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10.08.2012

LOS CRISTALES PRODIGIOSOS DE LA FICCION

Por Pablo de Santis
Sus Artículos en ADN CreadoreS


Leemos porque esperamos. El verbo esperar tiene dos sentidos en español (que en otros idiomas exigen palabras diferentes): aguardar algo concreto y a la vez tener esperanza, desear algo que no sabemos si va a ocurrir. La literatura participa de los dos sentidos del verbo esperar: esperamos algo concreto de un libro (si es un libro de historia, hechos verdaderos; si es una novela policial, el crimen) pero a la vez esperamos algo nuevo y brumoso, algo que no sabemos, que todavía no nos han contado. No leemos libros sin expectativa, y los géneros (el policial, la literatura fantástica, la ciencia ficción) son inspiración, reglamento y a veces fuga de esa expectativa.

Los géneros nos invitan a prestar mucha atención a algunas cosas del relato y a descuidar otras. Es imprescindible la atención, pero también la distracción. Para conseguir este equilibrio, cada género tiene su propia manera de ver el mundo. Los héroes ven a través de ventanas, de mirillas, de catalejos, de microscopios, de puertas entreabiertas, de lupas. A través de cristales y rendijas descubren en qué clase de mundo están.

En las líneas que siguen hemos jugado a buscar para cada género un artefacto óptico que le sirva de símbolo.


CATALEJOS Y LARGAVISTAS

El instrumento óptico característico del relato de aventuras es el catalejo. Estamos acostumbrados a que piratas y corsarios tengan un solo ojo: el parche nos recuerda no sólo los peligros pasados, sino la mirada de cíclope que exige el catalejo. Sabemos que el héroe de aventuras nunca está quieto: nada lo define mejor que su capacidad de llegar tan lejos como sea posible. Hay que atravesar mares, desiertos, campos de batalla. Y en esta empresa el catalejo permite ver al enemigo que se acerca, o la meta que hay que alcanzar: una ciudad, una montaña, una isla. Es la promesa de la aventura. En Las minas del rey Salomón, de H. Ridder Haggard, el cazador Allan Quatermain y sus compañeros de viaje ven a lo lejos, más allá del desierto, la montaña que los separa de la mítica región que da título a la novela. Umbopa, el guía, les señala que el viaje es muy largo:
Sí -replicó sir Henry- es muy largo. Pero no hay viaje en esta tierra que no pueda realizar un hombre si pone todo su empeño en ello. No hay nada que no se pueda hacer, Umbopa. No hay montañas que no pueda escalar, no hay desiertos que no pueda atravesar si le guía el amor y defiende su vida sin darle importancia, dispuesto a salvarla o perderla según ordene la Providencia.
En las novelas marinas de Emilio Salgari, como el ciclo de Sandokán o El corsario negro, la lectura del horizonte, la detección de los barcos enemigos y la identificación de las banderas se convierten en una parte esencial de la peripecia. Hay que distinguir si es un barco que lleva un valioso cargamento, o si forma parte de una escuadra de naves enemigas, a la caza de piratas. Hay que contar el número de cañones y de hombres, para no llevarse una sorpresa en el momento del ataque. Pero la marea es cambiante y las novelas de mar también: cuando el lector abandona las ficciones serenas de Salgari y llega a Joseph Conrad (que fue marino de verdad), esta extrema visibilidad se convierte en oscuridad, en neblina, en ceguera. El capitán de El socio secreto esconde en su camarote a un prófugo que se le apareció de repente en medio de la noche y que nadie ha visto llegar; el capitán de Con la soga al cuello debe alcanzar un puerto mientras esconde a los demás su progresiva ceguera. Marlow, protagonista de El corazón de las tinieblas, se asoma a la borda del vapor que lo lleva río arriba sin ver nada a su alrededor:
El resto del mundo no estaba en parte alguna por lo que a nuestros ojos y oídos se refería. En parte alguna. Se había esfumado, desaparecido; había sido borrado sin dejar atrás ni un susurro ni una sombra.
La aventura ya es oficio de tinieblas.

DETRAS DE UN VIDRIO EMPAÑADO

La literatura fantástica tiene un modo de mirar completamente distinto al de la novela de aventuras. En lugar de ocuparse de lo que está lejos, se asoma a lo más próximo y se esmera por verlo de un modo distorsionado, nebuloso. Los héroes de aventuras son en general hombres solos, que no tienen familia o que la han dejado atrás: en los cuentos fantásticos, en cambio, siempre es el ambiente familiar lo que es trastornado por la aparición o el prodigio.

Este género ve el mundo a través de vidrios empañados, rendijas, ojos de cerradura, puertas entreabiertas. Hay una obsesión con el umbral: los marcos de puertas y ventanas, esos objetos tan domésticos, pueden ser un paso hacia el pasado, o el sueño, o el país de los muertos. La literatura fantástica siempre se apropió de miedos muy antiguos: los umbrales han sido objeto de reverencia y temor en muchas culturas, y la costumbre de decorarlos con ajos o muérdago, que todavía pervive, es un resabio de antiguas creencias.

En la novela corta La puerta abierta, de Margaret Oliphant, todo lo que ha quedado de una construcción es un umbral, sin paredes ni puerta, y a través de ese umbral resuena de noche la voz del fantasma, que pide que lo dejen entrar. El narrador, vecino de la ruina encantada, nos cuenta:

La primera vez que llegué a Brentwood me emocionó, como si fuera un melancólico comentario de una vida que se fue para siempre. Una puerta que conducía a la nada -una puerta que alguna vez fue cerrada precipitadamente, y sus cerrojos echados- ahora vacía también de todo significado.
Los fantasmas, presencias emblemáticas del género, no aceptan la visión directa. Siempre están en el cuarto vecino, o en el piso de arriba, o en la oscuridad, o reflejados en un espejo, o detrás de una ventana. Viven en la brecha que se abre entre la sospecha y la certeza. Los espectros están destinados a verbos como asomar o aparecer. Nunca entran, nunca están del todo: aparecen, se asoman.

H. P. Lovecraft fundió de una manera completamente singular la ciencia ficción con el horror en cuentos y novelas que en general transcurren en tenebrosas regiones de su invención, como Arkham, Innsmouth o Dunwich. En sus historias los umbrales ya no son la puerta de entrada de los muertos, sino de criaturas horrendas que alguna vez, hace millones de años, dominaron la tierra, y que intentan volver a conquistarla. Ventanas, puertas, torres o pozos sirven de umbral a esta mitología pródiga en ojos y tentáculos. Como en los cuentos de fantasmas, la enorme casona es el teatro donde el pasado revela que sigue presente, que hay un asunto sin resolver. Pero en la obra de Lovecraft el pasado se mide en eones y lo no resuelto es el destino de unos dioses terribles.

ESPEJOS Y FANTASMAGORIAS

En su brillante ensayo La fantasmagoría, el crítico francés Max Milner se ocupó de ver cómo en el siglo XIX los avances de la óptica tuvieron una gran influencia en la literatura fantástica. Era la época de la fantasmagoría, la linterna mágica (juguetes que son la prehistoria del cine), la magia catóptrica (trucos de magia con espejos): invenciones que eran a la vez ciencia y espectáculo. La víctima de tales inventos era el ojo humano, al que había que engañar con mujeres aserradas, espectros y bailes de esqueletos.

En las tres últimas décadas del siglo XIX abundaron en los teatros de Buenos Aires las visitas de grandes magos que acostumbraban a hacer trucos con espejos y más adelante con electricidad (como amablemente nos recuerda la Historia de la magia y el ilusionismo en la Argentina, de Mauro A. Fernández). Si aceptamos la hipótesis de Milner, es probable que estos ilusionistas dejaran su impronta en la obra de Eduardo Holmberg y de Leopoldo Lugones, que fue además un gran interesado en el ocultismo. Estos autores iniciaron la tradición del cuento fantástico argentino, luego llevada a la excelencia por Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo, Adolfo Bioy Casares y Julio Cortázar. En todos ellos la visión turbia ocupa un lugar fundamental en relación con lo sobrenatural. Por ejemplo, en Las puertas del cielo, de Julio Cortázar, es un salón de tango el que sirve de umbral para el fantasma de una mujer, a la que el narrador ve a través del humo que distorsiona todo. El ambiente es vulgar y es prodigioso; es el infierno y es el paraíso.

El mismo contraste entre la experiencia única y el marco trivial que la degrada está en el cuento El Aleph, de Borges. En un sótano de una casa de la calle Garay, custodiado por el temible poeta Carlos Argentino Daneri, se esconde el instrumento óptico más singular de la literatura: ese punto donde se pueden ver todos los puntos de la Tierra al mismo tiempo. ¿Pero conduce a alguna clase de felicidad ese prodigio? ¿Sirve de algo ver todo? El Borges del cuento ve lo que hubiera preferido no ver y lee lo que hubiera preferido no leer: las cartas de su amada Beatriz. Si la novela de aventuras nos dice: "Mira lejos" y el cuento policial "Mira atentamente", el mandamiento visual del cuento fantástico es: "No mires".

MICROSCOPIOS Y TELESCOPIOS

La ciencia ficción depende quizás más que ningún otro género de los instrumentos ópticos: los microscopios y los telescopios. Científicos y comandantes de naves espaciales miran por telescopios y pantallas los lejanos lugares que habrán de visitar, o los peligros que se acercan a la Tierra. Lo que ahora es un punto en una pantalla mañana puede ser una catástrofe. En la ciencia ficción las distancias ya no son las mismas que las del relato de aventuras, pero idéntico es el deber del héroe: viajar.

A la ciencia ficción también le toca explorar lo mínimo, y por eso sus científicos cuentan con microscopios en abundancia. En el cuento La lente de diamante del irlandés Fitz James O'Brien (precursor de la ciencia ficción que murió durante la guerra civil norteamericana), un estudiante consigue un cristal prodigioso, y con él descubre un mundo en miniatura. En El hombre menguante, de Richard Matheson, un hombre común empequeñece día a día hasta habitar una casa de muñecas y ver convertidos en peligros mortales al gato de la casa y a una araña (escenas inolvidables en la película de Jack Arnold, que tantas veces pasaron por televisión los sábados a la tarde en Cine de Súper Acción). Al final, cuando parece que ha llegado a la extinción, el mínimo héroe entra en el mundo de los átomos: tiene ante sí un nuevo universo por explorar.


LA LUPA ETERNA

El instrumento que corresponde al género policial es, por supuesto, la lupa. En realidad ni siquiera es indispensable que aparezca la lupa: lo que nos importa es el ojo del detective, fijo sobre los detalles que los otros pasan por alto, sobre las cosas minúsculas que los héroes de aventura hubieran ignorado.

En el relato El paciente residente, Sherlock Holmes explica una compleja escena de asesinato, y Watson reflexiona:

Todos habíamos escuchado con gran interés este esquema de los hechos que habían tenido lugar la noche pasada; hechos que Holmes había deducido partiendo de signos tan sutiles y minúsculos que, incluso tras habérnoslos indicado, apenas podíamos seguir sus razonamientos.
Hasta que apareció el género policial, la narración de aventuras fue, en esencia, la relación de un viaje. Contar un cuento era contar cómo se recorrían las distancias. Pero a fines del siglo XIX el relato policial da origen a otra clase de peripecias. Los relatos policiales, nacidos para ser leídos en los trenes, han odiado siempre los viajes, a los que ven como una incomodidad narrativa (salvo cuando el crimen ocurre en un tren, en el Orient Express, por ejemplo, o en un trasatlántico, y entonces el transporte mismo se convierte en el lugar cerrado que necesita la trama). La literatura policial prefiere al héroe quieto y al lector en movimiento.

El detective es ante todo un héroe inmóvil. Sherlock Holmes y el doctor Watson se aburren mientras esperan que alguien golpee a la puerta y el crimen los arranque de su tedio. Lo mismo le ocurre al detective de la novela negra. El escritorio desordenado, la oficina sucia y la botella de bourbon mantienen su encanto, porque una parte de la aventura es la espera de la aventura.

El escenario clásico del crimen -el cuarto cerrado- es el teatro ideal para que el detective ponga a prueba su habilidad visual: los detalles que para otros son irrelevantes para él son los signos que conducen a la verdad. La mirada del detective no sólo hace grande lo pequeño, como la lupa, sino que convierte lo habitual en excepcional. Hay que mirar todo como si se lo viera por primera vez.

Uno de los atractivos perennes del relato policial es que hace del detective un lector. De todos los instrumentos ópticos que despliegan los géneros, la lupa es el único que es un instrumento de lectura. El detective es un lector que va unos pasos delante; recibe los fragmentos de la historia escondida al mismo tiempo que nosotros, pero se nos adelanta a leer. Lo que para nosotros, lectores comunes, son pedazos de la realidad sin unidad aparente, son para el investigador fragmentos de un todo. Hay una especie de pedagogía siempre incompleta: Sherlock Holmes le enseña a Watson, y Watson ("que fue su evangelista/ y que de sus milagros ha dejado la lista", escribe Borges), a nosotros. Pero en el próximo cuento volvemos, como el amable médico, a nuestra primitiva ignorancia. 

Nacido a mediados del siglo XIX, cuando la educación ya llega a todas las capas sociales y los periódicos reúnen, en el recuerdo de un día, los hechos del mundo, el género policial nos invita al juego de no saber, a la ensayada ignorancia, al placer de no ver lo que estaba delante de nuestros ojos. En la vida real equivocarse puede ser terrible; en la vida leída, en cambio, el error siempre tiene su encanto. Quien no se equivoca no conoce la sorpresa, y la lectura es el juego del asombro.

La tradición les ha destinado a los traductores, y de algún modo a los intelectuales en general, un patrono perfecto: san Jerónimo. Fue el primer traductor de la Biblia, y en las pinturas aparece encerrado con sus libros y con un león al que ha domesticado (Italo Calvino escribió unas páginas muy lindas sobre la oposición entre san Jorge, el héroe exterior, y san Jerónimo, el héroe interior). Pero el género policial ha convertido a Sherlock Holmes y a Auguste Dupin, el detective de Edgar Allan Poe, en patrones laicos de la lectura. Tienen una cosa en común con san Jerónimo: en lugar de viajar prefieren los cuartos cerrados. Aunque a los detectives les falta el león, tienen como reemplazo un cadáver, que los ayuda a recordar los peligros del mundo. En estos encierros Holmes y Dupin nos enseñan a leer: hay que buscar con lupa las cosas escondidas y leer en los márgenes, y no en el centro de la página, el texto verdadero.


Diagramación & DG: Pachakamakin

9.27.2012

ASHTAR SHERAN, EL GRAN TITIRITERO COSMICO

Por Débora Goldstern


ASHTAR SHERAN

Por casi sesenta años la figura de Asthar Sheran se constituyó en una presencia regular y activa, con enorme influencia, aún hoy día, en algunos de los grupos más importantes del mundo del contacto. Sus orígenes señalan al gran país del norte, USA, como lugar de procedencia, algo que no debe extrañar teniendo en cuenta el contexto de posguerra que inició la fiebre platillista.

En aquel escenario una verdadera epidemia de mensajeros espaciales tomó al país por asalto extendiéndose luego por el mundo, donde supuestos representantes galácticos alertaban sobre los efectos devastadores de la energía nuclear. Sin embargo esta entidad de estilo andrógino, y de facciones casi angelicales, desde su aparición acaparó la atención, y se ganó una legión de seguidores que inexplicablemente continúa creciendo en número.

El por qué de esta fascinación necesitaría de la opinión de psicólogos y en algunos casos hasta psiquiatras, para comprender las motivaciones que impulsan hasta las mentes más racionales a prestar devoción a una entidad, que está muy lejos de decodificarse en su real dimensión.

Aunque el caso de Asthar Sheran mereció cierto tipo de atención entre algunos estudiosos, la mayoría no pasó de vincularlo a uno de los resortes fundamentales de la New Age, así como desmitificaciones en cuanto a su verdadero papel, pero sin acertar a desvelar el misterio que su presencia provoca.

Desde Crónica decidimos indagar en algunas de esas zonas grises, donde creemos se encuentran pistas fundamentales para ir resolviendo el enigma que actualmente conocemos como Asthar Sheran.

Vamos a repasar tres casos que involucran al mítico comandante estelar y que entendemos como resumen, quizá, de la historia de sus andanzas.

El primero en toparse con el andrógino venusino, fue el norteamericano George Van Tassel, un mecánico de aviación a quién Asthar se le apareció luego de una sesión de meditación, que se realizó en Giant Rock, lugar considerado sagrado por los antiguos indios de la zona, y que se alza en pleno desierto de Mojave, California, región a la cual volveremos luego. Según manifestó Tassel en un primer momento de la experiencia fue “transportado astralmente a una enorme nave extraterrestre que orbitaba la tierra, donde conoció al llamado consejo de los siete sabios”, fecha, 1951. Un año más tarde, Tassel afirmó que “fue visitado por seres de carne y hueso en su casa -éstos procedentes, según él- del planeta Venus, que le animaron a construir una estructura cuyo fin era extender la vida humana; y ayudar a la gente a tomar ventaja del proceso de envejecimiento. Esta estructura seria el Integratron, su obsesión por los siguientes 25 años”. Fruto de esos encuentros, derivaría en la realización de gigantescas convenciones de público reunidos para contactarse con los maestros del espacio, y en la publicación de seis libros, uno de los cuales se transformaría en material de culto, I rode the fliying saucer (1952).

Veamos uno de los típicos mensajes canalizados por el norteamericano, la mayoría de los cuales se lograba por escritura automática, un recurso del cual también abusarían sus continuadores para ponerse en contacto con los hermanos del espacio.


LA PREOCUPACION NUCLEAR. 18 de Julio de 1952.

“Saludos a ustedes, seres de Shan, lo saludo en amor y paz, mi identidad es Ashtar, comandante del sector cuadra, estación de patrullaje Schare, todas las proyecciones, todas las ondas. Saludos, a través de El consejo de las Siete Luces ustedes han sido traídos aquí con la luz interna para ayudar a su prójimo. Ustedes son mortales y otros mortales pueden solamente entender aquello que su prójimo puede entender. El propósito de esta organización es, en un sentido, salvar a la humanidad de sí misma. Hace algunos años sus físicos nucleares penetraron el Libro del Conocimiento, ellos descubrieron cómo explotar al átomo. Vergonzosos como han sido los resultados, que esta fuerza debiera ser usada para la destrucción, no es ni comparado a lo que ella puede ser. No nos hemos preocupados con su explosión de plutonio y UR 235, el elemento madre Uranio, este átomo es un elemento inerte. Estamos preocupados, sin embargo, con su intento de explotar el elemento Hidrógeno.
Este elemento es dador de vida junto con cinco otros elementos en el aire que respiran, en el agua que toman, en la composición de su sustancia física, hidrógeno. Sus esfuerzos en el campo de la ciencia han sido exitosos en la medida en que ellos no están contentos para descansar sobre sus laureles de un poder más allá de su uso, ni contentos con la destrucción entera de una deidad entera cada vez. Ellos deberán tener algo más destructivo, ellos lo tienen. Cuando exploten el átomo de Hidrógeno deberán extinguir la vida sobre este planeta. Están jugueteando con una fórmula que no comprenden. Están destruyendo un elemento dador de vida de la Inteligencia Creativa. Nuestro mensaje para ustedes es éste: ustedes deberán avanzar a su gobierno toda la información que les hemos transmitido. Deberán solicitar que su gobierno inmediatamente deberá contactar todas las otras naciones sin tener en cuenta sus sentimientos políticos. Muchos de sus físicos, con un desarrollo de percepción interna, se han rehusado a tener algo que ver con la explosión del átomo de hidrógeno. La explosión de un átomo de sustancias inertes y aquélla de una sustancia viva son dos cosas diferentes. Estamos preocupados por su deliberada determinación de extinguir a la humanidad y volver a este planeta una ceniza. Su materialismo estará en desacuerdo con nuestro intento de advertir a la humanidad. Pierdan cuidado, ellos deberán cesar de explotar los átomos dadores de vida, o deberemos eliminar todos los proyectos conectados con tales.
Nuestra misión es pacífica, pero esta condición ocurrió antes en este sistema solar y el planeta, Lucifer, fue hecho pedazos. Estamos determinados a que no suceda de nuevo. Los gobiernos del planeta Shan han reconocido que somos de una inteligencia más alta, ellos deben reconocer también que somos de una autoridad más alta. Así que no tenemos que entrar a sus edificios para saber lo que están haciendo. Tenemos la fórmula que les gustaría usar. No se entiende que sea para la destrucción. Su propósito aquí ha sido para construir una receptividad de tal manera que nosotros pudiéramos comunicarnos con su planeta, porque por la atracción de los átomos de sustancias de luz, nosotros patrullamos su universo. Para su gobierno y para su gente y a través de ellos para todos los gobiernos y todas las gentes del planeta Shan, acepten la advertencia como una bendición de que la humanidad pueda sobrevivir. Mi luz, deberemos permanecer en contacto aquí, en este cono de receptividad”.
Muchos de los tópicos descriptos en la historia de Van Tassel, serían el modelo a seguir por otros contactados, donde elementos similares vuelven a repetirse en su interacción con la entidad venusina.

Un segundo caso nos traslada a Europa donde la huella de Asthar vuelve hacerse visible. Lugar: Italia. Año: 1962. Protagonista: Eugenio Siragusa, por ese entonces un empleado de arbitrio de la zona de Catania. Veamos su historia. Según relata en Siragusa mensajero de los extraterrestres, el encuentro con Sheran tuvo lugar en el Monte Manfré. Allí el comandante venusino junto con otro compañero, Ithacar, le entregaron un mensaje para los líderes de la tierra alertándolo sobre la utilización de armas atómicas. Narra Siragusa que: 
“Había llegado a la mitad de la ladera escarpada, cuando vi en lo alto de la colina destacar la silueta de dos individuos, cuyo traje espacial plateado brillaba bajo los rayos de la luna llena. Eran altos y de aire atlético, con cabellos rubios cayendo sobre sus hombros. Llevaban muñequeras y tobilleras que parecían brillantes, que parecían de oro. Tenían un cinturón luminoso en la cintura y unas placas extrañas en el pecho. Viéndolos mi sangre se heló en las venas y me sentí inundado de un sudor frío. Hacía diez años que esperaba ardientemente este momento, pero el sitio aislado, la oscuridad nocturna y el encuentro repentino no estimulaban precisamente mi valor.
Uno de los extraterrestres dirigió hacia mi un rayo de luz verde, proyectado por un objeto que tenía en la mano, e instantáneamente me sentí recorrido por una sensación extraña, que me tranquilizó inmediatamente, dándome una serenidad indescriptible. Mi corazón, que al principio parecía querer explotar en mi pecho, volvió a latir regular y pausadamente. Me quedé mirando a ambos como embobado. Con la iluminación de la luna, pude distinguir sus facciones delicadas y su mirada penetrante y sobrecogedora. Uno de los dos me dirigió la palabra en italiano ´la paz sea contigo hijo´. ´Te estábamos esperando. Graba en tu mente cuanto te digamos´ La voz no tenía timbre humano; parecía metálica y como si saliese de un registrador. Me dieron el mensaje, y yo intenté retenerlo en la memoria para escribirlo en cuanto llegase a casa … Elevaron sus manos como en gesto de bendición, me dijeron: ´La paz sea contigo´ y se fueron hacia el disco, que se encontraba al lado de uno de los cráteres." 
Nuevamente la preocupación nuclear …


MENSAJE A LOS POTENTADOS DE LA TIERRA

“Sabios, Gobernantes! A nuestro pesar, debemos, una vez más, y necesariamente, advertiros que, en el caso de que continuéis llevando a cabo los locos designios que os habéis fijado sobre experimentos nucleares, nada se podrá hacer para evitar que nuestro mundo sufra un rudo golpe de naturaleza desastrosa y mortal. Si queréis que vuestro planeta no se vea inmerso nuevamente en el baño de dolor de un tiempo remoto, debéis, del modo más eficaz y decisivo desmontar para siempre vuestros injustificables locos y mortales experimentos nucleares. Si nosotros nos hemos propuesto vigilar vuestro destino, es porque hemos alimentado y alimentamos aún una gran confianza en vuestro porvenir. Haciendo y obrando tal como procedéis, causáis graves impedimentos a vuestras positivas intenciones. Estad seguros de que, si encontráis la fuerza y el valor para construir una sólida unión entre todos los pueblos de la tierra y destruís completamente todas las armas destructoras que aún hoy, y más que nunca, os hacen orgullosamente malos y morbosamente agresivos, nosotros estaremos autorizados, por el amor que nos une a vosotros desde los orígenes del sistema solar, a acercarnos sin ninguna reserva, para proporcionaros los conocimientos y una mejor ciencia que propiciará a toda la humanidad de vuestra tierra una vida serena, rica en felicidad, en verdadera libertad y en infinita prosperidad.
Obrando como lo hacéis, provocáis en nosotros, además de dificultades, una gran desilusión y amargura. Podríais ser verdaderamente libres y, como nosotros, dueños del universo y de su eterna belleza, podríais ser libres de alegraros amando sin sufrir y sin padecer. Podríais, en fin, volver vuestros ojos llenos de esperanza y de amor, de beata serenidad y de dulzura espiritual, hacia la imagen viviente de Aquél que es siempre el Creador eterno del Todo. ¿Por qué renunciar a tanta paz y felicidad? ¿Por qué queréis a toda costa autodestruiros de forma tan terrible, renegando en un instante de vuestra histórica fatiga evolutiva? Este mensaje, que hemos dictado con gran amor, aunque con igual preocupación, es una de las invitaciones más sentidas, dada la gravedad de los hechos que os proponéis llevar a cabo, nosotros hecho mucho y continuaremos haciendo todo lo posible para evitar lo peor. Pero en el caso de que vosotros, gobernantes y hombres de ciencia, elijáis lo peor, no nos quedará otra misión que la de llevar fuera del irremediable desastre solamente a aquellos que nos hayan reconocido y comprendido y que hayan amado a su prójimo como nosotros os amamos. Por lo tanto estad despiertos y sed responsables si queréis sobrevivir. No hagáis inútil el celestial perdón que os trajo Jesús-Cristo por gracia del Padre Creador. En fe”.
Eugenio Siragusa
Monte Manfré, Etna. 30 de Abril de 1982. Hora 22,15.

Un dato que aporta Siragusa en cuanto a la naturaleza de Sheran, revela que éste se considera a si mismo “como el jefe santo que tiene a su cargo el mando de la flota en misión sobre nuestro planeta”. A diferencia de su par norteamericano, Siragusa introduce la vinculación religiosa, que a partir de allí elevarían al venusino a la posición de santo patrón espacial. Resultado de sus encuentros con los “supuestos extraterrestres” se evidenciaría en discursos sobre el funcionamiento y energía utilizada por los UFOs, viajes a la zona oscura de la Luna, donde afirmó que contempló bases alienígenas así como el inicio de grupos que bajo el título de Fraternidad Cósmica, se esparcieron por todo el mundo, fueron parte de un legado que el contactado italiano cultivó hasta su muerte.

Nuestro tercer elemento de estudio será el Grupo Rahma, originario de Perú y con quién Asthar tomó contacto a mediado de los años 70’. Como sabemos Sixto Paz su fundador afirmó estar en comunicación con seres provenientes de las lunas de Júpiter, Morlen y Ganímedes, dando así un giro en los clásicos encuentros venusinos. Sin embargo, el santo patrón también integró la saga Rahma, aunque con una corrupción en cuanto a pronunciación ya que fue conocido como Antar Sherar. El suceso que vamos a relatar y lo involucra tuvo lugar en el monte Gorbea, Bilbao, España y está narrado por J.J. Benítez en 100.000 kilómetros tras los OVNIs (1978).


LOS GUIAS DESCIENDEN SOBRE EL MONTE GORBEA 

“Eran poco más de la siete de la tarde. Vi las tiendas de campaña. Y a los miembros de Rahma formando un círculo en aquella especie de pequeña explanada, junto a unas rocas blancas en las montañas llamadas Gorbea. Casi al mismo tiempo una sensación de paz me inundó. Sentí una corriente de aire cálido y cuando me fijé, aquella nave grande, y de luz blanca estaba posada en tierra, a pocos metros del grupo. Pero los miembros de Rahma seguían en silencio, seguidos en sus meditaciones. Y parecían no darse cuenta del aterrizaje de aquella espléndida nave. Vi entonces delante de la nave a dos guías, uno era Antar Sherar, el comandante de la flota espacial. Pero el otro no lo reconocí, era algo más bajo que Antar Sherar y vestía de idéntica forma. Sus ropas eran de un blanco luminoso, no tenían costuras. Llevaba como unas muñequeras más brillantes, así como botas hasta la rodilla, y también refulgentes. Y en los pechos se distinguía como una raya horizontal o formando una V.
El cabello era largo y tan blanco como las ropas. Quedé asombrada por sus estaturas, todos tenían más de dos metros. Antar Sherar quizás alcanzaba los 2,50 metros. Sus ojos eran rasgados y su piel blanca, como la de los pueblos nórdicos, me inspiraron temor.
Miré absorto al grupo y comprobé que seguía absorto en sus pensamientos y meditaciones, nadie se había movido. Nadie parecía percatarse de lo que estaba sucediendo. Pero ellos estaban allí. De pronto vi algo extraño en torno al grupo. Era como un círculo de energía y muy cerca de los miembros de Rahma ´frente por frente de aquellos dos guías´, observé otros dos extraterrestres, tan alto como el que acompañaban al comandante, de la flota de naves. También vestían igual, y también desprendían esa hermosa luz blanca como si brillasen. Durante media hora el comandante, el segundo guía y los demás seres les hablaron a los miembros de Rahma. Pero ninguno parecía darse cuenta de lo que sucedía. Ni siquiera les habían visto. Hacia las siete y media los guías regresaron a su nave y desaparecieron. Pero ninguno de los miembros Rahma se había percatado de la presencia de los seres del espacio …”

Según refieren algunos miembros participantes de ese encuentro, Antar y su grupo hacían hincapié, no ya en el tema atómico dominante en las épocas anteriores, sino en la preparación de la humanidad para un futuro contacto entre razas, así como alertas en cuanto a crisis futuras que tendrían a la tierra como protagonista.

Creo que el pasaje es sumamente revelador, y devela aspectos esenciales del comportamiento de la entidad en cuanto a su vinculación con los receptores humanos.

También señala que es a través del viejo Ocultismo de Escuela, el cual venimos pregonando desde hace rato, donde encontraremos las claves necesarias, para ir descifrando este Misterio.


Comencemos con el análisis. Primer tópico: Venus.

El Ocultismo enseña que “cada planeta es considerado como una escuela donde se aprenden unas enseñanzas concretas. Urano es conocido como la Escuela de Magia del Décimo Orden. A Vulcano se le llama La Escuela de las Piedras de Fuego, y los humanos bajo el influjo de este planeta tienen una especial relación con el mundo mineral. Júpiter es la Escuela de los Magos Benéficos, donde se entrenan los que practicarán la Magia Constructiva. Marte es la Escuela de los Guerreros, y Venus la Escuela de Cinco Grados Estrictos. Mercurio tiene la Escuela para los Hijos de la Aspiración. Todos estos términos, realmente, no tienen sentido alguno para el hombre corriente, pero la Tierra, que es conocida como la Escuela de la Respuesta Magnética, llama a sus discípulos “los Graduados de la Empresa Penosa”, un título que nadie tendrá dificultad en comprender.

También se dice “que el planeta Venus y los Señores de la Llama figuran como mucha frecuencia en las doctrinas mistéricas, por las siguientes razones: se sabe que Venus es un planeta sagrado, y que sus habitantes llegaron a un estado de evolución mucho más avanzado que sus hermanos de la Tierra. En efecto, Venus es “el alter ego” de la Tierra, con una relación análoga a la del alma con el cuerpo. Hace varios eones, los Señores de la Llama entablaron en Venus una batalla contra los Señores del Rostro Oscuro. Esto no quiere decir que el planeta fuera recorrido por bandas de tipos extraños que se cascaban mutuamente con bombas atómicas y armas de rayos láser. No es más que una forma de decir, que el espíritu triunfó sobre la materia. Gracias a su triunfo Venus lleva delantera a la Tierra en todas las fases de su desarrollo, y por lo tanto está en condiciones de ayuda a sus habitantes. Los Señores de la Llama no son venusinos del espacio, sino una de las grandes Jerarquías espirituales que guían nuestro Sistema Solar. Los misterios dicen que empezaron a controlar la evolución de la humanidad de la Tierra hace unos dieciocho millones de años, en tiempos de la raza Lemúrida o tercera raza –raíz."

Alice Bailey escribió sobre esto:
"La individuación humana se produjo, a mediados de la Tercera Raza Raíz, por una destrucción a gran escala de lo que llamamos el hombre animal. Es éste un punto rara veces mencionado en las doctrinas. El advenimiento de los Señores de la Llama, la tempestad etérica que introdujo el período del hombre, se caracterizó por el desastre, el caos y la destrucción de muchos en el Tercer Reino de la Naturaleza. La chispa de la inteligencia fue implantada, y la fuerza de la vibración y el efecto inmediato de su presencia ocasionaron la muerte de la forma animal, produciendo así la imposibilidad inmediata de que los cuerpos recientemente vitalizados (cuerpos con alma) vibrasen con el fin de adquirir nuevos vehículos físicos. Lo que quiere decir aquí es que la implantación de las semillas de la mente en el hombre animal hizo estrago en sus cuerpos físicos, que no pudieron resistir la alta tensión. Lo mismo sucede a cualquier hombre que entre en contacto con potencias superiores antes de estar dispuesto para recibirlas".
A lo cual ampliaríamos: “aparte del hombre, existen esos seres a quiénes las diversas escrituras llaman devas o ángeles. Muchos están por debajo del hombre en la escala evolutiva, y otros muy por encima. Se dicen que algunos hombres pueden trasladarse a ciertas áreas del reino de los devas, trabajando en cooperación con Cristo. Los devas inferiores pueden tener efectos desastrosos sobre el cuerpo humano, mientras que con los de las órdenes superiores es posible la comunicación, si se está lo suficientemente avanzado, para realizar una labor constructiva.”.

¿Encuentra el lector estos párrafos relevantes para ir desentrañando el misterio? Quién escribe cree que sí. Prosigamos.


CITAS DE CONTACTOS:
GIANT ROCK, DESIERTO DE MOJAVE, MONTE MANFRE Y MONTE GORBEA

Giant Rock: El desierto de Mojave tiene una historia por demás sugestiva. El mismo años en que Van Tessel proclama sus encuentros con Asthar, otro contactado salta a la palestra pública, George Adamski, al mencionar que fue abordado en aquellos solitarios parajes por una entidad oh, casualidad!, de procedencia venusina, al que denominó Orthon, preocupado también oh, casualidad!, por el desarrollo de las armas nucleares. Como si fuera poco, Mojave es hogar de la famosa Área 51. Y al parecer mora en sus entrañas el famoso Rey del Mundo, si atendemos a un rumor que circula desde 1986. Giant Rock, por otra parte más allá de residir en este enigmático enclave, es una piedra considerada sagrada, grabada con innumerables petroglifos, la mayoría vinculados a lo cósmico.

Monte Manfré. Cráter apagado de la ladera del volcán Etna.
Monte Gorbea: Situado en los montes Vascos.

A priori estas tres localidades, no suponen ninguna vinculación para el lector pero si uno repasa la historia de los encuentros del profeta judío Moisés en el Monte Sinaí, con la “zarza ardiente”, todo comienza adquirir un significado, y empezamos a comprender la puesta en escena del venusino Asthar, donde el desierto, las grandes elevaciones de montaña, encuentran una similitud sorprendente con la saga judaica. Como decimos, el escenario perfecto.


TERCER PUNTO. LA REVELACION TECNOLOGICA

Tanto Van Tessel como Siragusa recibieron ciertos datos de interés que apuntaban al funcionamiento de ciertas máquinas, como el caso del Integraton, ideado para el rejuvenecimiento celular, aunque actualmente imposibilitado de llevarse a la práctica. Siragusa por ejemplo dejó innumerables escritos sobre la energía utilizada por los OVNIs que hacía posible su activación, aunque tampoco ofrecen demasiada atención por parte de los estudiosos, quizás por prejuicio. Debemos entender, por otra parte que hablar de una tecnología que desafía las leyes conocidas y rompe con los paradigmas establecidos, no es fácil de encauzar en nuestra actual Ciencia, y porque algunas de esas revelaciones alienígenas, en la mayoría de los casos resulta fallida en su recreación.

Si tomamos nuevamente los textos ocultistas, estos dicen que el hombre aún está lejos de acceder a ciertos poderes olvidados, que involucran a los lados desconocidos de la Naturaleza, debido sobre todo a su escaso desarrollo espiritual. 

En el Tratado del Fuego Cósmico leemos: “cuando estas cualidades ocupen el primer plano, y cuando hombre haya demostrado autenticidad de su voluntad de servicio. Será cuando se le dé la clave por la que descubrirá el método para controlar y utilizar la energía eléctrica, que se manifestará en forma de luz, calor y movimiento; descubrirá la fuente del impulso motor primero en los centros exteriores del sistema, y descubrirá también el ritmo básico. Entonces, y sólo entonces, se convertirá en un colaborador inteligente y, escapando al control de la ley de los tres mundos, será él quién dicte las leyes a las esferas inferiores”. 

Adamski por ejemplo postulaba que los ovnis se controlaban “con lo que él denominaba movimiento ideo-motor”, una hipótesis que remite a los enigmáticos vimanas hindúes, que al parecer vinculaban el aspecto psíquico con la materia.

Teniendo en cuenta estas recomendaciones no parece razonable que las entidades alienígenas, por llamarlas de alguna manera, tengan en mente entregar al hombre tecnología de avanzada, ya que las limitaciones para su recreación son inmensas. Pero como vemos les gusta complacer a sus receptores… O mejor dicho crearles problemas, presentándoles proyectos poco realizables, por estar demasiado adelantados a su tiempo.

Este análisis sobre la figura de Asthar, a quién elegimos por su ascendencia en innumerables grupos de contactos, puede aplicarse a cualquier entidad que se esté contactando con individuos y grupos, ya que generalmente, se comportan en forma similar. Quizás muchos de los lectores se nieguen a disociar al carismático comandante de su origen extraterrestre, ya que como vimos, su procedencia sugiere otra realidad mucho más cercana, y que solo el Ocultismo de Escuela, aplicado en la realización de este trabajo puede develar en aquello que se oculta tras la fachada de estos contactos. Como sabemos el hombre tiene un largo camino en lo espiritual, y desconoce leyes que quizás a futuro y dependiendo de sus avances logre descubrir. El acercamiento con entidades que dicen querer ayudarnos como raza, representa un peligro para el receptor, ya que se está en franca desventaja y poco preparado para la acción de energías tan poderosas. Es necesario primero que el hombre avance y luego sí, intente la comunicación con esa otra realidad, no antes, ya que como dijimos lejos está de comprendérsela.





Diagramación & DG: Pachakamakin





Bibliografía:


-Benítez, J.J. 100.000 kilómetros tras los OVNIs. Barcelona: Plaza & Janes, 1978.
-Pozo, Victorino. Siragusa: mensajero de los extraterrestres. Madrid: EDAF, 1977.
-Tansley, David. Mensajeros de la luz. Madrid: EDAF, 1977.

5.18.2012

LAS BODAS CABALÍSTICAS DEL REY

Por Carlos de Tilo [*]



A PROPOSITO DEL QUIJOTE

INTRODUCCION

En la segunda parte del Quijote, Cervantes nos cuenta la historia de Las Bodas de Camacho el rico con el suceso de Basilio el pobre [1], cuyo contenido tradicional nos ha parecido evidente.

El ensayo que ofrecemos tiene por objeto proponer al lector un comentario cabalístico de este episodio a partir del análisis literal del texto.

De entrada se nos plantea una cuestión que tal vez parecerá absurda y fuera de lugar a la mayoría de los respetables académicos cervantistas españoles:

¿Es Cervantes un cabalista enmascarado? ¿Podemos afirmar que, en realidad, aquí nos habla Cervantes de las bodas cabalísticas del Rey? Intentaremos comprobarlo.

Según las investigaciones del profesor Leandro Rodríguez, publicadas en su libro Don Miguel, judío de Cervantes [2], parece probable que el autor del Quijote no naciera en Alcalá de Henares, sino en el pueblo de Cervantes, cerca de Sanabria, en los montes de León. Antes de la Inquisición, esta región tenía fuerte densidad de población judía. Cervantes pues, sería de origen judío, hijo de padres conversos, que escondieron su verdadera identidad bajo el nombre de su pueblo de nacimiento.

Eso lo confirma la Sra. Ruth Reichelberg, profesora de la Universidad de Bar-Han, cerca de Tel Aviv, en un excelente ensayo publicado en francés, en 1989: Don Quichotte ou le roman d'un juif masqué [3]. Gracias a su formación hebraica, la autora intuye por instinto el sentido verdadero del mensaje cervantino.

Hace unos años, Dominique Aubier ya había olfateado lo mismo [4]. El desconocimiento de esta realidad hebraica en la obra de Cervantes ha hecho que los comentarios de la casi totalidad de los cervantistas desde el siglo XVIII fueran superficiales, sin lograr penetrar más allá de la máscara que Cervantes tuvo que imponerse por evidente prudencia. 

Estudiar la literatura española de los siglos XVI-XVII, sin tener en cuenta el hecho judío es ignorar voluntariamente una parte integrante de España, a la que hay que añadir las aportaciones de la cultura islámica, sin olvidar además todo el conjunto de la cultura clásica, propio del Renacimiento, o sea el hermetismo griego. Pero eso es otro tema.
A pesar de la terrible represión decretada en 1492, a pesar de todos los esfuerzos de limpieza de la sangre, la mancha ha quedado, y precisamente, es lo que formó la peculiar riqueza del genio español: tres religiones hijas de Abraham, tres culturas, tres lenguas unidas en un mismo pueblo. Y ¿quién puede negar que gran parte de la gloria del siglo de Oro español fuese debida a esta mancha? ¿No eran conversos la mayoría de sus representantes más brillantes, empezando por el maestro Cervantes? Hay que reconocerlo. También es cuando la lengua castellana alcanzó su perfección.

Pese a los decretos reales y a la intolerancia inquisitorial, la fusión profunda entre judaísmo y cristianismo se realizó, como en secreto, gracias a los primeros cabalistas cristianos y, a partir de España, se difundió en toda Europa.

Pero esa reforma en profundidad iniciada dentro de la Iglesia en los siglos XIV y XV por sus representantes más eruditos e iluminados y en mayoría conversos, no fue asumida por la jerarquía. Si hubiese aprovechado la Iglesia esa ocasión de reformarse desde dentro, tal vez no se hubiera producido la rebelión de los partidarios de Lutero, desde luego celosos en su lucha contra los abusos del clero, pero desgraciadamente poco instruidos respecto a los misterios de su tradición. Y en su Contrarreforma, la Iglesia no se reformó, sino que al contrario, endureció su acción represiva y de rechazo a todo lo que hubiera podido enriquecerla.

En el capítulo XXI de la primera parte, con una punta de picardía, Cervantes hace decir a Sancho:
«Sea por Dios, que yo cristiano viejo soy, y para ser conde esto me basta. Y aun te sobra, dijo don Quijote; y cuando no lo fueras, no hacía nada al caso; porque, siendo yo el rey, bien te puedo dar nobleza sin que la compres...» [5].
Una nobleza pues, que no se compra con dinero. Así pues, Sancho es cristiano viejo, pero don Quijote de la Mancha, simplemente dice: soy el rey (lo que permite sospechar que no es cristiano viejo). El cristiano es el criado y el judío es el amo. Es el mundo al revés según la óptica de la Iglesia oficial. Soy el rey, soy el cabalista, el que da auténtica nobleza al cristiano; éste no puede despreciar su fundamento hebraico, ya que depende de él, lo mismo que Sancho de don Quijote.

Y eso es precisamente lo que hicieron los cristianos cabalistas.
Respecto a este fundamento hebraico del cristianismo, leamos lo que decía A. de Nebrija:

«No consintáis que las Sagradas Letras sean profanadas por hombres ignorantes de todas las buenas artes. Favoreced los ingenios. Y realzad aquellas dos luces de nuestra religión ya extinguidas, las lenguas griega y hebrea... Mientras la otra lengua (e.d. el hebreo) está despreciada y, si se lograre lo que éstos desean, muy en breve esta lengua tan venerada como antigua, a la que fueron confiados los principios de nuestra religión, quedará envuelta en tinieblas. Pues si se prohibe la lectura de los códices hebreos o si los hacen desaparecer, los disipan, desgarran y queman, si creen que en modo alguno nos son necesarios los libros de los griegos en los que fueron echados los cimientos de la Iglesia primitiva, forzosamente nos veremos envueltos en aquel caos antiguo, anterior a las Sagradas Escrituras; los hombres, privados de las dos antorchas de las Sagradas Letras, habremos de estar dando vueltas en las tinieblas de una noche sin fin» [6].

Precisamente, del rey vamos a hablar a propósito de este episodio de las Bodas de Camacho. El rey es Basilio, por supuesto, ya que en griego, rey se dice basileus. Pero antes de intentar comentarlo será necesario presentar un breve resumen de esta historia del rico y el pobre.

RESUMEN

Basilio, que vivía en el mismo pueblo que los padres de Quiteria, «se enamoró de ella desde sus tiernos y primeros años y ella fue correspondiendo a su deseo con mil honestos favores, [...] Fue creciendo la edad», y el padre de Quiteria decidió casar a su hija con el rico Camacho, ya que Basilio era pobre. Llega el día de la boda, a la que van a asistir don Quijote y su escudero. La suntuosidad de la fiesta estaba en relación con la riqueza del prometido: música, cantos, bailes, representación teatral y danzas alegóricas; en cuanto a la comida, era «tan abundante que podía sustentar a un ejército». Al mirar todo eso y sobre todo al olerlo, Sancho se quedó boquiabierto y admirado por las riquezas de Camacho.

Aparecen los novios acompañados por el cura y la parentela de entrambos. Antes de empezar la ceremonia del matrimonio, se presenta Basilio ante Quiteria, a la que reprueba su ingratitud, y puesto que estaban prometidos desde siempre, para que pueda casarse con Camacho, se mata con la punta de acero de su bastón y cae bañado en su sangre. Moribundo, pide a Quiteria que le dé la mano de esposa, así podrá morir en paz y Quiteria casarse con Camacho. Don Quijote apoya la petición del herido. Finalmente Quiteria dice sí y el cura les da la bendición.

En este momento se levantó en pie Basilio y sacó el estoque: «Se halló que la cuchilla había pasado no por la carne y costillas de Basilio, sino por un cañón hueco de hierro que, lleno de sangre, en aquel lugar bien acomodado tenía».

Los acompañantes de Camacho, burlados por la estratagema de Basilio, quieren vengarse y sacan sus espadas, pero don Quijote, «A caballo y con la lanza sobre el brazo» se puso delante y «a grandes voces decía: Quiteria era de Basilio y Basilio de Quiteria, por justa y favorable disposición de los cielos, que a los dos que Dios junta no podría separar el hombre y el que lo intentare, primero ha de pasar por la punta desta lanza».
Todos se quedaron sosegados y convencidos por las razones de don Quijote.

«Camacho quiso que las fiestas pasasen adelante como si realmente se desposara, pero no quisieron asistir a ellas Basilio ni su esposa ni secuaces, y así se fueron a la aldea de Basilio» acompañados por don Quijote y Sancho al que ´se le escureció el alma por verse imposibilitado de aguardar la espléndida comida y fiestas de Camacho...´ y así se dejó atrás las ollas de Egipto.»

INTERPRETACION

«Apenas la blanca aurora había dado lugar a que el luciente Febo con el ardor de sus calientes rayos las líquidas perlas de sus cabellos de oro enjugase...»

Parece que, desde el principio, Cervantes nos quiera sugerir algo. Dice El Mensaje Reencontrado: «Cuando hayamos asido al Señor por su cabellera dorada...» (XIX, 29) Este oro celeste es la clave del conocimiento y el secreto de la Cábala. El caballero andante que logra asirlo ha encontrado a la Dama de sus pensamientos y celebra sus bodas cabalísticas.
«... cuando don Quijote sacudiendo la pereza de sus miembros, se puso en pie y llamó a su escudero Sancho, que aun todavía roncaba; lo cual visto por don Quijote, antes que le despertase, le dijo: ¡Oh tú, bienaventurado sobre cuantos viven sobre la haz de la tierra pues sin tener invidia ni ser invidiado, duermes con sosegado espíritu! [...] Duerme, digo otra vez y lo diré otras ciento, sin que te tengan en continua vigilia celos de tu dama... Duerme el criado y está velando el señor, pensando cómo le ha de sustentar, mejorar y hacer mercedes. La congoja de ver que el cielo se hace de bronce sin acudir a la tierra con el conveniente rocío no aflije al criado, sino al señor, que ha de sustentar en la esterilidad y hambre al que le sirvió en la fertilidad y abundancia. A todo esto no respondió Sancho, porque dormía...»
Sancho, el criado, duerme; es el hombre de este mundo, el hombre carnal; mientras tanto, su señor está velando y le «tienen en continua vigilia celos de su dama».

El criado y su amo parecen representar como las «dos partes de nuestro compuesto caído y provisional», de las que habla El Mensaje Reencontrado: la bestia y el ángel (XXIII, 17’).
No es el criado, pues, sino su señor que está:
«afligido por la congoja de ver que el cielo se hace de bronce sin acudir a la tierra con el conveniente rocío».
Está afligido porque el cielo no derrama la Bendición, y con Isaías, canta: «¡Oh cielos! derramad desde arriba vuestro rocío; y lluevan las nubes al justo: ábrase la tierra y brote al salvador, y nazca con él justicia. Yo, el Señor lo he creado» (XLV, 8).

«Está afligido» pues, porque el bronce no suena; con bronce se hacen las campanas y su sonido es el mismo que la voz del Señor que resuena cuando crea el mundo, o dicho de otra manera, en el momento de las bodas del cielo con la tierra. Es lo que está esperando don Quijote, mientras duerme el asno.

El criado sirve a su amo en la fertilidad y abundancia de este mundo, porque le da el soporte imprescindible para su manifestación. En cambio, el amo le ha de sustentar, mejorar y hacer mercedes en la esterilidad y hambre de los sentidos brutos.
«Despertó, en fin [Sancho] soñoliento y perezoso, y volviendo el rostro a todas partes, dijo: De la parte desta enramada, si no me engaño, sale un tufo y olor harto más de torreznos asados que de juncos y tomillos: bodas que por tales olores comienzan, para mi santiguada, que deben de ser abundantes y generosas.»
¿Qué es lo que despierta al hombre carnal? No es por cierto el perfume del rocío celeste, sino ¡el olor del tocino asado! ¡Desde luego, éste no es judío! Antes de contarnos las fiestas y ceremonia de la boda, Cervantes sólo nos habla de Sancho y de su comportamiento ante el espléndido banquete que están preparando los cocineros y cocineras «que pasaban de cincuenta». Esta descripción ocupa más de dos páginas, lo que parece poner en evidencia el contraste que existe entre Sancho-Camacho por un lado y don Quijote-Basilio por otro.

Sancho representa Esaú, pues lo mismo que Sancho, que no piensa sino llenarse la panza, Esaú dice a Jacob: «Dame de esa menestra roja que has cocido, pues estoy sumamente cansado. Por esa causa se le dio después el apellido de Edom» (Gén. XXV, 30). En cuanto a Camacho -en hebreo camah significa mucho- de alguna manera también se identifica con Esaú por su riqueza en el mundo, ya que dijo Esaú: «Tengo mucho» (Gén. XXXIII, 9); le contestó Jacob: «Tengo todo». El todo es la unión del cielo y la tierra de los cabalistas. Lo mismo podrá decir Basilio después de realizar su boda. Observemos que don Quijote es quien defendió su causa.

Ahora este rústico Sancho nos va a dar su opinión sobre los protagonistas de esa boda, una opinión conforme con su llana razón de hombre profano:
«Mas que haga lo que quisiere: no fuera él pobre y casarse con Quiteria. ¿No hay más sino no tener un cuarto y querer casarse (o alzarse) por las nubes? A la fe, señor yo soy de parecer que el pobre debe de contentarse con lo que hallare y no pedir cotufas en el golfo [7]».
«Casarse por las nubes» es precisamente lo que va a realizar Basilio y lo que Camacho, el rico en este mundo, no puede hacer: casarse con el cielo. Covarrubias dice que casar viene de casa [8]: Casarse es hacer casa, el cielo en casa, pues es el cielo terrestre. (Casar, del hebreo qsr, vincular). En efecto, Quiteria en hebreo es Keter yah, Keter, la corona, la primera sefirah; Yah es yod, la segunda sefirah, Hokmah(Sabiduría) y hé, la tercera, Binah (Inteligencia). Quiteria representa las tres primeras Sefirot, las del mundo de la Emanación. Se trata del principio sutil de la cábala, pero para Sancho eso es pedir una cosa imposible. No olvidemos que Sancho es cristiano viejo, pues para él la cábala es un sueño herético de los judaizantes.

Qtr es también el incienso (y el verbo qtr significa unir, vincular), el humo del incienso que une el cielo con la tierra. A partir de la emanación de las tres primeras sefirot empieza el mundo de la creación, o sea las bodas cabalísticas del Rey (Basilio) cuya finalización es Malkut, la última sefirot; allí, el Rey está en su reino.

Quiteria también podría aludir a la raíz árabe Qtr y significaría la que llueve, la que desciende por goteo, o sea, el rocío celeste del que hemos hablado. Qitr, es cobre. Qatr, es incienso.

Citerea es uno de los nombres de Venus, porque al nacer, el Céfiro la llevó a aquella isla.
«Yo apostaré un brazo que puede Camacho envolver en reales a Basilio, y si esto es así, como debe de ser, bien boba fuera Quiteria en desechar las galas y las joyas que le debe de haber dado, y le puede dar Camacho, por escoger el tirar de la barra y el jugar de la negra (espada) de Basilio [...] Sobre un buen cimiento se puede levantar un buen edificio y el mejor cimiento y zanja del mundo es el dinero.»

La palabra dinero procede de denario, cuyo significado es lo que se refiere o contiene el número 10, o sea la Palabra divina.

Sancho cita aquí un refrán, al parecer cabalístico, que no es capaz de entender si no es en un sentido profano; desde luego, las perlas no son para los cerdos. ¿Cómo puede saber este asno que el mejor cimiento del mundo para levantar el buen Edificio, que es el Templo, es el denario, o dicho de otra manera, el oro del Templo?
«Por quien Dios es Sancho, dijo a esta sazón don Quijote, que concluyas con tu arenga...»
Las declaraciones de Sancho parecen escandalizar a don Quijote, ya que sin duda alguna el dios de Sancho es el dinero; admira a Camacho por sus riquezas y desprecia al pobre. «No podéis servir a Dios y a Mamona [9]» (Mt. 6, 24).

Luego empieza la fiesta con «...danza de artificio y de las que llaman habladas. Era de ocho ninfas repartidas en dos hileras: de la una hilera era guía el dios Cupido y de la otra el Interés. Las ninfas que al Amor seguían... eran Poesía, Discreción, Buen Linaje y Valentía. Las que al Interés seguían eran: Liberalidad, Dádiva, Tesoro y Posesión pacífica...»

«Dijo don Quijote: ¡Bien ha encajado en la danza las habilidades de Basilio y las riquezas de Camacho!»

Este comentario de don Quijote pone de relieve el contraste que existe entre la hilera guiada por Cupido o sea las habilidades de Basilio, y la guiada por Interés, las riquezas de Camacho.

¿Y cuáles son las habilidades de Basilio? Cupido guiaba: 1.Poesía, del griego poieo, crear, engendrar. 2.Discreción, del latín discernere, separar la verdad del error, lo puro de lo impuro. 3.Buen linaje, la descendencia de Abraham. 4. Valentía, fuerza, valor, en latín virtus.

En cambio, las cuatro seguidoras de Interés están relacionadas con la riqueza. Covarrubias explica que «Interesal es el que no haze cosa graciosa [gratuita] sino moviéndose siempre por su interés y provecho. El interés es la polilla de la virtud. Nuestro Redemptor dixo que al que atesora en el cielo está seguro de la polilla». El interés humano pues, es lo opuesto al amor de Dios, o sea Cupido.


El Amor canta:

«Yo soy el dios poderoso

en el aire y en la tierra

y en el ancho mar undoso,

y en cuanto al abismo encierra

en su báratro espantoso.

Nunca conocí qué es miedo;

todo cuanto quiero puedo,

aunque quiera lo imposible,

y en todo lo que es posible

mando, quito, pongo y vedo.»

En cambio dijo el Interés:

«Soy quien puede más que Amor,

y es Amor el que me guía;

Soy de la estirpe mejor

que el cielo en la tierra cría,

más conocida y mayor.

Soy el Interés, en quien

pocos suelen obrar bien,

y obrar sin mí es gran milagro;

y cual soy te me consagro,

por siempre jamás, amén.»

«Sancho Panza, que lo escuchaba todo dijo: El rey es mi gallo: a Camacho me atengo.- En fin, dijo don Quijote, bien se parece, Sancho, que eres villano y de aquellos que dicen: ¡Viva quien vence!»
«El rey es mi gallo, a Camacho me atengo». Dice la nota 23 de L.A. Murillo:
«En las contiendas de gallos, el que apostaba indicaba su preferencia con la frase: ¡Este es mi gallo! Sancho quiere decir que el que vence es mi gallo y me atengo a la riqueza y el poder».
Así, Sancho se equivoca en su apuesta, ya que el rey y el que vence no es Camacho, sino Basilio (Basileus). Hay que observar que, tal como lo hemos visto, don Quijote también se presenta como el rey. Así pues, podemos deducir de ello que Dulcinea representa para don Quijote lo mismo que Quiteria para Basilio.

Y cuando vio don Quijote a Quiteria, «parecióle que, fuera de su señora Dulcinea del Toboso, no había visto mujer más hermosa jamás».

Y más adelante dice don Quijote: «Mirad, discreto Basilio: opinión fue de no sé qué sabio que no había en todo el mundo sino una sola mujer buena...»

Mucho apostaría que este sabio del que Cervantes no quiere dar el nombre es un rabino cabalista que canta las alabanzas de la Shekinah.
«...y daba por consejo que cada uno pensase y creyese que aquella sola buena era la suya, y así viviría contento».
Esta única mujer buena sabemos quien es: Shekinah, en hebreo es la Presencia divina en el hombre, o sea que reúne a los dos que estaban separados, por eso dijo el Señor: «No es bueno que el hombre esté solo, le haré una ayuda frente a él». Sin ella, no hay regeneración posible para el Adán exiliado en este mundo.
«...bien se parece, Sancho, que eres villano y de aquellos que dicen: ¡Viva quien vence! -No sé de los que soy, respondió Sancho, pero bien sé que nunca de ollas de Basilio, sacaré yo tan elegante espuma como es esta que he sacado de las de Camacho.- Y enseñóle el caldero lleno de gansos y gallinas y asiendo de una, comenzó a comer con mucho donaire y gana.»
Ahora llegan los novios acompañados por el cura que se prepara para la ceremonia de la bendición nupcial.

También se presentan los parientes y amigos. En este momento es cuando aparece
«...un hombre vestido al parecer de un sayo negro».

Basilio viene para morir a este mundo y renacer en el mundo por venir. Dice Covarrubias: «Sayo: ...los que hazían penitencia pública se vestían destos sacos, echándose ceniça en la cabeza. En la primitiva Iglesia fué hábito de penitencia, y se llamó saco benedicto, que oy dezimos San Benito, insignia de la Santa Inquisición, que echa sobre el pecho y espaldas del penitente reconciliado.»

Es normal que Basilio lleve el Sambenito, ya que por ser cabalista habrá tenido problemas con la Inquisición.
«...jironado de carmesí a llamas», las llamas significan la purificación por el fuego. Covarrubias: «Carmesí, del hebreo karmil, púrpura».
«Venía coronado, como se vio luego, con una corona de funesto ciprés».
Este árbol se planta en los cementerios, o sea en las cenizas de los antepasados. Ver El Mensaje Reencontrado: «Recordemos que el culto de los santos antepasados completa el culto de Dios, que es el Viviente de eternidad.-Adoremos el sol de vida y no despreciemos las cenizas de los Antepasados» (XIV, 9’).

El culto de los santos antepasados, que completa el de Dios, es también el culto de su mensaje escrito, de su Palabra que dice la edad de Oro; nos lo han dejado en herencia como fieles Servidores de Dios.

Pero esas palabras de los antepasados han quedado como cenizas, ya que han muerto en el olvido de los hombres que no saben revivificarlas. El ciprés simboliza la muerte por la que ha de pasar el rey, lo mismo que el oro físico, que ha de disolverse en su propia substancia. La corona de ciprés, desde luego, alude a la corona Keter, que primero mortifica antes de vivificar; y podemos imaginar que se levantará este rey con una corona de laurel; dice Covarrubias que es «árbol de perpetuo verdor en sus hojas, y entiéndase está, por esta razón, consagrado a Apolo, el cual fingen los poetas en perpetua juventud y verdor». La Bendición, Keter, primero cae sobre la raíz del árbol, luego se eleva: entonces es el Rey con su corona de oro puro.
«En las manos traía un bastón grande».
«El Arte negado por pereza, se ve en naturaleza del rústico bastón», dice EH [10]. Este bastón puntiagudo, en el sacrificio de Basilio, va a devolver la medida a lo desmesurado; este medio natural va a unir lo más alto con lo más bajo.
«Llegó, en fin cansado, y sin aliento, y puesto delante de los desposados, hincado el bastón en el suelo, que tenía el cuento de una punta de acero.»
«...hincado el bastón en el suelo», podría indicar la naturaleza fija, corpórea y sensible del Conocimiento o Gnosis.
«...mudada la color, puestos los ojos en Quiteria, con voz tremente y ronca estas razones dijo: Bien sabes, desconocida Quiteria, que conforme a la santa ley que profesamos, que viviendo yo, tú no puedes tomar esposo... muera, muera el pobre Basilio».
¡Muera el pobre para vivir, y viva el rico para morir!, pues tengo que morir, o sea sacrificarme, a fin de poder unirme contigo. Es lo que enseña la santa Ley que, en secreto, profesamos; la alusión a la Torá es clara. Basilio, con el Sambenito, todavía profesa su santa Ley-Torá. Camacho-Esaú no profesa nuestra Ley, y Esaú es Edom, la Roma cristiana perseguidora de los judíos, que quiere acaparar a la Torá, pero al encerrarla en sus ritos es incapaz de hacerla fructificar. Los doctores de la Iglesia están actuando como los de la ley de Moisés, a los que en su época, recriminaba Jesús: «¡Ay de vosotros doctores de la ley! porque habiendo tomado la llave de la gnosis, no habéis entrado vosotros mismos, y, a los que querían entrar se lo habéis impedido» (Lucas XI, 52). Esta llave, desde luego, es el Don de la Cábala.

Otro perseguidor de los judíos fue el Faraón, por eso Cervantes, al final de la historia menciona las ollas de Egipto a propósito de las de Camacho. Así pues, lo mismo que Moisés, que se apoderó del Elohim del Faraón -o sea que hizo bajar a Isis, a fin de salir con su pueblo de la tierra de servidumbre e ir hacia Canaán, la tierra de abundancia, donde fluye la leche y la miel-, igualmente Basilio se adueña de la Quiteria de Camacho y, con los suyos, se va a su aldea, dice Cervantes.

Covarrubias explica que aldea es nombre griego, del verbo al-dainw, alimentar, fortificar, crecer, multiplicar. Allí, en esa pura tierra de promisión es donde va a crecer el Rey, fortificándose y multiplicándose hasta su perfecta maduración áurea.

El padre de Quiteria había decidido casar a su hija con Camacho, igualmente Isaac quería transmitir su bendición a su primogénito Esaú, pero la bendición era para Jacob. Es lo que dice don Quijote:
«Quiteria era de Basilio, y Basilio de Quiteria por justa y favorable disposición de los cielos».
«Y diciendo esto, asió del bastón que tenía hincado en el suelo, y quedándose la mitad dél en la tierra, mostró que servía de vaina a un mediano estoque que en él se ocultaba; y puesta la que se podía llamar empuñadura en el suelo, con ligero desenfado y determinado propósito se arrojó sobre él, y en un punto mostró la punta sangrienta a las espaldas...» Basilio se sacrifica y, moribundo, pide la mano de esposa a Quiteria:
«En oyendo don Quijote la petición del herido, en altas voces dijo que Basilio pedía una cosa muy justa y puesta en razón, además, muy hacedera, y que el señor Camacho quedaría tan honrado recibiendo a la señora Quiteria viuda del valeroso Basilio como si la recibiera del lado de su padre: Aquí no ha de hacer más de un sí, que no tenga otro efecto que el pronunciarle, pues el tálamo de estas bodas ha de ser la sepultura.»
Covarrubias cita un proverbio muy cabalístico: «Mesurada como novia en tálamo». Allí la novia encuentra la medida; dar mesura a lo desmesurado es volverlo conocible: La Gnosis.
Queda claro que don Quijote profesa la misma Ley que Basilio y Quiteria. Esta es la santa, única y misteriosa Ley del Señor de Amor. Nuestro hidalgo sabe que el Rey debe morir, tomar su vida en el cielo y madurarla sobre la tierra. ¡Muera el pobre para vivir, y viva el rico para morir!
«Estando pues, asidos de las manos Basilio y Quiteria, el cura tierno y lloroso, los echó la bendición».
Acordémonos de Isaac, engañado por la estratagema de Jacob; éste es quien recibió la bendición en lugar de Esaú su hermano; aquí ocurre lo mismo: el cura es engañado y Basilio es quien recibe la bendición en vez de Camacho.

«... el cual [Basilio] así como recibió la bendición, con presta ligereza se levantó en pie», se endereza; después de morir, resucita (ver Gén. XXVIII, 18). «Levantándose pues, Jacob al amanecer, cogió la piedra que se había puesto por cabecera, y erigióla como una columna y derramó aceite encima» El Mesías, Mesiah, es el ungido (de Msh, ungir).
«Quedaron todos los circunstantes admirados, y algunos dellos, más simples que curiosos, en altas voces comenzaron a decir: ¡Milagro, milagro! Pero Basilio replicó: ¡No milagro, milagro, sino industria, industria!»
Covarrubias nos dice: «Industria es hazer una cosa de industria, hazerla a sabiendas y adrede, para que de allí suceda cosa que para otro sea a caso y para él de propósito».
Hay que notar que en el curso de toda la historia, Camacho no pronuncia ni una palabra, como si fuera mudo.

«Finalmente, el cura y Camacho con todos los más circunstantes se tuvieron por burlados y escarnidos... de lo que quedó Camacho y sus valederos tan corridos, que remitieron su venganza a las manos, y desenvainando muchas espadas arremetieron a Basilio, en cuyo favor en un instante se desenvainaron casi otras tantas. Y tomando la delantera a caballo don Quijote, con la lanza sobre el brazo y bien cubierto de su escudo, se hacía dar lugar de todos... y a grandes voces decía: Teneos, señores, teneos... Quiteria era de Basilio y Basilio de Quiteria, por justa y favorable disposición de los cielos. Camacho es rico y podrá comprar su gusto cuando, donde y como quisiere. Basilio no tiene más desta oveja, y no se la ha de quitar alguno por poderoso que sea; que a los dos que Dios junta no podrá separar el hombre; y el que lo intentare, primero ha de pasar por la punta desta lanza.»

Por eso se dice: «Cada oveja con su pareja».

Si necesitáramos otra prueba o confirmación de que don Quijote no es sino un cabalista disfrazado, aquí la tendríamos, ya que con esta arenga bien se expresa como tal.
La palabra evangélica dice: «...que el hombre no separe los que Dios unió». Las bodas cabalísticas vuelven a reunir a los que el hombre exiliado había separado; se trata del NOMBRE de Dios reunificado.
«Basilio no tiene más desta oveja».
Una nota de L.A. Murillo nos remite al capítulo 12 del segundo libro de Samuel, donde se trata «desta oveja» a la que se refiere don Quijote. Se cuenta el episodio en el que David hizo matar a Uriah a fin de poder apoderarse de su mujer Betsabé. Entonces se presenta el profeta Natán en casa de David y le cuenta la siguiente parábola:
«Había dos hombres en una ciudad, el uno rico y el otro pobre. Tenía el rico ovejas y bueyes en grandísimo número; el pobre no tenía nada más que una ovejita que había comprado y criado, y que había crecido en su casa entre sus hijos, comiendo de su pan y bebiendo en su vaso, y durmiendo en su seno, y la quería como si fuera una hija suya. Mas habiendo llegado un huésped a casa del rico, ni quiso éste tocar a sus ovejas, ni a sus bueyes para dar convite al forastero que le había llegado, sino que quitó la ovejita al pobre, y aderezóla para dar de comer al huésped que tenía en casa... Oído esto David se indignó contra aquel hombre. Le dijo Natán: -Ese hombre eres tú.»
Al referirse a esta oveja que pertenece al pobre, don Quijote quiere apuntar la similitud que existe entre Quiteria y la mujer de Uriah, Betsabé; Camacho, el rico, quería adueñarse de Quiteria lo mismo que David de Betsabé.

En hebreo es Bat Sheva, Bat Eliam, Eshet Uriah (II Sam. XI, 3). Bat Sheva es hija de siete, o sea el Alma del mundo; o Bat Sava, hija de la abundancia; el Alma del mundo es la que enriquece al pobre en el mundo porvenir. Bat Eliam es hija del pueblo de mi Dios: el pueblo de mi Dios es la descendencia de Abraham, la hija de Abraham. Eshet Uriah es mujer del Fuego de IAH: el Fuego dulce de los cabalistas; o mujer de la Revelación de IAH, o sea la del Ángel al visitar a Sarah. Esta revelación es también la del NOMBRE divino: «Seré el que seré» (ver Ex. III, 14) o si se cambia de vocalización hebrea: «Seré el Fuego visitando [al hombre], IAH». He aquí, confirmado por don Quijote, el sentido cabalístico de la historia de las bodas de Camacho.

Aquí, con la discreta alusión a «esta oveja», sólo por un instante, Cervantes levanta su máscara: Quiteria es Bat Sheva, el Alma del Mundo, el Fuego de los cabalistas, el río de oro que secretamente genera, en este mundo, el siglo de oro de los Bienaventurados.
Después de la arenga de don Quijote, todos quedaron sosegados:
«Consolado, pues y pacífico Camacho y los de su mesnada, todos los de Basilio se sosegaron, y el rico Camacho, por mostrar que no sentía la burla, ni la estimaba en nada, quiso que las fiestas pasasen adelante como si realmente se desposara; pero no quisieron asistir a ellas Basilio ni su esposa ni secuaces, y así se fueron a la aldea de Basilio...»
Hemos visto el significado de «aldea».
«[...] Lleváronse consigo a don Quijote, estimándole por hombre de valor y de pelo en pecho. A sólo Sancho se le escureció el alma, por verse imposibilitado de aguardar la espléndida comida y fiestas de Camacho, que duraron hasta la noche: y así, asenderado y triste siguió a su señor, que con la cuadrilla de Basilio iba, y así, se dejó atrás las ollas de Egipto, aunque las llevaba en el alma, cuya ya casi consumida y acabada espuma, que en el caldero llevaba, le representaba la gloria y la abundancia del bien que perdía; y así, congojado y pensativo, aunque sin hambre, sin apearse del rucio, siguió las huellas de Rocinante.»
«Se dejó atrás las ollas de Egipto»: (Exodo XVI, 2-3): «Y murmuró en aquel desierto contra Moisés y Aarón el pueblo de los hijos de Israel. Les dijeron los hijos de Israel: ¡Ojalá hubiésemos muerto a manos del Señor en la tierra de Egipto, cuando estábamos sentados junto a las calderas llenas de carne y comíamos pan cuanto queríamos! ¿Por qué nos habéis traído a este desierto para matar de hambre a toda la gente?».
Al igual que Sancho, congojado al abandonar las ollas de Camacho, sigue a su señor don Quijote, asimismo, al abandonar las ollas de Egipto los hijos de Israel, infieles e incrédulos, siguen a Moisés. Ignoraban que para poseer la abundancia inagotable de la tierra de Canaán tenían que atravesar el desierto del hambre, después de dejar atrás la ilusoria abundancia de la tierra de Egipto. Por eso al principio, mientras duerme Sancho, dice don Quijote:
«La congoja de ver que el cielo se hace de bronce sin acudir a la tierra con el conveniente rocío ni aflige al criado, sino al señor, que ha de sustentar en la esterilidad y hambre [o sea del desierto] al que le sirvió en la fertilidad y abundancia [o sea de Egipto]».
Y está escrito en El Mensaje Reencontrado: «Quien haya soportado sin desfallecer la pobreza y el abandono por la gloria de su Señor, un día será colmado de las riquezas del Universo y estará encargado de distribuir el maná de vida a los creyentes caritativos y fieles» (XVII, 46«). Es Basilio, el Rey Mesías. «Las riquezas del Universo», o sea las que el Alma del mundo, la Hija de siete, Bat Sheva, Quiteria o Dulcinea concede a su amante fiel.




Diseño|Arte|Diagramación: Pachakamakin
Portada: Pachakamakin


[*] Carlos de Tilo es el seudónimo que utilizó en sus escritos
Charles van der Linden d'Hooghvorst [1924-2004]


[1] Cap. XIX, XX, XXI. Hemos utilizado la edición preparada por L. A. Murillo, Clásicos Castalia, Madrid, 1978, Vol. II, pp. 178-203.
[2] Leandro Rodríguez, Don Miguel, judío de Cervantes, Ed. Monte Casino, Zamora, 1992.
[3] Ruth Reichelberg, Don Quichotte ou le roman d'un juif masqué, Ed. Entailles, Bourg-en-Bresse, 1989.
[4] Dominique Aubier, Don Quichotte prophète d'Israel, Ed. Robert Laffont, Paris, 1966. Traducido al castellano como: Don Quijote, profeta y cabalista, Ed. Obelisco, Barcelona, 1981.
[5] Op. cit., cap. XXI, p. 263.
[6] Citado por Carlos Carrete, El judaísmo español y la Inquisición, Ed. Mapfre, Madrid, 1992, p. 135.
[7] es decir, pedir algo imposible.
[8] S. de Covarrubias, Tesoro de la Lengua Española, Ed. Altafulla, Barcelona, 1987.
[9] S. de Covarrubias, op. cit., dice que Mamona es el dios de las riquezas.
[10] Ver La Puerta, La Tradición Griega, Hilo de Penélope III, p. 36. La estaca puntiaguda de Polifemo, con la cual Ulises le devuelve el sentido.