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12.04.2012

EL ENIGMA DE LAS PIRAMIDES CAIDAS



Por Juan José Oppizzi
Sus Artículos en ADN CreadoreS



La mañana de un lejano día de un no menos lejano año de un remoto siglo del cuarto milenio antes de Cristo, el gran faraón Kataforesis I, señor del Alto Egipto, recibió una infausta nueva: la pirámide que se estaba erigiendo para perpetuar su memoria en cuanto la barca de Amón lo llevara a los dominios solares, se había derrumbado. Diez años de trabajo y veinte mil quinientos sesenta y uno, de los treinta mil esclavos afectados a su construcción, acabaron sepultos en un alud de rocas y polvo arenoso. Desolado, el monarca llamó al gran consejero y adivino de la corte, el fiel Krisis, para obtener respecto del hecho alguna opinión sensata, que no se pareciera a los tartajeos incoherentes de los guardias que habían sobrevivido a la catástrofe o a las excusas laberínticas del anciano Eskuadris, el arquitecto real. 
–Divino faraón –dijo Krisis–, ya es la segunda vez que se desmorona tu aún no lograda pirámide. Diez años atrás ocurrió lo mismo, y casi con igual saldo de esclavos perdidos. Estas desgracias derivarán en otras, si no se consigue superarlas. Tu augusta persona no sólo no figurará en los frisos pétreos a leer por las generaciones venideras del mundo; ni siquiera en un insignificante libro que ha de aparecer dentro de varios milenios, llamado Guía Telefónica. Y la pérdida de esclavos nos somete a una falta alarmante de mano de obra que hará necesario buscar en otras clases sociales, con los consiguientes problemas; mi sutil don adivinatorio me dice que ni la nobleza ni el clero aceptarían de buen grado acarrear piedras del peso de dos o tres elefantes, bajo el látigo, a lo largo de diez años.
Kataforesis I se despojó de los báculos, adornos y cayados que portaba en sus audiencias, y que le impedían hacer aun el más mínimo gesto con las manos, y se quitó la corona, que con su peso en oro ya le estrujaba las vértebras cervicales. Libre de tanto chirimbolo, se confió a Krisis, según era su costumbre en esas entrevistas a solas.

–Épocas abrumadoras me han tocado en suerte –reflexionó–. Creí que, como representante de una nueva dinastía, iba a librarme del sino que se proyectó sobre mis dos últimos antecesores en el trono. Como bien sabes, mi fiel Krisis, tanto a Idiotep IV como a Chismosis IX se les derrumbaron sus respectivas pirámides antes de que fueran acabadas. Los monumentos funerarios previos a esos dos reyes consistieron en vulgares túmulos que podría haber ideado un niño en sus juegos con las arenas del Nilo.–Divino faraón –intervino Krisis–, la aplicación de las formas piramidales en las obras faraónicas, debida al ilustre arquitecto Plomadis, abuelo del venerable Eskuadris, fue una genial novedad que merecería un derrotero más venturoso. Algo en su práctica no es quizá grato a los dioses. 
–Sí –admitió Kataforesis I–. Ya lo he pensado. En el caso de Idiotep IV, tal vez se debió a sus más bien escuálidas dotes personales. Todos recordamos cuán ineludible fue borrar los frisos que narraban su vida, pues la gente iba expresamente a leerlos para reírse de las boberías escritas allí. Me desconcierta el no poder explicarme cómo el inmenso Horus pudo haber encarnado en alguien tan imbécil. 
–Es posible –arriesgó Krisis– que el inmenso Horus, harto de moverse en las doradas leyes de lo perfecto, haya querido experimentar las vivencias de un marmota como Idiotep IV. 
–En el caso de Chismosis IX –siguió Kataforesis I–, seguramente el encono de los dioses halló un motivo firme en su manía de vivir pendiente de los mil y un enredos íntimos de la corte, el clero y la nobleza, descuidando los asuntos de estado. Él podía enumerar cada incursión de cada mancebo sobre cada virgen del Templo de Isis, cada reunión desenfrenada de los sacerdotes de Ptah, cada secreto intercambio de pareja de cada noble; pero no sabía que los ejércitos del país de Mitani se lavaban los pies en el delta del Nilo, ni que las hordas nubias ennegrecían el Valle de los Reyes. 
–Tampoco sabía –agregó Krisis– que su propia cornamenta superaba a la del buey Apis, que es decir mucho. 
–Cierto –admitió Kataforesis I–. Lo que no entiendo es por qué en mi caso los dioses continúan adversos a la erección de las pirámides. Reúno inteligencia, bondad, simpatía, belleza, generosidad, coraje, destreza, rapidez, elocuencia, precisión, lealtad, arrojo... 
–La lista, hecha en friso, abarcaría el reino de extremo a extremo, divino faraón –sintetizó Krisis–. Amón guarde tu modestia, que exhibes al mencionar apenas quince de los millones de virtudes que relucen en tu adorable persona. Sin dudas, no es algo de ti lo ingrato a los dioses. Me he tomado la libertad de indagar subrepticiamente a Eskuadris, el arquitecto real, en busca de otros indicios. 
–¿Has podido entenderle? –Kataforesis I hizo una mueca de fastidio. 
Krisis suspiró: 

–Sus explicaciones técnicas me fueron tan oscuras como lo serán por milenios nuestros jeroglíficos para los hombres que pueblan las tierras allende el mar donde el Nilo vuelca sus aguas. Los muchos años que Eskuadris porta en los huesos le nublan por momentos la razón. Suele mezclar su saber arquitectónico con ciertas veleidades médicas no atendidas en la juventud. Hace algún tiempo, pretendiendo aumentar la fuerza de los esclavos, les dio a beber una pócima hecha por él y ocasionó más bajas que el derrumbe de la pirámide.
Kataforesis I se enjugó la transpiración de la cara y dijo: 

–Aquí, mi fiel Krisis, se impone otra clase de búsqueda. Ya que el asunto involucra la actitud de los dioses, es en ellos en donde hay que hallar las respuestas.
Krisis vio venírsele encima una tarea compleja, por lo que intentó un desvío para las ansias del rey: 

–Sugiero a Astut, el gran sacerdote del Templo de Osiris, en aras de tan sensible empeño, divino faraón. –El sagaz Astut me parece tan fiable como las verdosas áspides que acechan en las arenas –confesó el monarca–. Mira este trono con ojos codiciosos. 
–Pero, divino faraón –objetó Krisis–, el acceso al trono siempre es dispuesto por el inmenso Horus cuando encarna en el elegido nonato. 
Kataforesis I retuvo el aire en una drástica inspiración, y luego fue expeliéndolo a dosis breves: 

Astut está encargándose de comunicar un pretendido nuevo decreto del inmenso Horus. En él figura un cambio en su régimen de encarnaciones. Ahora podría efectuarlas a cualquier altura de la vida del elegido. No necesito de mucha suspicacia para advertir cómo serviría ese argumento a los fines de deslegitimar mi permanencia y de justificar el eventual ascenso de Astut. Si yo recurriere a él para indagar las causas de los sabotajes divinos a mi frustrada pirámide, estaría dándole una herramienta adicional a sus ánimos conspirativos. 
Krisis, ya resignado a lo inevitable de su labor metafísica, cumplió con la rutina lamerona: 

Horus guarde tu deslumbradora inteligencia, divino faraón, y me dé suficiente energía en la misión que preveo.
–Mi fiel Krisis –sonrió el faraón–, no en vano eres el gran consejero y adivino de la corte. Nadie mejor que tú para realizar esta invalorable y ultrasecreta misión. Deberás emplear tus dones en averiguar con los dioses el motivo de sus disconformidades aniquiladoras de pirámides. 
Krisis no agregó ni un silbido a las palabras del faraón. Salió del ambiente real y se dispuso a dar comienzo a la compleja tarea. 

El radiante Amón voló muchísimas veces sobre el Alto Egipto, los cocodrilos del Nilo se bañaron en varias lunas llenas y las áspides reptaron largos trechos por las arenas del desierto. Al fin, el diligente gran consejero y adivino de la corte solicitó una audiencia con Kataforesis I. El monarca se sorprendió al ver maltrecho a Krisis.

–Divino faraón –explicó el súbdito–, en honor a tu índole, me pareció adecuado consultar en primer término con el inmenso Horus. Aunque tal vez por tu misma condición de encarnado suyo hubieras podido hacerlo tú directamente, usando un mero circuito introspectivo.
Kataforesis I carraspeó para aclarar su majestuosa voz: 

–Mis deberes de gobierno me sustraen de un contacto diario con mis esencias divinas. Amón le guarde por siglos al Alto Egipto el privilegio de tenerte como rey –subsanó Krisis para evitar escozores en el ego faraónico–. Por mi parte, guardaré de por vida la experiencia de haber llegado, en trance, al pie del trono de Horus. 
–Guiándome por el estado en que vienes –observó el faraón–, diría más bien que llegaste al pie de un zarzal. 
–Interrogué al inmenso Horus sobre las reiteradas catástrofes habidas en las erecciones de las pirámides –siguió explicando Krisis–, y dispuse los oídos para la egregia respuesta del dios, que me había escuchado atentamente. Pero, como tú sabes, divino Kataforesis I, Horus tiene cabeza de halcón, por lo cual estuvo un rato chillando y bisbiseando, sin que yo pudiera entender nada. Nuestras épocas no gozan de lo que en un lejano futuro se denominará “subtitulado”, maravilloso recurso que ha de acabar con los muros separadores de las lenguas. 
–Deja tus raras profecías a un lado y cuéntame qué sucedió luego –dijo, impaciente, el faraón. 
–Le rogué al inmenso Horus que me aclarase todo lo chillado y bisbiseado, y él volvió a chillar y bisbisear de igual modo incomprensible para mí –continuó el gran consejero y adivino de la corte–, lo que me llevó a otro ruego de aclaraciones, que originó otros chillidos y bisbiseos, hasta que, frente a mi tercer ruego, el inmenso Horus arremetió contra mi persona a inmensos picotazos, cuyas marcas puedes ver, divino faraón, y dio por finalizada la entrevista. 
Kataforesis I se agarró la cabeza con ambas manos (operación que le facilitó encubrir el alivio del peso de la corona en sus ruinosas vértebras cervicales): 

–¡Horus enojado! ¡Era lo único que me faltaba! Tal vez quite su esencia divina de mi cuerpo, dándole asidero a las afirmaciones de Astut, el gran sacerdote del templo de Osiris. ¿Es que tú, mi fiel Krisis, eres un agente encubierto de Astut? –¡Me fulminen los dioses antes de caer en ese oprobio! –exclamó Krisis, temiendo que finalizara la unión de su tronco y su cabeza–. En prueba de la férrea lealtad que me une a tu adorable persona, divina parte de Horus, te ruego humildemente autorización para reemprender ya mismo la búsqueda de la anhelada respuesta en las regiones ultrahumanas. 
–¡Urge que así sea! –Kataforesis I hizo un ademán que dio por tierra con báculos, adornos y cayados–. Pero te ordeno que emplees tanta energía en la indagación como en el cuidado por mantener la sutileza de los métodos. 
El fiel Krisis no aguardó ni que el monarca tomara aire tras concluir sus palabras; corriendo, fue a abocarse al periplo ultramundano que le faltaba. 

El radiante Amón voló otras muchas veces sobre el Alto Egipto, los cocodrilos del Nilo se bañaron en varias otras lunas llenas y las áspides reptaron otros largos trechos por las arenas del desierto. Como el gran consejero y adivino de la corte no daba señales de presentarse a rendir informes, Kataforesis I mandó buscarlo. No desdeñable fue su asombro cuando los enviados aparecieron con unas angarillas y depositaron a Krisis, lleno de golpes, heridas y fracturas, al pie del trono. Una vez a solas, el faraón se despojó de báculos, adornos y cayados; no pudo quitarse la corona, ya que un adelgazamiento general se la había hecho encastrar de modo permanente. Sosteniéndose la cabeza con ambas manos, logró preguntar:

–Mi fiel y destartalado Krisis, ¿qué averiguaste en la región de los inmortales?
El gran consejero y adivino de la corte hizo mover los carrillos en vano por un rato, hasta que se le oyeron algunas palabras: 

–Divino faraón, consulté con Anubis, el dios chacal; con Bastet, la diosa gata; con Kentamentiu, el dios lobo; con Knum, el dios carnero; con Sebek, el dios cocodrilo; y con Tot, el dios ibis. En todos los casos me ocurrió lo mismo que con Horus: escuché ladridos, maullidos, gruñidos, balidos y todo tipo de sonidos, excepto algo que me fuera inteligible. Rogué aclaraciones y recibí mordiscos, arañazos, patadas y cornadas. –¡Te ordené cuidado en mantener la sutileza de los métodos! –pretendió gritar Kataforesis I, pero un mayúsculo dolor en las vértebras cervicales redujo su voz a un gemido. 
–Divino faraón –susurró Krisis–, yo no tengo la culpa de que casi todos nuestros dioses sean medio bestias. Me parece que es hora de que adopten figuras más antropomórficas, o de que se molesten en buscar traductores. 
El faraón, en medio de un paulatino mareo, se inclinó, exhausto: 

–¿Eso es todo lo que pudiste recabar, mi fiel Krisis?
El gran consejero y adivino de la corte hizo otro largo agitar de maxilares, antes de ser de nuevo entendible: 

–Hay algo más, divino faraón. Cuando yo emergía ya del movido trance, pero sito aún entre las dos regiones, la de los inmortales y la nuestra, escuché una descomunal risa, llena de sarcasmo; vi un esbozo del rostro de Amón y el áureo dios habló. –¿Qué fue lo que dijo? –alcanzó a preguntar Kataforesis I, antes de caer trono abajo y quedar tendido junto a Krisis. 
–Dijo –el gran consejero y adivino de la corte se ahogaba– que dejemos de ser tan papanatas, ¡Que construyamos las pirámides con las puntas hacia arriba! 

Fotografía: Alex Bramwell
Diseño y Diagramación: Pachakamakin

9.28.2012

CHUANG-TZE: UN CONTRAVENENO. VIDA DE POETA

Por Octavio Paz



En 1957 hice algunas traducciones de breves textos de clásicos chinos. El formidable obstáculo de la lengua no me detuvo y, sin respeto por la filología, traduje del inglés y del francés. Me pareció que esos textos debían traducirse al español no sólo por su belleza construcciones a un tiempo geométricas y aéreas, fantasías templadas siempre por una sonrisa irónica- sino también para compartir el placer que había experimentado al leerlos. Los publiqué, ese mismo año, en México en la cultura, el suplemento literario de Novedades que dirigía Fernando Benítez. Más tarde reuní esos apólogos y cortos ensayos -algunos muy cerca de lo que llamamos “poema en prosa”- en Versiones y diversiones (1974), bajo un título adrede ambiguo: Trazos. Excluí únicamente los fragmentos de Chuang-Tze. Ahora los recojo. Creo que Chuang-Tze no sólo es un filósofo notable sino un gran poeta. Es el maestro de la paradoja y del humor, puentes colgantes entre el concepto y la iluminación sin palabras. Poco o nada se sabe de Chuang-Tze, salvo las anécdotas, discursos y ensayos que aparecen en su libro (que ostenta también el nombre de su autor). Chuang-Tze vivió a mediados del Siglo IV antes de Cristo, en una época de intensa actividad intelectual y de gran inestabilidad política.

Como en el caso de las repúblicas italianas del Renacimiento o de las ciudades griegas de la época clásica, las querellas que dividían a los príncipes y a los pequeños Estados corrían parejas con la fecundidad de los espíritus y con la originalidad y valentía de la especulación. A grandes males, grandes remedios. Un poco más tarde los Ch’n (249-206 AC C.) unificaron al país y fundaron el primer Imperio histórico. Desde entonces hasta la caída de la última dinastía en nuestro siglo, China vivió de las ideas inventadas en el período de los Reinos Combatientes. 

Durante dos milenios no hizo más que perfeccionarlas, podarlas, extenderlas o adaptarlas a las condiciones y circunstancias históricas. La filosofía, o mejor: la moral -y mejor aún: la políticade Confucio (Kung-Fu-Tzu) y sus grandes sucesores (Mo-Tzu o Mencio) fueron el fundamento de la vida social; sus principios regían lo mismo la vida de la Ciudad que la de la familia. Pero la ortodoxia confuciana no dejó de tener rivales; los más poderosos fueron el taoísmo y, más tarde, el budismo. Ambas tendencias predican la pasividad, la indiferencia frente al mundo, el olvido de los deberes sociales y familiares, la búsqueda de un estado de perfecta beatitud, la disolución del yo en una realidad indecible. 

A diferencia del budismo -corriente de fuera- el taoísmo no niega al yo ni a la persona; al contrario, los afirma ante el Estado, la familia y la sociedad. El taoísmo es un “disolvente”. No es extraño que los confucionistas lo viesen como una tendencia antisocial, enemiga de la sociedad y del Estado. En el taoísmo hay una persistente tonalidad anarquista. 

Los padres del taoísmo (Lao-Tze y Chuang- Tze) recuerdan a veces a los filósofos presocráticos; otras, a los cínicos, a los estoicos y a los escépticos. También, ya en la edad moderna, a Thoreau. Lejos de perderse en las especulaciones metafísicas del budismo, los taoístas no olvidan nunca al hombre concreto que, para ellos, es el “hombre natural”. 

Sus emblemas son el pedazo de madera sin tallar y el agua, que adquiere siempre la forma de la roca o del suelo que la contiene. El hombre natural es dúctil y blando como el agua; como ella, es transparente. Se le puede ver el fondo y en ese fondo todos pueden verse. El sabio es el rostro de todos los hombres. 

He dividido mi brevísima selección en tres secciones. La primera se refiere a la lógica y a la dialéctica. La crítica de Chuang-Tzu a las especulaciones intelectuales de los lógicos aparece en una serie de apólogos y cuentos en los que el humor se alía al raciocinio. Muchos entre ellos asumen la forma de un diálogo entre Hui-Tzu, el intelectual, y Chuang-Tze (o su maestro: Lao-Tze). 

Ante las sutilezas del dialéctico el sabio verdadero recurre, sonriente, al conocido método de reductio ad absurdum. En nuestra época erizada de filosofías y razonamientos cortantes y tajantes (preludio necesario de las atroces operaciones de cirugía social que hoy ejecutan los políticos, discípulos de los filósofos), nada más saludable que divulgar unos cuantos de estos diálogos llenos de buen sentido y sabiduría. Estas anécdotas nos enseñan a desconfiar de las quimeras de la razón y, sobre todo, a tener piedad de los hombres. La segunda sección está compuesta por fragmentos acerca de la moral. 

Con mayor encono aún que a los dialécticos y a los filósofos, Chuang-Tzu ataca a los moralistas. El arquetipo del moralista es Confucio. Su moral es la del equilibrio social; su fundamento es la autoridad de los seis libros clásicos, depositarios del saber de una mítica edad de oro en la que reinaban la virtud y la piedad filial. La virtud (jen) era concebida como un compuesto de benevolencia, rectitud y justicia, encarnación del culto al Emperador y a los antepasados. La acción del sabio, esencialmente política, consistía en preservar la herencia del pasado y, así, mantener el equilibrio social. 

Éste, a su vez, no era sino el reflejo del orden cósmico. Cosmología política. Nosotros, en lengua española, tenemos una palabra que quizá dé cierta idea del término chino: “hidalguía”. La hidalguía está fundada en la lealtad a ciertos principios tradicionales: fidelidad al señor, dignidad personal (el hidalgo es el rey de su casa) y la honra. Todo esto hace de la hidalguía una virtud social. Pero el hidalgo es un caballero; venera el pasado pero no ve en él un principio cósmico ni un orden fundado en el movimiento de la naturaleza. El discípulo de Confucio es un mandarín: un letrado, un funcionario y un padre de familia. 

El carácter utilitario y conservador de la filosofía de Confucio, su respeto supersticioso por los libros clásicos, su culto a la ley y, sobre todo, su moral hecha de premios y castigos, eran tendencias que no podían sino inspirar repugnancia a un filósofo-poeta como Chuang-Tze.

Su crítica a la moral fue también una crítica al Estado y a lo que comúnmente se llama bien y mal. Cuando los virtuosos -es decir: los filósofos, los que creen que saben lo que es bueno y lo que es malo-, toman el poder, instauran la tiranía más insoportable: la de los justos. 

El reino de los filósofos, nos dice Chuang-Tze, se transforma fatalmente en despotismo y terror. En nombre de la virtud se castiga; esos castigos son cada vez más crueles y abarcan a mayor número de 1 personas, porque la naturaleza humana -rebelde a todo sistema- no puede nunca conformar a la rigidez geométrica de los conceptos. Frente a esa sociedad de justos y criminales, de leyes y castigos, Chuang-Tze postula una comunidad de ermitaños y de gente sencilla. La sociedad ideal, para él, es una sociedad de sabios rústicos. En ella no hay gobierno ni tribunales ni técnica; nadie ha leído un libro; nadie quiere ganar más de lo necesario; nadie teme a la muerte porque nadie le pide nada a la vida. 

La ley del cielo, la ley natural, rige a los hombres como rige la ronda de las estaciones. Así, el arquetipo de los taoístas es el mismo de los confucianos: el orden cósmico, la naturaleza y sus cambios recurrentes. Sin embargo, lo mismo en el dominio de la política y la moral que en el de las ideas, su oposición es irreductible. La sociedad de Confucio, imperfecta como todo lo humano, se realizó y se convirtió en el ideario y el patrón ideal de un Imperio que duró dos mil años. La sociedad de Lao-Tze y de Chuang-Tze es irrealizable pero la crítica que los dos hacen a la civilización merece nuestra simpatía. 

Nuestra época ama el poder, adora el éxito, la fama, la eficacia, la utilidad y sacrifica todo a esos ídolos. Es consolador saber que, hace dos mil años, alguien predicaba lo contrario: la oscuridad, la inseguridad y la ignorancia, es decir, la sabiduría y no el conocimiento. En la tercera sección he procurado agrupar algunos textos sobre lo que podría llamarse el hombre perfecto. El sabio, el santo, es aquel que está en relación –en contacto, en el sentido directo del término- con los poderes naturales. El sabio obra milagros porque es un ser en estado natural y sólo la naturaleza es hacedora de milagros. Pero mejor será cederle la palabra a Chuang-Tze.




1. Sobre la sabiduría. 
2. La tortuga sagrada. 
3. Los cerrojos y los ladrones. 
4. Causalidad.

Por Chuang -ze
Traducción de Octavio Paz


SOBRE LA SABIDURÍA

Volver al punto de partida cansados de buscar en vano, ¿No deberíamos moler nuestras sutilezas en el Mortero Celeste, olvidar nuestras disquisiciones sobre la eternidad y vivir en paz los días que nos quedan? ¿Y qué quiere decir moler nuestras sutilezas en el Mortero Divino? Aniquilar las diferencias entre ser y no ser, entre esto y aquello. Olvido, olvido... ser y no ser, esto y aquello, son partículas desprendidas del infinito y volverán a fundirse en el infinito. 



LA TORTUGA SAGRADA 

Chuang-Tze paseaba por las orillas del río Pu. El rey de Chou envió a dos altos funcionarios con la misión de proponerle el cargo de Primer Ministro. La caña entre las manos y los ojos fijos en el sedal, Chuang-Tzu respondió: 
“Me han dicho que en Chou veneran una tortuga sagrada, que murió hace tres mil años. Los reyes conservan sus restos en el altar familiar, en una caja cubierta con un paño. Si el día que pescaron a la tortuga le hubiesen dado la posibilidad de elegir entre morir y ver sus huesos adorados por siglos o seguir viviendo con la cola enterrada en el lodo, ¿Qué habría escogido?”
Los funcionarios repusieron: “Vivir con la cola en el lodo”. “Pues ésa es mi respuesta: prefiero que me dejen aquí, con la cola en el lodo, pero vivo”. 


LOS CERROJOS Y LOS LADRONES 

Para protegernos de los malhechores que abren las arcas, escudriñan los cajones y hacen saltar las cerraduras de los cofres, la gente acostumbra reforzar con toda clase de nudos y cerrojos los muebles que guardan sus bienes. El mundo aprueba estas precauciones, que le parecen muestra de cordura. Pero de pronto se presentan unos ladrones. Si lo son realmente, en un abrir y cerrar de ojos desatarán los nudos, abrirán los cerrojos y, si es necesario, cargarán con las cajas sirviéndose para ello de las cuerdas y nudos de que están provistas. En verdad, los propietarios ahorran a los ladrones el trabajo de empacar los objetos. No es exagerado afirmar que todo lo que llamamos “cordura” no es sino “empacar para los ladrones”. Y lo que llamamos “virtud”, acumular botines para los malhechores. ¿Por qué digo esto? A lo largo y a lo ancho del país de Chi (un territorio tan poblado que el mero cacareo de los gallos y el ladrido de los perros en un pueblo se oye en el de junto), entre pescadores, campesinos, cazadores y artesanos, en santuarios y cementerios, prefecturas y palacios, en ciudades, poblados, distritos, barrios, calles y casas particulares... en fin, en todo el reino, veneradas por todos sus habitantes, imperaban las leyes de los Reyes Antiguos. Sin embargo, en menos de veinticuatro horas Tien-Ch’eng Tzu asesinó al príncipe de Chi y se apoderó de su reino. Y no sólo de su reino, sino también de las leyes y artes de gobierno de los sabios de antaño, que habían inspirado a los soberanos legítimos de Chi. Es verdad que la historia llama a Tien-Ch’eng Tze usurpador y asesino; pero mientras vivió fue respetado como el virtuoso Tsen y el benévolo Shun. Los pequeños reinos no se atrevieron a criticarlo, ni los grandes a castigarlo. Durante doce generaciones sus descendientes conservaron entre sus manos la tierra de Chi... 


CAUSALIDAD 

La Penumbra le dijo a la Sombra: “A ratos te mueves, otros te quedas quieta. Una vez te acuestas, otra te levantas. ¿Por qué eres tan cambiante?”. “Dependo”, dijo la sombra, “de algo que me lleva de aquí para allá. Y ese algo a su vez depende de otro algo que lo obliga a moverse o a quedarse inmóvil. Como los anillos de la serpiente, o las alas del pájaro, que no se arrastran ni vuelan por voluntad Propia, así yo. ¿Cómo quieres que responda a tu pregunta?”. 




8.24.2012

EL LENGUAJE DE LOS DIOSES [3/5]


Por Alexis Astúa






INTOXICACION INFORMATIVA, 
ENCUBRIMIENTO Y DESPRESTIGIO 

La primera ola de entusiastas de Círculos de las Cosechas comenzaron a visitar Wiltshire en multitudes, hasta que un Elemento del todo humano se añadió al Fenómeno –los bromistas. En la cima de interés mediático en 1990, la BBC y la Nippon TV patrocinaron una Vigilia de 24 horas en Bratton Castle, Wiltshire, bajo el nombre de Operación Mirlo, para intentar filmar el momento de la Formación de un Círculo de la Cosecha. 

El Proyecto se programó para que durara Tres Semanas utilizando una vigilancia constante de veinticuatro horas, una cobertura mediática masiva y una considerable presencia Militar-Gubernamental con Equipamiento Infrarrojo de Visión Nocturna y Radar. Sorprendentemente, se descubrió un Círculo de la Cosecha apenas en el segundo día. 

Colin Andrews, para entonces la Principal Autoridad en Círculos de las Cosechas, fue contactado urgentemente para una declaración, pero cometió el grave error de proclamar el suceso de ‘gran importancia’ antes de que él y Pat Delgado hubieran incluso visitado la Formación. Era un engaño, y uno terrible –con un siniestro Tablero de Juego Oculto y Símbolos del Zodíaco ordinarios dentro.

Para mediodía, Andrews se había convertido en el hazmerreír nacional, se llevó a que el público asociara los Círculos de las Cosechas con bromas de chiflados, y surgió la seria pregunta: 
¿Por qué el gobierno y los medios de comunicación invirtieron tanto dinero en desmontar un misterio tan inocente? 
En el día 10 de la Vigilia, Andrews afirma que un Círculo Auténtico fue descubierto, pero un aviso (que permite al Gobierno Británico prohibir todo Reportaje Periodístico) fue instaurado en las Cámaras de TV durante las siguientes cuatro horas, y las Autoridades luego entregaron a Andrews una cinta blanca del metraje. Ahora surge una Pregunta Adicional: ¿Entonces qué intentaba ocultar el Gobierno?

Dos ingleses de edad avanzada, vecinos de Southampton, frecuentadores de pubs y con un sentido del humor innegable. Sus nombres: Dave Chorley y Doug Bowen, mundialmente conocidos como Dave y Doug, como si se tratara de una antigua pareja de comediantes de vodevil, irrumpieron en el Mundo de los Círculos de Maíz inesperadamente, alegando haber falsificado los Primeros Círculos de Maíz en 1975 inspirados -como no- en los misterioso nidos de OVNIs en Tully, Queensland -Norte de Australia- lugar en el que había residido Doug Bowen durante la década de los ’60. 

Una noche, compartiendo cervezas en un pub, Bowen le dijo a su amigo que no sería mala idea hacer un Círculo parecido a los "nidos" australianos para ver la reacción de la Comunidad Ufológica. Valiéndose de una barra de hierro y un instrumento diseñado especialmente por ellos, bautizado "el aplastatallos" (una tabla de madera atado a una cuerda), Doug y Dave se lanzaron a la Tarea de Fabricar los famosos Agroglifos. Pero se toparon con el problema de que la Prensa Británica no parecía estar interesada en lo más mínimo en sus Logros. 


Dave Bowen y Doug Chorley

No sería hasta casi seis años después, según ellos, que estando a punto de desistir en su empeño, los medios hicieron eco del "Triple Círculo" de Cheesefoot Head. Entusiasmados, los dos amigos siguieron sus actividades con aún más ahínco y en el mayor de los secretos, aunque uno de ellos Bowen- se vio obligado a confesar la naturaleza de sus actividades a su mujer, quien sospechaba que sus actividades nocturnas tenían que ver más con la infidelidad que con el ingenio. 

En breve, mientras que los dos amigos se desternillaban de risa al ver las reacciones que producían sus Círculos entre los ufólogos ingleses y los "cereólogos", se dieron cuenta de que habían surgido otras Formaciones en el Maíz que no eran de su Autoría, pero que tampoco llevaban la Firma de los Extraterrestres, Bowen y Chorley habían dado luz a una serie de Grupos Falsificadores de Círculos que adoptaban nombres jocosos como La pandilla de Bill Bailey, Circlemaker4 y otros.

Entre los Nuevos Falsificadores se encontraba un joven periodista estadounidense, Jim Schnabel, quien acabaría por documentar sus vivencias en el Libro titulado Round in Circles, que describe no sólo la manera de falsificar Círculos -hasta los más Complejos- sino las reacciones francamente paranoicas de los Integrantes de la Cereología: estos últimos opinaban que Doug y Dave no eran más que "tontos útiles" utilizados por los Servicios de Inteligencia para restarle Prestigio al Fenómeno de los Agroglifos. 

También afirmaban que los Periódicos que reproducían las Fotos de los Círculos estaban vinculados al Gobierno, que uno de los Granjeros afectados por las Formaciones compartía el mismo Apellido que el director del Periódico quien había realizado "labores de defensa para el Gobierno", o que un Periodista que postulaba un acercamiento escéptico a los Círculos de Maíz era nieto de un Ministro del Gobierno de la ex-Primer Ministro Thatcher:
"Demasiado cerca del gobierno como para no ser espía"
Escribe Schnabel. Ni decir tiene que las declaraciones del joven Periodista cosecharon poca simpatía entre los Cereólogos: Schnabel pasó a formar parte del bando de los malos y espías que intentaban suprimir "la verdad" de los Círculos. Pero existían Argumentos más racionales para contradecir la afirmación de que todos los Círculos de Maíz eran fraudulentos: Bowen y Chorley no podían adjudicarse, por ejemplo, el enorme Agroglifo de Saskatchewan de 1974, y menos los ocurridos en otras partes del mundo, especialmente cuando algunos de los Círculos canadienses en 1991 y 1992 se formaron durante las noches en que los dos bromistas ingleses creaban sus propias Formaciones en los Campos de Wiltshire.


Crop realizado por circle makers

También se da el caso de que los Círculos Fraudulentos no presentan los Cambios a Nivel Celular detectados en EUA, Canadá y el Reino Unido, y mucho menos las Diferencias Magnéticas y Radiactivas Tampoco explicaron cómo pudieron estar en varios lugares a la vez, creando Círculos de las Cosechas en todo el Mundo, y cómo su sencillo método de tablas también podía funcionar sobre Césped, Ortigas, Cultivos Invernales como la Remolacha o la Col rizada, bajo el Agua en los Arrozales como sucedió en Japón, e incluso en las hojas de los Arboles, o sobre la fina capa de Hielo de un lago, y a 3.900 metros de altura en las montañas nevadas de Afganistán. 

Para la mayor parte del Público que seguía la Historia fue el final de una broma realizada por Agricultores borrachos, pero para aquellos que continuaron creando las Formaciones cada vez Más Complejas, apenas si fue el Comienzo. Dave Chorley falleció a fines de los ’90, y una nueva generación de "artesanos del maíz" ha surgido para proseguir la labor de crear Círculos en los Campos ingleses todos los Veranos. 

Sus actividades han sido documentadas por los camarógrafos de una variedad de Programas de Televisión, aunque las Formaciones creadas por estos Grupos no exhibe la Perfección de los Círculos Elaborados por Fuerzas Desconocidas hasta el momento y se nota con una simple mirada su falsificacion.

Un tal John Wheyleigh, en el Condado de Oliver ’s Castle, había logrado con su Videocámara lo que nadie antes: filmó dos Esferas Luminosas sobrevolando un Campo mientras iba formándose un Círculo o Figura. El sensacional video sólo duraba 24 segundos. Pero esos instantes valían oro: eran el "eslabón perdido" que conectaba a los OVNIs con la Creación de los Crop Circles. 

Invitado a presenciar el film en un bar, Colin Andrews se lo compró de inmediato. El film dió la vuelta al mundo. Varios Expertos, entre ellos los Técnicos en Computación Gráfica Paul Vigay y Peter Sorensen, presentaron persuasivos Argumentos para pensar en un engaño. Las evidencias definitivas llegaron en julio de 1997, cuando el investigador Lee Winterson reveló que el tal "Wheyleigh" era el seudónimo de John Wabe, un Experto en Animación Digital del Estudio de post-producción First Cup de Bristol, Inglaterra. 

Según el Investigador Massimo Polidoro, Winterson:
"Con la colaboración de la TV japonesa (...) le hizo confesar a Wabe que el film era efectivamente un fraude que él mismo había organizado en vistas a realizar un Programa Televisivo para el Discovery Channel". 
La demostración fue tan diáfana que el propio Andrews quedó convencido de que le habían vendido gato por liebre.




Sin embargo la veracidad del video permanece en el limbo, debido a que otros Investigadores como el Asesor y Experto en Computación Jim Delatosso afirman tras haber Analizado los cuadros de la Película minuciosamente que:
“Existe la posibilidad de que el video sea verdadero y no se encuentran rastros de digitalización en el mismo”. 
La Figura que Forman las Esferas en el Film, realmente apareció formada esa mañana de 1996, aunque luego fue desestimada por el propio Andrews. Otro dato aparecido algunos meses después es que aparentemente el video había sido re-codificado para Formato de Televisión normal para efectos de estudio, esto es NTSC (existen 2 Formatos utilizados mayormente que son PAL-Europa y NTSC–América). Al Recodificar el Film al Formato PAL con menos cuadros por segundo, se vislumbra en la parte posterior de la filmación un aparente OVNI del cual salen o se relacionan las Esferas que forman el Agroglifo ocultándose tras unos arbustos:
“Si esto fue digitalizado hicieron un excelente trabajo”, en las palabras de Jim Delatosso.
Asi se podría pensar que el tal John estaría mintiendo al decir que mintió, y el video sería real, sin embargo, como muchas “pruebas” el video permanece en la duda y al criterio de cada cual, aunque oficialmente fuera desestimado. Más sobre la Investigación del video en: http://www.nhne.com/newsflashes/infolivercastle.html 

El hecho de que este video haya sido un posible montaje o fraude, no ha sido excusa para que otros apasionados a los Crop Circles no hayan captado con sus Cámaras de Video sendas filmaciones reales de la relación directa entre estas figuras y las Esferas de Luz que se han visto tanto merodeando el lugar de la Formación, como la toma lograda en Wiltshire en 1990, por el Investigador Steve Alexander de una Esfera Metálica a plena luz del dia “explorando” una de las Formaciones a escasos metros de la misma y suspendida en el aire, el conductor de un tractor de la zona Liam Beassant confirmó el avistamiento. 

Otro Fabuloso Caso es el de Avebury, tomado por un hombre de Apellido Fletcher, donde la esfera pasa por encima de las personas que están en ese momento en la Formación conocida como “la de los Delfines”. También apoyan estas presencias Fotografias logradas de forma fortuita de estas Esferas, por Turistas que asisten a observar o estudiar las Formaciones además de los cientos de Testimonios desde la década de los 70s hasta el presente.


Steve Alexander

Muchos especulan respecto a estas Esferas aseverando que son las famosas Bolas de Plasma a las que se refieren los Investigadores, pero queda descartado debido al comportamiento “inteligente” que presentan las Esferas y al Aspecto Metálico que lucen en las Filmaciones y Fotografías. Incluso existe un video comercializado por una firma productora aparentemente tomado de forma fortuita, donde interactúan una de estas Esferas y un Helicóptero Militar del Gobierno Británico encima de uno de los Agrogramas, naturalmente el Gobierno Británico desde el principio negó cualquier presencia militar en la zona, sin embargo se hace sospechoso que después dijera que:
“El helicóptero realizaba maniobras militares de ensayo”. 
Este Episodio hace recordar a los foofighters de la Segunda Guerra Mundial, que eran pequeñas Esferas Metalicas reportadas por los Pilotos que rodeaban los Aviones aparentemente de Forma Inteligente y en cierta actitud de “observación”.

En un largo Reportaje que le concedió al Periodista John Rey -que Rey luego publicaría en su libro Secreto Cósmico Superior-La Agenda Oculta-, Colin Andrews declaró que la CIA se había involucrado en la Investigación de los Círculos... siendo él mismo invitado a formar parte del Programa. 
"En Junio o Julio de 1989 -reveló- se me acercó un hombre que dijo trabajar para la CIA, a quien le habían asignado ‘traerme un plan’; para ser más exactos, me dijo; ‘cómpreme un plan’". 
Vacilante, Andrews quiso ver sus Credenciales.
"¿Usted cree que un agente de la CIA llevaría identificación?", sonrió. 

El presunto Agente le anticipó que sus colegas Cereólogos iban a ser ‘eliminados’ gradualmente del Programa. 
"Y así fue -sigue Andrews-. (Eso es lo que) han conseguido con cada nombre que mencionó esa noche. Todo lo que él dijo que sucedería, ha sucedido". 
Andrews atribuyó la Salida de Escena de Terence Meaden y Pat Delgado a "la ejecución de ese plan»... que consistía en: 
"Promoverlos y luego defenestrarlos". 
Le dijo a Rey que este Misterioso Personaje lo acribilló a Preguntas, le planteó insinuaciones conspirativas y deslizó veladas amenazas...




Al mismo tiempo, este Personaje detentaba una curiosa relación con Productoras de Televisión como la BBC. La profusión de detalles contradictorios -que para cualquiera volvería sospechosa su alegada identidad- para Colin eran indicios de que:
"Era lo que probablemente diría un agente de la inteligencia". 
Meaden y Delgado -durante años Estrellas Catódicas de los Crop Circles- ya habían comenzado a batirse en retirada desde 1991, cuando Bowen y Chorley confesaron su "engaño artístico". Para algunos, el repliegue de Meaden tuvo que ver con cierta sensación de bochorno. Andrews hace otra interpretación. 
"Meaden nunca dejaba de salir en los Periódicos (...) Esto es exactamente lo que (el presunto hombre de la CIA) me dijo que sucedería. Pero ¿Dónde está ahora Meaden? ¿Quién sabe algo acerca de sus útimas ideas? Respuesta: nadie. Porque, probablemente, su Etapa concluyó y fue expulsado." 
El "programa de la CIA", según este conspirador, iba a cumplirse en Dos Fases. La Primera, potenciaría la Difusión de la realidad del Fenómeno; la Segunda, la desacreditaría bruscamente, utilizando para ello a sus ex-colegas, antiguos Promotores devenidos en desertores o -peor aún- en detractores.

Nada de esto sería importante sino fuera porque Andrews se asustó cuando este Personaje que pretendía mostrarle las "Cartas del Juego" lo invitó a él mismo a formar parte del Plan. Un cierto alejamiento de Andrews del "Centro del Círculo" llevó a que algunos anunciaran que el Programa que el propio Andrews había denunciado había llegado a su fin. 

Colin ahora también era parte del Juego... Y así, un Nuevo Círculo, acaso el más misterioso de todos, comenzaba a cerrarse. 
"Conocí a Colin personalmente y estoy seguro de que el Plan que él mismo se encargó de describir se ha ejecutado totalmente. Colin Andrews ahora no podría decir la verdad sobre el origen ET de los Círculos de Cosecha incluso cuando lo deseara. Si lo hiciera, probablemente tendría la más corta esperanza de vida que cualquier persona sobre la Tierra...»
Escribió Michael Irving, del Sitio Rumor Mill News, el 19 de Julio de 2002. Irving está convencido de que Andrews es el último "pez" de la CIA. Y, para demostrarlo, publicó los entretelones de un temible expediente...




Si las cosas estaban tan claras, ¿Qué sucedía, entonces, con el propio Andrews? Eso, precisamente, fue lo que le preguntó Rey: 
"El hombre de la CIA -repuso- valoraba mi afinidad con el Público: ‘La gente se identifica con usted’, me dijo".
Por entonces, el Ufólogo británico aparecía continuamente en los Medios. 
"(Este personaje) me dijo que yo debía seguir siendo el mismo Colin de siempre, investigar el Fenómeno... y que, en breve, me iban a pedir una Entrevista que recibiría una Cobertura Máxima, saturada, en los Medios. Durante esa Entrevista, yo debía hacer alguna Declaración, sólo una Declaración. Querían que hiciera Público que el Fenómeno de los Círculos eran una broma... que él (el de la CIA) me iba a demostrar cómo y qué decir. Para esto, me ofrecieron una Cuenta Bancaria en Suiza, en la cual habría tanto dinero que no volvería a necesitar pensar en el dinero nunca más..." 
Lo cierto es que Andrews, Delgado y Meaden, los Cereólogos Más Famosos del Mundo, acabaron desapareciendo del Firmamento Mediático: el Espacio que antes ocupaban comenzó a ser ocupado por otros, con Discursos más Prudentes o "científicos". Meaden y Delgado desertaron hace más de una década, tras la confesión de los primeros "Circlemakers". Y Andrews habría dimitido en 2002, no sin antes denunciar la existencia de este "plan de la CIA". 


Diseño|Arte|Diagramación: Pachakamakin
Portada: Lucy Pringle