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1.11.2019

LACAN SOBRE EL ESTILO: EL ESTILO DE LACAN

Por Michel Arrivé 
+Notas de Michel Arrivé [1] en ADN Omni









El objetivo de este Capítulo [2] es ambicioso. Es un intento de aproximación al problema de las relaciones que se entretejen constantemente entre la forma conferida a la superficie de la Palabra y de lo escrito [se sabe que para Lacan los dos objetos, aunque profundamente distintos, son inseparables. Los Ecrits, se abren con el fragmento de un texto originalmente oral: 'El Seminario sobre La carta robada'], y la Estructura del Inconsciente. 

De entrada, conviene recordar una vez más el aforismo lacaniano de 'el inconsciente estructurado como un lenguaje'. ¿Es posible suponer que se establezcan relaciones estrechas entre el conjunto de rasgos que atañen al Lenguaje [3] que constituye el Estilo, y ese Objeto estructurado como un Lenguaje que es el Inconsciente? Para precisar, dejemos jugar dos textos entre ellos mismos. Primero el de Lacan: 
'El Psicoanálisis debería ser la Ciencia del Lenguaje habitado por el Sujeto. En la perspectiva freudiana, el hombre es el sujeto atrapado y torturado por el Lenguaje'. [Seminaire IZI, p. 276]. 
Enseguida el de Buffon, tal como lo cita Lacan en el texto inaugural de los Ecrits: 
'El estilo es el Hombre mismo'. [4]
Sustitúyase en la fórmula del hombre de las mangas la definición lacaniana de hombre: se verá surgir en ella esta definición de Estilo: 
'El estilo es el sujeto atrapado y torturado por el Lenguaje'. 
¿Cómo se opera tal aprisionamiento? ¿De qué manera es 'torturado' el sujeto? En las páginas siguientes se busca arrojar algunas luces a estos problemas tenebrosos. ¿Estilo? ¿Inconsciente? ¿Psicoanálisis

El problema es vasto y grave. Muy vasto y muy grave, me dirán, para un capítulo relativamente breve y quizás ligero. Estaría de acuerdo, si no le hubiera impuesto algunas limitaciones. La primera es que desde luego hablaré del Estilo, pero de manera muy restringida. No trataré sino de un Estilo: el de Lacan. Además. me interesaré ante todo en lo que el escribió sobre el Estilo. 

La segunda es que no consideraré del Inconsciente, sino lo que fue articulado por Lacan: se sabe que no es la única concepción posible, y que actualmente no es raro escuchar los gemidos de los psicoanalistas [para no hablar sino de ellos] cuando se les repite el aforismo lacanianoEl problema está pues considerablemente reducido tanto en su extensión, el Estilo de Lacan, como en su intensim, el Inconsciente según la concepción lacaniana

Conviene precisar que no voy a plantear el problema o la cuestión de la validez de tal conceptualización; [{Ne sutor supra crepidam}: zapatero, a tus zapatos], como tampoco, aquella de saber si más allá del modesto oficio de zapateros que desempeñamos los Linguistas, existe algún Artesano que pueda erigirse por encima de la muralla. 

Comencemos por la constatación de evidencias: el Estilo de Lacan asombra. Desde sus comienzos asombró. En 1939, Edouard Pichon advirtió sobre el Estilo de Lacan en las primeras líneas del comentario que dedicó a un artículo de su joven colega: 
Sería interesante para todos los Psicopatólogos que él [Lacan] se desprendiera de cierta coraza que aprisiona {se chartre} su espíritu: coraza hecha tanto de una jerga de secta como de un preciosismo personal. Sus trabajos son deslucidos. [La famille devant M. Lacan, p.179] 
No, no hablaré de la viga en el ojo ajeno. Sin embargo habría que decir que el Estilo de Lacan en el artículo en cuestión [se trata de un texto sobre 'la familia', publicado en 1938 en la Encyclopedie Francaise] parece ser, al menos para quien ha leído su producción ulterior, bastante anodino. Pichon por su parte, no escatima ni en el 'preciosismo', ni en la sintaxis, ni en el léxico: porque por ejemplo, el verbo {chartrer} que yo sepa no es de uso cotidiano [en Chartres, ya no hay mas cárceles como en otra época. No esta presente sino en la etimología]. [4]

Inducirá acaso a tal 'preciosismo' el doble contacto de la Lengua y el Inconsciente? Pichon y Lacan se ven afectados en un alto grado por esta cuestión. Este último se planteó con mucha agudeza la cuestión de los procedimientos linguísticos del Preciosismo en sus relaciones 'con el complejo juego del significado y el significante' en el Inconsciente. 

En el Seminaire III, consagrado por la intervención del presidente Schreber a las psicosis, enumera divertido, algunos de los muchos giros que nos ha legado el Preciosismo: hoy en día es de uso común, y por añadidura nos parece perfectamente 'natural', la expresión 'tengo la palabra en la punta de la lengua' [y Dios sabe que le faltaban palabras al ilustre presidente] [5] 'esta anotada en el Saumaize [6] como proveniente de los callejones de las preciosidades' [p.133]. 

El explica esta expresión con una 'larga elaboración [...]: algunos significantes implican toda clase de presuposiciones. La palabra en la punta de la lengua supone por ejemplo, que en principio la palabra está allí' [Ibídem, p.133-134]. Y Lacan inicia una reflexión sobre 'el organismo del Lenguaje' y sobre el hecho de que, 'la mayor parte del tiempo, uno no sabe absolutamente nada de lo que dice'. [Ibídem p.131] [7] 

De entrada, no abordemos estos problemas generales. Solo refiero el texto de Pichon a manera indicativa: para un lector que confiesa su simpatía por Lacan [él es 'uno de sus hijos mayores', y que fue 'un tanto su maestro pero se define como su amigo' [Ibídem] la escritura de Lacan sufre desde entonces, de una 'vestimenta' que lo obscurece, y finalmente, es la oscuridad lo que Pichon reprocha a su 'alumno'. Volverá sobre esto en las últimas líneas del artículo, que son a la vez emotivas por la lucidez del aliento que en ellas se ofrece: [ánimos postreros pues a Pichon le quedaban sólo unos cuantos meses de vida], como ligeramente irritantes por su tono magistral:
Vamos, Lacan, prosiga a abrir su propio camino en el erial. Pero deje detrás piedras blancas para para poder seguirlo y encontrarlo. Muchas gentes que han perdido contacto con usted se imaginan que usted se ha extraviado. [Ibídem, p.207]
Pichon a menudo es ambiguo. Desecha la idea de que Lacan se haya extraviado, más no evita que se pueda pensar que el se encuentra perdido. En cuanto al Estilo de Lacan, parece considerar únicamente que se trata de un 'adorno' susceptible de ser eliminado de la misma manera que le fue endosado: rápida y fácilmente. Mucho mas tarde veremos a Lacan arguir [de manera aparentemente paradójica] que sobre '[su] estilo, no puede hacer nada: es como es'. [Seminaire V; 13 de Noviembre 1957]. Por el contrario, Pichon insiste con cierta pesadez, que uno vería como deliberado el carácter plenamente consciente de las 'elecciones' estilísticas operadas por Lacan:
'No es que yo repruebe todo modelaje consciente de simismo para simismo [subrayado de M.A.] lo rebuscado puede ser exquisito, y los espíritus distinguidos pueden tener razón de no prostituirse en los gustos vulgares; pero no me parece, en el caso particular del Sr. Lacan, que él haya elegido [subrayado por M.A.] para su propio temperamento, que toda su formación tanto hereditaria como familiar y social hace tan francés, la vestimenta que mejor le va'. [op. cit. p.179]
En suma, Pichon [no es acaso extraño encontrar a un Psicoanalista convertido en Linguista?] parece rechazar toda influencia del Inconsciente sobre el Estilo: simple 'vestimenta' susceptible [de acuerdo a una postura de 'modelaje inconsciente'] de ser 'elegida' entre muchas otras posibilidades. En este rasgo, se marca la huella ciertamente paradójica, de la repugnancia instintiva que experimenta Pichon, el Analista [ya que es él quien habla aquí en su calidad de Presidente de la Sociedad Psicoanalítica de París] ante el concepto de Inconsciente. 

Se sabe que el otro Pichon [el Linguista], no tiene tal repugnancia. Aquí llega incluso, cegado por su deseo de 'francesidad', a sobrevalorar por un lado, la influencia de la sintaxis alemana en algunos de los rasgos del Estilo de Lacan [poco discutible, sin duda, pero no es lo esencial]; y por otro y de golpe, a no percibir los alcances teóricos. En el caso de la nominalización del pronombre otro, utilizado por Lacan, bajo la forma de el otro, que como bien lo señaló Elizabeth Roudinesco [8], prefigura desde 1938 las diferentes formas de el otro [el otro, lo otro, el objeto @] en las reflexiones posteriores de Lacan.

Atravesemos de un golpe treinta anos. En 1969, Georges Mounin publicó en la Nouvelle Revue Francaise del primero de Enero, un Artículo titulado Algunos Rasgos del Estilo de Jacques Lacan. [9] No hay en el ningún indicio de simpatía por parte de este Linguista de hueso colorado y funcionalista convencido. El Artículo forma parte de un vasto programa de denuncia de las tergiversaciones de los conceptos linguísticos por los 'no linguistas'. Se alude a Lacan ciertamente, pero también a Barthes y a Lévi-Strauss que son encontrados culpables de 'desviacionismo'. Mounin, se declara 'irritado' por el Estilo de Lacan: 
Su marca más visible, es que tiene un estilo en tics, y para la mayoría de los lectores 'no snobs', desde el principio, es un estilo irritante. [p. 181] 
Pasemos al problema de la noción de irritación, Es ella pertinente para el Análisis de Estilo? A propósito que es un snob o un no snob? Un tic? Una vez más los comentarios de Mounin sólo se refieren aquí por su valor indicativo. En conformidad a su programa, Mounin se interesa sobre todo en lo que él llama 'el tinte linguístico del Estilo de Lacan', [p. 188]. manera muy elegante de disfrazar mediante un 'problema de estilo' lo que es también un problema de conceptualización. 

No citaré las formulaciones [seguramente Mounin [10] me lo reprocharía] tan tajantes con las que le reprocha a Lacan la lectura un tanto diagonal [11] [en sus propias palabras] que hace de Saussure. Mounin no ha sabido [o no ha querido] hacer el esfuerzo, en verdad considerable, de señalar lo que más allá de evidentes divergencias, se encuentra como profundamente en común entre el aparato conceptual de Saussure y de Lacan. [12] 

Sin embargo, a Mounin hay que reconocerle al menos el mérito de presentar con lucidez, desde las primeras Iíneas de su Artículo, el problema que treinta años atrás, es cierto, Pichon no percibió: 
No sería ilegitímo encerrar a Lacan en su estilo; caracterizarlo, definirlo, y aun psicoanalizarlo a partir del mero examen de su estilo. [p.181] 
Mounin se excusa, quizás con un poco de arrogancia, por no emprender tal trabajo: 'No soy psicoanalista'. [Ibídem] De hecho, ¿Un Psicoanalista tendría necesariamente la aptitud para hacerlo? Yo no plantearé dicho problema. A decir verdad, no es el mío, ya que mi propósito es más modesto. No se tratará de psicoanalizar a Lacan [la tarea, según el rumor, no fue fácil] sino, en un primer momento, ubicar en su discurso teórico, el modo en que el articula la problemática del Estilo con aquella del Inconsciente. 

Los elementos de información, eventualmente obtenidos, quizás me permitirán, identificar algunos rasgos del Estilo de Lacan en sus relaciones, no tanto con 'su' Inconsciente, sino con la manera en la que él lo conceptualiza. 

Lo hemos señalado, el Seminaire III, enunciado en su forma oral en 1955-1956, y publicado en 1981 [año de la muerte de Lacan], tiene como objetivo construir la Teoría psicoanalítica de la Psicosis. Conviene resaltar que este esfuerzo [porque así fue, y pudimos constatar su desarrollo de una semana a otra] se apoyó casi exclusivamente en el estudio de textos. Me atrevo al uso del adverbio exclusivamente, no sin antes modalizar con un casi que se orienta hacia algunos aspectos colaterales. Esto es, en primer lugar, el del Presidente Schreber. 

Se trata de los Denkwikrdigkeiten eines Nervenkranken, publicados en Leipzig en 1903, y que por aquel entonces, Lacan no conocía mas que en la edición original alemana, pues la edición francesa se publicó hasta 1975. [13] Lacan establece entre el 'texto Schreber' y el 'caso Schreber', una relación que expresa con claridad absoluta: 
'El caso Schreber, es para nosotros el texto Schreber' [p.117]. 
Es así que uno no se sorprende de que las especificidades, [considerables] de este texto sean el objetivo exclusivo de su atención. Mas adelante volveré sobre esto. Es cierto que Lacan, para poner en acción su método [podría decir estilístico...?], contó con el mejor de los garantes posibles: Freud mismo. 

El indica que 'nunca vió' al Presidente Schreber y confiesa ingenuamente que los datos que tiene de su biografía son de una gran imprecisión: 
'Yo no sabría incluso precisar su edad cuando cayó enfermo.' [Cinq Psychanalyses, p.265].
No se podrá cuestionar con mayor precisión la pertinencia de los datos biográficos. Desde las primeras líneas de su estudio, Freud, se ve en la necesidad de justificar el proyecto de un Análisis fundado exclusivamente en el examen de los escritos de un 'enfermo': 
Me parece legítimo asociar las interpretaciones analíticas con la historia de la enfermedad de un paranoico [Dementia paranoides] al que nunca ha visto, pero que escribió y publicó, él mismo, su propio caso. [Ibídem p.264] 
La única diferencia entre Freud y Lacan: el segundo no considera útil justificar una posición que parece estar muy definida. Para él las dos nociones de 'texto' y de 'caso' son inmediatamente equivalentes. Más allá de esta mínima divergencia, el texto escrito es tan significante para Freud y Lacan como el discurso, en principio oral, del analizado. 

Como si el escrito no fuese segundo en relación a la oralidad primaria, sino equivalente en sus relaciones a una misma estructura. Uno evoca evidentemente la concepción indisolublemente freudiana y lacaniana, de los lazos existentes entre el Escrito y el Inconsciente: 
'La comparación del sueño con un sistema de escritura parece más adecuada que con una lengua hablada.' [L'intertt de lapsychanalyse, p.73] 
Si el Inconsciente escribe el sueño y sus otras producciones que son las 'enfermedades nerviosas' sin haberlas significado previamente de alguna otra manera, es inevitable que las especificaciones de este escrito [en síntesis, su estilo por atenerme a una concepción sumaria pero operativa] sean pertinentes a la estructura del Inconsciente. 

A partir de ahora, sólo me queda señalar la dificultad de elección y los esfuerzos desplegados por Lacan en el Seminaire III para el uso del estilo del 'caso Schereber.' De entrada lo vemos plantear, en términos, a primera vista sorprendentes, el problema del 'estilo de la Lengua fundamental': 
'Tendremos que regresar el estilo de esta Lengua fundamental, para replantear el problema del sentido antinómico de las palabras primitivas'. [p.124] 
La aparente rareza se explica rápidamente: 'lengua fundamental' [en alemán Grundsprache; que ocasionalmente se traduce de manera literal como langue de fond, no es otra cosa, en el aparato conceptual delirante de Schreber, sino la Lengua de Dios. Ella se caracteriza por: 
'Un regusto en el alemán culto que tiende a expresarse mediante eufemismos y antifrases. Un castigo es denominado, por ejemplo, una recompensa, y en efecto, el castigo es a su manera una recompensa'. [Ibíd.] [14]
La {langue de fond} es en suma el Estilo de Dios, caracterizado en su lengua [necesariamente el alemán] por el uso de procedimientos estilísticos catalogados así desde la noche de los tiempos: el arcaismo, el eufemismo [15], y sobre todo, la antifrase. Como el sueño y como esta Ursprache sobre la cual Freud especuló constantemente siguiendo a Carl Abel, [16] Dios [que se distingue en esto de Benveniste] [17] utiliza indistintamente los dos términos en una pareja de antinomias. 

Lo que el 'ha aprendido de Freud es que el principio de la contradicción, no funciona en el Inconsciente'. [Seminaire 114 p. 228] Otros análisis son aún más espectaculares. Lacan confiere un lugar central, en su análisis del texto los denkwurdigkeiten, a una modesta y muy honesta constatación de estilista: 
'Me detuve en una serie de textos que se repiten y que sería fastidioso mostrárselos aquí. Algo me ha sorprendido particularmente, aún cuando las frases pueden tener un sentido, no se encuentra jamás algo semejante a una metáfora'. [p.247] 
¿Cómo verificar exhaustivamente tal afirmación? Esto no es fácil, Lacan no indica claramente si él considera el conjunto del libro de Schreber, o una 'serie de textos' aislados por él mismo [¿Bajo que criterios?]. Y la definición que él proporciona de la metáfora [fundamentalmente en sus relaciones con la metonimia no se parece del todo] a aquellas que generalmente son admitidas por los estilistas. 

Por lo demás, Lacan lo reconoce de muy buen modo, a propósito del ilustre ejemplo del 'manojo de espigas' de Booz dormido:
'Yo admito muy bien que alguien me objete que el manojo de espigas de Booz es una metonimia y no una metáfora, y que en esta magnífica poesía subyace, jamás directamente nombrado, el pene real de Booz. Pero en esto no radica la virtud metafórica del manojo, sino que él esta puesto en la posición del sujeto en la proposición, en el lugar de Booz. Se trata de un hecho de significantes.' [p. 257] 
Texto capital en cuanto a la concepción lacaniana de la metáfora. No es, en suma, la relación de los referentes en un caso ['comparación', 'asimilación~Lacan utiliza aquí los términos de la retórica tradicional~ en un caso, y en el otro, 'proximidad', 'contiguidad'] lo que es pertinente, si no, el fenómeno de sustitución de significantes de la linealidad de la cadena. Entonces, ¿Por qué sorprenderse que una metáfora, como aquella del 'manojo de espigas' de Booz, pueda tener una parte de metonimia

La dificultad de la verificación se acrecienta, acentuada aun más por la prolijidad del texto schreberiano. Sin embargo, creo poder adelantar que filológicamente, Lacan debió haber tenido poco más o menos la razón. Es quizás esta misma ausencia de la metáfora la que da cuenta del efecto particular [¿Debería decir inesperado?] y que determina la lectura de Schreber: texto agobiante por el predominio exclusivo del regimen literal del sentido, desprovisto en suma de toda figura, con la reserva capital de las antifrases y eufemismos de la Grundsprache. Pero se ha visto con anterioridad que no es Schreber quien habla, sino Dios: el no es psicótico, no lo es

¿Cómo dar cuenta de la supuesta ausencia total de la metáfora? Lacan no lo dice explícitamente, porque a sus ojos esto es evidente. El regimen específico del significante al que esta sometido Schreber desde su entrada en la psicosis, le prohíbe toda posibilidad de juego en la cadena de las palabras, y específicamente la substitución ['una palabra por la otra'[18] [Ecrits; p.507], que es la metáfora.

Entramos de manera natural en la Teoría lacaniana de la Psicosis, sobre la cual conviene ser breve en este Capítulo consagrado al Estilo. Breve, aunque no enmudecido del todo, sin duda porque en la emergencia de la Psicosis, se encuentran presentes fenómenos del orden del Lenguaje.

Si el funcionamiento del significante, en sus relaciones fundamentales con el significado, es para el Presidente a tal punto perturbador, es porque la 'metáfora paterna' no operó del todo. No podía hacerlo; el significante de la paternidad es designado por Lacan como El-Nombre-del-Padre [que debería sustituirse en la cadena de significantes 'en el lugar primeramente simbolizado por la operación de la ausencia de la madre'] [Ecrits; p. 557] que estaba pura y simplemente ausente, sometida de antemano a la ... forclusión.

En este punto encontramos de nuevo a Pichon, acompañado de su viejo tío y colaborador, Damourette. Ya que es la Teoria de la Negacion desarrollada por los dos gramáticos [19] que Lacan retorna después de una sesuda reflexión, en las últimas páginas del Seminaire III: la traducción de la noción freudiana de {Verwerfung}, previamente traducida por 'rechazo' o 'repliegue'.

En torno al caso Schreber, se aprecia como se despliega la reflexión de Lacan, a la vez linguística y estilística, es decir, como lo hemos señalado, a partir del 'Texto de Schreber'. Ella se origina en la constatación estilística de la ausencia de toda metáfora y la explicación, implícita de esta carencia, descansa sobre la descripción de operaciones que hacen intervenir de nuevo, pero sobre otra escena: la del Inconsciente, el mecanismo complejo de la metáfora de El-Nombre-del-Padre. 

Por otra parte, este mismo mecanismo da lugar a una noción [la forclusión] tomada en préstamo al aparato conceptual de los estudiosos de la Gramática que, en sus análisis, dan a los hechos de Estilo un lugar preponderante.

¿Es acaso Schreber un Schreiber? Es posible plantearse esta pregunta siguiendo a Mannoni. [20] Me parece que la respuesta no puede ser sino subjetiva. Y, ¿Debo confersarlo? me siento tentado a cerrar el pico ante Mannoni. La intención de Schreber, ciertamente, no es del todo 'literaria' [suponiendo totalmente esclarecida la noción de literariedad...]: Schreber busca únicamente explicar su 'caso' y defenderse de las medidas judiciales que se tomaron en su contra. acaso tales intenciones están siempre ausentes de los textos 'literarios'? 

De cualquier modo, me parece evidente que es posible leer las Memoires como una ficción que, sin duda... no lo son... Y que a este respecto dejan una impresión muy fuerte: creemos escuchar las inumerables voces que asedian al honorable Presidente. Salimos del libro literalmente ensordecidos y aturdidos. 

Es este un rasgo de 'literariedad'? Con toda prudencia, dejaré pendiente esta pregunta. De cualquier modo, no hay duda que Schreber estaba 'loco'. Esto en suma, no es una obligación para un escritor. ¿Acaso se interesó Lacan en otros textos literarios, aquellos en los que el autor no tenia la reputación de 'loco'? 

El inventario de sus observaciones sin ser limitado es abundante. Abordaré en el capítulo siguiente los comentarios sobre el ilustre metaplasma merde de Jarry 'trivialidad refinada de lapsus, de fantasías y de poesía'. [Ecrits; p. 660]. 

Se podría pensar también en el análisis de los procedimientos de Jean Tardieu, implicítamente aludidos en los Ecrits [Véase la nota 17], que son objeto de glosas precisas y pertinentes en el Seminaire III [pp. 257-258]. Me detendré en el escritor más clásico: Racine y especificamente en Athalie. 

De manera aparentemente paradójica, el comentario que hace Lacan de la primera escena de Athalie ['Si, yo acudo a su templo...'] se inserta en su análisis de la Psicosis [Seminaire III pp. 297-303]. Pero a contrario: el discurso raciniano se opone al delirio schreberiano, desenvolvimiento del significante cortado de todo anclaje [en ausencia de metáfora] con el significado. 

En Racine, no hay nada semejante. El significante está sólidamente anudado al significado como por 'la aguja del colchonero'. Entretejiendo progresivamente la metáfora [dado que recurre a este procedimiento con una persistencia a veces abrumadora]. [21]

Lacan procede a colocar la noción de punto capitoneado:
'Punto al que vienen a anudarse el significado y el significante, entre la masa siempre flotante de las significaciones [22] que circulan entre los dos personajes y el texto'. [p.303]
¿Pero cual es el soporte estilístico de este punto capitoneado, que no se encuentra en Schreber y que se encuentra vigorosamente presente en Racine? No es otra cosa, discreta aunque explícitamente evocada en Ia pagina 300, que la Palabra Clave, sí, la vieja Palabra Clave de la estilística de los años cincuenta. 

Recordemos que los Caracteres estadísticos del vocabulario de Pierre Guiraud, aparecieron publicados en 1954, y Lacan [que, salvo error de mi parte, no lo cita] [23] pudo haber tenido noticia de su terminología. Hay que reconocer que la Palabra Clave lacaniana no aparece definida, con un rigor total, en el campo textual. 

Recubre varios términos que pertenecen al mismo campo semántico [temer, temblar, exterminación, cito a Lacan, p.301]. Está, sobre todo subsumida por el significante el temor de Dios, 'muy próxima de la noción del padre', [p.304] aquella misma que se encuentra forcluida del texto de Schreber. 

Lacan añade que 'la transmutación de la situación por la intervención [preferible, sin duda, a invención, dado por el texto] del significante'. [p.303] Hay que tener en mente que este análisis que, en su comentario, ha perdido evidentemente su seducción original- remonta a 1956: el aparato conceptual que se le presenta a Lacan tiene algo de rudimentario. 

De cualquier modo [y es esto para mí lo esencial de las especificidades indisolublemente linguísticas y estilísticas de un texto], cualquiera que sea el Método utilizado para describirlas, se presentan como inmediatamente pertinentes para la estructura del Inconsciente. El punto capitoneado tiene la misma función en el texto de Racine y en la Estructura del Inconsciente. 

¿Es posible ahora abordar el propio Estilo de Lacan? Sin duda: ya hemos percibido ciertos rasgos como por ejemplo el preciosismo o el recurso obstinado de la metáfora y especialmente la metáfora hilvanada: como Dios, Lacan tampoco es psicótico. 

Pero un estudio verdaderamente serio exigiría un arduo trabajo, desde su inicio saturado por una pregunta doble: aquella, ante todo, de la evolución en el tiempo, de un Estilo que ha sufrido considerables Mutaciones a lo largo de los cincuenta y cuatro años [1926-1981] de actividad escritural de Lacan. 

Hay poca relación entre las sesudas disertaciones del joven y brillante Psiquiatra de los años treinta, escasamente adornadas, aquí y allá, por algún arcaismo o algún giro un tanto afectado, y los fuegos artificiales de juegos de palabras ¿Qué digo? De frases homofónicas que, en los años setenta, estallaban en las palabras, pero sobre todo en los Escritos del viejo Maestro. 

Desde 1966, el mismo señalaba el problema de esta evolución 'diacrónica' [un nuevo préstamo a la terminología saussuriana] indicando en la Ouverture de los Ecrits, que le proporcionaba al lector 'un rellano en [su] estilo al dar a la Carta robada el privilegio de abrir su curso a pesar de su diacronía.' [p.9] 

La segunda pregunta no es sino aquella de las relaciones entre lo oral de los Seminarios [u otras intervenciones habladas como Radiophonie y Televisión], y la forma escrita que les ha sido dada al publicarse, necesariamente diferente según si fue revisada por Lacan mismo o por sus editores. 

Se vislumbra la amplitud y complejidad de los problemas, que no son suceptibles de abordarse en un breve capítulo. Me limitaré entonces a lo que han podido sugerir [suponiéndoles pertinentes] los análisis emprendidos anteriormente. 

En ellos aparece con toda claridad un rasgo: el Lenguaje tal como lo concibe Lacan en sus análisis de la metáfora y del punto capitoneado [y, naturalmente, en otros tantos que no han sido referidos aquí, por no tener que ver con el Estilo] no se confunde con el Lenguaje tal y como lo encaran los Linguistas. 

No es que esté del todo separado de este: el significante lacaniano, lo hemos visto a placer en la 'Premiere filière', no es idéntico al significante saussuriano, aunque conserva varios rasgos fundamentales, particularmente la linearidad y lo arbitrario de las rupturas o de los cortes que lo segmentan. 

Lo esencial de la diferencia atañe, para decirlo rápidamente, en que el Lenguaje 'condición del Inconsciente', y modo en que 'esta estructurado el Inconsciente', no es para Lacan instrumento de comunicación sino de manera secundaria, accesoria e imperfectamente. ¿La referencialidad? Esta se establece bien o mal, y más bien mal que bien: 
Lo que caracteriza, a nivel de la distinción significante|significado, la relación a lo que esta ahí como un tercero indispensable, a saber el Referente, es propiamente que el significado lo pierde. La mirilla no funciona. [Seminaire XX, p.23] 
Metáfora [Una más!] atrevida, que Lacan corrige enseguida al precisar, esta vez en un modo familiar, que: 
'El colmo del colmo, es que logramos de cualquier modo utilizarlo a través de otros chunches'. [Chunches: objetos; p.24] 
Hay que señalar que con una referencialidad, a tal punto tortuosa, la comunicación es por lo menos imperfecta. Corresponde a Lacan insistir, en L'etourdie, en el problema fundamental del 'equívoco', propiedad fundamental de este 'un lenguaje' sobre cuyo modelo esta estructurado el Inconsciente: 
El Inconsciente, de estar estructurado como un Lenguaje, es decir lalengua [sic en una sola palabra, M.A.] que él habita, está sujeta al equívoco del cual cada uno se distingue. Una Lengua entre otras no es nada más que la integral de los equívocos que su historia ha dejado subsistir [p.47]. 
Se siguen inmediatamente las consecuencias indisolublemente teóricas y estilísticas de esta posición: 
Todo lo que parece [sic, M.A.] como símil de comunicación es siempre sueño, lapsus{joke: chiste}. [Ibídem] 
Proposición teórica, ciertamente, pero también, al mismo tiempo, ilustración de esta proposición en la práctica de la escritura, en el sentido más preciso [ortográfico] de la palabra: porque, se ha señalado, nada, en lo oral, separa parecer {paraît} de la forma homófona pero no homógrafa que toma su lugar [24], flexión de pareser {parêtre}, como en otro punto, el subjuntivo parsea {parsoit} que hace surgir en lo oral la diferencia. 

En Encore, Lacan, casi a la misma época, retoma la forma {parêtre} y la comenta: 
A lo que debemos confrontarnos es a sustituir a este ser que escaparía [por el efecto de la negación que lo toma como objeto, M.A.] al {par-etre} [para~ser], o sea, el ser para, el ser en los bordes. [p.44] 
Es apreciable el impacto de la reflexión de Lacan sobre la materialidad misma de la Lengua: 'el significante estalla. Ya no hay ser?' [25] Pero aquí no se detiene: al concepto así expulsado hay que sustituirlo con otro. La homofonía entre ~ser {être}~cer [de pare~ser] {âitre} impone el corte pare~ser {par~être}, que hace surgir entonces una nueva homofonía entre par~ y el par(a) de paranoia, de {parêdre} o aún de ese curioso {para-moi}, este {moi} paralelo, que Lacan tomó de Damourette y Pichon, o más bien a una de las pacientes de este último [Seminaire 111, p.307]. 

Mecánica del significante, lógica del sigificante, análoga a aquella de la Lengua, e, indisolublemente de la Lengua. Lo que trabaja el concepto y termina por sustituir al {être} expulsado con el {paraître}, es precisamente ese 'un lenguaje' como el que está estructurando el Inconsciente, encarnado en la Lengua que el habita.

Un trabajo exhaustivo sobre el Estilo de Lacan, en mi opinión, debería tener como objetivo el estudio la progresión de estos juegos sobre aquello que, de la Lengua, está trabajado por el equívoco, es decir, poco más o menos, todo. Habría, sin duda, que remontarse muy lejos en el tiempo. 

Los 'tics' señalados por Mounin en textos muy viejos [anteriores a 1966] a menudo ponen en juego [Mounin lo senaló así] el uso de las preposiciones, particularmente a [26] y de. Pero este autor omite lo esencial: y es que frecuentemente estos empleos 'manieristas' [lo son sin ninguna duda] inducen a la ambigüedad. 

A medida que se precisa la concepción del Inconsciente estructurado como un Lenguaje, el estilo de Lacan se deja invadir progresivamente por el equívoco generalizado. ¿Convendría precisar que este se encuentra controlado conscientemente en alto grado? Así en este comentario de la {ab~sens} [que es también, ya lo hemos visto: ausencia, absence] de la relación sexual, tema incesantemente renovado por la reflexión lacaniana:
Comienzo por la homofonía [de la que depende la ortografía]. Que en la lengua que es la mía [...] {deux} [dos] sea un equívoco de {d'eux} [de ellos], lleva las huellas de ese juego de la mente por el cual hacer de ellos dos-juntos encuentra su límite en 'hacer de ellos' dos: {faire d'eux}. [L´Etourdie, p.48] 
Aquí, Lacan lo precisa enseguida: 'todos los golpes estan permitidos'. Cada uno, sin duda, tiene en mente algunos de aquellos que Lacan se permitió dar. Citare por puro gusto, unos cuantos. [26] 

El padre {père} da lugar de un modo intenso a... la palabra me falta como a Schreber: ¿La locuacidad?, ¿La laboriosidad? de Lacan: haría falta una palabra especial porque es apreciable que locuacidad y laboriosidad trabajan simultáneamente. Digámoslo llanamente: la laboriosa locuacidad. 
Y enumeremos: {pèrorant da père-orang} [y también {pèrorant Outang} ~Intraducible juego de palabras con 'perorante' y 'orangután': peroran-Gután~Etourdie, p.13], {persèvere} persevera; {da père-sévère} padre-severo; {perversion} y {pervers} perverso; {dan père-version} y {père-vers} padre-gusano. 
Sin hablar, naturalmente, de {noms du père} [los nombres del padre], que hacen surgir {les non-dupes errent} [se trata de nuevamente de frases homofónicas, pero de sentidos muy distintos]. 

Pero lo dicho {dit} es también muy productivo comenzando por {l'Etourdit}, {l'inter-dit[en donde la separación simple es operante] y la {dit-mension}, en veces transformada gráficamente en {dit-mansion} [el hogar de lo dicho], por juego etimológico. 

La homofonía de {midi} nos da {mit-dit} [medio dicho], que está en todos los sentidos, cortada en dos, tajantemente {tout net}: de donde {mi-dit net} [medio dicho, sin más]. [expresión homofónica de {midinette} que tiene a su vez una doble acepción: 1.chica frivola, y 2.costurera] 

Quedémonos del lado de lo dicho {dit} para citar este festival homonímico de L'Etourdie
Il y a deux dit-mensions du pourtouthomme, celle du discours dont il se pourtoute et celles des lieux dont ca se thomme [p. 6] [dejamos el original francés y subrayamos los complicados juegos de palabras de Lacan
Aquí las cosas se complican por la intervención de palabras 'comodín' ´{mots-valises}. La fórmula literal de la sexuación es comentada de esta manera, tal como se escribe para el hombre. El verbo {pourtouter} [paratodear] está derivado del cuantitativo para todo {pour tout} empleado en la fórmula de la sexuación: 
'Para todo X, ϕX es satisfactorio'. 
Pero además encubre el sustantivo contorno {pourtour} y hace así alusión al hecho que es como un todo [delimitado por los limites del contorno] que el hombre asume su inscripción. En cuanto al verbo {thommer}, su misma grafía indica que condensa el sustantivo {l'homme} [hombre] y aquel de {thome} [tomo], etimológicamente 'pedazo cortado': alusión transparente a la castración. 

En el mismo saco encontramos el espectacular [en el sentido literal del término: porque si bien se puede contemplar no se comprende]:
'Sintomadaquino' {sinthomadaquin}, del Seminaire sur le sinthome [18 de Noviembre de 1975], que 'embute' uno en otro sinthome ~grafía antigua de {symptôme} [síntoma], con alguna alusión al inglés {sin}, 'pecado'~ y el nombre de Santo Tomás de Aquino. 
En veces el juego es a la vez más discreto y más alambicado, al punto que en ciertos casos puede pasar desapercibido para un lector muy apresurado. Esto es porque la homofonía no es perfecta. Es el caso del juego aproximado ~¿Habría que decir que esta expresión no tiene ningún matiz peyorativo? Cuando lalengua no esta a la altura, hay que ayudarla un poco~ sobre {béquille} [muleta] e {imbecillité} [imbecilidad], a pesar de su diferencia fónica, suprimida aquí en provecho de la semejanza gráfica: 
'Il n'y a pas de métalangage' tel qu'aucune des logiques, à s'intituler de la proposition, puisse s'en faire béquille ~qu'a chacune reste son imbecillité~ [No existe un 'metalenguaje' tal que alguna de las lógicas, que se titulará de la proposición, pueda hacerse muleta; a cada una sigue siendo su imbecilidad][L'Etourdit, p.6; las cursivas son de M.A.]. [de nueva cuenta dejamos la cita en francés para ilustrar el juego sobre la grafía] 
En fin, a veces Lacan hace intervenir la homofonía [a decir verdad aproximadamente] entre los significantes de dos lenguas: el alemán {Unbewusste} [Inconsciente] y el francés {Unebevue} [unaequivocación; así en una sola palabra].  Traducción literal, en el sentido más literal de la palabra literal, ya que se conforma con transcribir el significante, sin tener siempre efectos sobre el significado: ya que borra la negatividad del prefijo Un~, y la sustituye por una referencia a una de las producciones del Inconsciente precedente: es la unaequivocación del lapsus o del {Witz} [broma, en alemán] 

Lo que se dice a partir del Inconsciente participa del equívoco, que es el principio del {mot de sprit}, la equivalencia del sonido y el sentido. He ahí la razón por la cual he podido sugerir que el Inconsciente estaba estructurado como un Lenguaje [Séminaire 76-77], en Ornicar?, 14; Pascua 1978, p.6] 

El colmo del colmo, para hablar como Lacan, es que conseguimos orientarnos en esta agitación del significante a la vez liberado y vigilado. Como si un remedo de comunicación alcanzara a despuntar en las tenebras de lalengua

¿Es verdaderamente posible concluir? Se comprenderá que abrigo mis dudas al respecto. El intento mismo de caracterizar el 'Estilo de Lacan' es una apuesta que difícilmente se puede sostener. 

Cuando mucho se puede decir con prudencia, que su escritura [de manera voluntaria empleo esta palabra, pensando en 'la instancia de la letra', en su estilo], en lo que tiene de muy [y, anadiría, de más en más] específico, busca calcar pacientemente, el modelo construído progresivamente del Inconsciente ¿Qué digo? de la Unaequivocación {Unebevue}. 

Es, a decir verdad, lo que, desde 1966, estaba programado en el texto que abre los Ecrits. Propone de entrada, pero a modo de interrogación, completar la fórmula del hombre de las mangas: 
El estilo, es el hombre, ¿Nos sumaríamos a esta fórmula, a condición de extenderla: el hombre al que nos dirigimos? [p.9] 
Consecuencia inmediata del hecho que 'en el Lenguaje nuestro mensaje nos viene del otro' [Ibídem]. Procede entonces a articular su concepción del estilo utilizando la representación gráfica del sujeto que desarrolló un poco antes

El Objeto [el Objeto a, M.A.] el que responde a la cuestión sobre el Estilo, que planteamos al inicio del juego. En este lugar que marcaba el hombre para Bouffon, le llamamos 'la caída' de este Objeto, revelador de lo que esta aísla, tanto como causa del deseo donde se eclipsa el sujeto, como apoyo al sujeto entre Verdad y Saber [p.10] 

El Estilo no es separable del Sujeto. ¿Otra formulación de la definición de Bouffon? No del todo: aquí el Sujeto en cuestión es el Sujeto del Inconsciente, aquel mismo que está representado por un Significante de otro Significante. 





Diseño|Arte|Diagramación: Pachakamakin 
Portada: Omar Rayo



CITAS:

[1] Profesor emérito de la Universidad de Nanterre, Francia. Autor de varios libros, entre otros: Linguistique et pqchanalyse: Freud, Saussure, Hjemslev, Lacan et les autres.
[2] El estudio que aquí presentamos constituye el Capítulo III de Langage et Psychanalyse Linguistique et Inconscient, [PUF], 1994; y se publica aquí con la autorización del autor. Muchos de los argumentos que se desarrollaron en esa ocasión fueron recogidos en otro Capítulo del libro. antes citado. En Marzo de 1993, el mismo impartió la conferencia magistral Semiótica, Linguística y Psicoanálisis en la UAM-Xochimilco. Traducción de Ramón Alvarado y Graciela Lechuga.
[3] {Langagiers} [lenguajero]: término sin equivalente al español. Se introduce para referir aquello que es relativo o perteneciente al Lenguaje.
[4] Se vera más adelante que en la Obertura de esta recopilación [Ecrits, p.9], Lacan, añade una corrección al célebre aforismo.
[5] Esta ausente en todos los diccionarios de francés moderno. Se trata de un arcaismo, proveniente del Siglo XIV, y se sobreentiende como 'encarcelar'. 
[6] ¿Es necesario recordar que Baudeau de Saumaize es el autor, en 1661, del Grand Dlctionaire des Prétieuses? [{Prétieuses}: preciosismos]
[7] Una de las particularidades mas sorprendentes del 'estilo' de Schreber en las fórmulas que se le atribuyen, es que ellas se interrumpen [la palabra que falta] en el momento en que ellas van a terminar y a encontrar su sentido. Es lo que se llama el 'sistema de cortar la palabra', ilustrado por ejemplo en: 'Ahora voy a... ustedes deberían en relación a ustedes... ahora nos hace falta...' etcétera. [Mémories, p.180-181] 
[8] No es de sorprender que aparezca en la p.131, la continuación de una reflexión en la p.133. Lo que sucede es que en las exposiciones orales que constituyen el Séminaire, Lacan, en dos sesiones sucesivas, retorna al mismo problema.
[9] 'El Señor Pichon frente a la familia'. [Confrontations, 3, 1980; p.209-225] 
[10] Lo cito aqui después de la reedición que se hizo en la Introduction à la Sémiologie. [Minuit, 1970; p.180-188]
[11] Escribía estas lineas en Enero de 1993, días antes de conocer la muerte de Mounin, acaecida en Febrero. Rindo en su memoria un emocionado homenaje, ya que él fue un buen lingüista, un buen lector de poesía y salvo la opinión de Lacan, el mejor hombre del mundo.
[12] Mas tarde, Juan David Nasio, hará un juego con esa palabra, no obstante sin consentir en citar a Mounin, designado con la expresión 'un linguista'. Al hacer dialogar a dos muertos. Nasio prestará a Lacan la siguiente respuesta: 'Si leer en diagonal significa leer superficialmente. simplemente rechazo todas sus objeciones. Si por el contrario, eso significa que aplique el sistema de diagonal para establecer la relación entre el conjunto y el orden, es decir, el mismo sistema que le permitió a Cantor descubrir el Número transfinito. en ese caso, sí, he debido leer en diagonal a Saussure, para poder fundar el concepto psicoanalítico de Significante'. [Cinq Leçons sur la Théorie, de Jacques Lacan, p.93]
[13]  En descargo de Mounin, hay que precisar que la numerosa literatura que posteriormente se dedico al problema, en el momento en que el escribía su artículo, se encontraba apenas en pleno desarrollo. Véase entre una decena de referencias: Michel Arrivé. Linguistique et Psychanalyse, passim.; y aquí mismo, la Première filière.
[14] Bajo el título de Mémoires d'un Néuroparhe, que era el título elegido por Marie Bonaparte y R. Loewenstein para su traducción del texto de Freud consagrado al presidente. Él escamotea un poco la especificidad del título en alemán. Paul Duquenne y Nicole Sels, los traductores, explican y proponen en el subtítulo: Geste mémorable d'un grand malade des nerfs.
[15] Conviene recordar la célebre frase del Mio Cid: 'Tu imprudencia viejo temerario, ¿Tendrá su  recompensa?'
[16] Schreber, y después de él, Freud y Lacan, tienen una concepción extensiva del eufemismo: jugo en lugar de veneno es un indiscutible eufemismo. Pero ¿Es esto válido en la sustitución de veneno por alimento, o de impío por santo?
[17] Ver en este mismo libro el Capitulo: El sentido opuesto de las palabras, como también: Michel Arrive. Linguistique et Psychanalyse, passim.
[18] Se ha visto en páginas anteriores que Benveniste es totalmente rebelde a la idea de que la palabra pueda implicar, simultáneamente, dos sentidos opuestos. La demostracion que él da en sus Remarques sur la fonction du langage dans la découverte freudienne. Problèmes de linguistique général, I; p.75-87., no esta desprovisto de ciertas zonas de imprecisión. Sea lo que sea, la rigidez & su posición sobre el problema, le hizo acreedor, por parte de Lacan, primero, de una desaprobación discreta y sorprendente [en el Séminaire III, p.124] que se convierte más tarde en un desprecio decidido [en Radiophonie, Scilicet, 3; 1970, p.62: Lacan hablará de la 'carencia del lingüista', encarnada por 'el más sobresaliente de entre los linguistas franceses'].
[19] Alusión al título de la pieza de Jean Tardieu, donde la sustitución recíproca de las palabras, sistemática y de un arbitrario aparentemente total, no impide que la comunicación funcione tan bien [o, si se quiere, tan mal] como en un rágimen 'normal'.
[20] Sobre estos problemas véase la Seconde filiére.
[21] Schreber als Schreiber [Schreber como escritor], Clefs pour l'inaginaire ou l'Autre Scène, Le Seuil; 1969 [pp.75-99].
[22] Sería interesante hacer el inventario de aquellas que se repiten con mayor insistencia. En la primera fila de estas, sin duda, la lluvia y las lineas que dibuja, el mapa geográfico, dividido por tos caminos que la atraviesan. 
[23] Podemos apreciar daramente la alusión al celebre esquema de las 'masas amorfas' en el Cours de Linguistique General [p.156].
[24] Le Guiraud, llamado P., no es posible saber mas de el, que se cita varias veces en los Ecrits, no tiene nada en común con el lingüista sino el nombre.
[25] La relación entre {parest} y {paraît} es entonces exactamente idántica a aquella que en Jarry se establece entre las grafías {phynance} y {finance}. Sólo la letra [aquí en el sentido literal de la palabra] los separa: 'La gramática es aquello que no se revela del lenguaje sino en lo escrito'. [Encore, p.44].
[26] Sobre esta fórmula negativa, se puede consultar el capítulo precedente.
[27] Piénsese por ejemplo en el empleo muy frecuente de a seguida de un infinitivo: cada vez que se plantea la cuestión del valor ¿Causa? ¿Objetivo? Concesión? de la relación marcada por la preposición.
[28] Algunos de los ejemplos citados están tomados del excelente artículo de Françoise Bétourné: ~Le 'cristal' de lalangue. lndex des créations de sens: cuvée 91~ [Le curieux 12, 1991; pp.49-65].