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4.22.2013

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Por Jean Baudrillard







Video, pantalla Interactiva, multimedia, Internet, realidad virtual: la Interactividad nos amenaza por todos lados. Lo que estaba separado se ha confundido en todas partes, y en todas partes se ha abolido la distancia: entre los sexos, entre los Polos Opuestos, entre el Escenario y la Sala, entre los Protagonistas y la Acción, entre el Sujeto y el Objeto, entre Lo Real y su Doble. Y esta confusión de los términos, esta colisión de los Polos hacen que en ningún sitio exista ya un juicio de valor posible: ni en Arte, ni en la Moral, ni en Política. 

Mediante la abolición de la distancia, del pathos de la distancia, todo se vuelve indeterminable. Incluso en el ámbito físico: la excesiva proximidad del Receptor y de la Fuente de Emisión crea un Efecto Larsen que interfiere en las Ondas. 

La excesiva proximidad del Acontecimiento y de su difusión en Tiempo Real crea una indeterminabilidad, una virtualidad del Acontecimiento que le quita su dimensión histórica y lo sustrae a la Memoria. Que las Tecnologías de Lo Virtual produzcan lo indeterminable, o que sea nuestro Universo indeterminable el que suscita a su vez esas Tecnologías, incluso esto es indeterminable.

Y todo esto se consolida dondequiera que opere esta promiscuidad, esta colisión de los Polos.


Incluso en el reality show, donde se asiste, en la emisión en directo, en el acting televisivo inmediato, a la confusión de la existencia y de su doble. Ya no hay separación, ni vacío, ni ausencia: uno entra en la pantalla, en la Imagen Virtual sin obstáculo. Uno entra en su propia vida como en una Pantalla. Uno enfila su propia vida como una combinación digital.

A diferencia de la Fotografía, del Cine y de la Pintura, donde hay un Escenario y una Mirada, tanto la Imagen Video como la pantalla del Ordenador inducen una especie de inmersión, de relación umbilical, de interacción "táctil", como decía ya Marshall McLuhan de la Televisión. 


Inmersión celular, corpuscular: uno penetra en la sustancia fluida de la Imagen para modificarla eventualmente, del mismo modo que la Ciencia se infiltra en el Genoma, en el Código Genético, para transformar desde ahí al Cuerpo mismo. Uno se mueve como quiere y hace lo que quiere con la Imagen Interactiva, pero la inmersión es el precio de esta disponibilidad infinita, de esta Combinatoria Abierta. 

Lo mismo ocurre con el Texto, con cualquier Texto "Virtual". Aquello se trabaja como una Imagen de Síntesis, lo que no tiene ya nada que ver con la Trascendencia de la Mirada o de la Escritura. Ahora bien, es en la separación estricta del Texto y de la Pantalla, del Texto y de la Imagen, donde la Escritura es una Actividad de pleno derecho, nunca una interacción.

Del mismo modo, sólo en la separación estricta del Escenario y de la Sala el Espectador es un Actor de pleno derecho. Pero resulta que todo concurre hoy en día a la abolición de esta fractura: la inmersión del Espectador se vuelve algo fácil, interactivo. ¿Apogeo o fin del Espectador? Cuando todos se vuelven Actores ya no hay Acción ni Escenario. Fin de la Ilusión Estética.


Las Máquinas sólo producen Máquinas. Eso es cada vez más cierto a medida que se van perfeccionando las Tecnologías Virtuales. A cierto Nivel de Maquinización, de inmersión en la Maquinaria Virtual, deja de haber distinción Hombre/Máquina: la Máquina está en los dos lados del interfaz. 


Quizá ya sólo seamos su propio Espacio, el Hombre convertido en la Realidad Virtual de la Máquina, su Operador en Espejo. Eso guarda relación con la esencia misma de la Pantalla. No existe un Más Allá de la Pantalla como existe un Más Allá del Espejo. Las Dimensiones del Tiempo mismo se confunden allí en el Tiempo Real. 

Y como la característica de cualquier superficie virtual es, ante todo, estar allí Vacía y, por tanto, poder ser Llenada por lo que sea, de nosotros depende entrar en Tiempo Real, en Interactividad con el Vacío.

Paralelamente, todo lo que es producido por el medium de la Máquina es una Máquina. Los Textos, Imágenes, Películas, Discursos y Programas surgidos del Ordenador son Productos Maquínicos y tienen esas características: artificiaImente expandidos, potenciados por la Máquina, las Películas desbordantes de Efectos Especiales, los Textos que se hacen largos, repletos de redundancias debidas a la maligna voluntad de la Máquina de funcionar a cualquier precio (es su pasión) y a la fascinación del Operador por esta posibilidad limitada de funcionamiento. 


De ahí el carácter pesado, en las Películas, de toda esa violencia y esa sexualidad pornografiada, que sólo son Efectos Especiales de violencia y de sexo, ni siquiera fantasmados por seres humanos, pura violencia maquínica que ya no nos afecta. De ahí todos esos Textos que parecen obra de Agentes Virtuales "inteligentes", cuyo único gesto es el de la Programación, mientras que el resto se desarrolla según criterios automáticos. 

Nada que ver, por cierto, con la Escritura Automática, que jugaba al choque frontal mágico de las Palabras y los Conceptos, mientras que aquí se trata sólo del automatismo de la Programación, de la declinación automática de todas las posibilidades. Por delante el design maquínico del cuerpo, del Texto, de la Imagen. 

Eso se llama la Cibernética: dar Ordenes a la Imagen, al Texto, al Cuerpo, desde el interior en cierto modo, desde la Matriz, jugando con el Código o las Modalidades Genéticas. 

Es, además, este Fantasma de performance ideal del Texto o de la Imagen ‑esta posibilidad de corregir sin fin‑ lo que provoca en el "creador" ese vértigo de Interactividad con su propio Objeto, a la vez cae el vértigo ansioso de no haber ido hasta los Límites Tecnológicos de sus Posibilidades. De hecho, es la Máquina -Virtual- la que nos habla, es ella la que nos piensa.

Pero ¿Existe realmente la posibilidad de Descubrir Algo en el Ciberespacio? Internet no hace más que simular un Espacio Mental Libre, un Espacio de Libertad y Descubrimiento. De hecho, solo ofrece un Espacio desmultiplicado, aunque convencional, donde el Operador interactúa con Elementos conocidos, Sitios establecidos, Códigos instituidos. 


Más Allá de esos parámetros de investigación no existe nada. Cualquier Pregunta es asignada a una Respuesta anticipada. Uno es el interrogador automático al mismo tiempo que el contestador automático de la Máquina. 

A la vez Codificador y Descodificador, de hecho nuestro propio Terminal, nuestro propio Corresponsal. Es eso el extasis de la Comunicación. Ya no hay otro enfrente, ni tampoco destino final. El Sistema gira así sin fin y sin finalidad. 

Y su única posibilidad es la de una reproducción y de una involución al Infinito. De ahí el confortable vértigo de esa Interacción electrónica e informática, similar al de una droga. Uno puede pasarse toda la vida en ella, sin discontinuidad. La droga misma no es más que el ejemplo perfecto de una interactividad enloquecida en un circuito cerrado.

Para domesticarnos se nos dice: el Ordenador no es sino una máquina de escribir, sólo que más práctica y compleja. Lo cual es falso. La máquina de escribir es un objeto perfectamente exterior. La página flota al aire libre y yo también. Tengo una relación física con la Escritura. 
Toco con los ojos la página en blanco o la página escrita, cosa que no puedo hacer con la Pantalla. El Ordenador es, en cambio, una verdadera prótesis. 

Yo mantengo con él una relación no sólo Interactiva, sino también Táctil e Intersensorial. Yo mismo me convierto en un Ectoplasma de la Pantalla. De ahí provienen, sin duda, de esa incubación de la Imagen Virtual y del Cerebro, las insuficiencias que afectan a los Ordenadores y que son como los lapsus de nuestro propio Cuerpo.

En cambio, el hecho de que la Identidad sea la de la Red y nunca la de los Individuos, el hecho de que la prioridad se dé a la Red más que a los Protagonistas de la Red, conlleva la posibilidad de disimularse en Ella, de desaparecer en el Espacio impalpable de Lo Virtual y no estar ya localizable en ningún lugar, ni siquiera para Uno Mismo, lo cual resuelve todos los problemas de identidad, sin contar los problemas de alteridad. 


Así, la atracción de todas estas Máquinas Virtuales se debe sin duda menos a la sed de Información y de Conocimiento, e incluso a la de Contacto, que al deseo de desaparecer y a la posibilidad de disolverse en una operabilidad fantasmal. Forma planeante que hace las veces de felicidad, de una evidencia de felicidad por el hecho mismo de que ya no tiene razón de ser.

La Virtualidad sólo se aproxima a la felicidad porque retira subrepticiamente cualquier referencia a las Cosas. Nos da todo, pero de manera sutil nos escamotea al mismo tiempo Todo. El sujeto se realiza en ella perfectamente, pero cuando el sujeto está perfectamente realizado, se convierte de forma automática en Objeto y cunde el pánico.





Diseño|Arte|Diagramación: Pachakamakin
Portada: Pachakamakin

3.01.2013

ESCUELAS EN EL SIGLO XXI

Por Mónica Beltran
Sus Artículos en ADN CreadoreS






Esta semana, en pleno verano, 11 millones de chicos acalorados volverán a colocarse el uniforme o el guardapolvo blanco para ingresar a aulas repletas de computadoras, pizarras electrónicas y hasta cámaras de televisión, elementos que se enmarcan en una política pública cada vez más orientada a lograr la inclusión digital de los estudiantes. Pero en las Escuelas siguen sin resolverse los interrogantes de siempre. ¿Cómo se hace para que los alumnos aprendan? ¿Cómo se logra que estén concentrados y valoren el Conocimiento como un bien que les resultará una Herramienta fundamental en la vida adulta? 

Los Avances Tecnológicos entraron en la Escuela para quedarse y abrieron de par en par las puertas del otrora Templo del Saber. La información rápida y no siempre confiable de lo que pasa en el mundo puebla la cabeza de los estudiantes, pero ese cambio, lejos de solucionar los problemas del Aprendizaje, creó nuevos interrogantes.

La Escuela Tradicional, con sus tiempos claramente establecidos; la hora de ingreso, el acto de izar la bandera, el timbre para el recreo, se lleva mal con la flexibilidad de las Nuevas Tecnologías. Hay Maestros que terminan pidiendo a sus Alumnos que no traigan más la Netbook a clase porque se frustran intentando que los chicos les presten atención.

Los tiempos del Aula y los de la Vida Cotidiana parecen estar divorciados y no tener puntos de encuentro. 
“El marcapasos social no está más hegemonizado por la formación del ciudadano. Todas las instituciones están en crisis: la escuela y la familia. Hoy los tiempos que valen son los del consumo. Los chicos están formándose, pero no como ciudadanos, sino como consumidores. Las Nuevas Tecnologías se adaptan a los niños, que las usan con naturalidad. Para no son Herramientas, sino su Cultura. Todo fluye, no hay fronteras, y el horario y las reglas de la Escuela representan una frontera”, opina el psiquiatra infantil Juan Vasen.
La Profesora de Psicología y Ciencias de la Educación, Analía Segal, puntualiza que la Escuela históricamente tuvo problemas con el afuera y el adentro. 
“Antes de que llegaran las Netbooks el Tema era el celular. Los tiempos de la Escuela no son los de la red. Hay que sostener la diferencia. Con estas políticas de inclusión digital, sanamente, se obliga a los docentes a preguntarse cuál es esa diferencia entre la Escuela y el Afuera”.
Para la especialista en didáctica y Coordinadora de Calidad Académica de la UADE, María Laura Barsabe, la Escuela: 
“Sigue siendo la principal Agencia de Transmisión Cultural”. Lo que el uso intensivo de Medios Digitales genera son “nuevas demandas y posibilidades en tres aspectos: en los modos de aprender, lo que se enseña y cómo se enseña”. “Dado que la mente humana funciona a partir de Herramientas Externas en las que se apoya para operar, el uso de Recursos Digitales desde una edad cada vez más temprana da lugar a nuevos modos de conocer y Habilidades Cognitivas que la Escuela no puede ignorar. Su uso intensivo en la Vida Cotidiana obliga a incorporar el manejo de estos Lenguajes como parte de la experiencia formativa. Las tics impactan en el Currículum, no sólo generando nuevos Contenidos, sino redefiniendo la Enseñanza”, dice.
“El problema no es la cantidad de tiempo que el Alumno está en el Aula sino lo que se hace con él, apunta Barsabe. “La Atención nunca es constante, fluctúa. Por ello, el trabajo en el Aula requiere Variaciones de actividad y formatos dentro de un segmento de tiempo, en mayor medida cuanto más pequeños son los niños”.
¿Qué significa estar concentrado? “Es impensable que un chico pueda estar 120 minutos concentrado y luego tener sólo cinco de recreo. Ni siquiera los adultos podemos estar ciento por ciento focalizados en una sola actividad tanto tiempo”, apunta Vasen. En Capital, el año pasado la mayoría de las Escuelas Primarias empezaron a trabajar con módulos horarios más extensos y sólo dos recreos en la jornada simple de cuatro horas.
“El horario fijo para todos los Grupos Escolares y para cada día responde a razones organizativas, desde el punto de vista didáctico un uso más flexible del Tiempo permitiría dar una mejor respuesta a las necesidades de la Enseñanza y el Aprendizaje”, señala Barsabe.
Desde la Universidad Pedagógica (UNIPE) Fernando Bordignon, director del Laboratorio de Medios, opina que:
“Estamos inmersos en una Revolución y, como somos parte de ella, no nos damos cuenta de lo que pasa alrededor”. A la UNIPE asisten 2.350 Docentes bonaerenses en actividad, que buscan Formarse y Actualizarse. El año pasado se entrevistó a 700 Docentes sobre los usos de las Netbooks en el Aula. “Si bien todos recibieron las Netbooks con alegría, hay críticas por el tiempo que le lleva al Profesor incorporar esto en el Aula. La Formación de los Docentes tiene que salir de una Etapa Instrumental y pasar a una de reflexión y comprensión sobre cómo cambió la sociedad en los últimos treinta años”, precisa Bordignon.
Para su colega Rosa Cicala, especialista en Enseñanza de las Ciencias, hay investigaciones sobre la integración de las tics en Enseñanza de la Matemática que concluyen que el freno mayor de los Docentes es cómo gestionar el Tiempo. 
“Al integrar las Computadoras en la clase de Matemática los Profesores perciben que no pueden controlar el Tiempo Didáctico. Un Profesor puede anticipar cómo organizará una Clase Tradicional, realizando una distribución temporal del Conocimiento que desea enseñar, pero no ocurre lo mismo al desarrollar Actividades que no formaron parte de su vida de Estudiante ni de su vida profesional como Docente”. La experta recomienda la modalidad de trabajo de tipo taller que genera un ambiente propicio para desarrollar propuestas más flexibles.
En provincias como Buenos Aires, Córdoba y Río Negro, hay Escuelas que abren sus puertas los fines de semana o a contraturno para permitir a los jóvenes realizar Actividades más bien recreativas que favorecen la retención escolar. En Río Negro, explica el Ministro de Educación, Marcelo Mango, este año se va a incorporar la Jornada Completa de ocho horas al 30% de la Matrícula Escolar, con la prioridad puesta en el Tercer Ciclo de la Educación Primaria (Sexto y Séptimo Grado). 
“Queremos que terminen la Escuela y que estén interesados en Aprender. El principal problema de la Provincia es el abandono en el Primer y Segundo Año del Secundario, donde perdemos el 50% de los chicos”, admite el ministro rionegrino.
Con la plata no alcanza. Argentina invierte el 6,5% del PBI en Educación y, según el Director del Area de Educación del CIPPEC, Axel Rivas, pasó de estar en el Ranking Mundial de Inversión Educativa del puesto 81 en el año 2005, al 19 en la actualidad. Pero esa Inversión, que se tradujo en mejores salarios docentes e infraestructura escolar, no arrojó resultados claros de mejora de la calidad de la Enseñanza y los Aprendizajes.

El Estado argentino entregó ya más de dos millones de Netbooks en Escuelas Secundarias, de Educación Especial y Profesorados y, además de continuar con esta política, anunció que creará Aulas Digitales en los Colegios Primarios. Antes de fin de año dotará a la totalidad de las Escuelas Urbanas con un Aula en la que habrá Netbooks, Pizarra Electrónica, un Servidor y una Cámara, para que los chicos de Primaria puedan también trabajar con un entorno digital.

En Río Negro las Aulas Digitales están llegando con fondos provinciales hasta el Jardín de Infantes. “El 50% del Nivel Inicial tendrá este año Aulas Digitales”, dice el ministro Mango, un Profesor que fue dirigente de la CTERA.

Las Aulas Digitales son una propuesta nueva que puso en escena el Ministerio de Educación, parte del Plan de Educación Nacional Obligatorio, un Plan Quinquenal que se extenderá hasta 2016 que Cristina Fernández de Kirchner anunció hace unas semanas.

El anuncio incluyó también la construcción de tres mil nuevas Salas de Cuatro Años, la duplicación de las Escuelas Primarias de Jornada Extendida en el país y programas específicos de Matemáticas y Ciencias que tiendan a resolver el problema de sobreedad en las Escuelas Primarias. En la Secundaria, para mejorar la permanencia de los chicos, se desarrollarán 300 Nuevas Escuelas con Orientación Artística y 200 deportivas. Se construirán Salones de usos múltiples en establecimientos para poder extender la Jornada Escolar de cuatro a seis horas y permitir Espacios de Reflexión sobre el trabajo docente.
“Este Plan tiene metas bien concretas, no es un discurso ni una declaración de buenas intenciones y eso es positivo, pero muestra un aspecto crítico. No hay una Hipótesis de Cambio. Habla de más horas de clase, más Computadoras, más Escuelas, pero es necesario tener una Hipótesis de Cambio para la Educación Secundaria. Hay que repensar profundamente el vínculo entre los Alumnos, los Profesores y el Conocimiento, eso hay que refundarlo. La Formación Docente es la piedra basal del Sistema Educativo del Futuro, se necesita un modelo de Formación más prestigioso y riguroso. No vamos a necesitar muchos más Docentes en el futuro y, por lo tanto, tenemos la oportunidad de seleccionar a los mejores Aspirantes, tener un Sistema de Formación Docente más riguroso que tenga la capacidad de leer los Cambios, no sólo Tecnológicos, sino también los Cambios Culturales. La Argentina necesita Docentes que interpreten los Cambios y los resuelvan en el Aula, y no un Estado que elabore cambios curriculares cada cinco años”, dice Rivas.
¿Tecnología vs. Arte? Juan Carlos Videla es abogado y docente. Participa hace más de treinta años del Centro Pedagógico de La Plata y que cuenta con una concepción pedagógica experimental y novedosa. Su filosofía se basa en el Arte y el Vínculo Humano y solidario entre Docentes y Profesores. Juan Carlos junto a otros cuarenta colegas integran la Planta Docente del Instituto de Educación Superior Roberto Themis Speroni, una Unidad Educativa Estatal (de Nivel Inicial, Primario y Superior) con Sede en City Bell. Hace ya más de veinte años firma convenios con otras instituciones para asistirlas técnicamente y llevarles su Proyecto Educativo. Hoy trabajan con 28 Escuelas Públicas y Cooperativas de nueve Provincias.

“¿Qué se puede hacer con una Netbook en una Escuela de una villa de emergencia, donde el paco destruye la cabeza de los chicos? Ahí lo que hace falta es el vínculo humano”, dice Videla a Perfil mientras muestra orgulloso las fotos del Centro Educativo Los Hornos, escuelita cooperativa de los alrededores de La Plata a la que asisten con su Pedagogía Experimental y cuya primera Sede se levantó con el aporte económico de los Docentes.

Las Escuelas que cobija este Centro Pedagógico platense tienen promoción sin examen, eligen a sus Docentes en Asamblea de Maestros, internamente funcionan como Escuelas No Graduadas (sin que sus Alumnos repitan de año) y no cuentan con personal de limpieza, ya que Docentes y Estudiantes limpian los establecimientos. 
“Hemos tenido miles de problemas, funcionarios que no comprendían lo que hacíamos, algunos que decían que éramos una secta, pero también miles de padres que eligen año a año estos Proyectos y nos apoyan mucho”, explica Juan Carlos.
La Experiencia del Centro Pedagógico de La Plata fue recogida por la película La educación prohibida, un Largometraje Documental filmado por un equipo de cineastas jóvenes (el director tiene 24 años), producida especialmente para las Redes Sociales y distribuida mediante los principios de Cultura Libre realizada con una producción colaborativa. Los Autores son un grupo de jóvenes de menos de 25 años todos y la película, que cuestiona la Educación Formal, cuenta ya con 800 Proyecciones en 17 países, más de 500 mil descargas y 65 mil en Facebook.

El director de La educación prohibida, Germán Dorín, contó a Perfil que la película está alineada con Autores que piensan que los chicos que entran a la Escuela a los cinco años pierden de a poco su curiosidad y su interés. Algunas de las filosofías pedagógicas recogidas por Dorín incluyen el Método Montessori, la Pedagogía Waldorf, la Escuela Nueva-Activa y los movimientos norteamericanos de home schooling (educación en casa).

Otras experiencias educativas se basan en soluciones relacionadas con crear un Vínculo Docente-Alumno diferente. Es el caso de los once Colegios (religiosos) de la Congregación de las Hermanas de San José. Su Coordinadora Pedagógica, Iris Maimone, se anima a trabajar temas polémicos para una comunidad religiosa como las adicciones y el alcoholismo en la juventud. 
“¿Qué posibilidades de Aprendizajes brindamos a los que llamamos más lentos y qué hacemos con los “rápidos” que se aburren en el Aula?, se pregunta la Profesora Maimone. “¿Cuando un Alumno no responde, debe repetir y hacer lo mismo con otro grupo? El retraso y la precocidad son obstáculos que agudizan los modelos de comunicación que circulan en la Escuela. Los Docentes somos Transmisores de Cultura y tenemos la responsabilidad de intentar convertir el Aprendizaje en algo más interesante, desde un lugar intelectual más productivo y políticamente más fecundo que los que producen la crisis y la fragmentación social”.
¿Cuál es el nuevo rol del Maestro en una Aula hiperconectada y repleta de estímulos de múltiples Tecnologías? Esa es la pregunta que resuena cada vez más en la cabeza de los Docentes y en las discusiones profesionales. 
“Los Profesores todavía no comprenden su Nuevo Papel, no tienen que dar más Información, eso está en la Red, sí tienen que Enseñar a Sistematizar, a pensar, a identificar la buena Información, darle sentido a la Información. Lo que se está teniendo es dificultad en convertir a la Computadora en un medio intelectual, porque hacerlo requiere una organización del Aula diferente”, apuntó, polémica, la investigadora de FLACSO, Guillermina Tiramonti.



8.22.2012

MANDEN FRUTA

Por Roberto Daniel León







Mandá AMOR al 2008. Cada pocos minutos, en casi todos los canales de TV, este o similares mensajes invitan al consumidor a comprar via mensaje de texto. En este caso particular, la oferta es de “las palabras más dulces”, para seducir a alguien que bien podría ser del sexo opuesto. La publicidad del “servicio” está evidentemente dirigida a los más jóvenes, como público apto para consumir este tipo de ofertas.

Reza una expresión mas o menos modernosa del capitalismo, que toda crisis es una oportunidad de negocios. En este sentido, la excelente periodista canadiense Naomi Klein, hablando del shok económico, sugiere que aún mas allá de esta expresión, los sectores económicamente poderosos no solo aprovechan las crisis para hacer negocios, sino que a falta de ellas, las provocan con el mismo fin. En mi particular interpretación, traduzco la expresión como aprovecharse de la necesidad del otro.

Cuando el pibe manda “AMOR” al 2008, lo que envía en realidad es dinero. Ahora bien, confirmado el negocio, ¿Cuál es la crisis que provee la oportunidad para ese negocio? La crisis de la palabra, entendiéndose como crisis, la carencia de ella. 

¿Qué persona y-o institución faltó de tal manera en las últimas generaciones, para que tengan que comprar palabras? El mercado moderno está bien aceitado, ya nadie encara negocios sin la certeza de que funcionará; de modo tal que si se venden palabras, es porque está demostrado que hay muchos clientes, aunque solo escuchando un poco basta para saberlo.

Sospecho que el énfasis desmedido en las formas y la imagen, conduce a un gradual deterioro de la construcción. Los padres en general prefirieron –y lo siguen haciendo- ver la tele antes que hablar con sus hijos. Cuando digo hablar, me refiero a una conversación, un intercambio donde se aporten palabras, mucho mas allá del escueto “¡no molestes!”. 

Por otra parte, siempre influenciados por el culto a la apariencia, muchos siguen preocupados por que sus hijos tengan un “título”, pero no conocimientos, y la escuela se doblega dia tras día haciéndose cómplice de semejante imbecilidad. Los “profesionales” de muchas disciplinas -hasta algunos psicólogos, aunque suene disparatado-, promueven los deportes y ejercicios físicos en general, con un cartel de panacea aloevérica que todo lo cura, mientras en el mercado se venden PALABRAS por teléfono.

¿Puede ser que un adolescente no disponga en su vocabulario de palabras dulces? ¿Que las tenga que comprar? Si, evidentemente. ¿De cuanto podrá servir una palabra que le es ajena y además fuera de contexto? Las personas se construyen con palabras. 

Es lo que nos diferencia de los animales y, cuanto más atravesados por la palabra, más lejos del animal primigenio. La ausencia de palabra nos regresa lentamente –o no tanto- a lo más instintivo y primitivo del reino al que pertenecemos por origen. 

No es de extrañar la brutalidad o bestialidad de actos cada vez mas frecuentes, cometidos contra personas de cualquier edad o género. Cuando a alguien le dicen bestia o animal, generalmente a modo de insulto, se está reconociendo aún sin saberlo, que la palabra no pasó por ese cuerpo. La carencia de palabra no solo deja sin terminar a la persona, sino que dificulta seriamente el aprendizaje, por no decir que lo hace imposible. 

Hacen falta más de 100 palabras para crecer y desarrollarse. Los libros las proveen con generosidad. Y las palabras dulces, deberían ser provistas por los padres, con amor. Aunque solo sea para tumbarles el negocio a los aprovechadores de las crisis.





Diseño|Arte|Diagramación: Pachakamakin
Portada: Pachakamakin

7.29.2012

ROMPER EL SILENCIO

Por Roberto Daniel León


Algo de hambre y algo de ganas de comer pizza me condujeron -dónde sino- a una pizzería. Mesa grande en la vereda (por los últimos calorcitos en un incipiente otoño) rodeada de estómagos festejantes y dentro, solo una pareja. Escogí el interior y -sin alarde de originalidad- pedí pizza y cerveza. Me senté debajo de donde se encuentra el televisor, para no verlo, en arriesgado desafío a la ley promulgada por don Isaac Newton. 

Pronto comprobé que no ver sería insuficiente, ya que del engendro se estaba extrayendo su máxima potencia en volumen, para ametrallar el aire y hacer rebotar en las membranas auditivas, las voces superpuestas y simultáneas de conductores y participantes de un programa de entretenimientos. No era Tinelli, pero uno de los conductores hablaba -gritaba, en realidad- como él. 

Cuando percibí que a nadie parecía molestarle y mi resistencia se acercaba a su límite, invadido también por el temor a que la vibración favoreciera la manifestación de la Ley de Isaac, decidí aumentar la apuesta y arriesgar también la revelación de mi estado llamando a la joven que atendía las mesas, a la que solicité con mi último aliento cuerdo que disminuyera el volumen. Argumenté que como los conductores del programa hablaban todos a la vez, no se entendía nada -lo cual, bien mirado, constituye el lado bueno de la desgracia- y que por lo tanto era en vano el exceso de volumen. 

Amablemente la dama accedió y tomando el control, bajó el volumen y cambió de canal con una sonrisa condescendiente. Quise abrazarla pero me contuve, ya había ocasionado suficiente disturbio. Como la pareja de al lado miraba de reojo, aproveché para comentarles esto de la alienación y el torpe barullo. 

Para mi sorpresa, coincidieron conmigo y me contaron que recién venían del colegio, de una reunión de padres, y que ahí pasaba lo mismo, que todos hablaban a la vez, que nadie escuchaba, que no se entendía nada, que era imposible arribar a una conclusión, etc. Todo ello relatado por ambos al unísono y a voz en cuello...

Alguien llegó a tiempo para interrumpir el dislate e impedir que derramara la cerveza en mis oídos, permitiéndome disfrutarla por donde corresponde.

¿Qué habrá sido de los oyentes? Me pregunté mientras perseguía una aceituna y reflexionaba acerca del porvenir de las radios. 


Definitivamente los parlanchines están ganando la batalla: estos auténticos jíbaros del sistema, utilizan el taponamiento de oídos como principio elemental para el reduccionismo de cabezas, lo cual tiene su lógica dado que, dejando libre la boca para que drene y tapando la entrada, el vaciamiento se produce rápidamente facilitando el achique, funcional a ciertos propósitos...

CONTINUARÁ, cuando me venga en ganas...




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Portada: Pachakamakin

7.11.2012

SI EL VINO VIENE...

Por Roberto Daniel León


Con la habitual fascinación del bebedor, paseaba la mirada por varietales, malbecs, sauvignones y tintos tantos que ofrece la góndola del súper, cuando una joven acompañada por la cajera se acerca al sector de privilegio. 

Exhibe un estuche de madera para vino, de buena calidad, con habitáculos tallados en el interior de la tapa, conteniendo sacacorcho, termómetro y otros adminículos para la ceremonia del buen beber. 

Refiere la muchacha a los $200 (aprox U$S 50) que pagó por el estuche y pretende ayuda para elegir un vino acorde, a fin de “quedar bien” con el regalo. Implícito en el diálogo el permiso para intervenir, sugiero un Rutini (lo mejor exhibido), que ostenta míseros (por comparación con el estuche) $62.-

La dama retrocede espantada y opta por otra bodega que ofrece uno de sus tintos a $12.- Todos felices, sonrisa de despedida y agradecimiento por nada... es decir, por la frustración de la primera impresión y por la confirmación de una persistente observación: vivimos a cada instante la cultura de la imagen, de la apariencia, del “parecer ser”. 


Nada de esta elucubración estaba –seguramente- en la cabeza de la joven que quería agasajar a su suegro. Casi no tengo dudas de que haya logrado “quedar bien” y es probable aún que, mas allá de eso, legítimamente aprecie a ese hombre. 


Sin embargo, influida por esta cultura hasta lo hipnótico, nunca supo que privilegiaba el continente por sobre el contenido. Lo esencial es invisible a los ojos, había dicho Saint Exupery en El Principito, también solitario y frustrado a estas alturas.

La desmedida y sobrevalorada importancia que se le da a los envases (continente), actúa en desmedro de los contenidos; tanto así que, no hace mucho, una publicidad llamaba la atención con el lema: lo que importa es la cerveza.

Pero, infinitamente mas trascendente que los objetos es la persona y, sin embargo, el packaging se apropia despiadadamente de ella, envolviéndola en una presentación exquisita, excluyendo sin ningún pudor al contenido, de tal modo que todos los estímulos están dirigidos al cuerpo, el envase o continente de la persona.

Se transmite con abrumadora fuerza la idea de que ésta y su apariencia serían la misma cosa, creando estereotipos para todos los gustos y proliferando entonces no pocas decepciones que aún no alcanzan para despertar a esta humanidad occidental, cristiana y globalizada, del sueño hipnótico en que se encuentra por obra y gracia del consumismo (entre otras cosas que podemos buscar mas atrás).

Tenemos hoy superabundancia de cosméticos, cirugías, gimnasios, prendas de vestir, drogas, derivados lácteos y otros incomibles que suelen venderse con el argumento de que servirían para vivir más, una falacia que en realidad confunde el vivir de la persona con el durar del cuerpo, con el agravante de la dudosa efectividad del producto aún en eso de la duración. 


Suele proponerse también que “verse bien” tendría efectos milagrosos en el “interior” del sujeto que, a estas alturas, ya es objeto; habiendo resignado su condición de ser pensante, a la de ser pensado por otros, esos que le dictan como es “verse bien” y que comprar para lograrlo. 

Dado que esta última condición persigue intereses de poder, casi invariablemente económicos, ¿Cuánto de la persona puede llegar a construirse? ¿Cuánto de su propio deseo? ¿Cuánto de adquisición de conocimientos, de capacidad de análisis, de evaluación y valoración de actitudes? ¿Cuánto estímulo dedicado al pensamiento, a la construcción de la persona que habita ese cuerpo? ¿Cuánto valor se adjudica a las “mil palabras” que crean y construyen, y cuánto a la imagen que supuestamente “vale más”?

“Si el vino viene, viene la vida...” jugaba y casi cantaba don Horacio Guaraní; pero, ¿Qué pasa si solo viene la botella? Aquí, precisamente, es donde estamos.






Diseño|Arte|Diagramación: Pachakamakin
Portada: Pachakamakin

7.02.2012

CRUEL EN EL CARTEL


Por Damián Tabarovsky



No recuerdo si fue bajo el gobierno de Macri, Telerman, Ibarra o incluso antes, en el de De la Rúa, cuando era jefe de Gobierno de la Ciudad. Pero recuerdo con exactitud que eran unos afiches que decían “La cultura llegó a los barrios”, donde se indicaban las actividades en los centros culturales barriales. Sería demasiado fácil burlarse de esos viejos carteles que ya no recuerda nadie: la idea de que la cultura “llega” a un barrio, es decir que se irradia desde el centro para llegar al barrio –que, obviamente, antes de esa llegada no tenía cultura–, es tan rudimentaria que ni vale la pena detenerse. 

Otro asunto son las instituciones culturales y sus comercios que, como sabemos, son cada vez más escasos en las barriadas porteñas. Cines que se han vuelto garajes o templos, librerías que han cerrado, centros culturales abandonados, son avatares de todos los días. Y si ya casi no hay esa clase de establecimientos, tampoco llegan demasiado las publicidades sobre temas culturales. A mí me gusta andar por las anchas avenidas del centro sólo para ver las propagandas de las películas por estrenar, de las obras de teatro, de los megarrecitales auspiciados por cervezas o celulares. 

Por eso, mucho me sorprendió, yendo a visitar a un amigo, la inmensa cantidad de afiches publicitarios de Evita. Jirones de su vida, de Felipe Pigna, pegados en la avenida Alvarez Thomas a la altura de la calle Estomba, en esa zona en que no se sabe si aún es Villa Ortúzar o ya es Villa Urquiza o incluso Colegiales. Llegado a la casa de mi amigo, le comenté el hallazgo y rápidamente, como en procesión cultural, nos dirigimos a la esquina en cuestión. Efectivamente, allí estaban los afiches, inmensos, resplandecientes. El mercado editorial también se ocupa de los barrios. Y entonces, mientras mirábamos levemente embobados la reproducción de la tapa del libro (una ilustración que muestra a Evita rodeada de niños), se nos ocurrió sacar la cuenta de cuántos libros, en estos últimos años, se escribieron sobre Evita y/o Perón y/o el peronismo: cuando, sin hacer demasiados esfuerzos, ya habíamos contabilizado 116 (entre narrativa, poesía, ensayo, no ficción) se largó a llover y tuvimos que guarecernos bajo un techito: eso sí que es el clima de época. Y de repente, nos surgió la duda: ¿Pigna no había ya escrito sobre Evita? Que sí, que no, que cómo Pigna iba a dejar pasar un filón así, que si también Pacho O’Donnell había escrito o no; cuando de golpe vimos algo en el cartel que hasta ese momento nos había pasado desapercibido: una especie de asterisco, una llamada, una estrellita de mil puntas que en su interior decía “Nuevo libro”.

Todo ocurría como si la propia publicidad se hubiera percatado de nuestras dudas y las había resuelto con un pequeño asterisco. ¡El libro era nuevo! ¿Y cómo podía ser entonces que nos parecía irremediablemente conocido? ¿Cómo podía ser que nos parecía que el libro ya había sido publicado hace años, y no sólo eso, sino también que ya lo habíamos leído (sin necesidad de leerlo), que ya sabíamos todo sobre el libro? El secreto de la publicidad: volver familiar aquello que ya nos era familiar (ese es también el secreto de buena parte de la literatura contemporánea de mercado o de la investigación histórica o periodística ídem: lo nuevo que no renueva nada).

Algo mojados llegamos a la casa de mi amigo, y uno de nosotros preguntó sobre los efectos culturales o políticos que pueden causar esos “nuevos” libros, los debates o discusiones que se pueden generar en torno de él. Un silencio entre piadoso y perplejo se apoderó de la habitación. Entre tanta retórica épica y contrarretórica inexpresiva, el mercado es el gran ausente de las discusiones políticas de estos años. En silencio, la casa gana.


Ilustración: Pachakamakin
Diagramación & DG: Pachakamakin

6.21.2012

DICTAME QUE ME GUSTA...


Por Roberto Daniel León


Escandalizada, joven profesora cuelga los libros...

Siempre me gustó eso de los títulos y los epígrafes, quizá por aquello de la síntesis. Debo confesar, no obstante, que no confío del todo en la completud de las mismas, por lo que procederé de inmediato a victimizar ocasionales lectores con el siguiente desarrollo: Ella comenzó hace muy poco a dictar clases en la escuela secundaria (o como se llame la semana próxima). No tanto por ser joven, sino por habérselo tomado en serio, pretende que los alumnos adquieran los conocimientos impartidos y utiliza recursos que faciliten el proceso, como es el caso de la analogía.


La cosa parece simple: se refiere a imágenes y-o situaciones concretas –por todos conocidas- para trasladarse desde allí, mediante la comparación, al nuevo concepto que se pretende transmitir. Jesús usaba ese método –las parábolas- según se relata en los Evangelios (especie de biografías del maestro de las cuales se “popularizaron” cuatro). A él le fue bastante bien en general –exceptuando el final- pero a nuestra joven amiga no.


Aunque cualquiera podría jurar lo contrario, el elemento “conocido” utilizado en la analogía, resultó no serlo tanto. Parece que el funcionamiento de una ciudad es algo bastante misterioso para muchos y la recolección de residuos (por nombrar un detalle), es una actividad que se registraría en el terreno de la generación espontánea, o algo así. Intentando sostener una presencia de ánimo que tambalea entre el estupor y la frustración, nuestra protagonista procura explicar lo que suponía obvio.

Como la cosa se ponía difícil para todos, los educandos proponen una salida: 

-Profe, por qué mejor usted nos dicta y nosotros escribimos?

Nada qué entender, a quién se le ocurre? 
El dictado, aparte de ser un recurso, tiene en sí mismo un alto contenido simbólico y, en este caso, representativo de la sociedad que los formó. Son muchos los que prefieren que les “dicten”. La asociación es libre.

Por otra parte, cualquiera con dos dedos (horizontales) de frente, sabe que en el contexto actual la práctica del dictado es para que parezca. En general, la mayoría no solo escribe mal lo que le dictan, sino que además no tiene comprensión alguna de lo que está oyendo y escribiendo.

Cómo se llegó hasta ahí?

Hay causantes y muchísimos cómplices, encontrándose en los primeros puestos los docentes-estafadores. Un docente estafador es aquel que, acomodándose al deterioro o los intereses del poder de turno, se pliega a la decadencia propuesta para generar consumidores pasivos, lo cual termina por producir un caos de tal magnitud que amenaza no solo a la sociedad, sino a la civilización toda. Así como pueden organizarse para resistir la decadencia de los salarios, bien pudieron hacerlo con la decadencia de los conocimientos. Aprobar a un alumno que no sabe, es estafarlo. Ocurre a menudo que algunos de los estafados quieren ser docentes, y lo logran…

Sigo pensando que tiene razón mi amigo, el que dice que la escuela reproduce inexorablemente a la sociedad.

Quizá deba desterrar definitivamente la fantasía con la que crecí, un mundo donde los maestros eran diferentes y lo sabían todo. En fin…




3.24.2012

MUNDO FACHO

Por Daniel Guebel



No lo conocía ni sabía quién era, posiblemente porque no tengo gran afición por la radio. El habla espectral de los parlantes, el diálogo imaginario con un interlocutor que no contesta, me parece la forma socialmente aceptada de la proliferación de voces imaginarias propia de la psicosis. De hecho, me enteré de su existencia por casualidad, una vez que haciendo zapping vi, en una serie penosísima de la televisión local, a un ser tirando a pequeño y obeso y fuera de estado físico que interpretando a un héroe solitario y vengador al estilo Charles Bronson corría, asesinando gente a troche y moche. Me impresionó el error del casting, la pésima interpretación, que en vez de producir el efecto de identificación buscado y el subrayado subsecuente (“salgamos a hacer justicia por mano propia, el otro es tu enemigo, matemos a lo que no se nos parece”), llevaba todo involuntariamente para el lado del ridículo. Me asombró también, cuando cayeron los títulos, que el protagonista que desempeñaba el papel de duro llevara por nombre artístico el seudónimo “Baby” (bebé) precediendo a su apellido que imagino es real.


La segunda noticia acerca de esa persona la tuve gracias a un amigo cuyas opiniones en general respeto y que en una reunión lo mencionó como autor de performances radiales nocturnas. Mi amigo exaltaba las bromas a costa de los oyentes, las frases disparatadas, el fascismo salvaje del personaje, su brutalismo populachero, estimando la mezcla como una actuación extraordinaria, de carácter surrealista o dadaísta. La tentación más convencional es prestarles atención y darles crédito a aquellos que reman contra el sentido común, así que me prometí escuchar alguna vez el programa de Baby Etchecopar. ¡Quizá fuera un genio radial y un fiasco televisivo! Luego, por supuesto, me olvidé.

Hasta que una vez, volviendo de una de esas tediosas aventuras nocturnas que nos dejan sabor amargo, escuché su famoso programa radial. Me pareció que el señor Etchecopar era ducho en la respuesta rápida, ingenioso de baja manera. Era, sí, muy bueno en lo suyo, pero lo suyo no me gustaba nada.

Francamente, lo que escuché me pareció una repulsiva demostración de sadismo profesional, un proferidor de barbaridades y un exaltador de la barbarie más vil, un apologeta ruin de la violencia que se solaza en el desprecio exhibicionista por las opiniones y las emociones de las pobres gentes que lo llaman en la ingenua creencia de que van a ser escuchadas y a cambio reciben el mismo trato que el ganado que se lleva al matadero. “Mi amigo –pensé– en este caso se equivoca de principio a fin”.

Desde luego, la violencia es un diamante brutal y multifacetado, que soporta las miradas de una múltiple interpretación. Y por supuesto, el deseo de que le vaya mal a alguien que nos disgusta profundamente debe tener ciertos límites, así que, enterado de la historia del asalto a su domicilio y del tiroteo subsecuente, no puedo sino lamentar lo que le ocurrió al señor Etchecopar y a su hijo, desearles la más pronta y completa recuperación, y también lamento, aunque este sentimiento no sea, en este momento social, muy compartido, el sufrimiento de la familia del asaltante muerto.

Mientras un periodista como un perro rabioso recitaba los hechos de violencia que el difunto había perpetrado, vi por televisión las fotos de su prontuario, de frente y de perfil, y tuve la impresión de que ahí había un tipo sin opciones y sin futuro, alguien que tal vez había agarrado un arma sin saber qué hacer con ella, como suele ocurrir con tantos otros sin futuro que matan o mueren sin saber por qué.

Desde luego, que un asaltante que porta un arma reciba diez balazos de un apologeta de la violencia que finge sufrir un ataque al corazón y desarmado encuentra su razón de ser y dispara, da mucho que pensar. No tanto sobre los hechos, sino acerca del modo en que se montan y se presentan al público, y sobre el modo en que el mundo se organiza sin saber qué hacer con la gente que se ve empujada a salirse de él.



Diagramación & DG: Andrés Gustavo Fernández

3.03.2011

EL HUEVO O LA GALLINA?

Por Roberto Daniel León



Felizmente, el libre ejercicio de pensamiento obtenido por la humanidad contra viento, marea, espadas, hogueras y otras sutilezas, nos ha permitido avanzar en la construcción de apreciaciones mas precisas, aunque claro, siempre perfectibles. Habernos permitido dudar de las verdades absolutas, es un paso que, a mi criterio, supera y mucho a un pisotón en la luna.

La relatividad de Einstein, es una observación filosófica antes que científica. Que lo observado depende del observador y de su estado, nos posibilita entre otras cosas, dejar entrar a nuestro mundo otras condiciones que, no por ignoradas, debemos presumir inexistentes. Sin embargo, a la hora de establecer parámetros comunes, deberíamos ser cuidadosos de utilizar solo aquello que sabemos y podemos demostrar al menos razonablemente, evitando construir sobre la aventura de la imaginación y el absolutismo, a fin de no regresar a las sombras originales.

Tendemos, en un característico afán reduccionista de esta época, a catalogar eventos y condiciones por orden de importancia, alfabético o cronológico, y lo hacemos aún a martillazos cuando no encaja en nuestro esquema de pensamiento. Convengamos, antes de continuar, que la posibilidad de un razonable ejercicio del pensamiento, aún permanece vedado a inmensos sectores de la sociedad, entre-tenido y ador-mecido no por casualidad.


La disquisición acerca del ser y-o estar (de eso se trata), con relación a cierta preeminencia de uno u otro concepto, debiera comenzar por permitirnos des establecer el criterio de que habría una mayor importancia en una de esas manifestaciones respecto a la otra. Porque, en definitiva, porqué habría de haberla? 

Estimo que ambas condiciones son referenciales. Estar requiere de referencias externas y respondería a las cuestiones ¿Dónde? o ¿Cuándo?, en tanto que ser requiere de referencias internas y responde a las cuestiones ¿Qué? o ¿Cómo?,

Ajenos a lo que se cree, según la cultura de que se trate, y por lo que razonablemente se conoce, nace un ser humano con potenciales condiciones para procesar determinados estímulos, con los que poco a poco irá construyendo una persona, Estos estímulos se originan en su entorno inmediato y se amplían luego a la sociedad y la cultura en que el individuo está. El proceso que realice con todos esos estímulos –que no son otra cosa que palabras y actitudes- determinará un ser que, de nuevo, responderá a un qué y un cómo altamente influenciado por el entorno. La calidad de los estímulos iniciales, determinarán por consecuencia u oposición, el como será y donde estará. Cierto es que la cultura actual pasa por alto ciertas cuestiones fundamentales y fundacionales y suele confundirse el ser con la profesión (sos telemarqueter), y la calidad o reafirmación del ser con sus posesiones (si no tenés... no sos nadie).

Pásase por alto entonces al sujeto, que en nuestro análisis sería el ser, y contémplase al objeto funcional a la estructura social (en la mayoría de los casos, simple consumidor).

Respecto al estar, podríamos determinar al menos dos condiciones: un estar físicamente, en referencia geográfica; y un como estar en referencia actitudinal. Este último aspecto adquiere una relación directa con el ser.


Diagramación & DG: Andrés Gustavo Fernández