lenguaje en el proceso secundario implica que la energía está ligada. Hay neutralización. Cuando no se retransmite el sonido en palabras cae en regresión. Un estado primario del yo permite el goce y éxtasis de la música, es incorporada y se identifica con ella. El mundo fusionado con el self envuelto en emociones. Surge el sentimiento oceánico de ser-uno-con-el-mundo. El sujeto fusionado con lo numinoso El ritmo la repetición produce seguridad o frenesí. Menuhin advirtió que la ejecución del violín admite sumergirse en el caos, en cambio, interpretar en el piano sugiere afianzarse en un terreno más firme. A Beethoven no le gustó el violín y a Mahler, el piano.

En las cartas de Freud existen referencias musicales, una dimensión que permite comprender la interiorización de la música. 

"Suena como música en mis oídos" (carta a Jung el 2 de Enero de 1910).
"Ciertas promesas que son para mi oído lo que para otros es la música" (carta a Jones el 22 de Septiembre de 1912).
"Su estilo es cautivador, su discurso es casi musical" (carta a Groddeck el 17 de Abril de 1921). 
La memoria musical de Freud le permitió contar a Marie Bonaparte en 1925 lo que Mahler le dijo sobre su música y que comprendía cómo le impedía representar los aspectos profundos con temas elevados porque combinaba lo festivo con lo trágico, esto era causado por la brutalidad del padre que un día humilló a la esposa y el hijo huyó de casa escuchando en ese instante un aria popular.

Viena era una ciudad con impresionante tradición musical. Incluso en la Sociedad Psicoanalítica de los Miércoles se incorporaron músicos profesionales: Max Graf, crítico musical, Leher, estético musical de la Academia Estatal de Música de Viena. David Bach que editó posteriormente un volumen de homenaje a Schönberg en Viena. Los discípulos músicos amateurs eran Adler, tenor; Tausk, tocaba el violín; a Stekel le fascinaba la música; Reich tocaba el piano, cello y órgano y fue amigo de Kolisch, violinista y cuñado de Schönberg. Ferenczi pertenecía a una familia musical. Por lo tanto, Freud permaneció cerca del aura de la música, aunque su vida interior estaba más enriquecida por la literatura y en realidad era un escritor.


FATALISMO DE LA MUERTE

"Sueños y música tienen la misma fuente, el pensamiento inconsciente de muerte" (Graf, 1947, p. 131). 
Mahler padeció el complejo de muerte. Su música nutrida de fantasías inconscientes de muerte. En sus sinfonías acude a fantasmas y espectros. Su primaria experiencia con la pérdida generó un caos interior organizando una estructura por medio de la música. Desde sus funciones inconscientes, del terror y pánico al abandono, construyó su obra. 
"En Mahler el consuelo es el reflejo de la tribulación. En esta su música conserva llena de zozobra, aquella calidad sedante, curativa" (Adorno, 1960, p.52). 
La música de Mahler, según Adorno, posee una armonía desgarradora, con fragmentos, la última palabra, la osadía postiza, el sentimentalismo y la parodia, justo lo plañidero. Lo traumático subyace a la rotura de la música. Apunta a subrayar la nulidad del yo. 
"La música mahleriana está raptada del reino de los muertos. Lo corpóreo y fantasmal se fusionan en un corazón hecho pedazos, siempre el idioma tradicional queda desgarrado, a través de ese desgarrón asoma en el rostro del compositor, un rostro que sufre por los otros con los que tiene parecido" (Adorno, 1964, p. 41). 
Schönberg describió la técnica de composición de Mahler: construyó una estructura melódica en forma tonal, escribió melodías extensas con algunos acordes repetitivos que en su totalidad se escuchan originales. El desarrollo musical fue ascendente. Boulez consideró que Mahler mezcló los géneros, incluyó la parodia como procedimiento válido.

En la obra de Mahler el tema de muerte se escucha en las marchas fúnebres del tercer movimiento de la Primera Sinfonía y la que abre la Quinta Sinfonía. En los primeros movimientos de la Segunda Sinfonía es una canción del nacimiento de la muerte. En la Novena Sinfonía la muerte está cubierta de sombras. Y en el esbozo de la Décima, hay matices. La muerte monta en un caballo negro en La Canción de la Tierra, y todo el tema en La Canción del Niño Muerto.

En la obra de Freud aparece el asunto de la muerte. En La interpretación de los sueños, en el sueño del Conde Thun se registra el temor de "sufrir una muerte temprana... la fobia de los ferrocarriles... que llegaba ´demasiado tarde´, tierra ´prometida´" (Erikson, 1964, p. 30).

Otro tema en que la muerte aparece es: Grande es Diana de Efesia (1911), El tema de elección de cofrecillo (1913), y en Más Allá del Principio del Placer (1920) donde expone su hipótesis de pulsión de destrucción.
"Mahler en su música deseaba resolver los enigmas de la vida y de la muerte, de la naturaleza y la humanidad, del destino y del individuo. Tenía el carácter de un Fausto para abarcar el espíritu del mundo. De ahí nació la gran concepción de sus sinfonías, de esa profunda excitación no redimida, ahaverística (de ahasvero), del judío errante de su personalidad" (Graf, p. 194).


FUNDAMENTOS JUDÍOS EN LA OBRA DE FREUD 
Y EN LA MÚSICA DE MAHLER

Abraham le escribió a Freud el 11 de Mayo de 1908 que un párrafo de El chiste y su relación con lo inconsciente le cautivó porque devela la técnica de composición y estructura como talmúdica. Bakan propone que la tradición mística judía es un antecedente de la Teoría de Freud, por ejemplo, el objeto de la interpretación cabalística es la Torah. Buscar el significado oculto, el análisis minucioso del pensar y comportamiento de sí mismo y con los otros. El método de la interpretación de los sueños es develar el contenido latente del contenido manifiesto a través de las asociaciones y fragmentos. El Zohar emplea asociaciones libres. Sin embargo, Gershom Scholem en una comunicación personal a David Rapaport le planteó sus dudas con relación a la tesis de Bakan.

Freud asumió una misión, conducir el Psicoanálisis a la tierra prometida como Moisés. Freud se compara con el cuento de los levitas que enfrentaron el peligro desafiando las fuerzas opuestas a ellos. Freud amó a su Pueblo. Estaba orgulloso de que los judíos dieron la Biblia al mundo. Le fascinó el humor judío, el chiste, la sabiduría de la vida y la riqueza interior. 
"La ‘conciencia de identidad interior’ de Freud incluye un sentimiento de orgullo amargo de su disperso y con frecuencia despreciado pueblo preservó durante toda una larga historia de persecución" (Erikson, 1968, p. 18).
En el sueño de Los tres destinos, se encuentra una ilustración del fondo judío en la Teoría Psicoanalítica de Freud. Erikson lo describe de la manera siguiente:
"Primera asociación: la primera novela que leyó a los 13 años, el adolescente judío ingresa a la comunidad religiosa de los hombres a través de la confirmación judía.
"Tercera asociación: recuerdo infantil…, a los 6 años... su madre intentó convencerlo de la afirmación bíblica de que todos estamos hechos de barro y debíamos volver a él..." (Erikson, 1964, p. 141).
Freud precedió de una comunidad jasídica. Perteneció a la logia B’nai B’rith y jugaba al Tarot, cartas inspiradas en la Cábala. Irma, la famosa soñadora, Anna Hammerschlag Lichtheim era hija del profesor hebreo de Freud que lo instruyó para el Bar Mitzvá.

La relación de la cobertura judía en Mahler es descrita por Adorno:
"Resulta imposible, desde luego, se ñalar exactamente con el dedo, dónde se encuentra en la música de Mahler ese elemento, como resulta imposible hacerlo en las obras de arte; ese elemento se sustrae a la identificación y, sin embargo, son escasos en la música mahleriana las melodías procedentes de la música de las sinagogas o de la música judía profana; lo que más podría apuntar en esa dirección sería un pasaje del scherzo de la Cuarta Sinfonía. Lo que en Mahler es judío, no participa directamente de lo popular, sino que se expresa, a través de todas las mediaciones, como algo espiritual, no sensible, pero que se deja sentir en la totalidad". (Adorno, 1960, p. 182).
Para Alma Mahler, "la mayoría de las melodías judías empiezan con una disonancia… nosotros empezamos con un acorde en Do mayor" (p. 290).

Mahler le escribió a Richard Strauss, alrededor del 20 de Agosto de 1901: 
"Sobre mí IV asaltan una serie de dudas: la he elaborado con especial cuidado hacia el metal y el arco, que deben estar muy bien concentrados, lo que requiere artistas con muy buenas aptitudes... una obra... que es más bien un trabajo en miniatura. Requiere alrededor de 45 minutos, comienza y acaba per procura, y apenas se incluye un verdadero fortissimo".
En Mahler el suelo se le hundió a sus pies como judío asimilado. Mahler se consideró un hombre tres veces sin hogar, nació en Bohemia en Austria, austríaco con los alemanes y judío en todo el mundo. Sé sintió un intruso permanente. Sin consideración por las relaciones sociales, era severo, imprudente e implacable. Su idealismo y tiranía produjo indignación a los vieneses. "La gente no entiende todavía mi lenguaje", tampoco fue comprendida su música. Freud describió en su viaje interior que sus sueños estaban relacionados con el problema de ser judío en un mundo ajeno.

Mahler se alejó de la religión judía, convertido al catolicismo, le fascinó el canto gregoriano. Alma era católica convertida al protestantismo. Freud judío sin creer en Dios.
"Freud había crecido con miembros de una comunidad judía en una cultura predominantemente católica... una mujer checoslovaca, vieja y supersticiosamente religiosa, solía llevarlo a diversas iglesias de su ciudad natal" (Erikson, 1964, p. 165).

VISIÓN DEL MUNDO

Mahler es un sujeto marginado de la tradición del dolor del mundo (Weltschmerz). Asimiló una noción de humanidad de masas desheredada.
"Cocinándoles a los niños su alimento musical, Mahler se acomoda abismalmente al proceso histórico de la regresión del oír. Mahler acude a consolar a una humanidad dotada de un yo debilitado, a una humanidad incapaz de autonomía y síntesis. Simula un lenguaje que se está desintegrando, para liberar así el potencial de aquello que sería mejor que los altivos bienes culturales". Theodore W. Adorno (1960, op., p. 83).
Freud construyó una imagen del sujeto determinado por los procesos inconscientes, con un futuro pesimista de la humanidad. 
"La imagen del mundo judío según la cual la diáspora renueva eternamente el tradicional exilio en el momento preciso en que uno ´está llegando´. De allí que la frase: ‘la próxima pascua en Romaescrita a Fliess manifiesta el anhelo israelita por el hogar ancestral tal como lo expresa la plegaria de pascua ‘el año próximo en Jerusalén’" (Erikson, 1964, p. 3).
En el texto encontramos referencias particulares de Freud y Mahler que corresponden a su esfera íntima, privada, interiorizada en su proceso de socialización, dentro de una familia con su propia estructura y dinámica en un medio social global. La estructura homóloga de Mahler y Freud como pertenecientes a una comunidad judía de centroeuropea durante el período histórico desde la segunda mitad del Siglo XIX a la primera del XX.

Los judíos, el pueblo del Libro, vivieron en la frontera. Sus centros de actividad eran la esfera artística y científica. La entrega excesiva al trabajo y el escaso tiempo de ocio eran el motivo central que expresan la sentencia de que no hay tiempo suficiente. La generación de fabricantes y comerciantes procrearon a escritores, músicos, científicos, de la tienda familiar a la biblioteca y conciertos. Los judíos de Viena pretendieron a alcanzar la meta en el arte y la ciencia sin sometimiento. La segunda generación separada del ghetto de la comunidad. Casi quebrados sus nexos con la tradición, asimilados con su lengua, aunque con etiquetas.

En la comunidad se encuentra la Kulturjuden; la familia y la cocina materna, la solidaridad de los sujetos en el sufrimiento. Soportaron un nivel de injusticia construyendo un núcleo masoquista. El Yiddish, una lengua de marginación. Es indo-ario, producto de la persecución alemana en la Edad Media y el asentamiento en una Polonia destruida por los tártaros. La identidad judía conformada por un secreto oculto de una estructura psíquica común. La expresión corporal, la unión familiar y la reverencia por la lectura y escritura, por la exégesis.



Portada: Pintura de Michel Cheval
Diagramación & DG: Pachakamakin


NOTAS

[1] Lucien Goldmann en su participación a la conferencia de Michel Foucault ¿Qué es un autor? Realizada en la Sociedad Francesa de Filosofía el 22 de Febrero de 1969, publicado por la Universidad Autónoma de Tlaxcala, p, 48.

[2] Berdini describe la arquitectura de Gropius, a saber, "empobrecer el vocabulario para enriquecer la sintaxis, es decir, las relaciones con la existencia a través de la exclusión de lo gratuito y de la inclusión de lo imprescindible que se traduce en meras relaciones geométricas y matemáticas para llegar, por fin, ala a la autenticidad liberadora y virtuosa de la idea" Cf. Paolo Berdini (1983), Walter Gropius, Barcelona, Gustavo Gilli, p. 11.

[3] Poema en Berndt W. Wessling (1980) Alma. p.165.


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